Peña Prieta (2.539)

ASCENSIÓN DESDE LEDANTES

POR LA ARISTA ESTE Y BAJADA POR EL CUBIL DE CAN

El Macizo del Alto Carrión se encuentra en los límites de León, Palencia y Cantabria y la Peña Prieta es su máxima altura. Es una pirámide basculada al sur, con caídas verticales al norte y verdes laderas que se deslizan suavemente al sur, hacia el valle del Carrión. Junto a Espigüete y Curavacas, forma un trío de cumbres de prestigio que rivaliza con los Picos de Europa que se alzan precisamente enfrente, al otro lado de la Liébana. Pero el Alto Carrión es muy distinto; anchos cordales y laderas suaves se mezclan con la roca, conglomerado en lugar de la habitual caliza cantábrica, que surge en peñas de fuerte carácter alpino creando contrastes fascinantes.

La ruta consiste en remontar el Arroyo de la Viña hasta los Puertos de Riofrío y, a partir de ahí, recorrer las cuerdas, oeste y norte de Peña Prieta, que rodean esos altos prados y retornar a Ledantes descendiendo el mismo barranco.

Peña Prieta desde el noroeste, asomando sobre el lomo del Cubil de Can

SITUACIÓN:

  • Zona: Alto Carrión (Cordillera Cantábrica)
  • Unidad: Macizo de Peña Prieta
  • Base de partida: Ledantes (Cantabria)
ACCESO: La población de Ledantes, perteneciente al municipio cántabro de Vega de Liébana, está situada en el suroeste de la provincia; concretamente, en La Liébana, al pie del Macizo de Peña Prieta. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen hasta allí en el siguiente link a GoogleMaps.



OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 800 / 2.539
  • Mi tiempo efectivo: 8h00 aproximadamente
  • Mi tiempo total: 9h15
  • Dificultades: F. Varias trepadas cortas (I) y pasos aéreos en arista.
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Dejar Ledantes por la pista que sale al SO y sube a los prados altos. Ya allí y tras cruzar el Puente de Riofrío, tomar a la derecha (NO) otro carril. Al pasar por lo alto de la loma que domina la Vega de la Canal, dejarlo por la izquierda (O) y remontar el cordal. A partir de ahí, sólo hay que seguir la cresta, siempre al O, para, pasando por Los Covachos, llegar a la cima de Peña Prieta (F).

Volviendo a la horcada S, tomar a la derecha (O) la senda que ataja directamente al cordal N del Tres Provincias. Seguirlo a la derecha (N) y, pasado el Alto de Cubil de Can, bajar por la ladera derecha (SE) hasta los prados donde se asienta el Refugio Cubil de Can. Tomar la pista que los atraviesa a la derecha (E) para regresar a los Puertos de Riofrío y deshacer desde allí el camino a Ledantes.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Ascensión larga, exigente y con un punto de emoción durante el cresteo. Vale con estar en buena forma para acometerla, ya que apenas plantea problemas de dificultad u orientación. Es la ruta más bonita a la Peña Prieta de las que conozco. En primer lugar, se van contemplando casi todas las vertientes de la montaña, incluyendo su lado más agreste. Además, se pasa por una gran variedad de entornos naturales, merced al importante desnivel a salvar. Y si el esfuerzo parece mucho para un día, se puede dividir la ruta en dos jornadas, pernoctando en los Puertos de Riofrío; las cabañas del Cubil de Can y de la Tenada de Riofrío están en buenas condiciones, contando la primera con el inusitado (para la época) lujo de la luz eléctrica.

RELATO GRÁFICO:

El tiempo estaba inseguro y las nubes bajas no dejaban ver el cielo esa mañana en Potes, así que estuve dejando pasar tiempo a ver en qué paraba la cosa hasta que vi que, al sur, podía ser que levantaran las nubes. Hora de ponerse en marcha: coche hasta Ledantes, aparcar, botas en los pies, mochila a la espalda y caminando por la pista que deja la aldea por su extremo suroriental, junto al minúsculo cementerio. Con que con tanta espera se me habían hecho las diez de la mañana.

