Cadinell (2.112)

ASCENSIÓN DESDE Josa de Cadí

arista oeste

El Cadinell es la estribación meridional de mayor desarrollo y altitud de la Sierra del Cadí. Se trata de una afilada arista sostenida por una cara sur en forma de rampa herbosa de regular inclinación, mientras que, al norte, está defendida por un resalte de roca vertical que surge del pinar. ¿Os suena la descripción? El Cadinell es, y posiblemente de ahí su nombre, una especie de pequeño Cadí... del que, en palabras de Mosén Cinto Verdaguer, parece “un humilde retoño”. Aunque es un monte pequeño y su muro norte no tiene nada que ver con los tremendos paredones de su hermano mayor, tiene encantos sobrados para visitar su cumbre, tanto propios, como por la hermosa región en que se encuentra.

La ruta consiste en situarse en el collado norte del Cadinell, donde se une al Cadí, y acceder a la cima por lo más sencillo. Para volver, descendemos la arista oeste hasta encontrar otro buen paso al norte para regresar al collado y a Josa por camino.

El Cadinell desde el sureste

SITUACIÓN:

  • Zona: Prepirineo Oriental
  • Unidad: Sierra de Cadí - Moixeró
  • Base de partida: Josa de Cadí (Ávila)
ACCESO: Josa de Cadí es una población del municipio leridano de Josa - Tuixent situada en el noreste de la provincia, en pleno Prepirineo, entre las sierras del Cadí al norte y el Verd al sur. Hay un aparcamiento a la entrada del pueblo y puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen hasta allí en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.389 / 2.112
  • Mi tiempo efectivo: 4h44
  • Mi tiempo total: 6h00
  • Dificultades: PD-, en las condiciones del día: nieve dura para acceder a la arista por la Obaga Negra, con pendiente máxima de 50º. Cortas trepadas fáciles (I) en la arista, a la bajada.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Dejar Josa de Cadí por el camino que sube a la Ermita de Santa María y continuar, siguiendo el GR150.1, senda que remonta la vaguada oriental del Collada de Jovell. En la horcada, girar a la izquierda y remontar la Obaga Negra en diagonal a la derecha (SO), buscando una fractura que permitiría superar el resalte superior sin dificultad en ausencia de nieve. Con ésta, hay que afrontar una pendiente de entre 45 y 50º para salir a la arista O del Cadinell (PD-). Girar a la izquierda (E) para recorrer la cresta hasta la cima del Cadinell.

Volver por la arista O, sobrepasando el lugar en que se alcanzó a la subida. Tras una zona de pequeños destrepes, hacia la cota 1.850 (F), dejar la cresta por la derecha (NO) cuando se pueda hacer sin dificultad y bajar directamente por el pinar hasta dar con el camino de Josa a Cornellana. Tomarlo a la derecha (NE) y seguirlo, pasando de nuevo por la Collada de Jovell, hasta llegar a Josa de Cadí.


Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Bonito y variado recorrido de dificultad asequible, mucho menor aún sin nieve, y moderada exigencia física, visitando una montaña que tendría más fama si no estuviera a la sombra del Cadí. Muy recomendable. Precisamente, insisto en que la dificultad, pese a no ser una ascensión invernal, la da la persistencia de ese nevero en el tercio superior de la Obaga Negra, que creo debe de estar ahí con frecuencia en primavera.

Respecto a los destrepes de la arista al bajar, es posible que hubiera sido más práctico realizar la ruta en sentido contrario, aunque en ese caso me hubiera tocado descender la nieve helada... difícil decidir en estas condiciones.

RELATO GRÁFICO:

Desde Josa de Cadí, el Cadinell se ve como un picacho modesto pero afilado, muy bonito, bajo el cual la Ermita de Santa María marca la ruta. Eran casi las once de la mañana cuando me puse en marcha, pues no había sido consciente del cambio de hora a verano, aunque para lo que iba a hacer, me daba igual: tenía luz suficiente. Comencé por dirigirme hacia el monte, cruzando la carretera y tomando una pista de tierra que sube al noroeste por la ladera.

Cuando el carril gira a la izquierda para empezar a trazar diagonales, lo dejé por un camino, ancho pero más deteriorado, que sale a la derecha (NO), marcado con las marcas rojiblancas del GR150.1.

A partir de ahí, la pintura me llevó por una senda que va rodeando la ladera del monte al noroeste y entra en el valle del Torrente de Jovell, encajado entre Cadí y Cadinell.

Caminando entre arbolitos y matorral, fui ganado altura, viendo sobre mí los roquedos que defienden la cresta del Cadinell.

El terreno que atravesaba mostraba su naturaleza calcárea en curiosos estratos desnudos de cascajo reseco que interrumpían la cubierta vegetal. Mirando atrás, el Pedraforca se iba elevando, brillante al sol de la mañana.

Durante la remontada de este barranco, crucé en varias ocasiones una pista, que no es sino aquélla por donde habían transcurrido los primeros metros de la ruta. El último tercio de la subida lo hice bajo la sombra de unos pinos más crecidos, donde encontré las primeras manchas de nieve.

Al salir a la Collada de Jovell, apareció, al otro lado, el extremo oriental de la Sierra del Cadí.

Claro que más impresionante se veía, atrás, el Pedraforca.

Tenía la cumbre a mi izquierda, pero no me dirigí directamente hacia ella, sino más a la derecha (SO), atravesando el pinar en una diagonal, en busca de una discontinuidad en el resalte superior que permitiera superarlo fácilmente.

Esta ladera de la Obaga Negra empieza con una pendiente suave y despejada bajo los pinos. Pronto, se cubrió de nieve, lo que me ayudó a localizar algunos hitos, pero que no tenían mucha continuidad. En todo caso, el terreno permite un avance cómodo por donde se quiera.

