Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: Hermoso
itinerario de dificultad baja pero no exento de emociones. Muy recomendable,
especialmente cuando las canales conservan la nieve, pero la aproximación está
ya seca. Como suele pasarme en los corredores fáciles, no encontré las pendientes
que había leído en las guías... empiezo a pensar que el problema es mío.
Subiendo por la Canal del Cristall, cayeron bastantes piedras; aunque el tubo
es ancho y subía por el eje, alguna anduvo botándome cerca. El casco es siempre
aconsejable cuando se va a pasar por pendientes nevadas y, en este caso, un
poco más.
Respecto al trazado de la
ruta, el retorno de la Canal Baridana al Prat de Cadí se hace largo y es
incómodo por donde lo hice. Hay senda, sí. Pero en muchas partes está
interrumpida por árboles caídos y desprendimientos. Por otro lado, el pinar que
atraviesa es denso, muy empinado y algo claustrofóbico a veces. Igual, sin
necesidad de pasar por el Prat de Cadí, resulta más cómodo seguir la senda de
la Canal Baridana hasta el Collet para tomar allí el GR 150 y volver por él a
Estana.
RELATO GRÁFICO:
En el
Coll de Pallers hay una explanada capaz para bastantes coches y se cruzan
varios caminos, incluyendo el PR C-121, que se dirige al sur, derecho a la
sierra. Eran las ocho de la mañana cuando comencé a caminar por él.
La senda
entra en el bosque y, aunque al principio es ancha como una pista, enseguida se
estrecha y comienza a ganar altura, alternando cuestas y llaneos.
En
general, el trazado sigue el lomo de la Sierra de Mataplana, a veces por lo
alto y…
… a veces por la vertiente oriental, a…
... veces
por la occidental, por la parte del Vulturó.
El pinar
se espesó precisamente poco antes de salir del mismo en…
… el Prat
de Cadí, amplio rellano situado al pie mismo de la cara norte de la sierra.
Ésta aparecía cortada por varias canales. Entre ellas, la central de la foto,
la…
… Canal
del Cristall por donde iba a subir. Me alegré viendo que todavía conservaba
nieve suficiente para resultar cómoda.
Atravesé
el prado hacia el sur, siguiendo una traza de paso en la hierba que se
continua, ya bajo los árboles, por unos hitos que van marcando el paso más
cómodo para remontar la empinada ladera que lleva al pie de la roca. El pinar
estaba a veces cortado por pedreras, desde las que podía ver, a mi espalda, los
montes del otro lado de la Cerdaña, destacando el Puigpedrós y la sombra del
Carlit.
Al ir
acercándome al pie de la canal, vi asomar sobre los pinos los desplomes de las
rocas Verda y del Ordiguer, que forman un impresionante pórtico de entrada al
tubo.
Al salir de los árboles, los hitos y un trazo
más claro me llevaron a rodear por la derecha una peña que parece cerrar la
entrada.
Al superarla,
pude apreciar, mirando atrás, este panorama más amplio de las montañas al norte
de la Cerdaña.
Me
encontraba ahora en la boca de la Canal del Cristall, que…
… podría
haber tomado por el lado izquierdo, donde la cinta de nieve es más baja, pero
me dejé llevar por las marcas de pintura (esto sigue siendo PR) y entré en el
tubo por…
… la
derecha, superando los primeros 50 m por una rampa rocosa que incluía un par de
breves escalones sumamente fáciles (I).
El primer
tramo de nieve transcurría por un tubo encajonado que supera otros 50 m y donde
la pendiente llegó a los 45º en el tercio final.
A
continuación, la canal se abre en un embudo y la pendiente se suaviza,
manteniéndose en torno a los 35º durante unos 200 m. Subí por el eje, lejos de
las paredes por las que se oía caer alguna piedra de vez en cuando. Un escalón
de roca que cortaba la nieve, lo rodeé por la izquierda. Una vez encima de ese
resalte, apenas…
… me
quedaban 30 m que superar para alcanzar la cuerda, a la que accedí por un
pasillo estrecho, donde la nieve vuelve a alcanzar, incluso superar
ligeramente, los 45º.
Así
llegué al Coll de la Canal del Cristall y... ¿qué espera uno encontrarse en tan
salvaje lugar? Pues obviamente un cartel indicador diciendo a dónde se va por
cada lado del cordal.
Desde la
horcada, acercándose bien al borde, se puede ver casi toda la canal. Y, al otro
lado, la…
…
vertiente sur de la sierra, una suave rampa de hierba que nada tiene que ver
con los abismos que acababa de superar. Aunque por la vertiente meridional de
la sierra transcurre un sendero, el GR 150.1, pero, como el tiempo era
agradable y…
… la
arista es suave y despejada, decidí recorrer el cordal por la misma. Así que
giré a la derecha (O) y remonté la moderada pendiente que conduce al Puig de la
Canal del Cristall, junto al…
… borde
del acantilado.
Desde
este pico, veía asomar al sureste el Pedraforca, delante de la Sierra d’Ensija,
mientras…
… que, al
otro lado de la arista, comenzaba el espectáculo los espolones sucesivos de la
vertiente norte.
Especialmente
tremenda la vista de la Canal de l’Ordiguer a mis pies.
También
comencé a ver, cordal adelante al oeste, la cumbre del Vulturó, al otro lado de
una depresión que rodeé siguiendo el filo de la arista. Las primeras bajada y
subida, ambas breves y suaves, me llevaron al Puig del Quer. Desde este modesto
pico, mirando atrás, tuve…
… la
vista más impresionante, de las muchas que disfruté ese día, del frente
septentrional de la sierra. Esa elegante sucesión de contrafuertes, de formas afiladas
y variado colorido, me parece de lo más bonito que he visto en todo el Pirineo.
