Santa Bárbara (2.269)

ASCENSIÓN INVERNAL DESDE LA CANALEJA ALTA

CARA NORTE, CON LA LOMA ELVIRA (2.222) Y RETORNO LARGO

Si alguien me pidiera recomendación para su primera ascensión a una montaña andaluza, posiblemente le mandaría al Santa Bárbara. Máxima cumbre de la Sierra de Baza, su situación centrada en la Bética suroriental hace de este monte un mirador excepcional de casi toda la alta montaña de la región, de la Sierra Nevada a la de Moratalla o de la Pandera a la Tetica de Bacares, las mayores cumbres sureñas se extienden todo alrededor de su horizonte. Como es común en el conjunto de Baza y los Filabres, se trata de un cerro levantado sobre un altiplano que se extiende a 2.000 metros de altitud. En las laderas de ese zócalo, tajadas por barrancos profundos y empinados, prosperan densos pinares de los que a veces surgen coloridos canchos. Aunque por toda la sierra se encuentran restos de viejas explotaciones mineras y cruzan numerosas pistas, abiertas al tráfico pese a la condición de parque natural, el entorno es agradable, es fácil toparse con una variada fauna y las excursiones suelen ser solitarias en cuanto uno se sale de las rutas habituales.

La ruta consiste en ascender, de manera bastante directa, por las palas de nieve que se forman en invierno en la cara norte bajo la cumbre, para descender luego por el itinerario más accesible, que incluye un rodeo por las viejas minas de la vertiente meridional.

Desde la pista de acceso a la Canaleja Alta, asoma entre los árboles la cima del Santa Bárbara, mostrando su vertiente norte

SITUACIÓN:

  • Zona: Sierras de Baza y Filabres (Cadenas Béticas)
  • Unidad: Sierra de Baza
  • Base de partida: Gor (Granada)
ACCESO: La población de Gor está situada en el centro-este de la provincia de Granada, en el valle del río del mismo nombre, al pie de la vertiente oeste de la Sierra de Baza. El inicio de la ruta, señalado como “Sendero Canaleja Alta - Prado del Rey”, se encuentra junto al Área Recreativa Canaleja Alta, a unos 20 km del pueblo, los último nueve y pico por pista en excelentes condiciones. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen hasta allí en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.500 / 2.269
  • Mi tiempo efectivo aproximado: 4h45
  • Mi tiempo total: 6h45
  • Dificultades: Muy fácil, en las condiciones del día, con nieve continua a partir de la cota 1.900; blanda al principio y medianamente consistente a partir de la cota 2.100. Pendiente máxima de poco más de 20º. En las partes sin nieve, algún tramo un poco incómodo por terreno empinado y suelto.
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir del Cortijo de la Canaleja Alta por la senda (GR 7-1) que remonta el Pinar de la Fuenfría hasta dar con la pista que cruza bajo la cara norte del Santa Bárbara. Cruzarla y ascender al sur por la ladera despejada, directo a ganar la cuerda a la derecha de la zona rocosa que se ve arriba. Seguir el cordal a la izquierda (E) y alcanzar la cumbre del Santa Bárbara.

