Monte Gorbea (1.481)

TRAVESÍA DE SALDROPO A URIGOITI

CON EL ALDAMIN (1.318)

El Macizo del Gorbea forma parte del Arco Vasco, que es, de las varias alineaciones paralelas que atraviesan la región, la que divide las cuencas mediterránea y cantábrica. Ocupando una situación central, incluye gran variedad de ambientes, encontrándose lomas redondeadas junto a afiladas crestas sostenidas por grandes escarpes. El capricho de la geología ha querido que precisamente su máxima altura, el Monte Gorbea, sea la más achaparrada de sus cimas. Se trata de un gran cabezo alzado sobre un altiplano herboso, defendido por algunos resaltes y crestas calizas, que surgen de espesos bosques. Aunque el entorno conserva su belleza, la mano humana está muy presente, en forma de pistas y una superabundancia de refugios y cabañas, que facilitan la masificación.

La ruta atraviesa el macizo de este a noroeste, pasando por su cumbre y por otros puntos de interés, como el paso de Atxuri, la arista del Aldamin o las neveras y paredes de Itxina.

El Monte Gorbea, con el Aldamin y Atxuri delante, visto desde el este

SITUACIÓN:

  • Zona: Arco Vasco (Cordillera Cantábrica)
  • Unidad: Macizo del Gorbea
  • Base de partida: Puerto de Barazar (Vizcaya)
ACCESO: Parte la excursión del Parking de Saldropo, paraje natural situado cerca del extremo sur de Vizcaya, al pie de la vertiente oriental del Macizo del Gorbea, y al cual se accede por 3 km de pista de cemento desde el Puerto de Barazar. Las poblaciones más cercanas son Zeanuri (7 km al norte del puerto) y Ubide (5 km al sur), ambas vizcaínas. Se termina en Urigoiti, barrio de Orozco, situado en la vertiente noroccidental del macizo, 8 km al este de la cabecera municipal; concretamente de un aparcamiento en extremo oriental de la población, marcada en Google como “Principio ruta, Lugar Barrio Urigoiti”. Salida y llegada están a 30 km por carretera, yendo por Artea, como puedes en este link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 450 / 1.481
  • Mi tiempo efectivo: 7h00
  • Mi tiempo total: Poco menos de 10 horas, con parada a comer en el Refugio del Gorbea y mucho curioseo en las neveras.
  • Dificultades: PD. Muro de 8 m de altura, vertical pero con buenas y abundantes presas (II grado) en la cresta de Aldamin, además de numerosos pasos cortos de I. Sin embargo, en mi opinión, la mayor dificultad está en los largos tramos sin camino, empinadísimos y de orientación dudosa, que hay entre Itxingote y el Arroyo Ipergorta.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir de Saldropo hacia el SO, por el camino balizado que lleva al Paso de Atxuri. Cruzarlo y seguir la cuerda a la derecha (NO) hasta Arimegorta. Girar a la izquierda (S), subiendo por un lomo herboso hasta el pie de la cresta del Miruen Haitza. Remontarla a la derecha (NO), superando o evitando pequeñas dificultades, hasta el Aldamin (PD). Por la cuerda a la izquierda (SO), bajar al collado, trasponerlo y ganar la cima del Gorbea.

Empezar descendiendo a la derecha (O) y, enseguida, girar de nuevo a la misma mano (N) para entrar en la más occidental de las vaguadas que van al rellano de Egiriñao. Tomar allí el camino de la ruta normal hacia la izquierda (NO) y seguirlo hasta la Campa de Arraba. Dejando la senda por la izquierda (O), atravesar el prado hasta el Paso de Kargaleku para entrar en Itxina. Tomar a la izquierda (SO) una senda borrosa y discontinua, siguiéndola con atención hasta el prado de Itxingote. Atravesarlo hasta una evidente brecha en su extremo O, cruzarla y bajar al otro lado, manteniendo la dirección en lo posible, por una empinadísima ladera. Al llegar al cauce de un barranco, cruzarlo y girar a la derecha (N) para atravesar horizontalmente la boscosa ladera. Al dar con un segundo barranco, el Arroyo Ipergorta, vadearlo también y buscar, en su orilla derecha unos trazos de ganado facilitan llegar, perdiendo altura, a la unión del torrente y una acequia. Seguirla a la derecha (N), pasando bajo la pared occidental de Itxina y, al llegar a Aldabide, cruzar el torrente y tomar la pista que baja a la izquierda (NO) hasta Urigoiti.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: La ascensión a la cima del Macizo del Gorbea es muy popular y, pero también una actividad poco prestigiosa, dadas su nula dificultad y escasa exigencia. Pero es la cumbre del macizo, así que hay que ir. El itinerario expuesto me lo mostró mi amigo Alfredo, gran conocedor de la zona, y la idea era añadir atractivo a un pico soso, en apariencia, así como conocer las diferentes facetas del macizo. El resultado es una travesía variada, de exigencia media, cuya principal dificultad reside en la orientación en algunos tramos aunque, con cuidado y paciencia, se acaba encontrando el camino.

