El Cornón (2.047)

ASCENSIÓN DESDE SOMANIEZO

LOMO SUROESTE Y COLLADO DEL CARRO

La Sierra de Peña Sagra es un cordal aislado destacado al norte de la divisoria de la Cordillera Cantábrica, a la que se une por el Puerto de Piedras Luengas. Totalmente situado en territorio cántabro, cierra la Liébana por el nordeste y es un privilegiado mirador sobre esa comarca y el amplio arco montañoso que va del Alto Campoo a los Picos de Europa. Su estructura es bella en su sencillez: sobre bosques y prados se yergue una cresta rocosa, culminada en su punto medio por un único pico, el Cornón.

Partiendo de Somaniezo, la ascensión consiste en encaramarse al lomo suroccidental de la montaña y remontarlo hasta la cumbre. Luego, para regresar, se comienza recorriendo la cuerda al sureste, hasta el Collado del Carro, su principal paso, de donde se baja a la vertiente meridional para volver al pueblo a través de la misma.

La Sierra de Peña Sagra, culminada por el Cornón, vista desde el oeste

SITUACIÓN:

  • Zona: Cordales Cántabros (Cordillera Cantábrica)
  • Unidad: Sierra de Peña Sagra
  • Base de partida: Somaniezo (Cantabria)
ACCESO: Somaniezo, es un barrio de la población de Aniezo, perteneciente a su vez al municipio cántabro de Cabezón de Liébana, situado en el oeste de la provincia, en la comarca de Liébana; concretamente, a 5 km de Potes en la bajada del puerto de Piedras Luengas. Los caminos de ida y vuelta se unen justo delante del puente que da entrada al caserío, donde hay espacio para aparcar. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen hasta allí en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 690 / 2.047
  • Mi tiempo efectivo: 5h30
  • Mi tiempo total: 7h10
  • Dificultades: F+. Chimenea vertical de unos 8 metros, llena de buenos apoyos (I+) y unos 50 m de cresta de bloques aérea, pero fácil (I).
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir de Somaniezo en dirección SE, por la pista que va a la ermita de Nuestra Señora de la Luz. Tomar allí el GR71 a la derecha (S) hasta estar a la altura del Refugio de Montañeros de Liébana. Dejarlo entonces por la izquierda (NE) para remontar, a través de pasto y matorral, el lomo que cae de la cima del Cornón. Al llegar a la roca, trepar por una chimenea centrada en la pared y, una vez en la cresta, seguirla a la izquierda (NO) hasta El Cornón (F+).

Regresar a la base de la chimenea y girar a la izquierda (SE), siguiendo el cordal hasta el Collado del Carro (F+). Sin necesidad de alcanzarlo, girar a la derecha (SO) para bajar a coger la pista que lleva, a la derecha (O), al Collado de las Invernillas, por donde pasa el GR71. Seguirlo a la derecha (O) hasta el Refugio de Montañeros de Liébana y, poco más allá, dejarlo en una bifurcación por el camino de la izquierda (SO), que va siguiendo la loma de la Jacera. Al llegar al Collado de Perejita, girar a la derecha (E) y tomar una pista marcada como PR, que lleva de vuelta a Somaniezo.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Itinerario fácil aunque físicamente exigente a una de las cumbres con más personalidad de la Cordillera Cantábrica. Aunque su altitud es modesta, el Cornón es un pico aislado de amplias perspectivas, rodeado de bosques notables por su densidad y variedad. Si a esto se añade que pertenece a la minoría de cimas que no se pueden alcanzar con las manos en los bolsillos, el resultado es que estamos ante una montaña de lujo. Sin aumentar la dificultad (en condiciones estivales, en invierno la cosa debe cambiar mucho, sobre todo por el norte), varias rutas remontan todas sus vertientes y, aunque no las conozco todas, creo que ésta de Somaniezo debe ser de las más bonitas; desde luego gana en variedad a la más frecuentada (en aquella época) de San Mamés. En el aspecto práctico, obviamente la vuelta por el Collado de Perejita es un rodeo; pero merece la pena por los bosques que se atraviesan.

Aniezo y Somaniezo tienen los nombres cambiados en la cartografía del IGN. En el mapa de la ruta lo he corregido. Por último, me movieron a reflexión las marcas amarillas que me encontré en la chimenea de acceso a cresta; prácticamente había una cada medio metro y eran unos círculos de pintura de a palmo... ¿Es eso necesario cuando es casi imposible salirse de vía? Total, que dejaron el monte a lunares, afeando el paraje y sin que realmente sirviera para gran cosa. No sé si, en los años que han pasado, la lluvia o el aguarrás habrán devuelto a la roca su aspecto. Eso espero.