Continuar el cresteo hacia el este, cruzando la depresión intermedia, hasta la cima de Loma Elvira. Girar a la derecha (SE) y descender por el lomo hasta dar con una pista y tomarla a la izquierda (SE). Tras pasar por las minas de Relumbres, el carril gira al oeste para rodear la base del monte hasta el Collado de la Mina. Seguir recto (O) en el cruce y, al llegar al Refugio Prados del Rey, tomar el camino que sale recto (NO) y baja al Collado del Sabinar. Proseguir el descenso por la vaguada derecha (NE), siguiendo el casi invisible trazado del viejo Camino del Pozo de la Nieve, que luego se encarama a la loma donde se yerguen las ruinas del Cortijo de los Cazadores. Al finalizar el descenso cerca de la Fuente del Peñón, girar a la derecha (E) para remontar el Barranco de Angulo, siguiendo ahora el camino del collado homónimo. En el mismo, buscar hacia la derecha (S) el trazado del GR 7-1 y tomarlo a la izquierda (NE) para volver, atravesando de nuevo el Pinar de la Fuenfría, a la Canaleja Alta.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: El Santa Bárbara es un pico bastante trivializado desde que su cumbre se puede alcanzar en apenas media hora de camino a partir de la pista que pasa por el Collado de las Palomas. Una pena, porque es una cima hermosa, de amplias vistas, situada en un entorno magnífico, que merecería una ascensión de más enjundia. Es al menos curioso que, frente a restricciones a veces ridículas, se permita que el tráfico rodado atraviese una zona de gran valor naturalístico y relativamente bien conservada, pese a las minas.

Pero a lo que vamos. La ascensión que aquí planteo es una de las rutas posibles que, para mejor disfrutar del entorno, alargando deliberadamente la excursión y evitando en lo posible cruzarse con vehículos. La bajada más lógica y breve tras alcanzar la Loma Elvira sería por su loma norte hasta el Collado Clarín, de donde un barranco baja a la Canaleja Alta. Pero, siendo corta la excursión, decidí prolongarla dando una vuelta por los alrededores, primero por conocer esa vertiente y, luego y no menos importante, porque el recorrido permite ir viendo el Santa Bárbara desde casi todos los ángulos posibles. Se podría hacer lo mismo regresando por la pista del Collado de la Mina, pero implicaría ir cruzándose con coches, sobre todo en verano.

Esta vuelta tiene la pequeña dificultad, provocada por la pérdida de viejas sendas (al menos cuando escribí esto en 2011), de tener que ir un rato campo a través, pero el terreno no es malo y, la orientación, clara. En resumen, una pateada mediana que no plantea dificultades serias, aunque podría ser más fácil. Aparte de la forma física, la única condición requerida para acometer con éxito esta actividad es cierto espíritu agreste.

Por otra parte, de haber sabido que me encontraría tal cantidad de nieve (no había tanta cámara web entonces) en esta sierra, hubiera ido mejor equipado y habría intentado la subida por el corredor. Pero las referencias que tenía eran de mucha menos nieve. De hecho, en las fotos se ve cómo montañas más altas, incluso la Sagra, estaban menos innivadas. Caprichos de la meteo. Desde entonces, llevo de todo en el maletero hasta que quepa, por si acaso.

RELATO GRÁFICO:

Hacia las nueve y cuarto aparqué en el Cortijo de la Canaleja Alta y comencé a caminar por la senda marcada como GR 7-1. Ésta sale de la curva de la pista, frente al acceso al área recreativa, y remonta en dirección suroeste un barranco. Hacía un frío agudo en la húmeda umbría y empecé la excursión hecho un fardo de ropa.

La senda me llevó por el Pinar de la Fuenfría, que atravesé en suave ascenso, siempre por la vertiente derecha del cauce.

Cuando los pinos se aclaraban un poco, mirando atrás a través del boquete del valle, destacaba la solitaria Sagra más allá de un mar de bruma.

Antes de llegar al collado cabecero, la senda giró a la izquierda (S), subiendo ahora directo al Santa Bárbara.

Al poco de dejar atrás el pinar y encontrar la primera nieve, …

… desemboqué en una pista, la misma por donde había llegado a la Canaleja Alta, y que cruza esta ladera entre las cotas 1.900 y 1.950. Por ella suben en coche los “montañeros prácticos”, ya que permite reducir la ascensión a un paseo de escasos 250 metros de desnivel. Pero yo escogí otra opción. ¿Cuántos de los que pasan en coche obtendrán todo el disfrute de la belleza que se domina? Al otro lado de la Hoya de Baza, las sierras de Cazorla y Segura quebraban el horizonte, mientras que, en medio, surgía de la niebla el lomo de una modesta cumbre solitaria: el Jabalcón. En la pista, dejé las señales de GR, que siguen a la derecha, y crucé el carril para…

… continuar al sur, pinar arriba, ya sin senda, pero por terreno relativamente despejado y de pendiente llevadera.