Debo advertir que, con niebla, esta ruta no es en absoluto aconsejable. La subida de Saldropo al Gorbea podría resolverse yendo por la senda marcada pero el descenso a partir de Arraba incluye tramos amplios sin senda, donde es fácil perder la ruta con mala visibilidad. Respecto a la dificultad técnica, aparte de baja, no es forzosa; se llegaría también al Gorbea caminando al pie de la cresta del Aldamin, pero sería menos divertido y se perderían buenos momentos. Evidentemente, son convenientes dos coches para hacer la ruta cómodamente; si no, como alternativa, siempre se puede descender de la cumbre a Saldropo por el camino.

RELATO GRÁFICO:

A las 9 de una mañana soleada, estábamos de Saldropo, desde donde podíamos ver ya la cumbre verde y el rocoso Aldamin, asomando ambos por encima de Atxuri.

Tomamos una pista que sale al sur, señalada con marcas de pintura roja y blanca. Tras entrar en el bosque, cruzamos un riachuelo y poco después las señales nos desviaron por una senda que, a la izquierda (SO), sube más directamente por el pinar.

Pasamos varios cruces y bifurcaciones perfectamente indicados, alternando tramos de bosque con terreno abierto y pendientes suaves con otras más empinadas. Al ganar altitud se fue abriendo el panorama a nuestra espalda, recortándose la Cresta de Urkiola en el horizonte.

El sendero nos llevó al pie del resalte calizo que defiende la cresta de Atxuri, girando allí a la derecha para recorrer el Paso de Atxuri, estrecha repisa bajo un extraplomo, peculiar y...

... sin dificultad, que es un espectacular balcón sobre el barranco de donde habíamos subido y las cumbres circundantes. Tras rodear la banda de roca, una breve y brusca subida nos depositó en...

... la cresta, desde donde volvimos a encontrarnos delante al Gorbea y el Aldamin. Un cartel y abundantes marcas de pintura nos llevaron a la derecha (NO) por...

... la ancha y herbosa cuerda hasta...

... el paraje de Arimegorta, donde se yergue un enorme y saludable tejo en medio de una apacible pradera, buen lugar para tomarse un respiro y apartado además del paso general.

Descubrimos entonces, al este, el Anboto surgiendo de la niebla.

Al otro lado (SO), veíamos el Aldamin. A la izquierda, un lomo herboso subía hacia la cresta. Atravesando directamente los prados, nos dirigimos a una casa, que dejando a la izquierda para entrar bajo los árboles.

Al salir a un prado ocupado por una cabaña más rústica, retomamos la dirección original sur para subir directamente hacia el extremo izquierdo de la cresta de Aldamin. Una vez bajo la arista, giramos a la derecha (NE) para...

... acabar de alcanzar la roca por un lomo de hierba. Si se acometiera de frente, hay un muro vertical con buenas presas y un clavo en medio. Tiene pinta de III pero no podría asegurarlo, pues, prudentemente, lo rodeamos por la derecha, por una chimenea herbosa...

... que, aunque empinada, superamos caminando.

Volvimos a cresta en un rellano muy panorámico. A la izquierda, teníamos el Gorbea dominando la traza de la ruta normal y, al lado contrario,...

... una amplia vista de sierras y valles aunque los ojos se iban al Anboto.

Continuamos ganado altura por un ancho lomo de hierba y piedras, que nos dejó en un corto resalte de los de apoyar las manos sólo por comodidad.

Al superarlo encontramos el buzón del Miruen Haitza, de casi inexistente prominencia. A veces es para preguntarse con qué criterio se llama cima a algo; hay piedras que destacan más. Retomando la ruta, delante teníamos ya la pirámide cimera del Aldamin, que se presentaba imponente. Un rodeo por la derecha, con...

