Ocejón (2.049)

ASCENSIÓN DESDE MAJAELRAYO

SUBIDA POR EL COLLADO DEL HERVIDERO Y BAJADA POR LA MADITA

Es creencia extendida que el Ocejón es la cumbre más alta de Guadalajara; es un error, ya que varias cimas de la Sierra de Ayllón le superan. Pero lo que no se puede negar es que se trata de la montaña más llamativa de la provincia. Un pico que destaca desde muy lejos, elevándose solitario sobre los campos circundantes. Y esa fama la tiene a pesar de que se encuentra relativamente apartado, en el penúltimo confín del Sistema Central; de hecho, es el punto más oriental en que la cordillera supera los 2.000 metros. Las laderas del Ocejón están cubiertas de espeso robledal en las partes bajas y prado de altura hasta casi la culminación, aunque esa cubierta vegetal es frecuentemente interrumpida por afilados canchos de roca oscura, que, llamativos de por sí, lo resultan aún más por el contraste con el verde dominante. A resaltar, en las zonas altas, la gran abundancia de gayuba, que muestra en primavera el más fresco de los verdes, inesperado a tal altitud.

La ruta de subida es el itinerario normal, el más práctico y sencillo, para alcanzar la cima del Ocejón por la vertiente occidental. Consiste simplemente en alcanzar la cuerda en el Collado del Hervidero, al norte de la cumbre, y seguir a ésta por la senda que recorre el cordal. Para bajar, tras regresar al collado por la misma vía, por prolongar algo la jornada y hacerla más variada, seguiremos al norte hasta la siguiente horcada importante, la de la Pradera de la Madita. Desde ella, una buena senda, nos devolverá al pueblo.

Así se veía el Ocejón esa mañana, al pasar con el coche por las Ucedas, al suroeste, camino de Majaelrayo

SITUACIÓN:

  • Zona: Macizo de Ayllón (Sistema Central)
  • Unidad: Sierra del Robledal
  • Base de partida: Majaelrayo (Guadalajara)
ACCESO:  Majaelrayo en una población guadalajareña situada en el noroeste de la provincia, al pie de la vertiente occidental de la Sierra del Robledal, que se desprende al sur de la divisoria del Sistema Central, separando los valles de los ríos Jarama y Sorbe. Habremos de dejar el vehículo un poco antes de entrar en el pueblo, en el Aparcamiento de coches de Majaelrayo, al que puedes calcular cómo llegar desde tu lugar de origen en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.169 / 2.049
  • Mi tiempo efectivo: 4h59
  • Mi tiempo total: 5h59
  • Dificultades: Muy fácil, este día, con nieve a partir de media altura; sin ella, no hay ninguna. Algunos tramos sin camino, pero cómodos y claros. Menos de 30º de pendiente con nieve.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir de Majaelrayo por el camino que, en dirección SE, va a remontar la ladera de la sierra. Al encontrar una bifurcación al pasar el Morro de Casa Yerma, seguir por la izquierda (N), alcanzando sucesivamente la Peña Bernardo y la cuerda en el Collado del Hervidero. Seguirla a la derecha (S), pasando por el Ocejoncillo antes de llegar a la cima del Ocejón.

Bajar directamente al NO, por palas de nieve o cantos apilados, para regresar al Collado del Hervidero. Seguir la cresta al N, pasando por el panorámico Chortal Redondo antes de llegar al Pradera de la Madita. Dejar allí la cuerda por la izquierda (O), y bajar por la senda que, en diagonal, se dirige hacia el lomo de Lomanillos y acaba el descenso siguiéndolo. Al desembocar en una pista, tomarla a la izquierda (S) para regresar a Majaelrayo.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: He realizado esta ascensión varias veces, la primera en 1992. En esta de 2013, ya habían proliferado extraordinariamente las señales marcando la ruta. Este itinerario, desde Majaelrayo, es la ruta más clásica al Ocejón, aunque hoy se frecuenta tanto o más la de Valverde de los Arroyos, su “reflejo” de la vertiente oeste. Carece de dificultad salvo que el hielo tapice las rocas de la cresta. Si se cuenta con dos coches, merecería la pena hacer el pico en travesía entre ambos pueblos.

En esta ocasión, la nieve cubría la mitad superior de la montaña, pero la encontré en tales condiciones, tanto por espesor y consistencia, como por la existencia de una excelente huella, que su presencia no aumentaba la dificultad. El único cambio respecto a las condiciones estivales era relativa al equipo: botas adecuadas, crampones y un piolet corto en la mano por si acaso (y sólo en la bajada directa; si hubiera descendido siguiendo la senda - huella, hubiera sido prescindible).

Se podría hacer la ruta en ida y vuelta, acortándola aún más, pero creo muy recomendable el rodeo por la Madita al bajar. Las primeras veces, seguía aún más; hasta el vértice Campachuelo, descendiendo luego directamente al oeste por una ladera pedregosa con bastante matorral, hasta encontrar un camino que la corta en diagonal para tomarlo a la izquierda y bajar a Majaelrayo, más o menos en paralelo a la bajada que propongo aquí. Esta opción incrementa el desnivel en unos 150 m y el tiempo en una hora, pues se aumenta la distancia también. No la recomiendo, pues la bajada es incómoda hasta el camino y las vistas desde el Campachuelo no son mucho mejores que desde el resto de la cresta. Además, esa visita es mejor dejarla para otro día en que, saliendo de Valverde de los Arroyos, se recorra toda la Loma de las Piquerinas.

