Cerro San Lorenzo (2.271)

ASCENSIÓN DESDE EL VALLE DEL RÍO CALAMANTIO

POR EL ALTO DE PANCRUDO (2.081)

La Sierra de la Demanda, la más noroccidental del Sistema Ibérico, se extiende a caballo de Burgos y la Rioja. A ambos lados de su divisoria se desprenden abundantes ramas secundarias de considerable desarrollo, entre las que se abren valles profundos, dando lugar a un paisaje abrupto y grandioso. El Cerro San Lorenzo es su pico más alto, además de segunda cumbre de la cordillera. Se trata de un monte cónico que se yergue más de 150 metros por encima de sus satélites, con lo que destaca desde lejos como un gran cabezo. Aunque de perfil suave en las crestas, las vertientes son empinadas y abrigan a sus pies un denso bosque de hayas y robles. Pese a que el hombre ha dejado abundantes huellas en sus laderas, con grandes repoblaciones de pinos mayoritariamente fracasadas y pistas que trepan hasta la cresta, sigue habiendo rincones agrestes y apartados donde perderse como en pocas sierras del interior peninsular.

La ruta tiene como referencia el Río Calamantio, que corre al sur a partir del propio Cerro San Lorenzo. La ida transcurre por el lomo de los Pancrudos, que limita el valle por el este y llega a la cumbre; luego, regresa por el fondo del mismo.

El San Lorenzo, con nieve al fondo, y la loma de los Pancrudos, a la derecha, se yerguen sobre el valle del Calamantio

SITUACIÓN:

  • Zona: Sierra de la Demanda (Cordillera Ibérica)
  • Unidad: Sierra de la Demanda
  • Base de partida: Mansilla de la Sierra (La Rioja)
ACCESO: La población riojana de Mansilla de la Sierra está situada en el suroeste de la provincia, en el valle del Río Najerilla, al pie de la vertiente sur del tramo más alto de la Sierra de la Demanda. El punto de partida de la ruta está algo alejado, en la abandonada Mina de Corrales de San Román, situada a orillas del Río Calamantio, a 11 km del pueblo, de los cuales los 4,5 finales son por una pista que, en 2011, estaba en estado aceptable para turismos; desconozco en qué condiciones se encuentra hoy. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen hasta el acceso a la pista de la mina en la carretera del valle del Najerilla en el siguiente link a GoogleMaps; a partir de ahí, la aplicación se despista, pero no hay problema, pues se trata sólo de seguir el carril hasta que acaba.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 991 / 2.271
  • Mi tiempo efectivo: Unas 8h15 aproximadamente, sin contar paradas.
  • Mi tiempo total: 9h15
  • Dificultades: Muy fácil. Un par de escalones de roca bajos (3 metros) y de mínima dificultad (I grado). Largos tramos sin senda, a veces incómodos por el matorral o muy abruptos.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Cruzar el Río Calamantio junto a la Mina de Corrales de San Román y remontar íntegramente un lomo que sube al NE, hasta la cima del Pancrudo Sur. Tomar el cordal a la izquierda (NO), pasando por el Alto de Pancrudo y llegando a Cabeza Parda. Aquí, seguir por la loma de la izquierda (SO) para alcanzar el Cerro San Lorenzo.

Continuar por el cordal principal al sur, hasta el collado de Tres Cruces y salir de la horcada por lo alto de un espolón que baja al este y culmina en Mojón Alto. Rodeando dicha punta por el sur (derecha), dejarse caer por un cortafuegos que baja a ese lado hasta el torrente del Barranco de la Hilera. Descender junto al arroyo, con algún pasaje escabroso, hasta dar con el camino del valle del Río Calamantio y tomarlo a la derecha (S) para regresar a la Mina de Corrales de San Román.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Ascensión exigente, larga pero muy bonita y variada y con un puntillo aventurero. A la altura de una cumbre tan relevante como el San Lorenzo. Si volviera a realizar esta ruta, me cabría la duda de si bajar de la Loma de Mojón Alto como lo hice o seguir por la misma hasta el final, junto al Calamantio; creo que esta segunda opción es más cómoda. El fondo de ese Barranco de la Hilera es precioso, pero seguirlo es una continua peripecia.

Respecto a la pista de acceso a las minas, tenía algún punto bastante mediocre, pero las hay peores. La mayor parte del tiempo era perfectamente circulable. Salir de Tabladas caminando incrementaría el tiempo de la excursión en un par de horas y daría otras posibilidades de bajada, como seguir de Tres Cruces la loma del Atalayón de Hayedo Grande y Peñalba. Siendo aún más joven, lo hice una vez, yendo por el fondo del valle y volviendo por el Atalayón y acabé de noche, triscando a la luz de la frontal por los canchos de una cresta rocosa que había para bajar a Tabladas; no fue bonito.