Cuando quedaron atrás los árboles, pude ver, a mi espalda, que había aparecido la Sierra de Mágina sobre el árido lomo de la Sierrecilla de Narváez.

Y, por delante, me encontré frente a la cara norte del Santa Bárbara. No recordaba ese roquedo y encima me fijé en que un corredor breve y fácil lo corta. Por desgracia, no sólo iba con botas blandas, sino que no llevaba ni piolet. No quise arriesgar más de la cuenta y, siguiendo el programa previsto, me dirigí en ascenso directo hacia una depresión justo a la derecha de los canchos, donde…

… un árbol solitario parece marcar la ruta. La pendiente no se acerca siquiera a los 30º ni en el tramo más empinado, que estaba llegando a la divisoria. Menos mal, porque, si no, igual me hubiera tenido que dar la vuelta. Por otro lado, la nieve tenía poco espesor y, aunque en el tercio superior el manto presentaba una más que moderada consistencia, pude superar la ladera sin problemas.

Llegando al cordal, empecé a ver la breve cara norte del Santa Bárbara de lado. Menos inclinada de lo que parecía, aun así, tiene su encanto.

Volviéndome al norte, veía ahora el corte del Barranco de la Canaleja, donde podía adivinar el lugar de donde había partido por la curva del mismo.

Pero fue al mirar a mi derecha cuando me quedé con la boca abierta: sobre el altiplano, suaves lomas blancas tachonadas de pinos dispersos con Sierra Nevada en el horizonte.

Como la cumbre tiraba, me entretuve poco y giré a la izquierda (E) para recorrer el ancho lomo de nieve que me separaba de ella. Encontré el manto en general consistente pero no helado y, sólo donde el viento había acumulado algo más de polvo, llegaba a hundirme por encima del tobillo.

Pese a estar expuesto a plena cresta, acabé de quitarme la penúltima capa de ropa; didáctica demostración de lo que es una inversión térmica. Pasado un cambio de rasante, apareció el hito cimero del Santa Bárbara, más allá del cual veía las sierras de la Bética murciana y Loma Elvira, donde acabaría mi recorrido por la cresta. Por cierto, ni una sola huella en toda la loma, cumbre incluida.

Eran las once y cuarto cuando llegué al vértice, donde hacía una temperatura ideal; apenas soplaba una suave brisilla y el día estaba, más que claro, luminoso. Y, si sumamos que estaba en medio de un entorno maravilloso ¿qué más podía pedir? Al fondo, veía el Almirez culminando el largo paredón de la Sierra Nevada almeriense. Se me acumulan los recuerdos; hace casi 15 años que no pisaba por aquí. Imperdonable. Más a la derecha, hacia…

… el suroeste, se extiende la cresta nevadense desde el Puerto de la Ragua al Picón de Jérez; de la loma del Cerro Pelao, sobresalían, por los pelos, la Alcazaba y el Mulhacén.

Al norte, las sierras subbéticas se extienden de la Pandera a María envolviendo las hoyas de Guadix y Baza.

Se estaba tan bien, que me eternicé en la cumbre, pero, viendo acercarse el reloj a la una, decidí que tenía que ir bajando, pues el retorno no sería corto. Iba a aprovechar para conocer un poco mejor esta sierra. De momento, comencé por proseguir el cresteo al este.

Tras una bajada corta y suave, me encontré con un boquete justo en el collado, lo que queda de una antigua mina, que hoy sirve para dar un poco de color al entorno. Tras rodearlo por la izquierda, una subida igualmente suave y corta me dejó en la cumbre del cerro en que culmina Loma Elvira. 