RELATO GRÁFICO:

Tras dejar el coche en el aparcamiento, entré en Majaelrayo, atravesé el pintoresco pueblecito de pizarra, callejeando un poco al tun-tun hasta salir por el lado del monte. Al dejar atrás las casas, encontré un buen camino de tierra que se dirige al sureste, derecho a la cumbre, atravesando una extensión de jaras.

Enseguida, crucé el Arroyo de los Molinos por una pasarela de lajas de piedra y el camino, siempre ancho y bien acondicionado, empezó a subir gradualmente por la ladera.

Al mirar a mi derecha, donde quedaba el Valle del Jarama, podía ver al otro lado la cresta de la Sierra de la Puebla.

Más adelante, también las crestas de Ayllón por encima de Majaelrayo.

Ocejoncillo y Ocejón no impresionaban mucho desde aquí.

Los robles fueron poblando la ladera, aumentando su densidad gradualmente, al tiempo que pisaba la primera nieve.

La Peña de Bernardo, por donde pasaría camino de la cuerda, iba quedando atrás, así que...

Al encontrar una bifurcación en el Morro de Casa Yerma, donde giré a la izquierda, cambiando la dirección general al nordeste.

Tras otro breve trecho entre árboles, alcancé...

... la Peña de Bernardo, grupo de rocas destacado sobre...

... el alto Jarama, del que es un extraordinario mirador.

Merece la pena salirse del camino y encaramarse al borde del roquedo para contemplar el verde valle salpicado de pueblos, dominado por las sierras de la Puebla y Ayllón.

De vuelta en el camino, continué al subiendo en dirección noreste, por lo alto de un lomo poco marcado. Los árboles quedaron atrás y pasé a caminar entre monte, al tiempo que el camino se empinaba, gozando de... 

... vistas despejadas de la Buitrera,...

... el Pico del Lobo y el Cerrón.

Tras salir del matorral a terreno pedregoso, una última lazada a mano derecha me condujo al Collado del Hervidero.

A mi derecha, descubrí el cuenco nevado que se extiende al norte del Ocejón. Si es bonito con nieve,...

... no lo es menos en verano, cuando los verdes de los diversos tipos de hierba llegan al pie del roquedo culminante. Aunque lo es entrar en ese cóncavo, yo giré a la derecha (S) y...

... me encaramé a la pedregosa cresta. Esta carece de dificultad y hay hasta marcas de paso que rodean los cantos buscando el paso más cómodo.

Mientras subía, iba viendo asomar a mi izquierda los páramos helados de loa Sierra de Pela.

Alcanzado el Ocejoncillo, hay que volverse a contemplar...

... la cresta recorrida, a la que ponen fondo la Buitrera y las Piquerinas.

De ahí, bajé a la horcada que separa este picacho de la cumbre y subí por...

... una rampa de nieve endurecida, en el flanco izquierdo de la arista.

Esta subida me dejó junto al gran hito de piedras que marca la antecima oeste, desde el que hay una bonita vista del lomo sur.

También descubrí la Sierra Gorda, pero borrosa por la turbidez de la atmósfera.

Girando a la izquierda (NE) recorrí la breve y amplia cresta cimera del Ocejón.

Las vistas son extensas y variadas desde la cumbre. Mirando atrás, otra perspectiva del lomo meridional. 

Al este, la Sierra del Alto Rey, más allá, de la vertiente...

... más abrupta la montaña. Siguiendo el giro a la derecha,...

... al norte, la Loma de las Piquerinas.

Y, finalmente, al oeste y norte, la Sierra de Ayllón. Hacia allá regresaría, por un itinerario más directo que la subida, interesante sólo con nieve.

Se trata de dejarse caer al noroeste, dejando la cuerda la izquierda y...

... descender directamente a través de la cabecera del cuenco septentrional. Una vez en el Collado del Hervidero, en vez de regresar por la misma ruta, me dirigí al noroeste siguiendo el cordal.

Primeramente, recorrí un curioso crestoncillo de pizarra, donde las lajas se han dispuesto en filas, con cómodos pasillos en medio.

Una mirada atrás, al final de ese tramo.

A partir del Collado Viezo, la cresta se hace loma, ensanchándose y predominando la hierba sobre la roca.

Una subida breve me llevó al Chortal Redondo, pico secundario desde el que hay una de las mejores perspectivas del Ocejón.

Continué luego cuerda adelante, pero rodeando por el este la siguiente punta, manteniendo cota...

... por terreno un tanto incómodo.

Me volvía con frecuencia, pues las vistas de la cumbre lo merecen.

En el collado llamado Pradera de la Madita, giré a la izquierda (NO), buscando...

... unas marcas de GR. Éstas me llevaron, por terreno poco claro, a...

... una senda que entra en el robledal y, tras cambiar de dirección al suroeste, emprende una rápida bajada en cortas lazadas entre árboles jóvenes.

Apenas salí del bosque, pasando a caminar en medio del matorral, la senda desembocó en una pista. La tomé a la izquierda (S) y por ella fui descendiendo, llevando...

... un poco vistoso Ocejón a la izquierda.

Luego, fui encontrando cercas, algún corral y, enseguida, Majaelrayo, donde entré por la misma calle por donde había salido.

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