El camino cruza enseguida el Río de San Andrés y luego el Arroyo de Valtiero para remontar este último por su vertiente derecha. Tras un trecho cerca de la orilla, empecé a ganar altura decididamente por la ladera, pasando de los árboles de ribera al robledal y después al hayedo. Atravesándolo me metí en la niebla y en dos minutos parecía salido de una ducha; hacía tiempo que no sudaba, o más bien condensaba, de esa forma. Sin embargo, la subida fue fascinante, con los árboles dibujándose en la niebla.

Quedaron atrás bosque y niebla a la vez, encontrándome de pronto al sol y ante el Pico Zamburria sobre cuyo lomo asomaba levemente Peña Prieta.

Parece que había elegido bien, pues estaba bajo un cielo limpio mientras enfrente los Picos de Europa apenas se veían en el revuelto mar de nubes.

La pista me llevó horizontalmente al suroeste un trecho, buscando el boquete de los Puertos de Riofrío, al que llegué tras dejar atrás un desvío a la izquierda. Según entraba a esos extensos prados de altura, surgió ante mí la mole oscura del Curavacas.

Poco después se descubrió a mi derecha la Peña Prieta rodeada de las crestas que me disponía a recorrer.

Siguiendo siempre por la pista, ésta me llevó hacia el Río Frío. Delante veía una loma a la que se encaramaba un carril. Por ahí iniciaría el cresteo que me llevaría a la cumbre de Peña Prieta. Así, tras cruzar el Puente de Riofrío, giré a la derecha (NO) para tomarlo. Subiendo esa diagonal, me impresionó...

... la pinta del Bistruey desde este lado. Una abrupta pirámide que tiene poco que ver con el modesto cerrillo que subí desde Lores.

Al ganar la cuerda, el camino comienza a remontarla, pero al poco se va por...

... la vertiente derecha. Entonces lo abandoné, siguiendo recto (O) por el ancho lomo herboso, que se extendía ante mí, interrumpido por algunas prominencias calizas, hasta la cumbre. Al llegar a un primer alto, donde el cordal gira al suroeste,...

... me asomé al profundo hoyo de la vertiente oriental de Peña Prieta, roca oscura sobre el verde fresco del fondo.

Tras breves bajada y subida, me encontré ante una zona más quebrada. La ladera de la izquierda permite soslayar los pasos más aéreos, que no difíciles, pero preferí ir por el filo. Las únicas dificultades fueron sendas trepadas fáciles (I) y cortas para subir a la segunda peña y....

... bajar de la cuarta. Tras otro trecho ancho y suave, alcancé...

... el crestón que culmina Los Covachos. Aunque impresionante visto de lejos, resultó ser bastante fácil. Apenas hube de apoyar las manos para encaramarme a...

... su filo y recorrerlo.

Un corto tramo de loma amplia con algún peñasco evitable, me llevó al entronque de esta cresta con la del Sestil de la Vega de la Canal, dando vista ya a la vertiente del Carrión.

Sobre la cresta de enfrente, asomaba el Espigüete, una de las moles más impresionantes de la Cordillera Cantábrica.

Continué caminando por la amplia cuerda, ahora un poco más empinada, hacia la prominencia marcada como cota 2.375, a partir de la cual...

... la arista se vuelve accidentada y estrecha. Ante la pésima calidad de la roca, pasé los tramos más afilados por...

... la vertiente izquierda, que da a la Laguna de Fuentes Carrionas, transitando por repisas estrechas pero más seguras.

Volví a la arista para trasponer una pequeña prominencia, de la que bajé...

... destrepando un pequeño escalón (I) de roca algo mejor que la media.

A continuación, me encontré la subida hacia la siguiente prominencia importante (2.448). Al afilarse y empinarse de nuevo la arista, volví a la vertiente izquierda, por donde progresé en diagonal, medio caminando medio trepando, por terreno muy fácil, pero poco firme, hasta estar...

... de nuevo en la arista, ya cerca de la punta sur de Peña Prieta. Aquí la roca es mejor, así que continué por el filo, que...

... no abandonaría ya, apoyando las manos apenas un par de veces y más por comodidad que por necesidad. El espectáculo vertiginoso a los lados era notable y, finalmente, el cresteo estaba resultando entretenido y aéreo pero relajado.

