Aitana (1.557)

ASCENSIÓN DESDE LA FONT DE PARTEGAT

POR EL PASSET DE LA RABOSA CON LA PEÑA ALTA (1.505)

Antes de sumergirse en el Mediterráneo por el Cabo de la Nao, el Sistema Bético alcanza por última vez los 1.500 metros de altitud en la Sierra de Aitana, que separa el Valle de Guadalest de la Marina Baixa. No es una montaña espectacular en su conjunto; sólo en los últimos metros la roca se yergue sobre unas laderas tan suaves que los huertos han llegado al pie mismo de las culminaciones. Pero Aitana es una cumbre orográficamente importante, de horizontes despejados, y no faltan los parajes curiosos que el agua ha tallado en la caliza gris que remata los cordales.

La ruta parte de la vertiente norte de la montaña, que remonta trazando una prolongada diagonal al oeste, hasta el curioso Passet de la Rabosa, donde se gana la cuerda. Luego, se llega a la cima por ella. Para regresar, se deshace el cresteo y se prosigue al este hasta el Port de Tagarina, desde donde se desciende la vertiente septentrional, nuevamente en diagonal, aunque ahora la complementaria a la subida.

La Sierra de Aitana desde el sureste

SITUACIÓN:

  • Zona: Sierras de Aitana y Aixortà (Cadenas Béticas)
  • Unidad: Sierra de Aitana
  • Base de partida: Benifato (Alicante)
ACCESO: La población de Benifato está situada en el este de la provincia de Alicante, en el alto valle del Guadalest, que se abre entre la Sierra de Aitana al sur y la Serrella al norte. La ruta parte del área recreativa de la Font de Partegat, a unos 4 km al sur del pueblo. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen hasta allí en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.040 / 1.549
  • Mi tiempo efectivo aproximado: 2h15
  • Mi tiempo total: 2h45
  • Dificultades: Ninguna. Itinerario por caminos.
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir de la Font de Partegat hacia el sur por la misma pista que sube de Benifato. Seguir las marcas para tomar a la derecha (SO) una senda que se dirige a la cresta de la sierra pasando por el collado del Penyó Rapel. En la zona de Coves de Forata, girar a la izquierda (E) en un cruce, tomando el camino que va hacia a las paredes. Cerca de las mismas, dejarla a la derecha (S) por una senda que remonta una pedrera hasta el Passet de la Rabosa. Cruzar la cresta por esa brecha y girar a la izquierda (SE) para rodear un resalte, tras el cual se vira en redondo (NO), siguiendo la hasta la cumbre de Aitana o, mejor dicho, la punta más alta (1.549) accesible.

Para bajar, seguir la cresta al este, pasando por la Peña Alta. En el Port de Tagarina, tomar a la izquierda (N) la pista que lo atraviesa y volver por ella a la Font de Partegat.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Esta ruta es casi un paseo; el poco desnivel se lleva muy bien y hay camino todo el rato. El Passet de la Rabosa, del que había leído algunas cosillas, no necesita trepar; como mucho, levantar el pie más de lo habitual. Al llegar, habiendo sido tan corta la ascensión, pensé que podría haber ido más al oeste de la zona de la Forata, hasta la Font del Arbre o incluso la del Grifo, para tomar la cresta de la sierra al oeste de la cumbre y aumentar el recorrido. Creo que esa vuelta es factible en una mañana larga, pues subida y bajada deben quedarse por debajo de las cinco horas más paradas.

RELATO GRÁFICO:

Subiendo desde Benifato por la pista, iba viendo el Penyó Rapel y la Peña Alta, ya en la cresta de la sierra. El cielo estaba totalmente despejado y, si no fuera por una suave brisilla que refrescaba algo, el sol estaría ya picando de lo lindo.

Hacia las diez menos cuarto de la mañana eché a andar por la continuación de esa misma pista, marcada con un cartel indicando el Passet de la Rabosa. Avanzaba al sur entre huertos, ganado altura muy suavemente hacia las paredes de la Peña Alta. En una bifurcación, tomé el carril de la derecha, señalizado también con un cartel por si hubiera dudas. El otro camino conduce al Port de Tagarina y por él bajaría más tarde. A la entrada de un campo de almendros cerrado con una cadena, dejé la pista para seguir por una senda balizada que sale a la derecha (SO) y…

… sube más decididamente entre el matorral. La pendiente se suavizó al llegar a un terreno rocoso y despejado desde donde se ven los espolones y contrafuertes del Penyó Rapel. Al pasar por el collado sur de este cerro, vi que una traza más difusa cortaba el matorral hacia su cima y decidí acercarme.

Merece la pena; ir y volver de la cima del Penyó Rapel lleva apenas 10 minutos y hay una bonita vista de la cresta de la sierra, incluida la cumbre.

De vuelta en el collado, retomé el camino al suroeste, ganando altura en diagonal por la ladera de la sierra. La subida es suave y cómoda, a través de un entorno poco vistoso de matorral bajo. Volviéndome pude apreciar la espectacular silueta de púlpito del Penyó Rapel mientras que, al otro lado, distinguía…

… el corte en la cresta que me permitiría superar las paredes que la defienden.