RELATO GRÁFICO:

Tras aparcar a la entrada de Somaniezo, crucé el puente que da acceso al caserío. Eran las nueve y cuarto de una mañana fresca y limpia tras las primeras lluvias de un otoño tardío. Fui cruzando la aldea por la calle que prolonga la carretera, hasta llegar a un desvío a la derecha (SE) donde, en 2011, un cartel indicaba a Peña Sagra.

Tras salir del poblado, el camino me llevó a cruzar de nuevo el Arroyo de Aniezo y emprender su remontada a través del bosque de la ribera izquierda.

Yendo cerca de la linde, de vez en cuando salía a terreno despejado y podía ver el Cornón sobre la cabecera del barranco. Al fondo de unos prados, tomé el camino de la derecha (NE) en una bifurcación, tras lo que volví bajo los árboles y la pista se empinó.

La fuerte pendiente sería la tónica de la ascensión, con pocos descansos. Salí de entre los árboles cerca de una collada de cota 1.058, desde donde pude ver a mi espalda, al sur, más allá de los bosques pintados de otoño, las nieves brillantes de Peña Prieta.

A partir de ahí, la pista dejó el barranco para continuar la subida por lo alto de una loma bajo la presencia imponente y constante del Cornón.

Al ganar altitud, pude ver a mi derecha el valle de donde había partido, todo verde entre bosques otoñales. Sobre él, la suave loma de La Jacera por donde regresaría a Aniezo y un horizonte quebrado por las crestas del Alto Carrión y la Sierra Mediana.

Llegando a la ermita de Nuestra Señora de la Luz, la pista desemboca en otra, por donde pasa el itinerario balizado GR71. Antes de continuar por él, subí por un ramal a la izquierda, que va a dar frente a la puerta del edificio.

Me tomé allí un prolongado descanso para desayunar, pues llevaba una hora caminando y el lugar se presta. Hay fuente, una pradera soleada y una de esas vistas que alegran el corazón y acaban con el cansancio: toda la Liébana rodeada de montañas, de la Pernía al Macizo de Andara.

Tras alimentar cuerpo y espíritu, continué la ruta, siguiendo las marcas rojiblancas del mencionado GR71 que, tras rodear la ermita por detrás, se dirigen al sur. Poco después, salí a una pista horizontal, que tomé a la izquierda (S). En un segundo cruce, de nuevo giré a la misma mano (SE), para llegar a la extensa pradera donde se asienta el Refugio de Montañeros de Liébana. Detrás, veía un lomo subir hacia la cumbre; ese es el camino que iba a seguir. Dejando atrás el edificio, llegué...

... ante una collada desde donde se ve la cresta del Alto Campoo. Sin alcanzarla, giré a la izquierda (E), dejando el GR para... 

... afrontar la subida del citado lomo. No hay marcas ni hitos pero la ruta está clara y, siempre que...

... el matorral se cerró, encontré trazas de paso para cruzarlo.

Al dejar atrás el monte bajo, llegué a unas praderas muy empinadas al pie de un resalte rocoso. Dejándolo a la izquierda, subí a lo largo de su base por una terraza diagonal.

Mientras el panorama se iba ampliando a mi espalda,...

... el entorno cercano se iba volviendo rocoso, con bloques de conglomerado que formaban a veces curiosos apilamientos.

Al pie del cancho cimero hay un rellano cubierto de pedrera, que crucé hacia un evidente tubo pedregoso que me permitiría ganar la cresta con facilidad. Mientras lo cruzaba, divisé en la cresta la silueta de un montañero, primera persona que veía en el día. No llegaríamos a encontrarnos.

Al llegar a la base del canalón, dejé a la derecha unos hitos que marcan el rodeo horizontal de la cumbre y me introduje en el mismo siguiendo unos discos de pintura amarilla. Recuerdo que ya había marcas en mi anterior visita en 1997; pero esto es excesivo; unos pocos trazos discretos en la entrada y salida de la chimenea han pasado a ser unas marcas enormes a cada paso. Una pena. Comencé a superar los bloques apilados de la base, hasta...

... una chimenea de unos ocho metros, defendida en su base por un escalón. La trepada es fácil pues, aunque en algún momento es vertical, abundan los apoyos (I+).

Al ganar la cresta en una pequeña depresión entre la cumbre y la antecima suroriental, divisé el mar al fondo,  más allá del valle del Nansa. Girando a la izquierda (NO),...

... recorrí los 50 m de cresta, aérea en algunos puntos, pero fácil (I), que me separaban de la cima del Cornón.

Era justo mediodía cuando llegué junto al buzón y pude contemplar la airosa mitad norte cresta de la Sierra de Peña Sagra, con el fondo magnífico de los Picos de Europa.

En mi opinión, las mejores vistas de la Liébana están aquí; en la más modesta de las montañas que rodean el valle. Mirando hacia abajo, terminé de determinar mi camino de vuelta, viendo la verde y ondulada loma que prolonga el lomo por el que había subido.

