Morrón de Mariné (2.247)

ASCENSIÓN DESDE FONDÓN

POR LA LOMA DE ENMEDIO Y EL MORRÓN DE LA BANDERA (2.236)

La Sierra de Gádor es un núcleo montañoso encajado entre el extremo oriental de Sierra nevada y el Mediterráneo. Es más macizo que sierra, con la forma de un gigantesco flan. Sobre un alto zócalo, que caen más de 1.000 metros en picado, se asientan un puñado de cimas redondeadas, de las que la más alta es el Morrón de Mariné. El desnivel es tremendo: entre El Ejido y la cumbre, la altitud se incrementa 2.150 metros en 12 km de distancia horizontal. Y eso es lo más destacable de esta sierra, junto con su carácter desolado, desértico incluso en su ondulada culminación. Sólo en el fondo de los barrancos más profundos se encuentra el verdor. Más arriba, soledad y con calor tremendo bajo un cielo inclemente en verano. Y, en invierno frío; más de lo que se podría esperar en estas latitudes y agravado por un constante vendaval.

La ruta consiste en subir y bajar por las lomas que delimitan el Barranco de Cacín, que nace en el hueco bajo la cima de los dos morrones, partiendo de la pista que recorre esa parte de la vertiente norte de la Sierra de Gádor, hacia los 1.650 m de altitud.

Los morrones de Mariné y la Bandera, en lo alto de la vertiente septentrional de la Sierra de Gádor

SITUACIÓN:

  • Zona: Las Alpujarras (Cadenas Béticas)
  • Unidad: Sierra de Gádor
  • Base de partida: Fondón (Almería)
ACCESO: La población almeriense de Fondón está situada en el suroeste de la provincia, en el valle del Río Andarax, que corre en ese tramo entre la Sierra de Gádor, al sur, y el extremo oriental de la Nevada. Para llegar al punto de partida, en la Loma de En medio a 1.650 m de altitud, hay que recorrer 16 km de la excelente pista que, desde la carretera A-348, a la altura del pueblo, da acceso al área recreativa de Fuente Mahón y a la Fuente de la Parra, desde donde aún restarán siete. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen hasta el inicio de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.650 / 2.247
  • Mi tiempo efectivo aproximado: 2h30
  • Mi tiempo total: 3h10
  • Dificultades: Ninguna. Itinerario por terreno cómodo y sin problemas de orientación (en días claros).
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Remontar la Loma de Enmedio al sur, hasta el vértice del Morrón de la Bandera. Girar a la izquierda (SE) e ir por cuerda hasta el Morrón de Mariné.

Sobrepasarlo (E) y girar de nuevo a la izquierda (N) para bajar por la loma que limita por la derecha el Barranco de Cacín. Tras pasar la Punta de los Pájaros, llegando a la vista de Balsa Bermeja, derivar a la izquierda (NO) para bajar al Barranco de Cacín a la altura en que lo cruza una pista. Tomarla a la izquierda (SO) para regresar al punto de partida en la Loma de Enmedio.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Ruta muy fácil, asequible y corta, cuyo principal atractivo es alcanzar una de las cumbres más prominentes de la península, maravilloso mirador sobre Sierra Nevada. Una vez arriba, se podrían visitar más cimas, dependiendo del tiempo disponible; especialmente atractiva es la punta de Dos Hermanas, que es la más destacada hacia el mar. Aunque el entorno es impresionante en su desolación, su belleza ha sido mancillada por la mano del hombre y no parece que nadie esté interesado en proteger lo que queda, no digamos recuperar nada. También llama la atención que, en mis dos ascensiones a este pico, por vertientes opuestas, y a pesar de su altitud destacada y facilidad de acceso, no me he cruzado con nadie, si bien en la primera, en invierno, el día no era muy bueno y encontré unas condiciones de frío y viento inesperadamente duras.

RELATO GRÁFICO:

Llegando por la pista desde Fondón, pude ver la loma por donde iba a subir, con una buena perspectiva para hacerme a la idea. A la izquierda, también la parte final de la bajada. Eran las nueve y media de la mañana cuando aparqué al borde de la pista, justo donde ésta traspone la Loma de En medio y…

… comencé a remontar su amplio lomo terroso de mediana pendiente, caminando entre matorral y cantos. Aunque no había senda ni hitos, el ascenso se me hizo cómodo, pues abundaban los rastros de paso, más claro precisamente donde más se espesaba el monte bajo.

Al ganar altura, en el horizonte a mi espalda comenzó a aparecer el sector almeriense de Sierra Nevada, donde destacaba la doble cumbre del Almirez.

A mi derecha, veía la masa impresionante del Morrón de la Parra. El dosmil de esta sierra que me queda por hacer... un día tengo que decidirme a completar la colección.