Se puede considerar a esta punta el extremo oriental de la loma cimera de del Santa Bárbara.

Más al este, tras un cercano hombro, la sierra cae bruscamente hacia la Hoya de Baza y más a la izquierda, …

… al norte, un hito solitario marca el entronque de la loma norte. Por ella tendría que haber ido para regresar a la Canaleja Alta por el camino más corto. Sin embargo, aunque lo pensé, siendo apenas la una y cuarto, decidí dar una buena vuelta que me permitiría ir contemplando el Santa Bárbara desde casi todas sus vertientes.

Comencé por bajar directamente al sur, por una ladera amplia y suave, de suave inclinación, con la Loma del Gato y el Calar de Rapa frente a mí.

Ambiente. Bonito árbol

Cuando me topé con el antiguo camino carretero que daba acceso a las minas, lo tomé a la izquierda (SE) para continuar bajando. Parece ilógico, pero es que el carril gira enseguida casi en redondo, tomando…

… la dirección correcta (SO), teniendo de frente al Santa Bárbara, que muestra ahora su vertiente sureste, en cuya base asoma la roca en los resaltes que dejó la explotación de las minas de Relumbres.

No es aconsejable dejar el carril en este tramo pues, aparte de excavaciones mayores, hay bastantes pozos pequeños que en días así podrían estar tapados por la nieve. La pista va prácticamente horizontal rodeando la base del pico. Si bien los grandes hoyos de las minas no son feos, …

… no sucede lo mismo con las ruinas de las casetas que quedan, desmoronándose poco a poco por su cuenta ¿Tanto costarían dos camiones y una cuadrilla para desmantelarlas? ¿Para qué sirve un parque natural?

El calor en esta depresión abrigada del viento se hizo lo bastante intenso como para acabar de manga corta ¡Quién lo diría, un tres de enero y pisando nieve! El silencio era absoluto y seguía sin encontrar una sola huella mientras me iba acercando a los Prados del Rey, al fondo de los cuales se levanta el Cerro del Calar.

Al ir girando con el monte, se fue descubriendo también el cerro del Pozo de la Nieve, a cuyos pies…

… fui distinguiendo el Refugio Prados del rey, por donde habría de pasar. No me cansaba de oír el silencio en este mundo inundado de luz. Sólo un par de veces un huidizo grupo de ciervas interrumpió mi soledad. Poco más adelante, encontré unas huellas en la nieve que llegaban a escasos cinco minutos de la pista, máximo radio de acción, al parecer, del dominguero audaz.

Al llegar al Collado de la Mina, me encontré en un cruce y continué por la pista que sale enfrente (O).

Ahora podía ver la vertiente la vertiente oeste del Santa Bárbara mientras me acercaba al…

… Refugio Prados del Rey. Se trata de un edificio de dos plantas en perfectas condiciones y cerrado perfectamente, excepto un cuchitril en la zona trasera, con chimenea pero que apenas da para que se apiñen tres o cuatro personas acurrucadas; de dormir, mejor no hablamos. Buenos, sigamos. Dejando el edificio a la izquierda, continué por un ancho camino que se dirige…

… al noroeste siguiendo la curva del monte y perdiendo altura muy suavemente entre pinos. El bosque se abrió a mi derecha en un claro, al extremo del que está el pozo de nieve que da nombre al paraje, bien reconstruido. Pero a mí me gustaban más las vistas de la Hoya de Baza rodeada de montañas que había detrás. Y no digamos si levantaba la vista hacia…

… el Santa Bárbara, que ahora mostraba su lado noroeste.

Al llegar al Collado del Sabinar, el carril, que hasta entonces reproducía más o menos el trazado del antiguo camino del pozo de nieve marcado en el plano, lo abandona girando a la izquierda. Yo, por mi parte, dejé el camino por el otro lado (E), para ceñirme a la vieja senda, tal como la había visto en el mapa.