Otra bonita visión es la de las extensas placas que se yerguen sobre el Pozón, profundo circo excavado en la vertiente norte. Aunque para tener la mejor perspectiva hay que destrepar unos cuantos metros desde la cumbre hacia esa vertiente.

De los Picos de Europa, sólo se ven los macizos central y oriental, y como si fueran uno sólo, de modo que sus respectivas cumbres, Cerredo y Lechugales, se muestran falsamente cercanos.

Hacia el Alto Carrión, entre el Curavacas y la Peña Prieta asomaba el Espigüete por el collado intermedio.

Al este, se ve el perfil del cordal norte del Alto Campoo y, mirando al otro lado de la cresta de Peña Sagra,...

... en dirección este, destaca la larga alineación de los Montes de Valnera.

Tras un buen rato en cumbre, a la una menos cuarto emprendí el regreso, volviendo sobre mis pasos por la cresta primero y...

... luego por la chimenea, hasta localizar, al pie de la misma y a la izquierda (SE),...

... una hilera de hitos que atraviesa la pedrera bajo el cancho. Siguiéndolos, apareció al poco una senda que va siguiendo el cordal.

Buscando el paso cómodo, la traza me llevó a la vertiente norte, donde pasé sobre otro hoyo, el de la Yunca, que se abre al pie del pico homónimo.

Por ahí, volviéndose hacia el Cornón, hay una de las imágenes más típicas e impresionantes de esta cumbre. También me crucé con un pequeño grupo, en el primer encuentro de la jornada.

En el collado inmediato, nuevo cambio de flanco. A partir de ahí, el cordal se hizo ancho y redondeado, con la roca aflorando sólo en las culminaciones, en forma de bonetes de pedrera.

La senda va rodeando prominencias aunque,...

... para coleccionistas impenitentes, los picos quedan a escasos metros del camino. Tras pasar de Mesa Bexejo,...

... el cordal se hunde en el Collado del Carro. Antes de llegar al mismo, sale una pista que gira enseguida a la derecha (SO) y...

... baja hacia otro carril, que atraviesa la ladera en suave diagonal. En el cruce hay un cartel y, siguiendo la indicación a San Mamés, giré a la derecha (O).

Aunque en los primeros metros se gana algo de altura, ésta es la bajada de la ruta más concurrida (al menos, por aquel entonces), así que me crucé con varios grupos hasta que me aparté de ella. También se notaba en la abundancia de carteles, mesas de orientación y hasta bancos... ¡Cómo había cambiado esto en 14 años! Al poco, empecé a ver una pradera abajo y a mi derecha; es el Collado de las Invernillas. Allí el camino principal gira a la izquierda pero yo debía salir precisamente hacia el otro lado (O). Lo hice tomando...

... una senda poco visible pero señalada con las marcas del GR71, el mismo que había seguido un trecho durante la subida. El sendero es estrecho pero se abre eficazmente paso entre el alto matorral, siguiendo un barranco seco bajo la cumbre del Cornón.

El descenso terminó en un amplio prado que unas estacas marcan la forma de atravesarlo para salir por el camino que va recorriendo la ladera meridional de la sierra.

Iba rodeando la cabecera del Arroyo de Tornes, recreándome con la vista del Alto Carrión que llevaba a mi izquierda.

El camino es cómodo y mantiene más o menos cota hasta...

... llegar a una collada, junto a la que destaca una cabaña. A la izquierda, cae la loma que iba a seguir para regresar a Aniezo.

Al cambiar de vertiente, llegué al prado donde está el Refugio de Montañeros de Liébana, por donde ya había subido esa mañana. Seguí adelante por la pista hasta un desvío a la derecha en la linde del bosque; allí dejé el GR71 y continué recto (O),...

... entrando en un hermoso hayedo. El carril es ancho y cómodo, con pequeños subibajas. Alternaba tramos boscosos con...

... otros despejados; sombra y sol, hermosos parajes y bellas perspectivas.

Las hayas fueron mezclándose con grandes robles según perdía altitud suavemente. De vez en cuando, la cumbre del Cornón asomaba sobre las copas.

Dejé atrás varios desvíos de sendas más modestas hasta llegar a una bifurcación en el collado entre la Silva y la Jacera. Tomé el camino de la derecha (NO) para rodear ese último cerro, dando vista al valle de Aniezo.

En el  Collado de Perejita, se cruzan varios caminos. Dejé el cordal donde por el que sale a la derecha (E), casi en dirección contraria a la que llevaba.

De vuelta en el bosque, aparecieron enseguida unas marcas de PR que me sacaron de dudas en algún cruce. El resto de la bajada fue suave y por buen camino. No puedo decir que este regreso boscoso se me hiciera largo, pese a haber caminado hora y media bajo los árboles desde el refugio.

Finalmente llegué a Somaniezo, justo al ensanche donde había aparcado a la entrada del pueblo. Eran las cuatro y cuarto de la tarde y, sobre los tejados, brillaba el Cornón.

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