A
continuación, una bajada más empinada y prolongada que las anteriores me llevó
al collado de donde se desploma la Canal del Quer, donde la bruma se refugiaba
mientras el sol hacía brillar la Cerdaña.
La cumbre
del Vulturó queda al sur de la divisoria, de modo que, al llegar a su altura
tras superar una subida de pendiente media, la más larga desde que estaba en
cresta, me desvié a la izquierda (S) siguiendo una anchísima loma para
acercarme a ella. Los últimos metros de ascensión requieren encaramarse,
superando una rampa rocosa en que apenas apoyé las manos un par de veces, al…
…
crestoncillo sobre el que se asienta la cima. Sobre el mismo, vi la cumbre del
Vulturó, marcada por un modesto hito, pocos metros a mi derecha (O). Llegué a
la cima justo al mediodía y hacía una temperatura agradable, aunque un
vientecillo helado, que se había levantado poco antes, hacía que estar quieto
no fuera muy agradable. A la derecha, al…
…
noroeste, se extendían en el horizonte las montañas de la Cerdaña, destacando
en medio del cordal visible, la…
… Tossa
Plana de Lles.
El complejo
mar de sierrecillas del Berguedá se veía al sureste, a la izquierda del cordal
que se extendía hasta…
… el Pic
de Costa Cabirolera.
En el
arco sur, destacaban el Pedraforca y la Sierra d’Ensija por esa parte y, hacia
la derecha, la…
… Sierra
de Port del Comte.
Cerca de las doce, emprendí el regreso. En primer lugar, volví a bajar al norte para retomar la divisoria de la sierra, donde se adivinaba el hueco de la Canal Baridana. Este descenso transcurre por un ancho lomo pedregoso pero muy empinado, junto a…
… los espolones septentrionales del Vulturó.
Desviándome un poco a la derecha por un saliente, me acerqué para ver mejor el acceso a la canal.
En el Coll de la Canal Baridana, giré a la derecha (NE) para bajar en diagonal al mismo lado por una empinadísima pendiente de piedras sueltas. En mi opinión, lo peor de toda la canal. Bajados unos 50 m, llegué a…
… la nieve en la Canal Baridana, que en esta
parte es ancha, pero estrechándose paulatinamente. Durante unos 120 m de bajada
la pendiente se mantuvo regular, en torno a 35º. En el estrechamiento de la
base de la canal, que…
… no es
demasiado angosto, está lo más empinado que bajé con nieve, rozando los 50º.
A partir
de ahí, estaba ya fuera de la canal, bajando por el cono de deyección, también
cubierto de nieve, pero más tendida.
Poco
antes de llegar a la altura de los primeros pinos, que quedaban a la derecha, vi
unos hitos que salían en esa dirección (E), bajando en suave diagonal por el
pedregal para luego volver a girar a la izquierda (N) y descender más
directamente bajo los primeros árboles.
Entonces,
se dibujó el trazo claro de una senda en el suelo. De todas formas, incluso en
sus tramos más borrosos, los hitos permitían seguir la ruta sin dificultad.
Tras
atravesar una breve banda de bosque, salí a un claro en rellano, con restos de
un abrevadero de troncos ahuecados, desde donde hay una vista magnífica de la
Canal Baridana, así como del Vulturó y el Puig de les Granelles a ambos lados.
La senda
volvió a meterme en el bosque, girando paulatinamente hasta adquirir dirección
noreste y salir al Coll Superior de Josana. De esta amplia horcada, también en
claro, la senda sale bajando por su vaguada oriental y yo la dejé por la
derecha (SE) para seguir un trazo menos marcado que entra en el bosque y…
… avanza
manteniendo cota a través de la ladera derecha. La vereda es clara, pero está
muy abandonada, con árboles caídos interrumpiendo el paso, los espinos
estrechándola y, lo peor, enterrada por algún derrumbe de vez en cuando. De
todas formas, es suficiente para atravesar con relativa comodidad la empinada vertiente
que hay a los pies de la cara norte de la Sierra del Cadí.
Avanzando
hacia el este, crucé varios barrancos, desde los que podía ver las paredes que
sostienen la cresta de la sierra. El trazo se perdía aquí en los cantos rodados
pero algunos hitos me ayudaron siempre a recuperarlo.
Al otro
lado, la Cerdaña brillaba bajo las cumbres que la separan de Andorra.
Entre
barranco y barranco, hay subidas y bajadas, pero son todas muy suaves y las
pasé casi sin sentir. De vez en cuando, al pasar los claros que había en las sucesivas
colladas, volvía a ver la cresta sobre mí.
Así,
hasta que la vista de la característica pared del Feixanc de l’Àliga me anunció
la cercanía del Prat de Cadí. Desde aquí, el trazo que iba siguiendo me llevó
ahora en empinada bajada por una vaguada orientada al este.
Este
descenso fue más intenso y prolongado y me dejé caer. Con la rapidez, perdí la
senda. O igual es que por aquí ya no existe. La cosa es que, cuando me di
cuenta, decidí seguir bajando ladera abajo, directo al este a través del pinar,
hasta salir al Prat de Cadí. Entré a este llano a mitad de su lado oeste y,
desde ahí, no tuve, sino que deshacer el camino que de esa mañana para regresar…
… al Coll
de Pallers, donde llegué poco antes de las cinco de la tarde.
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