Navachica (1.831)

ASCENSIÓN DESDE LOS PRADOS DE LOPERA

CRESTEO DE SUR A NORTE, CON EL CERRO DE CABAÑEROS (1.716)

El Pico Navachica es la culminación de la Sierra de la Almijara, continuación al sureste de la de Tejeda y, como ella, límite entre las provincias de Granada y Málaga. También es ligeramente más baja pero, como para compensar, aún más abrupta. Montaña tan árida en las culminaciones como verde en el fondo de los barrancos, su mezcla de caliza y pinos y sus vertientes empinadas y extensas recuerdan a lo mejor de las del Segura, aunque orográficamente tengan poco que ver. Esta sierra está recorrida por un tupida red de caminos, restos de otra época; sin embargo, hoy muchos cortijos están abandonados y la explotación turística del área no es excesiva, por lo que aún se puede encontrar tranquilidad y, saliéndose de unas pocas rutas establecidas, un territorio agreste y poco frecuentado.

A partir del Barranco de la Almijara, que baja de la cara nororiental de la montaña, la ruta se encarama al collado sur de la cresta y la recorre al norte hasta bajar por el extremo contrario.

Visto desde el oeste, el Navachica sobresale ligeramente entre otras crestas de las sierras de Tejeda y Almijara

SITUACIÓN:

  • Zona: Cordillera Oriental Malagueña (Cadenas Béticas)
  • Unidad: Sierra de Almijara
  • Base de partida: Granada
ACCESO: La ciudad de Granada creo que no necesita presentación. Está relativamente alejada, a más de 40 km, del punto de partida de la ruta en el Mirador del Pino de las Cinco Ramas, pero es la población con servicios que más a mano pilla. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen hasta allí en el siguiente link a GoogleMaps. En 2012, la pista que entre el Mesón los Prados y el Pino de las Cinco Ramas estaba cerrada por una cancela, abierta entre las 8 y las 18 horas.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.115 / 1.831
  • Mi tiempo efectivo: 6h55
  • Mi tiempo total: 8h33
  • Dificultades: Muy fácil. Tramos sin senda, por terreno pedregoso de fuerte pendiente. Una corta trepada, sin apenas dificultad ni exposición.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Desde el Pino de las Cinco Ramas, continuar por la pista hasta el Mojón de las Diferencias. Salir de ese cruce por el camino de enfrente (S), y girar a la derecha (SO) en la siguiente bifurcación, para pasar por el Cortijo de la Almijara y seguir remontando el barranco homónimo. Después de abandonar esa cuenca en un collado bajo los Altos de los Buitres, el carril vuelve a trasponer la misma loma más arriba. Dejarlo allí por la izquierda (SO), encaramándose al cordal principal para seguirlo a la derecha (NO) y, rodeando por la izquierda la Atalaya, llegar al Navachica.

Bajar por la cresta al norte. Al llegar al pie de un muro de roca, rodearlo por la derecha hasta una chimenea que permite trepar el resalte sin apenas dificultad y coronar el Cerrillo del Gallo. Continuar cresteando y, tras la bajada y subida del siguiente collado, girar a la derecha (E) en una nueva divisoria para ir al Cerro de Cabañeros.

Regresar por la misma arista y, ahora, seguirla en su descenso al este y luego nordeste hasta el Mojón de las Diferencias. Salir en dirección norte, por el mismo camino por el que dejamos el Pino de las Cinco Ramas.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Con esta ruta, además de subir al Navachica, quería hacerme una idea de la parte más alta de la Sierra de la Almijara, recorriendo el extremo oriental del cordal principal y tocando, de paso, dos bonitos picos de aspecto airoso. Si fuera a lo práctico, las rutas cortas (y más frecuentadas) suben al Navachica desde la vertiente opuesta; incluso por ésta, podía haber subido y bajado por los Altos de los Buitres, ahorrándome los pasos incómodos en la arista. Al final, resultó una excusión con vistas amplias y variadas y un entorno en general bonito. Por otro lado, apenas tiene dificultad y creo que su longitud es asequible.

RELATO GRÁFICO:

A las ocho y cuarto de una mañana fresca y despejada, estaba en el paraje conocido como Pino de las Cinco Ramas, donde hay muchos de esos árboles y todos más frondosos. Asomándome al oeste, tenía una bonita vista de la Sierra de Tejeda, aunque unas nubes cubrían las cimas, incluida la Maroma. Más cerca, estaba el curso bajo del Barranco de la Almijara, poblado de bosque; por su curso alto transcurriría buena parte de la subida y, para ir allí, lo primero era bajar hacia el fondo del valle.

