Pico Sur del Fontán (2.415)

ASCENSIÓN DESDE TORREBARRIO

MÁS PEÑA UBIÑA (2.411) POR SU ARISTA NORTE

El Macizo de Ubiña está situado cerca del Puerto de Pajares, separando las comarcas de la Babia, en León, y Somiedo, en Asturias. Es la cúspide de la Montaña Leonesa y, dentro de la Cordillera Cantábrica, sólo en Picos de Europa y el Alto Carrión se supera su altitud. Es una brava montaña caliza que surge rasgando los prados ondulados que la rodean. Está culminada por una afilada arista, cuajada de agujas de fuerte sabor alpino, con paredes verticales constituyendo sus flancos. Sus picos mayores, los que superan los 2.400 metros, son los del Fontán y la Peña Ubiña; están situados en los extremos de la accidentada arista que constituye el núcleo del conjunto. Al pie de las paredes, la actividad ganadera ha llevado pistas y caminos hasta muy arriba pero eso no quita el encanto a esta maravilla.

La ruta consiste en alcanzar los Picos del Fontán por la vía más accesible desde el oeste. Luego, se baja a la vertiente oriental para seguir el cordal hacia el norte, yendo por el pie de la cresta. Pasado el tramo más difícil, se vuelve a la misma al pie de la pirámide de Peña Ubiña, cuya arista septentrional se remonta hasta la cima. Y ya sólo quedará rematar la jornada regresando a Torrebarrio por la ruta normal del Collado del Ronzón.

Picos del Fontán y Peña Ubiña desde las afueras de Torrebarrio

SITUACIÓN:

  • Zona: Montaña Leonesa Occidental (Cordillera Cantábrica)
  • Unidad: Macizo de Ubiña
  • Base de partida: Torrebarrio (León)
ACCESO: La población de Torrebarrio, perteneciente al municipio leonés de San Emiliano, está situada en la comarca de La Babia, en el norte de la provincia, al pie de la vertiente oeste del Macizo de Ubiña. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen hasta allí en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.235 / 2.415
  • Mi tiempo efectivo: 7h00 aproximadamente
  • Mi tiempo total: 8h00
  • Dificultades: AD-. La arista norte de Peña Ubiña tiene unos 250 m de desnivel, con tres pasos de III grado inferior, de entre 4 y 8 metros de altura, y mucho de I y II en medio. En el resto de la ruta, aparte de los caminos, hay trepadas cortas, pasos aéreos y pedreras de cierta longitud.
  • Track (a mano alzada) para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir de Torrebarrio por la pista que sube hasta los Llanos del Fontán. Dirigirse al pie de la pared del macizo y ascender por las rampas de hierba que se ven a la izquierda de las pedreras, alcanzado por ellas la Horcada del Fontán (F). Girar a la derecha (SE), trepar un resalte en la arista  y, cuando el terreno lo permite, atajar al E hasta el Fontán Norte (F+).

Ir por la arista a la derecha (SO) hasta el Fontán Sur y luego al oeste hasta el cordal principal; tomarlo a la izquierda (S) y rodear por la derecha una prominencia para entrar en el Canalón del Buey. Descender por él y, al pie de la pared, girar a la derecha (S) e ir rodeándola por la base hasta dar con la siguiente cresta. Para cruzarla, subir por una canal estrecha y empinada a la Pasada del Siete (PD). Tras descender por el otro lado, seguir recorriendo la vertiente oriental de la sierra hasta el collado del Cueto les Cabres. Girar a la derecha (O) y subir por una rampa pedregosa a la horcada entre Prau Capón y Peña Ubiña. Tomar la cresta a la izquierda (S) y escalar la arista norte, donde los hitos van ayudando a localizar los pasos más fáciles, hasta la cima de Peña Ubiña (AD-).

Seguir la arista cimera al SO hasta el Collado del Ronzón. Girar a la derecha (O) para tomar una senda a la derecha (NO). Por ella se llega a Llanaday, donde desemboca en la pista del inicio de la excursión. Tomarla a la izquierda (O) para regresar a Torrebarrio.


Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Cuando busqué información para unir en una jornada las ascensiones a los Picos del Fontán y la Peña Ubiña, me encontré con que el recorrido integral por la cresta del macizo estaba calificado como D o incluso D+; una dificultad que no estaba dispuesto a asumir sin asegurar. Por otro lado, quienes deseaban evitar las dificultades, bajaban de los Fontanes por el Canalón del Buey y, tal como yo hice, se desplazaban al norte siguiendo la base de la pared norte de la cresta, pero prolongaban el flanqueo hasta el lomo oriental de la Ubiña para subir por él a esa segunda cima. En mi caso, tampoco quería renunciar del todo a la dificultad y, sobre todo, perderme la arista norte de Peña Ubiña, que, ya de lejos, se ve como una limpia línea de roca, de pendiente sostenida. Y las reseñas le daban un accesible de AD, que, luego, tras catarla, creo que se puede rebajar a AD-.

Aun evitando el tramo difícil de arista, se trata de una ascensión exigente, reservada a montañeros con experiencia y buena forma física. La posibilidad de hacer la travesía en sentido contrario para acaba en el Fontán Sur, que es la cumbre del macizo, la descarté para no afrontar las dificultades mayores de bajada, ni tener que sufrir remontando el movedizo Canalón del Buey. Por último, dado que toda la subida hasta ganar cresta va a transcurrir en sombra por la mañana, es una buena ruta para el verano.

RELATO GRÁFICO:

A las ocho y cuarto de la mañana, dejé Torrebarrio, minúscula población dominada por el Macizo de Ubiña. La montaña se yergue de tal forma que ya desde el principio se ven las cimas del día, a cuya sombra iba a permanecer hasta ganar la cuerda. Comencé a caminar por una pista de cemento que va al sureste, cruzando un puente sobre un arroyo. Enseguida, tomé a la izquierda (NE) otro carril, ya de tierra, que, dejando a la derecha el alto donde se asienta la iglesia, asciende suavemente hacia la montaña.

La pista parece dirigirse directamente hacia Peña Ubiña pero en la zona de Llanaday, al pie de la pared, se la esquiva, dejándola a la derecha junto con la senda que va al Ronzón, por la que bajaría más tarde.

Caminaba ahora al norte, hacia los Picos del Fontán. Tras superar una banda de roca por una discontinuidad, alcancé los Llanos del Fontán, por los que...

... el carril me llevó hasta cruzar el Reguero de los Muriales. Allí lo dejé por una senda que sale a la derecha (N) y se encarama a una modesta loma, desde la cual...

A mi derecha, tenía la impresionante pared de la cresta de la sierra, cortada por una amplia repisa diagonal hacia la izquierda. En invierno, con las pedreras cubiertas de nieve, es la vía lógica. En verano, es preferible...

... subir por la empinada rampa de hierba y roca que hay a la izquierda. Me dirigí hacia ella atravesando el prado y rodeando la gran pedrera por su base. Cuando vi terreno favorable, giré a la derecha (NE) para subir por la hierba y ganar la roca justo donde toca con la pedrera. Superando un mínimo escalón fácil (I), me encaramé a...

... una terracita herbosa que gana altitud en suave diagonal a la izquierda. Fue allí donde empecé a encontrar hitos, que hasta entonces no había visto. Ya no me abandonarían.

No podía evitar ir mirando constantemente atrás, fascinado por la pared que se extiende hasta la Peña Ubiña, incluyendo...

... la arista norte, que luego escalaría, y cuyo perfil subrayaba el sol.

Al salir de la terraza, me encontré a mi derecha con que la pared deja paso a una rampa mixta de hierba y roca que subí caminando. De ahí a la cresta, apenas hube de usar las manos en un par de ocasiones. A mi izquierda, empecé a ver...

... territorio asturiano, cubierto de nubes, más allá de los Bígaros.

Al ganar altura, el terreno se fue volviendo rocoso pero sin presentar dificultad y empecé a ver un collado donde brillaba ya el sol. Pero no se trataba de la Horcada del Fontán, el punto más bajo de la cresta, que quedaba más la derecha. Derivando a ese lado, crucé...

... por encima de la gran repisa diagonal y pude echarle un buen vistazo.

Tras otro tramo de hierba, hube de trepar por terreno fácil (I) los últimos 20 ó 25 metros que me separaban de la Horcada del Fontán.

