Moncayo o Pico San Miguel (2.315)

ASCENSIÓN INVERNAL DESDE CUEVA DE ÁGREDA

POR EL TRASMONCAYO

El Moncayo es la máxima cumbre de la Cordillera Ibérica y una montaña de renombre en España. Su figura masiva y achaparrada es bien visible desde muy lejos y, en consecuencia, desde su cumbre se goza de amplísimas vistas. Sus circos y lomas son redondeados, pero de líneas elegantes y en invierno, blanqueados por la nieve, poseen una belleza serena y austera; no son parajes espectaculares sino seductores. Respecto al medio natural, está en general bien conservado pese a la presencia del hombre, con pistas recorriendo sus laderas y pueblos asentados tan arriba como lo permite la pendiente. Densos bosques pueblan las zonas bajas mientras el prado de altura se extiende desde los 1.700 ó 1.800 metros hasta las culminaciones.

La ruta consiste en subir y bajar siguiendo el curso del Río Trasmoncayo, que corta la ladera suroeste del macizo bajo el pico San Miguel, pasando por los dos collados que flanquean la cumbre.

Vertiente suroeste del Moncayo

SITUACIÓN:

  • Zona: Sierra del Moncayo (Cordillera Ibérica)
  • Unidad: Macizo del Moncayo
  • Base de partida: Cueva de Ágreda (Soria)
ACCESO: La población soriana de Cueva de Ágreda está situada en el oeste de la provincia, al pie de la vertiente suroeste del Macizo del Moncayo. La ruta comienza en la pista que sale de la única carretera que atraviesa el pueblo, justo a la entrada oriental al caso urbano, donde en GoogleMaps se indica “Subida al Moncayo (vertiente soriana, desde Cueva de Ágreda)”. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen hasta allí en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.310 / 2.314
  • Mi tiempo efectivo aproximado: 4h30
  • Mi tiempo total: 5h40
  • Dificultades: Muy fácil, en las condiciones del día, con nieve predominantemente dura durante casi todo el recorrido, que transcurre por caminos o terreno cómodo, pero incluyó pendientes de nieve helada de hasta 20º.
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir de Cueva de Ágreda por la pista que remonta el Río Trasmoncayo. A poco de cruzarlo por un puente, tomar una senda que sube por la ladera a la derecha (SE) y dejarla por la izquierda (NE) a media altura, para atravesar la zona de Los Picaleñas aprovechando las abundantes trazas de ganado. Al llegar al Barranco del Colladillo, girar a la derecha (E) y remontarlo hasta el Collado del Alto de las Piedras. Tomar el cordal a la izquierda (NO), llegando enseguida a la cumbre del Moncayo.

Descender directamente por la ladera al oeste hasta el Collado de Pasalobos. Tomar allí la senda que baja por la vaguada de la izquierda (S) hasta el cauce del Trasmoncayo. Girar a la derecha y, siguiendo el torrente, regresar a Cueva de Ágreda.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Subir al Moncayo por el suroeste implica superar mil metros de desnivel y el Trasmoncayo es menos espectacular que el Circo del Cucharón. A cambio, es una vertiente más solitaria, de una belleza más apacible y bucólica. Esta ruta posee además ciertos detalles elegantes: sale del pie de monte, sin robar desnivel en una aproximación motorizada, y sigue la línea definida del Río Trasmoncayo hasta la cresta. La recomiendo sobre todo para quien, habiendo subido ya este pico, busca alternativas a la masificada vertiente aragonesa.

RELATO GRÁFICO:

Inicié la ruta por la pista señalizada con las marcas de GR que sale del extremo este del pueblo, directa hacia la sierra. Eran las nueve de la mañana y, aunque el sol ya doraba los campos, en la umbría del Moncayo hacía un frío helador. Además, al principio, la pista me llevó a través de un húmedo bosque en umbría. Menos mal que iba viendo la cumbre luminosa recortada contra el cielo y eso hace olvidar lo que sea.

El camino ganaba altura muy suavemente y enseguida entró en el valle del Río Trasmoncayo, cuyo cauce remonta por la orilla derecha. Pronto se cubrió el terreno de una fina capa de nieve. El rumor del agua que corría entre el hielo era el único sonido en la mañana dormida. Al ratito, me encontré un puente que cruza el río; una senda sigue remontándolo por la misma orilla, y por ella va el GR. Sin embargo, decidí dar un pequeño rodeo en la subida para variar, y…

… crucé al otro lado por la pista. Al poco, encontré a mi derecha (SE) el arranque de una senda señalizada con un cartel que rezaba “El Colladillo”. La pista aún sigue un poco más allá, pero termina al poco, a la vista del Moncayo y el Collado de Pasalobos, por donde bajaría.

La senda me llevó a remontar la ladera hacia el citado Colladillo. Antes de alcanzarlo, cuando el terreno me pareció adecuado y viendo unas trazas, posiblemente hechas por animales, la dejé por la izquierda (NE) para atravesar en suave diagonal ascendente la ladera de Los Picaleñas, primero a través del robledal, entre cuyas copas seguía entreviendo el Moncayo. Luego, tras pasar junto a unos puestos de caza y salir de los árboles, a través de…

… terreno de prado despejado suavemente inclinado. Naturalmente, este desvío del fondo del barranco es innecesario, pero, ya que por allí iba a bajar, ir a media ladera a la subida me permitió disfrutar de amplias vistas.