Bajé por la vaguada oriental, de pendiente moderada, entre pinos y un matorral que no estaba tan cerrado como para entorpecer el paso. Ni rastro del camino, aunque, en algunos sitios, donde el monte se espesa, los animales habían abierto su traza.

Cuando me pareció, fui derivando a la izquierda para rodear el Cerro del Sabinar y seguir el descenso por su lomo norte. Con el cambio de perspectiva, empecé a ver también la cara norte del Santa Bárbara.

Iba ahora por lo alto de un lomo poco marcado, con la referencia de la Sierrecilla de Narváez delante. La andadura se hizo algo más cómoda al ir desapareciendo la nieve, poco antes de pasar…

… junto a las ruinas del Cortijo de los Cazadores, que viene a marcar más o menos la mitad de la bajada desde el collado. Sigue sin haber ni rastro de senda, ni hitos, ni nada, pero el terreno no es incómodo y, el lomo, fácil de seguir. Poco después, empecé a ver a mi derecha el Barranco Angulo, por donde luego subiría, bajo el Quemado de Don Pablo. Incluso llegaba a apreciar la traza de una senda.

En las zonas más empinadas de este descenso, la vegetación perdía densidad y el terreno estaba más suelto, incomodando algo el paso, pero no es grave. Además, ya estaba cerca del final de la bajada. Iba pensando en el contraste de la reseca Sierrecilla de Narváez con el núcleo central de la sierra de donde venía, todo verde y blanco, es brutal. Realmente, otro mundo, aunque tan cercano.

El último trecho de bajada fue a través de un pinar, donde tuve que poner cuidado para no perder la orientación. Salí de los árboles a un prado, junto a las rocas que dan nombre a la Fuente del Peñón. Estaba un poco por encima de una confluencia de barrancos y giré a la derecha (N) para atravesarlo y dirigirme a la ladera de enfrente, donde se apreciaba claramente el trazo de una senda.

Dicho camino remonta el Barranco de Angulo por su vertiente derecha, bastante separado del cauce, y coincide con el trazado homónimo marcado en el mapa. Lo tomé a la derecha (E) para subir por él hacia el collado que se adivinaba en lo alto.

Sin embargo, la senda original debió perderse y ésta no es sino la marca dejada por el paso de ganado, que más arriba se perdía en algunos puntos y no cruzaba en ningún momento el cauce. De todas formas, era suficiente para seguirlo y, cuando no, el terreno permitía caminar con comodidad. Así, fui dejando atrás el fondo de valle con bastante rapidez y…

… viendo la cara norte del santa Bárbara por encima de los pinos; incluso distinguía el arbolito donde había alcanzado la cuerda esa mañana.

No sólo la nieve; también me impresionó el empinado y estrecho Barranco de las Riscas, flanqueado por unas sombrías peñas a las que posiblemente deba el nombre.

Cuando el Barranco de Angulo gira a la derecha y toma dirección norte – sur, al pie del collado homónimo, dejé de seguirlo y continué recto al este entre los pinos, saliendo a la divisoria un poco a la izquierda de la horcada. Girando a la derecha (S), atravesé su punto más bajo y luego derivé a la izquierda (SE) por la vertiente opuesta, la del Pinar de la Fuenfría. Como el bosque era de repoblación, aproveché una terraza para avanzar manteniendo cota en busca de la traza del GR 7-1, la misma senda por donde había empezado a caminar esa mañana.

Pero, antes de volver a entrar entre los árboles, contemplé la mole de la Sagra en la lejanía.

Cuando encontré el sendero, lo tomé a la izquierda (NE) para descender, ya por terreno conocido, el anónimo barranco que me llevaría de vuelta al Cortijo de la Canaleja Alta, adonde llegué poco antes de las cuatro de la tarde, después de una jornada intensa y variada pero predominantemente apacible. Y en la que no me crucé absolutamente a nadie. Ni de lejos.

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