Iniciamos la excursión
caminando por una pista que sale de la carretera M-130 a pocos metros de que
ésta cruce del Riato...
... y remonta el
vallecito.
Pronto comenzamos a ver,
cuando los pinos lo permitían, la arista por donde pensábamos subir; al menos,
su arranque hasta el más bajo de los picos del Vizuerco.
Tras cruzar el barranco
de Valseco,...
... al ir a trasponer el
siguiente lomo, al ver a la derecha (NE) un solitario hito, dejamos la pista
por ese lado, siguiendo...
... una especie de difuso
carril entre los pinos.
Pronto salimos del
arbolado a un ancho lomo poblado por jaras. No había senda como tal, pero
numerosos rastros permitían remontarlo sin gran incomodidad.
Al ganar altura, se iba
abriendo el panorama a nuestro alrededor. A la izquierda, la Peña del Águila
sobre la cabecera del Riato, cuyo...
... curso corría a
nuestra espalda hacia el embalse del Atazar.
Hacia los 1.350 m de
altitud, la roca sustituyó a la jaras. La progresión se hizo más cómoda,
pero...
... hubimos de afrontar
las primeras trepadas. No son difíciles ni son largas. Más que la dificultad,
ralentizaba el paso el hecho de que los estratos fueran transversales y, de
cada tres metros ganados, perdíamos uno a continuación.
Y así, fuimos subiendo,
medio caminando, medio trepando, mientras...
... el entorno a nuestro
alrededor se iba haciendo impresionante.
Al culminar el primero de
los picos del Vizuerco, apareció, más allá del hito que señala el más alto, lo
que nos quedaba de arista hasta Pie Bajero y, a la izquierda, la cresta hasta
la cima de la Peña de la Cabra.
Desde el mayor de los
picos del Vizuerco, una mirada atrás: más allá de su compañero y de la loma que
limita el Riato al otro lado, iban asomando las cimas más cercanas del
Guadarrama.
Luego, tras un tramo de
escasa pendiente, que recorrimos por el pedregal del flanco derecho del
crestón, hacia los 1.500 m altitud, la arista se eleva en un considerable
resalte.
Está escalonado y no
llega ser difícil (II), pero es el paso más exigente de la arista.
Desde lo alto de dicho
escalón, la arista desde los picos del Vizuerco. Ahora se veían mejor la Sierra
de la Cabrera y el Mondalindo, pero el resto de crestas guadarrameñas, se
habían acabado de cubrir de nubes.
Por encima, la arista
seguía, con pendiente creciente y cruzada por estratos, pero más definida que
antes.
A nuestra izquierda, se
sucedían arista y corredores, candidatos a protagonizar próximas visitas a esta
cumbre. Yo sabía que esta vertiente de la Peña de la Cabra era abrupta, pero no
me esperaba esto.
Al otro lado, hacia los
Porrejones, tampoco estaba mal el panorama.
Ya digo que no hay gran
dificultad ni exposición, pero los últimos 100 m de arista son ya una
trepada...
... continua y cada vez
más empinada, hasta...
... salir a la cresta de
la Sierra del Rincón, con los picos de la Tornera y la Centenera, en el brazo
oriental de la misma, ante los ojos. Allí, giramos a la izquierda (N) para...
... seguir la cuerda,
ancha y suave, aunque algo incómoda por los estratos de pizarra que afloran.
Mirando atrás, se
llegaban a ver la Cabeza Antón, el Embalse de El Atazar, los cerros de Patones
y el de San Pedro. Más allá, la llanura se confundía con el cielo en una mancha
brumosa.
Luego, viene una sección
más afilada y rocosa de cuerda, desde la cual...
... hay esta bonita
perspectiva de la arista del Vizuerco.
En la subida final, el
terreno se vuelve a suavizar.
Desde la cima de la Peña
de la Cabra hay al oeste una buena perspectiva del valle del Lozoya entre los
dos cordales del Guadarrama, o lo habría sin tanta nube.
Al sur, la cresta hasta
Pie Bajero y, a la derecha, la arista del Vizuerco.
Siguiendo con el giro
hacia la izquierda, el valle de la Puebla, presidido por la Tornera y la Centenera.
Más allá del otro cordal de la sierra, a la izquierda, se llega a ver el
Ocejón.
Al norte, más allá del
Porrejón, se verían las cumbres mayores de Ayllón., Hoy, no. En esa dirección iniciamos
el descenso, caminado primero por el amplio lomo y, luego,...
... descendiendo una
empinada pedrera, no tan mala como parece, pues había un trazo bien pisado.
Abajo, tomamos la senda, dibujada en la hierba, que...
... va por la ladera bajo
el lomo hacia el Horcajo de la Cebada, donde gana a la cuerda.
Al alejarnos de la Peña
de la Cabra, una mirada de despedida. Hasta la próxima.
Y otra al cordal oriental
de la Sierra del Rincón, pues lo perderíamos de vista...
... al llegar al Horcajo
de la Cebada y girar a la izquierda (NO), para atravesar la ladera, ya por
pista forestal, hasta el siguiente collado, el de la Tiesa, visible también en
la foto. Allí, hay otra bifurcación, donde giraríamos a la izquierda (SE), para
tomar la pista que...
... desciende el
vallecito del Riato, que aquí vemos, justo antes de entrar en el pinar, bajo la
Peña del Águila.
La pista desciende a
través de un denso pinar que sólo ocasionalmente permite ver algo más allá.
Aquí, la cima de la Peña de la Cabra.
Tras dejar atrás un
primer desvío a la izquierda, tomamos éste, el segundo por ese lado (SE).
Al salir del pinar poco
después, nos encontramos con este impresionante panorama de la cuerda
recorrida, desde los picos del Vizuerco a la Peña de la Cabra, y los abismos
que se abren debajo.
Enseguida, cuando la
pista hace una curva cerrada a la izquierda, seguimos recto (S), por...
... un cortafuegos que
desciende por lo alto de la Loma del Hocino.
Más abajo, volvimos a
salir a la misma pista de antes, pero habiendo recortado un trecho. La tomamos
a la derecha (NE) para continuar el descenso.
Y ya sólo quedó seguirla,
dejando de lado algún que otro desvío, para volver a pasar por el lomo bajo la
Arista del Vizuerco, donde habíamos abandonado el carril a la ida, y acabar en
la carretera, al lugar de donde habíamos salido.
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