En la cresta, me encontré con Asturias ante los ojos, todo verde, vivo, donde no surge la roca. Justo delante, Peña Rueda se perfilaba rotunda contra el mar de nubes.

Atrás quedaba León, adusto, con sus tonos parduzcos y el perfil de las sierras de Villabandín y Gistreo, menos bravío, cerrando por el sur la Babia.

Giré a la derecha (SE) para seguir el cordal, que lo primero que presenta es un resalte de aspecto imponente pero que no es tan fiero. Lo flanqueé por unas repisas del lado izquierdo, que permiten una trepada aérea pero más que asequible (II-). Por ellas, llegué a un suave plano inclinado, atravesado por...

... una clarísima senda que se bifurca ante los dos Fontanes. Comencé por el más bajo, el Norte, situado más la izquierda y más airoso y donde estaban el buzón y la cruz cimeros.

En esa primera cima dela jornada, se abrió a mis pies un abismo verde y gris, limitado por el Cuchillar del Siete, más allá del cual se extendía el mar de nubes y, al fondo, las siluetas azuladas de Picos de Europa, toda la Montaña Central y el Alto Carrión. Parece mentira que la Peña Santa y el Espigüete, a más de 80 km cualquiera de ellos, se distingan con tal claridad. A la derecha,...

... la cresta que une la Peña Ubiña con el cercano Fontán Sur, de formas más modestas pero que, visto desde aquí, sí que parece un poquito más alto. Un día tendrán que cambiar las señales, digo yo. Apenas paré antes de dirigirme allí recorriendo...

... la cuerda, prácticamente sin dificultad. Alcancé el Fontán Sur pocos minutos después de las once de la mañana. Mirando atrás, a la punta septentrional, comprendí por qué me había impresionado tanto el patio a mis pies, a la vista del paredón tremendo que se desploma desde la cima. Girando a la izquierda,...

... más allá de la ladera que cae hacia la Horcada del Fontán y el Pico Prau, se extiende la Montaña Occidental. Sobre las poco definidas crestas de los montes de la Babia, vi una silueta triangular destacar en el horizonte: el Cornón de Peña Rubia. Volviéndome,...

... al sur, Peña Ubiña, con su arista norte bien definida. También aproveché el rato que estuve en cumbre para examinar el corredor que sube a la Pasada del Siete, que se ve abajo a la izquierda, en sombre y con un par de manchitas de nieve.

A las once y media, reemprendí camino, dirigiéndome al oeste por la cuerda, ancha y pedregosa. Al llegar a la divisoria del macizo, giré a la izquierda (S) y...

... bajé unos metros por un ancho canalón de la vertiente leonesa, para luego atravesarlo en diagonal y salir a la siguiente horcada. No presenta dificultad objetiva, pero la caída es impresionante y conviene poner cuidado en ese terreno tan suelto. A continuación, cambié a la vertiente asturiana para...

... bajar por el Canalón del Buey, terriblemente empinado y descompuesto. Incluso en las trazas, muy marcadas, se movía todo. Hasta vi cómo, un grupo que bajaba por detrás, hizo caer un par de piedras de buen tamaño. Eché de menos el casco pero, a falta de mejor remedio, procuré por quitarme del medio rapidito, bajando lo más deprisa que pude y vigilando por el rabillo del ojo para no estar en la vertical de nadie (dentro de lo posible, claro). Al llegar a la base de la canal, giré a la derecha (S) para...

... atravesar horizontalmente una gran pedrera, hacia un estrecho corredor, que iba viendo hacía rato, en el extremo derecho del Cuchillar del Siete. Afortunadamente, también había traza, más estrecha y menos marcada que las que bajan hacia el Meicín, pero suficiente para cruzar el movedizo cascajo sin demasiada incomodidad. El corredor tendrá unos 60 m de altura y 40º de inclinación. Su máxima dificultad es un escalón de unos 3 metros, lleno de presas (II), a un tercio de su altura; el resto del tiempo, el terreno empinado y poco estable me obligó a trepar apoyándome en la pared que llevaba a la izquierda (I). Salí así a la Pasada del Siete,...

... estrecha horcada en el cuchillar homónimo desde donde se divisan los dos Fontanes y el Canalón del Buey.

Bajé por la vertiente meridional, vaguada más abierta y menos inclinada, que me condujo a un rellano cubierto de pedrera. Allí giré a la derecha (S), para dirigirme a Peña Ubiña bajo la cresta del macizo, no sin antes...