Al llegar a la cima meridional, pude contemplar a mis pies el circo oeste, en cuyo fondo yace otra laguna bajo los Altares y el Cubil de Can. Girando a la derecha (N), recorrí los pocos metros que me separaban de la cumbre de Peña Prieta, donde llegué hacia las tres de la tarde. Por aquí hay incluso una clara senda bien pisada: me había incorporado a la vía normal.

Las nubes seguían tapando bastante de los Picos de Europa, aunque ahora, en sus idas y venidas, dejaban ver alguna cima.

Lo que sí estaba despejado al norte era la Liébana, más allá delos Puertos de Riofrío.

Y, al este, el valle del Carrión bajo el Curavacas.

Comencé el regreso a las tres y media, pues no me convenía dilatarme más. Volví a la horcada entre las dos puntas de la Peña Prieta y tomé a la derecha (SO) una senda que rodea la punta meridional y el Tres Provincias,...

...dando vista en el collado a la Laguna de Fuentes Carrionas.

Dejada atrás Peña Prieta, tomé...

... al norte la ancha y compacta Loma del Cubil del Can. Ésta es sin duda la zona más cómoda del cresteo, así que me fui recreando con las vistas, que incluían...

... el Espigüete sirviendo de fondo a las Agujas de Cardaño,

... la Sierra de Orpiñas entre profundos valles con el mar de crestas cantábricas al fondo, entre las que reconocí a más de una vieja amiga.

Mientras me acercaba al Cubil de Can entre abismos, a mi derecha, y...

... caídas más suaves, incluso con senda, a la izquierda, me lamentaba de que las nubes no me dejaran ver los Picos de Europa.

Entonces, como si me hicieran caso, se apartaron por un momento de la Peña Santa; poco después, de...

... Torre Cerredo.

También apareció esta misteriosa peña.

Tras dejar atrás el entronque de una arista proyectada al este, alcancé el Alto de Cubil de Can, a partir de donde...

... la cuerda desciende decididamente hacia el Collado del Robadoiro. El inicio de la bajada es abrupto pero, siguiendo la senda, sólo tuve que apoyar las manos en tres cortos escalones fáciles (I) de conglomerado, ninguno de los cuales supera los dos metros.

Tras esos resaltes, la loma vuelve a ser ancha y suave.

A la derecha, veía los prados de Cubil de Can y el camino que baja hasta ellos desde el collado. Pero no es necesario alcanzarlo. Antes, me dejé caer a la derecha (SE) por...

... una rampa de hierba suave y regular. Una vez en el llano, tomé unas rodadas que morían allí y...

... las seguí hacia el este a través de la hierba, hasta el pequeño Refugio Cubil de Can, en muy buenas condiciones y que contaba (novedad en esos tiempos) con placas solares y luz eléctrica. Allí me encontré con la pista que había visto subir hasta el Collado de Robadoiro y la tomé a la derecha (SE).

Fui bajando suavemente bajo las paredes de la Peña Prieta, por...

... la vertiente izquierda del Río Frío. Al ir girando, comencé a ver los prados homónimos, con el fondo magnífico del Bistruey y el Lezna, mientras...

... quedaba atrás el corazón del macizo, que no me cansaba de mirar.

También me fijé en la peculiar loma tajada que se levanta entre los picos Pumar y Lezna. Peña Quebrada la llaman y no hay que preguntar por qué.

Al llegar a los Puertos de Riofrío, topé con la pista por donde había iniciado la ruta esa mañana y la tomé a la izquierda (N) para regresar. La tarde soleada me permitió ver cosas que por la mañana estaban ocultas, como...

... los tejados rojizos de Ledantes contrastando con el verde del valle, o...

... un bonito grupo bonito de peñas calizas al este.

También el descenso del bosque fue diferente, pasando del misterio de la bruma a la alegre luz verdosa filtrada entre las hayas y, de vez en cuando, al abrirse un hueco en las copas, el Pico de Zamburria brillando muy arriba. Llegué a Ledantes pasadas las siete de la tarde y, si la bajada fue larga en tiempo, no me lo pareció. Buen camino para relajar las piernas en medio de la paz vespertina, una vez pasadas las emociones de la cumbre.

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