Según ganaba altitud, la pendiente fue aumentando paulatinamente, lo que me permitía ver por encima de las copas la gran vertiente meridional del Cadí que, desde aquí, efecto de la perspectiva, se empezaba a mostrar en sus verdaderas proporciones.

En los últimos 150 m de desnivel previos a la arista, a partir la cota 1.900, encontré las máximas pendientes: 50º; incluso un poco más. En algún momento, hube de recurrir al pico del piolet para progresar con más comodidad, lo que me produjo una sensación extraña, en mitad de un pinar. Y aun menos mal que, todavía no sé por qué, no me había dejado los pinchos en el coche, a la vista de cómo estaba (aparentemente) las monbtañas. Quizá las prisas.

Así, llegué al resalte justo a la derecha de un pasillo bastante ancho, donde la pendiente disminuye algo, contrariamente a lo que suele suceder. También había calvas en la nieve: el sol entraba sin la protección del muro. Por este corto tubo, de entre 35 y 40º, superé los últimos 50 m de desnivel.

Alcancé la arista O del Cadinell en la cota 2.060, encontrándome en un amplio rellano herboso sin nieve. Enfrente, se levantaba la Sierra del Verd, con Els Cotaróns, donde había estado el día anterior, en primer término.

Antes de seguir, vi una ligera prominencia destacada al norte; pensé que debía haber una buena perspectiva del resto de la cresta y me asomé. Ciertamente, era hermosa la vista del Barranco de Ribanegra con el Boumort al fondo.

Al este, la cima quedaba oculta por unos pinos. Por esa cuerda ancha y despejada, cubierta mayormente de hierba, me encaminé a culminar la ascensión.

Llegué a la cumbre del Cadinell a la una y veinte, con tiempo claro y una brisa ligera que refrescaba el ambiente.

Más allá, la arista oriental caía cada vez más empinada y afilada. Debe haber buena trepada por ese lado. A la derecha, muy abajo, Josa destacaba sus colores arcillosos en medio de los prados y, al levantar la vista,...

... se desplegaba la Sierra del Verd, con Els Cotaróns en primer término. Sobre ella, sobresalían el Pedraforca y la Sierra Ensija, a un lado, y la del Port del Comte, al otro. A continuación, unos primeros planos.

Tremendo Pedraforca.

Ensija.

Y Port del Comte, con Tuixent a sus pies.

Al otro lado, al norte, ahora sí que se veía grande el Cadí. Aunque desde este lado se percibe que, en realidad, es una gran loma donde sus muchos picos con nombre no son sino modestos abombamientos.

Cerca de las dos, emprendí el regreso, siguiendo la arista O; es decir, la misma por donde había llegado. Fui bajando siguiendo la arista por su vertiente sur, continuando por la misma tras sobrepasar el rellano donde la había alcanzado a la subida. Caminaba por una ladera herbosa de mediana inclinación, donde crecían bastantes pinos o matorral pero sin llegar nunca a cerrar el paso.

A partir de la cota 2.000, el matorral se adensó y me acerqué a la arista en busca de un paso más despejado. A cambio, me fui encontrando con...

... resaltes de roca, de entre 4 y 8 metros, que me cerraban el paso. Pero ninguno opuso una gran dificultad; fijándome un poco, en todos encontré una bajada fácil (I).

Además, ahora que la arista se empinaba y volvía más rocosa,...

... el entorno se hizo más agreste y bonito. Hacia la cota 1.850, cuando aún me quedaba un centenar de metros de desnivel que perder hasta la Collada de Roc Sobirá,...

... el desplome al norte perdió potencia y el pinar, pendiente. Decidí entonces abreviar y, cuando encontré una buena fractura en la roca, me dejé caer a la derecha (NO) para bajar a través del pinar. El terreno bajo los árboles era muy empinado pero firme, de modo que el descenso fue raudo y cómodo.

La pendiente disminuyó pronto y, al poco, me topé con el camino de Josa a Cornellana, pista de tierra que atraviesa esta vertiente. La tomé a la derecha (NE) y...

... comencé a subir imperceptiblemente, remontando el Barranco de Ribanegra, cuyo cauce quedaba muy abajo a mi izquierda.

Levantando la vista de vez en cuando, podía ver sobre los árboles la pared cimera del Cadinell.

Casi sin sentir, me encontré, al cabo de un ratito de apacible caminar, de vuelta en la Collada de Jovell. El descenso más rápido hubiera sido por la misma senda que había utilizado esa mañana pero, como la tarde estaba agradable, con el sol tamizado por nubes altas, y no tenía prisa, decidí hacer una bajada más pacífica.

Al separarme el carril del Cadinell, pude ver con mejor perspectiva la arista este, bajo la que el resalte alcanza su mayor altura. A la vista de su perfil, quizá hubiera debido subir por ella.

La pista volvió a entrar en un denso pinar al perder altura y, no salió de nuevo a terreno despejado hasta atravesar la arista del Cadinell y entrar en la vertiente meridional. Desde allí, volví a ver Els Cotaróns. Y, más cerca, a la derecha, las lazadas de la pista, que da un rodeo al oeste antes de dirigirse a Josa.

Mirando atrás, la arista este del Cadinell.

Y, delante, unos bonitos canchos en la vertiente de Els Cotaróns, prácticamente a mi altura y bastante cerca en línea recta.

La pista termina casi de bajar bastante al suroeste del pueblo y el último kilómetro transcurrió casi horizontal entre campos. Llegué a Josa de Cadí poco antes de las cinco de la tarde, al tiempo que empezaba a refrescar y el viento arreciaba ligeramente. Esa noche volvería a cambiar el tiempo.

Comentarios