Pique Longue du Vignemale (3.299)

 ASCENSIÓN DESDE SAN NICOLÁS DE BUJARUELO

POR EL CORREDOR DE LA MOSKOWA Y LOS

PICOS DE CERBILLONA (3.246) Y EL CLOT DE LA HOUNT (3.289)

El Macizo de Vignemale es un bastión calizo relleno de hielo. La cresta del macizo se eleva pocos metros sobre el Glaciar de Ossoue, mientras que la caída hacia los valles circundantes es tremenda y sólo la remontada de la suave lengua de hielo permite una ascensión fácil. Desde cualquier otro lugar, defienden esta montaña paredes verticales jalonadas por altivas torres y angostos corredores. Tan empinadas vertientes no han dejado espacio a valles e ibones, desaguando las nieves del macizo por barrancos empinados y rocosos donde, sin tierra donde arraigar, árboles y matorral desaparecen prácticamente a los pies del macizo. Así es el Vignemale, la montaña más altiva del Pirineo.

La ruta consiste en remontar la vertiente meridional del macizo a partir del Valle del Ara para luego alcanzar la cumbre recorriendo la cresta por los picos secundarios mencionados. El regreso a la vertiente sur es a través del glaciar para cerrar el itinerario en el Col de Lady Lister y volver luego a Bujaruelo por el mismo camino.

Vertiente sur del Macizo de Vignemale, con la nieve acumulada en el Circo de Labaza

SITUACIÓN:

  • Zona: Alto Sobrarbe (Pirineos)
  • Unidad: Macizo de Vignemale
  • Base de partida: San Nicolás de Bujaruelo (Huesca)
ACCESO: El Aparcamiento Público de San Nicolás de Bujaruelo se encuentra en el valle del mismo nombre, en el norte de la provincia de Huesca y al pie de la cadena axial pirenaica, entre los macizos de Vignemale y Marboré. Pertenece al municipio de Torla, de cuyo núcleo principal dista 9 km. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.341 / 3.298
  • Mi tiempo efectivo: Unas 12 horas sin contar paradas, en dos días (2h15 + 9h45 aprox.)
  • Mi tiempo total: 25h30, con unas 11 horas de pernocta y estancia en refugio
  • Dificultades: PD+. Pendientes de nieve hasta 45º. Chimenea de unos 50 m, de III grado inf. en sus primeros metros y luego II. Corto tramo de arista en roca segura, muy expuesta pero con buenos apoyos (II).
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA:

Día 1: Dejar San Nicolás de Bujaruelo por la pista que remonta el Río Ara. Cuando se bifurca en la confluencia del Valle de Otal, seguir por la derecha (N), cruzar el río y continuar remontándolo por la vertiente izquierda. Al acabar la pista, seguir por la senda que sale por detrás del Refugio de Ordiso. Siguiéndola a través de los prados, se llega a la Cabaña del Cerbillonar.

Día 2: Por la misma senda, continuar (NO) hasta cruzar el vecino Barranco de Labaza y girar a la derecha (N), para remontarlo junto a su orilla derecha. Guiados por el torrente, llegar al Circo de Labaza, al pie de la marmolera de Vignemale. Girar a la izquierda (NO) y superar el evidente Corredor de la Moskowa (45º). Al culminarlo ante un resalte, dirigirse, de las varias chimeneas que lo cortan, a la primera de la izquierda y escalarla (III-) para alcanzar la arista que une la Aguja SO de Cerbillona al macizo. Recorrerla a la derecha (NE) y, cuando se funde en la ladera, seguir subiendo en diagonal en la misma dirección, por una ladera pedregosa, hasta ganar la cuerda en el Col Lady Lister (PD+). Girar a la izquierda (O) y recorrer la arista, pasando sucesivamente por el Pico de Cerbillona y el Pic du Clot de la Hount antes de alcanzar, tras algún paso aéreo (II), la Pique Longue (PD), cumbre del Vignemale.

Dejar la pirámide cimera por su cara sur, bajando en diagonal a la derecha por inclinadas placas de roca. Al llegar al glaciar, atravesarlo hacia el Col Lady Lister (F). Desde ahí, deshacer el camino de ida hasta San Nicolás de Bujaruelo (PD+).


Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: La más fácil de las rutas de ascensión al Vignemale desde el sur presenta una exigencia sobre todo física. Desde Bujaruelo, está justo en el límite de lo que se podría hacer en un solo día, pero es mejor partir la excursión en dos jornadas para tener más margen de tiempo y no tener que correr. La dificultad es relativa y está concentrada en tramos muy cortos. Por último, aunque estéticamente no es una ruta variada, tiene un gran sabor montañero e incluye parajes tan impresionantes y apartados como el Circo de Labaza.

El recorrido del Col Lady Lister a la cima podría hacerse más fácil y rápido atravesando directamente el glaciar, como a la vuelta. Pero, en mi opinión, le quitaría gracia al recorrido. Y no creo que el accidentado tramo de arista entre el Pico del Clot de la Hount y la Pique Longue sea un obstáculo importante para quien haya superado el Corredor de la Moskowa.

Por cierto, que ese nombre se debe a una pequeña injusticia histórica, ya que el noble francés que ostentaba el título que nombra la ruta no realizó en realidad la primera ascensión sino la segunda. Le antecedió en un par de días la inglesa Ann Lister, pero los guías del otro falsificaron las fechas para cobrar más (o eso dicen). Y el equívoco tardó más de un siglo en aclararse. Para quien quiera más detalle sobre el episodio (muy sabroso) o sobre la figura de Ann Lister (que no era Lady, pero si una mujer notable) es fácil encontrar información en Internet.

RELATO GRÁFICO:

Poco antes de las seis de la tarde, dejé San Nicolás de Bujaruelo, cruzando la barrera que corta el tráfico de la pista que remonta el Río Ara. El camino se mantiene en este tramo cerca del cauce, en el fondo del valle, bajo empinadas vertientes donde se mezclan densas masas boscosas y paredes verticales.

Al llegar a una bifurcación en la pradera donde confluye el Valle de Otal, tomé el camino de la derecha (N). Enseguida crucé el río por el Puente de Oncins y la pista me llevó a una acusada subida a través del bosque de la ribera izquierda. Luego vino un trecho más llano en que la pista corre adosada a una pared en un estrechamiento del valle, el cual podía ver así mirando atrás.

Al abrirse de nuevo el terreno, me encontré ante el Refugio de Ordiso. Aquí muere la pista; para seguir remontando el Ara, tomé una senda marcada con pintura roja y blanca que sale a la derecha (N), por detrás de la cabaña. Desde aquí también se debían empezar a ver los picos del Vignemale, al menos el de Cerbillona, pero unas nubes agarradas a la cresta lo impedían.

El sendero me llevó a través de las pendientes praderas de la ladera norte del valle, ganando cota muy gradualmente y con algún suave subibaja al paso de lomas y barrancos.

Daban las ocho de la tarde cuando llegué a la vista de la Cabaña del Cerbillonar, situada junto a la confluencia de los barrancos de Espelunz y Labaza con el valle principal. Allí pasé la noche, sin otra comodidad un suelo liso y bajo techo. No fue buena. Las nubes no dejaron ver mucho las estrellas y apenas dormí por culpa de las esquilas de las vacas que sonaron toda la noche.

A la mañana siguiente, abandoné a las seis y media el refugio, bajo un cielo totalmente despejado. Continué por la senda por donde había llegado la tarde anterior, hasta cruzar el Barranco de Labaza. Giré entonces a la derecha (N) para remontar la ladera que sube hacia las crestas del Pico de Cerbillona. Caminaba muy cómodamente junto a la orilla del torrente, siguiendo unos hitos. La pendiente se intensificó al llegar a una zona donde hierba y roca se mezclan entre arbolillos dispersos.

Desde allí empecé a tener buena perspectiva sobre el valle de Espelunz, dominado al fondo por los picos de Los Batanes.

La subida transcurrió todo el tiempo por la orilla derecha del barranco, que alterna tramos de ligera inclinación con otros más empinados, donde el torrente forma bonitas cascadas.

Mientras el sol iba iluminando las crestas, el Valle de Bujaruelo permanecía en sombra.