RELATO GRÁFICO:

El valle del Río Calamantio estaba todavía en sombras cuando, tras remontar la pista de acceso, aparqué en la explanada donde acaba, junto a la Mina de Corrales de San Román. Ya desde allí, podía ver al fondo del valle la cumbre del San Lorenzo.

Pasadas las ocho y media de la mañana, comencé a caminar siguiendo los últimos metros de pista, hasta que ésta se esfuma. Delante tenía la loma por donde iba a ganar el cordal de la sierra en el Pancrudo Sur, que brillaba ya al sol en todo lo alto.

Al desaparecer el camino, vi un puente de cemento que cruza el río un poco aguas arriba; lo pasé y giré a la izquierda (NE) para superar la placa de la base de la loma.

Al poco de comenzar la remontada, la arista se define y estrecha, mezclándose crestones de roca con tramos de matorral, que nunca es tan cerrado como para incomodar el paso. En esta zona baja de la loma, hube de trepar un par de resaltes fáciles (I) de 2 ó 3 metros. Posiblemente se pudieran evitar, pero no merece la pena.

La roca acabó con un crestón hacia la cota 1.200. El siguiente tramo es menos empinado y más alomado, herboso y bastante arbolado. Por allí pasé junto a varios restos de corrales o cabañas de piedra. Pero, si hubo algún rastro de senda, no di con él, aunque tampoco lo busqué mucho. A mi izquierda, …

… iba quedando abajo el Río Calamantio, bajo las impresionantes laderas del Atalayón de Hayedo Grande. Al otro lado, … 

… llevaba el Barranco de Sanchón.

A partir de la cota 1.500, en la mitad superior de la loma, la arista se define de nuevo y, aunque el terreno sigue sin ser incómodo, tuve que ir dando vueltas y revueltas para evitar lo más cerrado del matorral.

Las vistas eran cada vez más grandiosas por la vertiente del Calamantio, descubriéndose el cerro San Lorenzo por encima de la loma del Mojón Alto, que podía ver en todo su desarrollo.

Hacia la cota 1.600 pasé un rellano herboso donde había un gran hito. A partir de allí el matorral se cierra más, pero encontré trazas en ambas vertientes, posiblemente de animales. Mirando al sur, llegaba a ver los Picos de Urbión, con la Muela blanqueada por las últimas nieves de la temporada.

Hacia los 1.750 metros, en un segundo rellano más amplio, me topé con la civilización en forma de cerca y pista. Desde ahí veía ya lo que me quedaba de subida hasta el cordal; una amplísima loma cubierta por los restos de un intento de repoblación. Fui subiendo aprovechando precisamente sus escalones.

Atrás, más allá de la loma por donde iba subiendo y la que va al Sanchón, el gran cordal del Urbión llenaba ahora el horizonte. Dentro de esa monótona alineación, sólo destaca realmente la Muela; hasta…

… llegaba a distinguir su coronita de rocas, tocada de nubes ese día.

El tramo final de subida al Pancrudo Sur es una cuesta de piedras sueltas, pero relativamente estables. En los últimos metros, empecé a ver a mi izquierda la cuerda que debía recorrer hasta la cumbre, con las varias puntas del Pancrudo, la Cabeza Parda y por fin el San Lorenzo. Hasta llegar al pie de este último, tanto la loma en sí como las prominencias que la jalonan son muy suaves.

Además, me encontré unas rodadas bien marcadas recorriendo la divisoria, ya que este lomo es ruta habitual desde Valvanera. Terreno tan cómodo me sirvió para relajarme un poco tras el esfuerzo de la subida al cordal. A mi derecha, iba mirando…

… la suavidad y verdor de los tres valles casi paralelos que nacen de ese lado. Soplaba un ventarrón recio del oeste, muy frío, por lo que casi todo el rato fui por esta vertiente oriental para protegerme.

El cordal es tan romo que no es incómodo prescindir de la traza y caminar a media pendiente. Tras el Alto de Pancrudo, una bajada más larga me llevó al collado entre este cerro y el núcleo del San Lorenzo. Durante la misma, descubrí a la derecha, …

… la cabecera del Río Cárdenas, mientras que, al otro lado, …

… el Salinero mostraba sus agrestes vertientes del lado del Calamantio. Más cerca, veía también la loma del Mojón Alto y aproveché para estudiar esa parte de la bajada. Tomé nota del camino que se ve en lo más alto, bajando del Collado de Tres Cruces.

Tras atravesar el Portillo de Nestaza y la pista que lo cruza, continué por el cordal al noroeste para subir a Cabeza Parda por la senda que sigue la divisoria. A media subida, crucé una pista, por la que podía haber ido directamente hacia el Collado Artaza al pie del San Lorenzo, pero preferí mantenerme en la cuerda. Llegando a la cumbre de Cabeza Parda, la…

… vista sobre el valle del Calamantio, con el Urbión al fondo, es grandiosa. También podía ver el perfil de la loma por donde había ganado el Pancrudo Sur.