La senda se hizo pista cuando alcancé la zona de Coves de Forata. Sin llegar a la fuente del mismo nombre, me desvié a la izquierda (S) por otra pista que al principio parece dirigirse directamente hacia los desplomes pero que luego gira a la izquierda, yendo…

… al este, paralelo a las paredes. Cerca del tajo antes citado, el famoso Passet de la Rabosa, tomé a la derecha (SE) una senda que se dirige a la pedrera que hay en su base.

Este paso no tiene ninguna dificultad, pese a que en algún sitio he llegado a verlo calificado de difícil. La pedrera está atravesada por un trazo bien pisado y el gran bloque que hay bajo la brecha puede rodearse por uno u otro lado sin más dificultad que asegurar los pies. Si se apoyan las manos es por comodidad.

Tras el bloque, una mirada atrás antes de…

… atravesar el Passet de la Rabosa, estrechísimo corte en la roca que obligará a más de uno a pasar de perfil, y, aun así, con permiso de la mochila. Al otro lado, un muro vertical y liso corta el paso hacia la derecha (O), donde se encuentra la cima. Pero no tuve que pensar mucho pues una traza me dirigió al otro lado (SE), para…

… bajar en diagonal por una pendiente pedregosa hacia una cubeta cubierta de hierba, donde termina la pared y pude tomar sin dificultad la divisoria de la sierra girando en redondo a la derecha (O).

La vertiente sur de la sierra es una pendiente suave, por donde suben varias sendas. Tomé la que mejor me pareció y por ella remonté el cordal hacia la cumbre, dejando a mi espalda la Peña Alta, por donde pasaría después, al volver.

Desde esta vertiente, podía ver el mar más allá de la figura imponente del Puig Campana.

La verdadera cima está ocupada por una instalación militar y no se puede acceder a ella. Poco antes de alcanzarla, vi a la derecha el modesto hito de piedras que marca la punta más alta a la que se puede llegar: la cota 1.549 de Aitana.

Eran las once de la mañana cuando llegué a la cumbre accesible. Al oeste, el cordal de Aitana se alejaba, enmarcada por la Sierra del Cabeço d’Or y el Montcabrer.

Al norte, la Serrella domina el valle del Guadalest y el mar se adivina a la derecha sobre la cresta; más cerca, a mis pies, podía…

… ver las rocas del Penyó Rapel y las casas de la Font de Partegat.

En el arco oriental, la cuerda aparecía flanqueada por el Puig Campana y la agreste…

… Sierra de Bérnia, que aquí se ve junto a la cima de la Peña Alya.

Finalmente, al suroeste, la línea de costa, difuminada por la calima, bajo la cresta del Cabeço d’Or. Tras un ratito en cumbre, inicié el descenso hacia las once y media, empezando por…

… regresar por el cordal al este.

Desde el rellano herboso bajo el Passet de la Rabosa, continué ahora al este, siguiendo una traza que recorre el cordal y me condujo loma arriba junto a una llamativa grieta. En general, la vista hacia la cumbre de Aitana es bastante curiosa desde esta subida: el corte del Passet de la Rabosa y, por encima y algo a la derecha, un curioso ojal en un espolón calizo; si bien no son tan raras estas formaciones, este ojal resulta curioso ser casi perfectamente circular. Esta breve subida me condujo a…

… la Peña Alta, segunda altura de esta sierra, rematada por dos prominencias casi gemelas. Desde aquí, empezó a asomar, más allá de la Sierra de Bérnia, el altivo Peñón de Ifach. Aunque la loma no podría ser más amplia y suave, a mi izquierda…

… el terreno se desplomaba vertical sobre una desolada pedrera de la que surgían peñascos de formas peculiares. En contraste, al otro lado…

… la vertiente es una verde ladera que desciende suavemente hacia el mar, que se ve aquí entre el Puig Campana y la Sierra de Orxeta. Aunque, en medio, se adivinan cortes en la pendiente.

Tras sobrepasar un par de modestas prominencias, una bajada más pronunciada me llevó al Port de Tagarina. Más allá, la sierra sigue al este, por la Peña Molero. Las vistas eran tan bonitas que tentado estuve de continuar. Pero no tenía tiempo; había prometido volver pronto y ya avanzaba la mañana. Así que tomé a la izquierda (N)…

… la pista que cruza el collado y volví a la vertiente norte de la sierra. La bajada fue relajada, al pie de las paredes que defienden el cordal.

Las más importantes son las de la Peña Alta, pero más curioso resulta el grupo de torrecillas que se alza a la izquierda, bajo el Alto de Tagarina.

No tardé en verme caminando entre huertos y llegar a aquél primer desvío de la jornada, ante el Penyó Rapel, horadado por un montón de agujeros en los que no me había fijado al pasar por la mañana. Y pocos minutos después, a las doce y media, llegaba a la Font de Partegat.

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