Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: La
posibilidad, hace ya bastantes años, de alcanzar el Collado de Santa Isabel en
coche transformó la ruta de la Era de las Brujas, que fue antes larga y áspera,
aunque la más fácil, en la vía normal de esta cumbre, dejando el itinerario que
atraviesa el Circo de la Armeña, el más clásico de todos, como una alternativa.
Sin embargo, si ya no es la forma más accesible de ascender al Cotiella, sigue siendo
la más fascinante. La subida por la arista desde el Collado de Cotiella, añade
algo de emoción y unas perspectivas notables de la cresta del circo, a cambio
de superar una pequeña dificultad, aunque siendo larga la trepada, no lo
aconsejo para quien no tenga experiencia en pequeña escalada.
Ésta no es una ruta para
lo más duro del verano, cuando el Circo de la Armeña se convierte en un horno,
con toda esa caliza reseca y descarnada reflejando el sol. Y sin gota de agua a
mano. Lo suyo es ir a principios de estación y madrugar bastante.
RELATO GRÁFICO:
Hacia las
siete de la mañana comencé a caminar por la senda que sale del aparcamiento
bajo de la pista de Armeña por un camino ancho y bien marcado que se dirige al
oeste.
El día se
anunciaba muy caluroso, pero, de momento, se iba bien a la sombra de los pinos.
Pronto la vereda que seguía se estrechó y me llevó a acometer la subida directa
y empinada de esta ladera boscosa. Entre las copas de los árboles, iba viendo
cómo el día se desperezaba y el sol horizontal hacía brillar altas paredes de
caliza anaranjada.
Al llegar
a la misma pista por la que había venido en coche, pero en el tramo ya cortado
al tráfico, la tomé a la derecha (NO). También este carril se hizo pronto
senda, marcada como GR.15. Por ella fui recorriendo la ladera oriental del
macizo cerca del límite del bosque. Iba alternando tramos más o menos empinados
por dentro del pinar con otros…
… en
balcón sobre los precipicios de la Aigüeta de Barbaruens, desde los que también
podía ver, a mi espalda, …
Tras un
buen rato así, salí del bosque ante el Collado del Ibón, sobre el que asomaba la
Cresta de la Armeña, con sus característicos estratos diagonales.
Al
atravesar la horcada, apareció a mis pies el Ibón de la Armeña, que rodeé por
la derecha tras una breve bajada.
Poco
después, tras un último tramo entre árboles, llegué al Refugio de la Armeña, a
partir del cual la cosa iba a cambiar radicalmente. Girando junto a la
izquierda (SO) junto al edificio, me dirigí a…
… la boca
del Circo de la Armeña, para a la cual hube de superar una empinada pedrera.
Afortunadamente una traza muy pisada y marcada con hitos facilitaba bastante el
paso.
En lo
alto del cantizal, empecé a ver el Cotiella cerrando el fondo de este
altiplano. Pero aún me quedaba para llegar. El pico parece cercano, pero empleé
unas buenas dos horas en atravesar el circo.
Los hitos
me condujeron a través de ondulaciones, herbosas al principio, pero que…
… se fueron
haciendo áridas y pedregosas según avanzaba.
El calor
era agobiante ya antes de las diez de la mañana, sin un soplo de brisa,
mientras avanzaba llevando, a mi derecha, …
… la
cresta que une los picos d’Espouy y Coronas, que se levantaban como olas de un
mar petrificado.
Llegando
al pie de la cara oriental del Cotiella, fui girando a la izquierda hasta tomar
dirección sur, para…
…
alcanzar la base del descompuesto corredor por donde se accede al Collado de
Cotiella. El acceso al mismo es una rampa empinada y descompuesta de pedriza
suelta, que sería…
… un
suplicio remontar, sin la ayuda de una traza bien pisada.
Ahí
encontré el primer obstáculo de la jornada. La pedrera me dejó al pie de un
muro …
… lleno
de agarres, bastante vertical en sus diez primeros metros (I+), pero que…
… pierde luego
inclinación durante los 40 ó 50 restantes hasta la cuerda.
Mientras
subía, podía ver el Pico Reduno al final de las paredes a mi izquierda y…
… el
Posets asomando sobre la Picollosa a mi derecha.
Al llegar
al Collado de Cotiella, me encontré ante la árida cabecera del Barranco de las Neiss.
Atrás
quedaba el Circo de la Armeña, que ahora veía con el fondo de los macizos de
Posets y la Maladeta sobre la cresta alargada de la Sierra de Chía.
Comenzaba
el tramo final de la ascensión, consistente en recorrer la arista sureste del
Cotiella hasta la cumbre, que se alzaba a mi derecha (NO). Al principio, aunque
relativamente estrecha, es sólida y…
…
regular, sin obstáculos. Una subida cómoda y panorámica que, de momento, carecía
de dificultad.
Luego,
cambió el decorado, al llegar a la cúpula de 100 metros que sostiene la cima.
Su flaco aparenta ser empinado y sin una vía clara para superarlo. Pero, al
llegar, se descubrió la solución.
A mi
izquierda, una breve repisa de roca amarillenta que sube en diagonal da acceso
a…
… una
chimenea vertical, pero con muy buenos apoyos y roca inesperadamente firme
(II). Por ella superé…
… unos 50
m, la mitad de la altura del domo cimero, saliendo a…
… una ladera
muy empinada de roca irregular (I), que superé gateando a lo largo de otros 50
m antes de encontrarme…
… a pocos
del hito. Eran las doce y veinte de la mañana y el calor, antes sofocante, era
ya infernal. Y, encima, la cima estaba llena de moscas, mosquitos y otros
bichos voladores. ¿Por qué se concentran en las cumbres? Mirando a la
izquierda, …
… al
oeste, se extendía la Era de las Brujas, dominada por la característica Cresta
del Bacarizal, de lomo tan plano y paredes tan verticales que no parece
natural. En segundo término, veía las peñas más bajas pero afiladas que rodean
el núcleo principal del macizo y, ya al fondo, las crestas blancas de la Munia
y…
… Monte
Perdido.
Al norte,
la Cresta de la Armeña, airosa, abrupta y multicolor y más allá otras grandes
cumbres: Punta Suelza, los Culfredas, Bachimala, Posets, Perdiguero y, sobre…
… el
Circo de la Armeña y la Sierra de Chía, …
… el
Macizo de la Maladeta.
Hacia la
una emprendí el regreso. Optando ahora por seguir la ruta normal, bajé por la
arista suroeste hacia la Colladeta de las Neiss, que separa el pico homónimo…
… del
Cotiella. El descenso fue rápido por este lomo ancho y pedregoso hasta la
horcada, donde giré…
… a la
izquierda (E) para atravesar la cara meridional del pico hasta el Collado de
Cotiella, por…
… una
traza horizontal bastante clara.
A partir
de ahí, regresé por el itinerario de subida. Me lo tomé con calma por el calor
y…
… por
disfrutar de la contemplación, más relajada ahora que resoplando durante la
subida, tanto del entorno como…
… del
panorama.
También
me detuve un ratito a refrescarme y picar algo en el Ibón de Armeña.
Al llegar
a la barrera, en lugar de tomar la senda de la subida, continué por la pista
hasta el aparcamiento para soltar mejor las piernas. Eran las cinco menos
cuarto cuando llegué al coche tras una jornada intensa, que me descubrió otra
cara de este pico muy distinta a la que conocía.
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