Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: Siendo mi
primera visita a la Sierra de la Peña de Francia, decidí no complicarme la vida
y subir a su máxima altura por el itinerario más obvio y corto. El recorrido
del cordal entre la Peña de Francia y la Hastiala es un paseo como para emplear
una mañana bien aprovechada, disfrutando amplias panorámicas y observando una
fauna poco tímida y bastante abundante (o al menos encontradiza).
Me llamó mucho la atención
que este recorrido no tuviera una senda bien marcada; aunque ocasionalmente se
ven trazos en el pasto y hay hitos en el rodeo de alguna peña, por aquí pasa
poca gente. Y más si se compara con la multitud y los autobuses que me encontré
a la vuelta en la Peña de Francia... a la ida no, que las nueve es hora muy
temprana para el turista.
RELATO GRÁFICO:
Con la
Hastiala y toda la ruta ya a la vista, hacia las nueve de la mañana dejé la cima
Peña de Francia por…
… una
senda que sale de la entrada al grupo de edificaciones. Un cartel indicaba las
rutas a El Maíllo y Monsagro. El caminillo es ancho y cómodo y baja suavemente
hacia el collado norte de la Peña de Francia. Tras cruzar un par de veces la
carretera, dejé por la izquierda (NO) la ruta marcada para iniciar el suave
ascenso hacia Peña Cabra, que transcurrió por lo alto del cordal, amplio y
suave, que sólo abandoné para evitar algún cancho. A mi izquierda, …
… las
sombras se iban retirando del valle del Río Agadón.
Aunque no
hay camino ni traza en la loma, la andadura es cómoda. La vegetación es rala y
no molesta el paso y por esta zona no hay pedreras. El acceso a la cumbre de
Peña Cabra está defendido por un resalte rocoso, donde me encontré unas cabras
encaramadas; las primeras, pero no las únicas, que me toparía a lo largo de la
mañana. Yéndome a la derecha, una rampa pedregosa que sube por las fracturas
del resalte me permitió alcanzar la cima caminando.
Desde
allí, me volví a contemplar la Peña de Francia, con su cumbre y laderas
invadidas por la obra del hombre. Una pena. Al otro lado, …
… el
cordal se prolongaba al oeste hasta La Hastiala; así pues, no había más que
seguirlo y, careciendo prácticamente de obstáculos, la ruta sería relajada. Tras
la primara bajada, emprendí la subida a la Peña de las Zapatas sin más cuidado
que ir buscando el buen pasar entre rocas y matorrales. Una vez en lo alto de
esa modesta prominencia, …
… apenas
hube de perder desnivel antes de encarar el cancho más agreste de esta cresta:
la Peña Gorda. Aun así, su cima se alcanza caminando. Tras pasar por la misma y...
… por el
consiguiente collado amplio y suave, me encontré con Los Portillos; zona rocosa
que es el tramo más movido e incómodo del cresteo.
Se trata
de un grupo de rocas que surge de una pedrera bastante estable, aunque varios
cantos se me volvieron al pisar. No es que haya ninguna dificultad, pero es
incómodo y el paso está sin marcar. Tras alguna peripecia entre pequeñas agujas
y resaltes, me encontré en…
… el
collado oriental de la Hastiala, en cuyos alrededores volví a encontrar el
terreno cómodo de pasto duro con algún matojo. La posterior subida no llega a
ser muy empinada, aunque sí un poco más que el resto de la ruta. Sólo tiene
reseñable la travesía de la pedrera que envuelve la cumbre, más estable…
… por la
parte izquierda (sur) de subida. Hacia las once y cuarto llegué a lo alto de La
Hastiala, donde un gran hito parece marcar la cima, aunque se ve claramente que
es la siguiente prominencia al sur es más alta. Como se estaba realmente bien,
me quedé una hora en cumbre. Al sureste, izquierda al llegar, …
… el
valle del Río Agadón se veía verde y profundo, se veía dominado por el pico del
Paso de los Lobos y el Cerro Rongiero, mientras que, al lado contrario, …
… al
norte, Castilla se extendía infinita y ocre más allá de la cabecera del Río Maíllo.
Hacia las
doce y media de la mañana, emprendí el regreso por el mismo camino, casi: si
bien seguiría el cordal en sentido inverso, flanquearía culminaciones y tramos
movidos. Mientras bajaba de la Hastiala a su collado oriental, distinguí una
senda borrosa que parecía evitar por la ladera sur (derecha) la zona de Los
Portillos y Peña Gorda.
Efectivamente,
fijándome bien, encontré en el collado un rastro que cortaba el matorral y
pedreras de la vertiente meridional del cordal, saliendo a la derecha (SE) para
recorrer horizontal dicha ladera. No hay hitos y a veces cuesta seguir la
traza, casi seguro obra de animales, pero es suficiente para pasar sin grandes
incomodidades; además, como suele suceder, es precisamente donde se cierra el
monte bajo donde más claro es el rastro. Pasada la Peña Gorda, gané altura
hasta…
… salir a
la cuerda en el collado entre la misma y la Peña de las Zapatas y fui un trecho
por ella. A la derecha, seguía…
… el
valle del Río Agadón y las montañas hurdanas al fondo.
En el
siguiente collado, al pie de la Peña Cabra, volví a dejar el cordal para
contornear dicho pico, de nuevo por el sur (derecha). Esta vez, unos hitos
indicaban el camino entre rocas y matorral, aunque no llegaba a marcarse senda
y el paso entre los matojos estaba tan cerrado que creo que no pasa mucha gente
por aquí. Volví a la cuerda en el collado posterior, retomándola al sureste.
Recorriendo
de vuelta el cordal, me reencontré en el collado previo a la Peña de Francia
con la senda por donde había iniciado la excursión esa mañana. Siguiéndola
ahora en subida, llegué a la cumbre donde había dejado el coche hacia las dos y
cuarto de la tarde, topándome con una masa de gente, coches y autobuses.
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