Comencé a caminar en dirección sur, por la misma pista por la que había llegado en coche. Según pasé la barrera, me encontré una bifurcación y fui por la derecha (SO), para bajar por la llamada Cuesta de la Pulga. Al llegar al fondo del Barranco de la Almijara, la pendiente se atenúa y el carril vira al sur para remontarlo. Entré en un paso estrecho y sombrío, que es el punto más bajo de la excursión, a través del cual veía brillar al sol un trozo del cordal principal de la sierra, incluyendo las llamativas rocas de los Altos de los Buitres; es decir, el lomo por donde más tarde subiría.

Al abrirse el valle, me recibió un viento más fuerte de lo que esperaba y, pese a salir al sol, me subí el cuello del chaquetón. Atravesaba un paraje salpicado de grandes piedras de formas curiosas, entre el matorral y unos pinos que apenas levantaban un metro del suelo. Delante, tenía una loma recorrida por un cortafuegos, por donde transcurriría el final de la bajada; por encima de la misma, vi por primera vez en el día la cumbre del Navachica, contrastando, árida y gris, con el verde las laderas más bajas.

Poco después, llegué a un cruce de varios caminos junto a una balsa de agua: el Mojón de las Diferencias. Continué de frente (S), remontando el barranco que da nombre a la sierra. Poco después, en una bifurcación, tomé el carril derecho (SO), por el que llegué al ruinoso Cortijo de la Almijara, situado junto a una arboleda bajo el vistoso Cerro de los Gatos.

El camino me llevó junto al cauce por un trecho, a la sombra de los árboles ribereños y de nuevo a resguardo del viento. Esto duró hasta que, a la vista del llamativo roquedo de la Cueva de la Colica, al pie de la cresta del cortafuegos, la pista se separó del torrente cuando este gira al sur.

Atravesaba ahora una ladera despejada, donde pronto empecé a disfrutar de amplias vistas mirando atrás, al nordeste, donde Sierra Nevada asomaba entre las crestas cercanas.

Ganando altura suavemente, me dirigía hacia el amplio collado que se abre bajo los Altos de los Buitres, que cruzaría para rodear por su otra vertiente lo más abrupto de esa loma, antes de encaramarme a la misma.

Iba siguiendo la curva del monte en todas sus entradas y salidas, hasta que,...

... pasando a la altura del Navachica y tras cruzar la torrentera que corta su cara este, el camino deja definitivamente el Barranco de la Almijara y...

... emprende una subida más recia hacia la horcada que se abre entre el Cerro del Sol y los Altos de los Buitres, que se presentan rocosos desde este lado.

Desde aquí, también podía ver, atrás, la loma que baja al este del Cerro de Cabañeros y que, más tarde, iba a recorrer.

Al cruzar un collado, cambié de vertiente y, por encima del profundo Barranco de la Topera, pude ver la silueta de la Sierra de Lújar, cayendo suavemente al Mediterráneo. No quedaba ni rastro de las pocas nubes que esa mañana aparecían pegadas a las cumbres, pero el fuerte viento hacía incómodo estar parado.

Tras atravesar un trecho la ladera oriental de la loma hacia el sur, una vez pasada la zona rocosa, llegué a una bifurcación, donde tomé el camino de la derecha (S), que sube hasta un hombro sobre los Altos de los Buitres para volver a cruzar la loma. Allí dejé la pista por la izquierda (SO), subiendo por lo alto de un lomo herboso, amplio y suave, hacia un cercano cancho.

Al superarlo, me encontré ante el Navachica, del que me separaba un árido tramo de cuerda. Ya al pasar el primer collado, la vegetación había disminuido en porte y densidad pero era aquí donde comenzaba el desierto calizo, casi sin transición, según la loma entroncaba en la ladera del núcleo principal de la sierra.

La parte final de la subida al mismo transcurrió por una gran placa de roca, de escasa pendiente, donde me crucé con uno de los numerosos grupos de cabras que vi a lo largo del día.

Cuando alcancé el cordal principal de la Almijara, me volví para echar un vistazo a la loma por donde había llegado y disfrutar con la visión de Sierra Nevada, llenando medio horizonte sobre la arrugada del Chaparral.

Al otro lado, al oeste, la costa mediterránea se curva en la Ensenada de Málaga, hasta perderse de vista en la Punta Calaburras, junto a Fuengirola, dominada por la Sierra de las Nieves. Incluso desde aquí llegaba a identificar la silueta de la Torrecilla, que no en vano es la quinta prominencia de la Península. Más cerca, me llamó la atención una recortada cresta: la Sierra de Enmedio, que cae directamente sobre Nerja. Girando a la derecha (NO), comencé...

... a seguir la cresta, remontando un lomo ancho, suave y pedregoso, por el que alcance en minutos una cota anónima. Una bajada más intensa al otro lado, me dejó en el collado previo a la Atalaya, que no ascendí, sino que...