... trazas marcadas, nos permitió evitar el muro de la base por...

... otra chimenea de hierba y cantos, casi sin dificultad.

Fuimos ganando altura por la arista, enlazando repisas y cortas chimeneas, sin pasar nunca del I grado, pues, poniendo atención, el terreno impone el camino lógico y fácil.

Así, pudimos contemplar a placer los desplomes...

... de la cara norte. Y, si el entorno inmediato es espectacular,...

... el panorama no le va a la zaga y...

... tampoco la vista del vecino Gorbea.

Tras superar una pendiente de hierba y roca, llegamos al pie de un resalte donde trepar se hace inevitable. Lo superamos por el lado que da cara al Gorbea, donde el muro apenas llega a 8 m y presenta un punto débil: a la izquierda de una característica roca en forma de seta, hay un diedro lleno de buenos apoyos (II). 

Nosotros superamos el resalte sin encordar pero, para los más precavidos, hay una chapa para proteger el paso.

De nuevo en la cuerda, continuamos ganando altura, primero trepando unas gradas fáciles (I) y luego por un ancho lomo hasta el descomunal hito cimero del Aldamin, donde llegamos hacia las doce de la mañana.

Al otro lado del pico, vimos a los pies del Lekanda la Campa de Arraba, por donde pasaríamos en bajada.

Pero antes, esperaba el Gorbea, gran cumbre del día. Tras una cortísima parada, bajamos a la izquierda (SO), hacia el collado intermedio, donde se unen las rutas normales. Como la subida por las sendas era como una romería, buscamos un camino más tranquilo, simplemente saliéndonos de traza. Al llegar a la horcada, giramos ligeramente a la izquierda (S), siguiendo unos rastros de ganado que...

... nos llevaron al cóncavo herboso que se abre al noreste de la cumbre. Desde allí podíamos ver la cresta oriental del Aldamin, que acabábamos de recorrer.

Cuando nos pareció bien, giramos a la derecha (SO) para acometer la subida directa de la ladera.

La senda se veía desde ahí coincidiendo con el horizonte; una curiosa imagen la de los montañeros recortados contra el azul.

Poco a poco, empezó a asomar por encima del lomo la culminación de la cruz que corona el Monte Gorbea.

Eran las doce y media y el entorno bullía de gente. No es lugar para ir a buscar la paz, al menos en un sábado agradable de otoño.

Las vistas se extendían al sur en un arco que iba de la Sierra de Aralar a los Montes de Valnera, pasando por el Duranguesado y la cima de Aldamin, casi tapada, o...

... la Demanda, con el San Lorenzo destacado. Pero, por desgracia, el día no estaba claro en la distancia, y mucho de ese horizonte era poco reconocible.

Comenzamos el descenso caminando al oeste por un ancho lomo que abandonamos al poco, girando a la derecha (N) para descender, con la referencia del Lekanda delante, por una ladera herbosa...

... sembrada de pequeñas dolinas.

El terreno se empinó al entrar en una pequeña cuenca secundaria, la más oriental de las dos que convergen en un rellano con arboleda y refugio...

... al pie de la cúpula del Gorbea. No hay camino ni hitos en esta bajada, pero tampoco son necesarios; el terreno, aunque bastante empinado, es cómodo y sólo una banda pedregosa al final obliga a mirar dónde se pisa.

Allí nos incorporamos al camino de la ruta normal, tomándolo a la izquierda (NO) para rodear por el este el Gatzarreta y entrar...

... en la gran Campa de Arraba, en medio de la cual se alza el Refugio Ángel de Sopeña. Faltaba poco para las dos de la tarde, hora muy a propósito para hacer un alto prolongado y una comida civilizada.

Desde la puerta misma del edificio, hay una bonita perspectiva del Anboto.

Pasadas las tres de la tarde, dejamos el refugio, dirigiéndonos hacia el fondo de la campa, teniendo como referencia una brecha que se abre en la cresta que limita el llano. Este Paso de Kargaleku es...

... una puerta de entrada al caótico karst de Itxina. Junto a un viejo cartel desvaído en la vertiente occidental de la brecha, giramos a la izquierda (SO), tomando...

... un borroso sendero que serpentea entre hayas y cantos, a través de la falda del cordal que limita por el sur este submacizo.

Desde estos bordes de Itxina, cuando los árboles se aclaraban, podíamos percibir el carácter caótico del relieve.