Descubrí también ahí la vertiente norte de la Sierra de la Demanda. Por desgracia, el entorno cercano está degradado por la estación de esquí de Valdezcaray, mientras que una banda de nubes bajas en el horizonte no dejaba ver muy lejos. Girando a la izquierda (SO), continué…

… por el cordal principal camino de la cumbre de la Demanda. Primeramente, una pronunciada bajada me llevó al Collado Artaza, del que salí por la vertiente opuesta caminando por una pista de esquí. Tras pasar junto a la estación superior de un remonte, continué por…

… un nítido trazo en el cascajal que cubre la parte superior del cerro.

Hacia la una y veinte llegué a la cumbre del Cerro San Lorenzo. Ahora la vista se extendía también al oeste, hacia los núcleos del Gatón y Campos Blancos. 

En el borde sur del amplio domo cimero hay una caseta espartana y pequeña pero que puede sacar de un apuro. Ese día me sirvió para comer sin aguantar el vendaval, mientras por la puerta contemplaba las sierras Cebollera y del Urbión, más allá del Pancrudo y el valle del Calamantio.

Como la estancia no era agradable, estuve poco en cumbre; a las dos menos cuarto estaba bajando al sur, siguiendo la loma amplia y suave que va hacia el Salineros. Mientras bajaba, a mi derecha, asomaban…

… la Sierra de Mencilla y el San Millán más allá de la cabecera del Oja.

Llegué al collado de Tres Cruces, amplia horcada donde se encuentran varios caminos y es accesible en coche. Desde aquí la ascensión al San Lorenzo es realmente un corto paseo por el sendero que va por la loma.

Dejé ese paso siguiendo unas rodadas que bajan por la ladera al oeste, apuntando al Pancrudo. Enseguida se convirtieron en camino, al entrar en el pinar. Más abajo, a mi derecha, empecé a ver una loma que cae hacia el Río Calamantio. Por ahí iba a descender. Tras el paso por el pinar, salí a…

… un prado cerca de un crestón rocoso con un gran hito. Es el remate la loma (1.761) y constituye una atalaya estupenda…

… en cualquier dirección. También hacia la cabecera del valle o…

… hacia el Salineros.

Allí se acabó el camino y continué el descenso al sureste, hacia el cercano Mojón Alto, por la cuerda. Está poblada de matorral, pero que no llega a entorpecer seriamente el paso. Cuando el monte se cierra algo más al pie de la prominencia (1.675), apareció un rastro que la rodeaba por la vertiente sur (derecha). Enseguida, me llevó bajo los pinos, donde topé con…

… un cortafuegos que se despeñaba directamente ladera abajo. Está inservible como tal, comido prácticamente por la vegetación, pero facilita mucho el paso, así que decidí abandonar la loma y bajar por ahí directo al sur, hasta el fondo del barranco. Tras el vertiginoso descenso, el cortafuegos acabó bruscamente…

… ante el torrente del Barranco de la Hilera, que baja del Salineros a través de un hermoso hayedo, donde el terreno era menos inclinado y más despejado. Al menos hasta llegar al cauce, que se atrinchera. Girando a la izquierda (SE), me puse a seguir su curso.

Todo este tramo junto al arroyo es umbrío y precioso. Pequeños saltos de agua y parajes hermosos se suceden, pero las orillas son abruptas; no hay senda de ningún tipo y varios estrechamientos rocosos me obligaron a ganar altura por una u otra ribera. Total, que me llevó tres cuartos de hora avanzar algo más de un kilómetro. Posiblemente hubiera sido más cómodo haber continuado por lo alto de la loma de Mojón Alto hasta encontrarme con el camino del Río Calamantio.

Precisamente en uno de esos rodeos para evitar un tramo rocoso, ganando considerable altura, más de 50 m sobre el cauce, por la vertiente derecha, topé con el camino del valle del Río Calamantio, que en ese paraje baja hacia un puente destruido que recordaba de mi anterior excursión por aquí. Lógicamente lo tomé a la derecha (SE) para salir al valle principal.

Siguiendo esta antigua senda, bien trazada y afirmada con piedras, pero medio abandonada, fui descendiendo el valle, pasando junto a alguna casa ruinosa. El sol daba ahora de pleno y, abrigado del viento, el calor era considerable por aquí. Aunque la bajada es larga, las altas laderas, los saltos de agua en el cruce de los barrancos y, en general, lo ameno del entorno la hicieron entretenida.

Llegando a la Mina de Corrales de San Román, pude ver con muy buena perspectiva, al otro lado del río, la loma por donde había subida al Pancrudo.

Y, como allí el viejo camino va bastante por encima de la pista, para regresar al coche, al verlo, me dejé caer a la izquierda (E) a través del empinado prado despejado. Eran las cinco y media de la tarde.

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