Las trazas del paso de animales me fueron guiando, pero, por si hubiera surgido alguna duda sobre la dirección a seguir, la…

… visión del Collado de Pasalobos sobre el Barranco del Colladillo me marcaba claramente el camino.

La pendiente era tan tendida que ganaba altitud casi sin sentir, si no fuera por el cambio de perspectivas. Al poco empecé a distinguir, por encima de las sierras del Madero y Toranzo que cierran el llano donde está Cueva de Ágreda, las nieves del Sistema Central en el horizonte.

Al avanzar, acabé dando vista al fondo del tramo superior del Trasmoncayo, que habría de remontar para ganar la cresta. Siempre aprovechando el paso de animales, fui hacia él procurando no perder cota en lo posible.

Al llegar al cauce helado, que recibe aquí el nombre de Barranco del Colladillo, tomé a la derecha (E) la senda que sigue su curso, por una u otra orilla según el terreno. Se trata del mismo GR 86 por el que comencé la excursión, aunque ese día, con la nieve, no eran visibles las marcas.

La subida tiene tramos más o menos empinados, pero sin alcanzar nunca los 30º, ni mucho menos; así que…

… la remontada siguió la general tónica apacible de la ruta.

Con la altitud, se descubrieron a mi espalda las nieves de Ayllón.

Al irme acercando al final del barranco, aumentó en espesor de la nieve, que estaba además estaba más blanda, de modo que empecé a hundirme hasta por encima del tobillo y la subida se endureció en sus últimos metros.

Pero, acercándome al Collado del Alto de las Piedras, tuve que parar a ponerme los pinchos, pues el viento que soplaba en las alturas había mantenido el manto helado.

En el lomo, me recibió un vendaval considerable, del que hasta entonces había estado protegido, así que segunda parada en dos minutos, ahora a ponerme ropa.

Luego, giré a la izquierda (NO) para dirigirme a la cima. Tras haber estado solo hasta aquí, me empecé a encontrar gente.

Al ir a dar vista a la otra vertiente, lo primero que surge es la larguísima línea del Pirineo blanqueando el horizonte.

La cuerda es un ancho lomo tubular, de pendiente suave, muy cómodo de caminar, pese al hielo y al fuerte viento. Y si hay dudas de orientación... ¡sigue a alguien!

A la derecha, tenía el profundo boquete del Circo del Cucharón. Sobre sus desplomes, podía ver la traza de la ruta normal, llena de puntitos. Desde luego, comparado con la vertiente opuesta, es otra montaña.

Aunque no sería consciente de cómo estaba el monte hasta llegar a pocos metros del hito. Impresionante.

Hacia mediodía, llegué a la cima del Moncayo, cuyo hito presentaba una doble bandera de hielo. Parece que sí que sopla. Todo alrededor estaba escarchado y atestado. Pero las vistas eran amplias y magníficas.

Al norte, el Valle del Ebro con el Pirineo de fondo. A la derecha, …

… al este, las siluetas de la Ibérica aragonesa. Siguiendo el giro, …

… al sur, la Sierra de Ayllón sobre las vecinas del Madero y Toranzo, y, aún más cerca, Cueva de Ágreda y el tajo del Trasmoncayo, por donde acababa de subir.

Finalmente, al oeste, la Ibérica riojana, con sus dos núcleos del Urbión y la Demanda bien diferenciados. Bajando la mirada, el…

… lomo que cae al Collado de Pasalobos, por el que inicié el retorno hacia la una menos cuarto, tras haber aguantado durante 45 minutos el ventarrón. No se estaba bien, pero era tan bonito... No había rastro de senda, ni falta que hacía, ya que…

… la moderada y regular pendiente de la ladera permitían bajar con todo confort.

Así, en un momento, estaba en el Collado de Pasalobos. Allí me encontré una senda que lo atraviesa, claramente marcada como un corte en el pasto escarchado. La tomé hacia la izquierda (S) y pasé a…

… bajar por una despejada ladera hacia el fondo de la cabecera del Trasmoncayo, donde…

… me reencontré con la senda GR 86. En el torrente, con el calor del día, el agua había acabado por abrirse paso en el hielo. A mi izquierda, podía ver, ahora…

… más claramente, el tramo final y más empinado del Barranco del Colladillo, por donde había ganado la cresta de la sierra. Tomando el camino a la derecha (SO), fui…

… descendiendo el barranco, por un terreno abierto de pasto con algo de matorral.

La mezcla de hielo y agua en el arroyo daba lugar a…

… formas curiosas o…

… sorprendentes, que me hicieron amena …

… la bajada por el Trasmoncayo. Al llegar a los primeros robles, me volví un momento despedirme de la cumbre, antes de…

… entrar en el bosque. El tramo de senda bajo los árboles fue breve hasta llegar a la pista por donde había comenzado a caminar esa mañana. Justo junto al puente. Así que no quedaba sino coger el carril a la derecha (SO) para volver por terreno conocido, aunque bastante más luminoso que antes, hacia…

… Cueva de Ágreda, donde estaba de regreso hacia las tres de la tarde. Nada que ver este ambiente soleado, que daba ganas de tumbarse en la hierba, a la helada con que dejé el lugar al salir. Y ahora sí que se veían bien las cumbres de Peña Negrilla, el Moncayo y el Cerro de San Juan sobre el robledal.

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