...echar un vistazo a la aguda cresta de los Picos del Portillín.

El recorrido de la pedrera es bastante cómodo siguiendo las trazas de paso y, en los tramos más abruptos, los hitos indican el paso más fácil.

Caminando entre la pared de los Castillines y el Siete a mi derecha y...

... un mar de nubes del que sobresalían recortadas crestas al otro lado, llegué al...

... collado del Cueto les Cabres, que separa esa modesta elevación de la cresta del macizo. Para encaramarme ésta, giré a la derecha (O), dejando de lado las trazas más claras pero...

... siguiendo algunos hitos a través de una rampa pedregosa de pendiente moderada.

Al ganar altura, una mirada atrás, al Cueto les Cabres, antes de...

... llegar la cresta, donde giré a la izquierda (S) para dirigirme a la Peña Ubiña, por una arista de roca afilada, pero que aún presentaba sólo pequeñas dificultades (I).

La arista norte de Peña Ubiña está defendida en su base por un muro considerable. Un rastro en la terraza de hierba de la derecha me dio la pista para superarlo fácilmente, yendo a ese lado para volver luego a la arista subiendo en diagonal a la izquierda por...

... una estrecha repisa herbosa (I). Al salir al filo de la arista, me encontré con...

... una hermosa visión de la cresta que había evitado por su base y ante...

... un tramo afilado y vertical pero lleno de apoyos (II / 8 m). Si bien la roca está muy fracturada en toda la arista, me pareció bastante firme y precisamente la abundancia de grietas hace que la dificultad no sea mayor. Esa sección afilada me dejó en...

... un rellano inclinado cubierto de hierba, que remonté caminando hasta el siguiente obstáculo. Éste es una corta arista irregular pero fácil, tras la que me encontré...

... un resalte de 5 m, con mucha presa pero vertical e incluso con una pequeña panza en el medio (II+).

Llegué a una segunda pradera, más amplia que la anterior y la remonté caminando a la izquierda de la arista, hasta que me cerró el paso...

... un escalón que no se puede, aparentemente, rodear. Los hitos me devolvieron al filo para salvar el resalte por lo que debe ser su parte más baja, unos 6 m con una entrada escasa de presas (III-).

A mi derecha, iba descubriendo la sucesión de corredores y aristas de la cara noroeste.

El siguiente escalón es el más alto, descontando el muro del inicio; son unos 8 m que salvé justo a la izquierda de la arista (III-). Como en todos, la dificultad mayor se concentra en la entrada.

Luego vino un prolongado tramo de terreno empinado pero fácil, con roca muy irregular (I). Retorné a la arista para...

... escalar el último resalte; unos 4 m, que salvé por el lado izquierdo, aprovechando una vira vertical con mucho agarre (II+).

Volviéndome, podía ver la arista superada y la cresta del macizo hasta los Fontanes, vista que me anunció una cima aún invisible, pues se iba pareciendo a lo que recordaba de otras ascensiones.

Retomando la subida, comencé a superar un lomo de hierba y roca y enseguida oí unas voces; efectivamente, era la cima llena de gente. Eran las dos de la tarde cuando llegué a Peña Ubiña. La primera vista de la vertiente hasta entonces oculta fue, al sureste, la cima de Peña Cerreos asomando entre las nubes.

Al otro lado, Torrebarrio.

Hacia las dos y media, emprendí la bajada, tomando la vía normal, que recorre la arista cimera hacia el sur. Ésta es al principio horizontal y luego...

... toma bastante pendiente, aunque, amplia como es y recorrida por una buena senda, no presenta más dificultad que andar atento a los tropezones por no dar una culada. Enseguida apareció abajo el Collado del Ronzón donde...

... giré a la derecha (SO) antes de llegar a la horcada, para atajar a través del prado hacia una visible senda. Tomándola a la derecha (O)...

... me condujo bajo los desplomes de Peña Ubiña, en cómoda bajada frente a los montes de la Babia.

En Llanaday, llegué a la pista por la que había iniciado de la ruta que, tomada a la izquierda (SO), me condujo de vuelta a Torrebarrio, donde entré a poco de pasar las cuatro de la tarde.

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