Según ganaba altura, la hierba fue dando paso a las piedras y la senda dejó de estar clara, llegando a desaparecer. Pero el terreno es bastante cómodo. Buscando el mejor paso, di un rodeo hacia la izquierda, separándome del cauce, antes de entrar al Circo de Labaza, cuya puerta guardan la Aguja SW de Cerbillona y el Grand Tapou.

Para entonces, si me volvía, el horizonte al sur se había llenado de picos, entre los que destacaba la pirámide gris del de Otal.

Al ganar altitud, se fueron descubriendo otros picos más lejanos, como los de las Argualas y el Garmo Negro.

A mi izquierda, fui viendo el Corredor de la Moskowa, encajado entre los picos de Cerbillona y Central.

Entrar en la cubeta del Circo de Labaza, inmediatamente bajo la marmolera de Vignemale, giré al oeste para...

... dirigirme al tubo, que la nieve no cubría en todo su ancho. Podía haberla evitado por el lomo pedregoso de la izquierda, por el cual subían además unos hitos. En vez de eso, fui por la nieve siempre que pude; en primer lugar, porque estaba  perfecta; y, en segundo, porque para eso había cargado con los crampones.

Encontré la nieve consistente sin llegar a estar dura del todo y resultaba muy cómodo el avance por esta pendiente, suave al principio, que fue...

... aumentando poco a poco, sobrepasando los 30º hacia un tercio de la subida y manteniéndose entre 35 y 40º a lo largo de unos 100 m de desnivel.

Llegué a continuación a un estrechamiento que se había mantenido en sombra hasta ese momento. Allí me encontré la máxima pendiente, 45º, y una placa de hielo sobre la nieve, pero apenas durante 30 m. A la salida de ese pasillo, giré a la izquierda (NO) para...

... remontar una última rampa de nieve, más ancha y menos empinada, que me condujo a la base de una chimenea, la primera por la izquierda de las que cortan la pared sobre el nevero. Había llegado el momento de echar los hierros a la mochila y empezar a usar las manos.

Aproveché la parada para admirar el impresionante cuadro que forman Montferrat, Tapou y Milieu al otro lado del Circo de Labaza.

El inicio de la escalada es una chimenea vertical, sólida pero con poco apoyo (III-), de unos 10 m de altura y con un empotramiento de bloques al final, que no tengo claro si ayudan o entorpecen. En mi caso, creo que me facilitaron el paso.

A continuación, la chimenea se abre en dos. Tras un tanteo por la rama izquierda, me decidí por la derecha y superé sus 40 m mediante una entretenida trepada por escalones (II).

Salí de ahí a la arista que une al núcleo del macizo la Aguja SW de Cerbillona, que pensé visitar, pero descarté. Yo subo montañas; agujas y otras cotas, sólo si me pillan de paso. Así que, tras echar una ojeada hacia el Taillón y los Gabietos, que podía ahora ver más allá de Bujaruelo,...

... giré a la derecha (NE) y comencé a remontar la cuerda, ancha y regular, hacia el núcleo del macizo. Esta subida es corta pero muy espectacular por sus vistas, tanto a la izquierda, con...

... las montañas de Panticosa asomando sobre los cercanos espolones que caen hacia el Ara, como hacia atrás, donde...

...se levanta la Sierra de Tendeñera sobre los prados del Ara.

Donde la arista se funde en la masa de la montaña, encontré un claro trazo de senda que asciende en diagonal a la derecha (E), atravesando la corta y empinada ladera que me separaba de la cresta.

Cuando alcancé el Col Lady Lister, apareció ante mí la Pique Longue al otro lado de la cabecera del Glaciar de Ossoue. Más a la derecha, podía ver...

... una cordada atravesando el gran helero, con el fondo de las crestas de Ardiden en el horizonte. Sería la única gente que me encontré durante todo la ascensión fuera del Valle del Ara.

Como me había propuesto alcanzar la cumbre sin cambiar de vertiente, giré en la horcada a la izquierda (NO) y comencé a recorrer la cresta del Vignemale, ancha y pedregosa al principio.

Tras pasar por el Pico de Cerbillona, llegué al collado homónimo, lugar de vistas impresionantes. Desde allí, el glaciar sirve de marco a un bonito cuadro de montañas que surgían de la niebla que llenaba los valles mientras que al otro lado,...