Es aconsejable no perder la senda pues el hayedo es espeso y el terreno muy movido. Unas marcas de pintura ayudan a seguir el trazado que, en muchos sitios, se intuye más que verse. Si el paso se vuelve realmente incómodo, será señal de haber perdido senda y lo mejor será volverse y reencontrarla.

Y en estas llegamos a un notable agujero, profundo, vertical y muy húmedo. Aquí estaba la nevera de Ceanuri, totalmente natural.

Tras otro tramo de senda imprecisa a través del bosque, llegamos junto a una curiosa construcción. Lo que debió ser un cubo de mampostería, hoy medio derruido, cuya única entrada aparente es un agujero por debajo del nivel del suelo.

Asomándonos al mismo, nos encontramos un corto túnel de pocos metros a través del que veíamos un fondo iluminado multicolor.

Lo que veíamos era una segunda nevera, ésta mucho más conocida, que no en vano fue la más importante de Vizcaya. Llamada Neberabaltz, se trata también de una grieta natural, aunque aquí se añadió...

... un arco para facilitar la introducción y extracción de nieve. El paraje es realmente impresionante y debimos estar cerca de media hora curioseando.

Continuamos hacia el suroeste, siguiendo una senda que, acorde con la importancia comercial del lugar, se notaba más ancha y marcada que lo visto hasta entonces. Al salir del bosque, nos encontramos con un cartel indicador. Seguimos de frente (O) por un difuso trazo en la hierba, que...

... se borró del todo al cruzar una banda de pedrera para volver a aparecer al otro lado. A la derecha (N), vimos una pequeña campa rodeada de una cresta caliza; nos dirigimos a ella, siempre siguiendo el trazo.

El rellano es llamado Itxingote, diminutivo de Itxina, y está situado al pie del pico Altipitatx. En su extremo oeste está otra de las puertas secundarias de esta zona, en forma de brecha, y hacia ella que dirigimos nuestros pasos.

Ya sin senda, la cruzamos por una repisa de su pared meridional (izquierda), evitando el húmedo y accidentado fondo del tajo.

Salimos de allí a una empinada ladera cubierta de bosque. Descendimos con la única referencia de la pendiente, procurando mantener la dirección. Pese a estar seco, las hojas caídas resbalaban un poco; así que con barro debe ser bastante incómoda la cosa.

Al cabo de un buen rato de bajada, los árboles clarearon aún más y aparecieron los helechos con la proximidad del agua. Poco después, alcanzábamos un torrente anónimo. Girando a la derecha (NO),...

... traspusimos una loma cubierta de pasto alto y piedras. El terreno no era muy incómodo, considerando sobre todo la bajada directa que acabábamos de hacer. Al otro lado,...

... nos vimos dominados por la pared de Itxina. Habíamos alcanzado el Arroyo Ipergorta, que debíamos descender.

Sin embargo, como su cauce seco es accidentado y vimos rastros de ganado en la vertiente opuesta, lo cruzamos y...

... alcanzamos por las huellas la confluencia con el barranco de antes. Llevaba agua ahora y llegamos precisamente...

... donde entra un canal que traía del norte las aguas del manantial de Aldabide. Está en desuso y totalmente arruinado pero la senda que hay junto al mismo nos vino muy bien para caminar con comodidad. Íbamos ahora como por un balcón sobre el valle de Arnauri, con Untzeta y Ganekogorta como fondo.

Al otro lado, las paredes que limitan Itxina se erguían altivas.

Poco a poco se fue individualizando el Aitzkorrigane, que marca su esquina noroeste, mientras al otro lado veíamos...

... la pista por donde llegaríamos a Urigoiti.

Antes, pasamos por Aldabide, surgencia donde aparecen las aguas que se filtran por la gran esponja de Itxina. Aquí, bajo las famosas Atxas, paramos un buen rato para disfrutar de un agua que aún conserva el frescor umbrío de las entrañas del macizo. A continuación, cruzamos el arroyo y bajamos plácidamente al noroeste por el carril, mientras el monte empezaba a dorarse con...

... la caída del sol. Al entrar bajo unos árboles, dejamos el camino por otro que sale a la izquierda (O) y nos acabó de llevar al...

... al aparcamiento lindero con Urigoiti donde habíamos dejado un coche. Pasaban ya de las siete de la tarde, empezaba a hacer fresco en la umbría, pero Itxina aún se veía teñido por un último rubor, despidiendo un gran día.

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