... rodeé por la izquierda, siguiendo unos hitos que me llevaron a ganar altura en diagonal, muy poco a poco, a través del extenso pedregal. Lo hice, más que para ahorrarme un desnivel tan escaso que no justificaría la incomodidad de la pendiente lateral, por protegerme del viento que soplaba del nordeste, a estas alturas un verdadero vendaval.

Ni siquiera pasé por el collado previo a la cumbre, que dejé arriba y a la derecha antes de acometer la cúpula cimera.

Alcancé la cumbre del Navachica a las doce y veinte. Allí me recibieron la ventolera y una hermosa vista de Sierra Nevada.

La cima es achatada y tan extensa que, para tener buenas perspectivas, hay que recorrer su borde, separándose del hito. Destacaban también las vistas de la Sierra de Lújar alzándose sobre Motril y, al otro lado,...

... la costa malagueña, que ahora se veía a través del fondo del Barranco de los Cazadores, por donde sube la ruta de ascenso más utilizada. Un poco a la derecha, dominando la costa...

... se sitúa el cordal que forman las sierras de Tejeda y Almijara,  con su pico más alto, la Maroma, sobresaliendo del conjunto.

A la una, dejé la cumbre, caminando por el cordal al noroeste. Este es amplio, de pendiente suave y piso compacto, muy cómodo para andar. Ya desde el principio, iba viendo, bajo un horizonte donde se destacaban las lejanas sierras de la Pandera y Mágina, los dos picos secundarios que jalonarían el retorno.

Más adelante, mejoró la perspectiva sobre ambas puntas, el espectacular Cerro de Cabañeros, elevado sobre una cara sur impresionante, y el objetivo inmediato; el Cerrillo del Gallo, más modesto, pero que presenta un bonito zócalo calizo, que...

... impresiona cuando te acercas, pero más cuando constatas que, aunque no parece difícil la trepada, la exposición es fuerte y, la entrada, un hermoso extraplomo de varios metros. Pero la solución es obvia: al llegar a la roca, descendí a la derecha siguiendo su base, peleando un poco con el matorral, hasta encontrar...

... una chimenea inclinada y llena de bloques, que permite superar el resalte muy fácilmente, aunque...

... mirar abajo impresionaba.

Arriba encontré un rellano donde crece un solitario pino y, tras él, una breve rampa de piedras que me dejó en lo alto del Cerrillo del Gallo. Al otro lado, más allá de un profundo tajo, se eleva el cerro de Cabañeros.

Bajé a la horcada por un empinado lomo de caliza suelta, subiendo a continuación por una rampa de similar pendiente, viendo a mi izquierda...

... el cordal de la Ventosilla y Piedra Sellada y, al fondo, la cumbre del Lucero.

Al ganar la nueva arista, giré a la izquierda (NO) para alcanzar, por su filo pedregoso e irregular, incómodo, la cumbre del Cerro de Cabañeros.

Eran las dos y cuarto de la tarde y, aunque el sol caía a plomo, el fuerte viento eliminaba cualquier sensación de calor. Mirando atrás, veía toda la cresta recorrida, desde la cota anónima donde la alcancé, al Cerrillo del Gallo, pasando por la Atalaya y el Navachica, que muestra desde este lado un impresionante desnivel. Más a la derecha,...

... la Sierra de Tejeda, donde destacaban Lucero y Maroma.

A las dos y media, estaba bajando por la arista al sureste, de vuelta al lugar en que la había alcanzado, para luego continuar por ella hacia la loma del cortafuegos, con los ojos en Sierra Nevada y las Alpujarras, que llenaban el horizonte. La bajada no presenta dificultad alguna pero, sin senda y cubierta en buena parte de piedras sueltas, resulta incómoda. Se sucedían además pequeñas prominencias y peñascos que, sin constituir obstáculos, rompían el ritmo.

Así, fue un alivio llegar al collado que hay sobre la Cueva de la Colica, donde el cordal se ensancha y suaviza, al tiempo que gira al nordeste. Tras cruzar la pista que atraviesa la horcada, tomé...

... el cortafuegos que va por la cuerda, cortando el tupido matorral. Durante su recorrido, predomina la bajada, pero hay también varias subidas cortas y suaves, para pasar algunas cotas, desde la que hay buenas panorámicas sobre una parte considerable del recorrido del día. Ese panorámico subibaja me dejó sobre...
... el Mojón de las Diferencias, al que llegué tras un último descenso muy empinado pero corto. Salí de ese paraje por el mismo camino que me había llevado allí esa mañana y, aunque parezca mentira, ni siquiera en esa abrigada hoya cesó el viento. El terreno hasta el coche era ya conocido. La subida de la Cuesta de las Pulgas me arrancó algún resoplido, pues son casi 300 m de desnivel tras la caminata previa; y se nota.

Llegué al Pino de las Cinco Ramas poco antes de las cinco de la tarde, contento por haber conocido una nueva sierra, que me había gustado bastante, aún con el viento.

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