La pendiente se suavizó a media subida, al tiempo que el matorral disminuyó y aparecieron algunos canchos que hicieron la progresión aún más cómoda. A mi izquierda, …

… la sombra se iba retirando del Barranco de Cacín, al fondo del cual se veía ya la cima redondeada del Morrón de Mariné. Al lado contrario, cerca de…

… la cota 2.000, empezó a asomar la cresta del núcleo principal de Sierra Nevada, a través del collado sur del Morrón de la Parra.

Si la Sierra de Gádor en conjunto no es un precisamente vergel, a esta altitud el entorno es árido en toda la extensión del término; unos matojillos chaparros y polvorientos es lo único que crece en esta tierra abrasada. Pasado el hombro de la cota 2.182, la loma se ensancha y allana; tanto, que el hito cimero permanece invisible pese a su cercanía. Lo que parece la culminación no es sino la antecima desde donde, entonces sí, pude ver por fin a pocos metros el vértice que culmina el Morrón de la Bandera.

Eran las once menos cuarto y no se estaba tan mal como temía, con el ardor del sol aliviado por una brisilla del noroeste. Como no podía ser de otra forma, dada su condición de vértice geodésico, las vistas son estupendas desde allí. Al noroeste, se extiende al completo el núcleo principal de Sierra Nevada, bien destacados…

… el Mulhacén y la Alcazaba, mientras que…

… al noreste, las sierras de los Filabres y Alhamilla apenas contrastan en el horizonte.

Al sur, donde está el mar, las perspectivas son interrumpidas por la cima meridional, afeada por las tristes ruinas que ya vi en mi anterior visita.

No estuve mucho en el vértice pues la cumbre de la sierra esperaba al sureste. Para llegar, bajé por el lomo del cordal, suave y cómodo de recorrer. Tras pasar el collado intermedio, remonté…

… la ladera opuesta. Gádor mostraba aquí su carácter más hostil; altiplano suavemente ondulado, expuesto al sol inclemente y a los vientos que llegan desde Sierra Nevada. Igual que en el anterior pico, no vi el hito de piedras que lo marca hasta estar a escasos metros.

Pasaban pocos minutos de las once cuando llegué al Morrón de Mariné. Sobrepasando la cima, desde el borde opuesto del domo culminante, se adivinaba más que verse, a la derecha del pico del Nuevo Mundo, la mancha blanquecina de los invernaderos y el mar más allá, confundidos con el cielo por la calima.

Tampoco se veían mucho mejor las sierras de los Filabres y Alhamilla al noreste.

Desde luego, la mejor perspectiva era al noroeste, donde Sierra Nevada brillaba más allá del Morrón de la Bandera, ya que…

… en la dirección que queda, al suroeste, la perspectiva quedaba interrumpida por el altiplano de Los Boliches.

Tras media hora en cumbre, emprendí el regreso. Primeramente, bajando por la ladera al sureste, con la referencia del Cerro Felipe con su cortafuegos delante. Iba dejando a la izquierda la cabecera de un barranco, que también podría haber cruzado, pero cuya depresión fui rodeando hasta…

… el entronque de la cuerda que lo limita por el este, por lo alto de la cual proseguí el descenso, ahora al norte, con el extremo oriental de Sierra Nevada ante los ojos.

La bajada siguió por aquí la misma tónica de toda la ruta: pendientes suaves, terreno cómodo y pocas trazas de que pase mucha gente. Cosa curiosa constituyendo un acceso tan fácil a una cumbre de considerables altitud y prominencia, aunque sus formas no sean muy alpinas.

Pero las vistas compensan de sobra la monotonía del entorno... ¿Monotonía digo? Bueno, esta desolación también impresiona. Tras pasar la ligera prominencia de la Punta de los Pájaros, empecé a ver la zona media del descenso.

Llegando al Morrón de Balsa Bermeja, una mirada atrás, antes de…

… enfrentar la parte final del descenso, a la vista del Cortijo de Balsa Bermeja y la pista, en la cual la pendiente aumenta.

A mi izquierda, podía ver el Morrón de la Parra más allá de la Loma de En medio, que, en la foto, no llega a diferenciarse con claridad de la ladera de detrás.

Cerca del final de la bajada, la loma está interrumpida por un resalte rocoso, pero, a la izquierda, una chimenea permite pasar caminando. A continuación, seguí descendiendo en la misma dirección, directamente a la curva que hace la pista al cruzar el Barranco de Cacín.

Aquí, encontré el terreno algo más incómodo, empinado y con tramos donde el matorral se cerraba bastante, aunque no tanto como para tener que pelear; además, había bandas de pedrera que, aunque movedizas, aligeraban la bajada. Alcancé la pista prácticamente en la curva misma y, tomándola a la derecha (NO), me bastaron pocos minutos para llegar al lugar donde tenía el coche, en la Loma de Enmedio. Pasaba media hora del mediodía. La ascensión había sido breve pero bonita.

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