... verdeaba el valle del Ara bajo la descarnada Canal de Cerbillona y un horizonte lleno de crestas y más crestas.

Pasado el collado, la cresta se empina y estrecha hasta el siguiente Pico del Clot de la Hount, pero...

... aún puede recorrerse caminando. Ya antes de llegar a esa cima, podía ver...

... a mi derecha el perfil de la arista entre la misma y la Pique Longue, que no es lo más difícil, pero sí lo más movido y “enjundioso” de la jornada.

Al llegar al Pico del Clot de la Hount, descubrí muy abajo el Valle de Gaube, por donde trepaba la niebla y giré a la derecha (NE) con la cresta, camino de la cumbre del macizo.

En primer lugar, hube de perder unos metros por el flanco derecho de la arista, para alcanzar una estrecha repisa (I), por la cual accedí a una horcada.

Ahí me cerró el paso un picudo bloque, que rodeé por la izquierda en un travesía con buenas presas (II) pero que hay que tomar con precaución, pues es muy expuesta y, la roca, mediocre.

Cambié a continuación de vertiente para pasar un segundo bloque por la derecha, atravesando una breve placa inclinada (II) para alcanzar una repisa que me facilitó seguir flanqueando por el mismo lado un par de prominencias más.

Tras los bloques, la arista vuelve a ser ancha y compacta, de modo que completé la ascensión caminando por su lomo.

Eran las doce y media de la mañana cuando alcancé la cima de la Pique Longue del Vignemale. Brillaban al sureste las montañas del Marboré, mientras que la niebla cubría Gavarnie. Al otro lado,...

... el Midi d’Ossau aparecía enmarcado por las montañas de Panticosa y el Balaitús.

¿Qué decir del impoluto glaciar extendiéndose a mis pies? En fin, que mirara a donde mirara, era para quedar boquiabierto.

El Monte Perdido, donde había estado dos días antes, asomaba apenas sobre la imponente muralla del Marboré.

También la vertiente norte del Vignemale impresionaba lo suyo, pese a no llegar a verse completa, o precisamente por ello, al verse las paredes desplomarse hacia un fondo invisible.

Hacia la una emprendí el regreso, ya que no quería llegar demasiado tarde al coche pues aún tendría que bajar a sitio civilizado y buscar dónde pasar la noche. Por abreviar, volví por lo más directo y me dirigí al glaciar por la vía normal, que baja de la cumbre al suroeste, trazando una diagonal a través de una empinada ladera de roca bastante sucia. Una vez sobre la nieve, atravesé el glaciar recto al sur, hacia el Col Lady Lister, dando sólo un pequeño rodeo por la derecha a fin de perder la mínima cota.

A poco de iniciar ese descenso, pasé junto a la Cueva Paradis, la más alta de las que Henry Russell hizo excavar en esta montaña.

Una vez en la horcada, regresé sobre mis pasos, primero hasta la arista de la Aguja SW de Cerbillona, y destrepando luego la chimenea para alcanzar...

... el Corredor de la Moskowa, que esta vez descendí por el lomo pedregoso por donde llevan los hitos. La bajada creo que hubiera sido más cómoda por la nieve pues, aunque hay traza, ésta no estaba demasiado afirmada y todo lo que pisaba se movía.

Al llegar al Valle del Ara, tomé a la izquierda (SE) la senda del GR.11, pasando de nuevo junto a la Cabaña del Cerbillonar, donde recogí el material de vivac que había dejado para ir más ligero.

Hoy sí que se veían las crestas del Vignemale desde el valle, incluyendo...

... el Corredor de la Moskowa, que se abre impresionante entre los picos de Cerbillona y Central y que aparenta desde aquí ser más empinado de lo que es en realidad.

El camino me condujo valle abajo. Un pastor me preguntó si había visto vacas por la parte alta del valle y tuve que morderme la lengua. En Ordiso rodaban una película y una marmota descarada se me quedó mirando entre unas piedras. Total, que llegué a San Nicolás de Bujaruelo hacia las siete y media de la tarde, cansado pero feliz.

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