El Nevero (2.211)

ASCENSIÓN DESDE EL PUERTO DE NAVAFRÍA

CARA SURESTE

El Nevero es la máxima altura del cordal entre Peñalara y el Puerto de Somosierra, extremo oriental del Guadarrama. Este tramo de divisoria del Sistema Central ancha y monótona, con una altitud media en torno a los 2.000 metros, donde los pinos rozan la cresta cubierta de prado y retama. A tono con ello, el Nevero es una cima cupular de ligera convexidad, con amplia culminación y laderas suaves, excepto en los “hoyos”, pequeños circos de origen glaciar abiertos en la vertiente de Lozoya. Salvo en esos enclaves rocosos, la montaña, como ya se ha dicho, está cubierta de un denso manto vegetal.

En esta ocasión, se trata de alcanzar la cima del Nevero superando directamente la cara sureste; es decir, la pared cabecera del Hoyo de Pinilla. Aproximación y retorno se efectúan por el camino que atraviesa la ladera meridional de la sierra desde el Puerto de Navafría.

Cara SE, con el itinerario que seguí marcado

SITUACIÓN:

  • Zona: Sierra de Guadarrama (Sistema Central)
  • Unidad: Sierra de Guadarrama
  • Base de partida: Puerto de Navafría (Madrid / Segovia)
ACCESO: El Puerto de Navafría se abre en el cordal principal de la Sierra de Guadarrama, entre la localidad homónima (Segovia), de la que dista 10 km, y la de Lozoya (Madrid), a uno menos. Pero el punto de partida será el Área recreativa "Las Lagunillas", situada unos 400 m abajo en la vertiente meridional. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen ese lugar en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.771 / 2.211
  • Mi tiempo efectivo: 2h00
  • Mi tiempo total: 2h35
  • Dificultades: PD+. Unos 70 m de escalada poco difícil, discontinua, de exposición moderada, con muchos pasos de I y II grado, incluyendo dos de II+, de 5 y 8 m de altura.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Desde el aparcamiento de Las Lagunillas, tomar la senda que sale al oeste y atraviesa la ladera sur de la sierra, pasando junto a la Peña del Cuervo antes de alcanzar el Hoyo de Pinilla. Avanzar hasta el fondo del pequeño circo y remontar la cara SE, primero por el centro hasta una terraza; desde ahí, derivar a la derecha (NE) siguiendo el borde inferior de unas placas hasta salir a la extensa cumbre, pocos metros delante del punto de máxima altitud del Nevero (PD+).

Bajar al noreste por el lomo del cordal y, al llegar al entronque del lomo oriental del Hoyo de Pinilla, girar a la derecha (SE) para descender por el mismo hasta encontrar la senda utilizada a la ida, por la cual regresaremos a Las Lagunillas.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Ese día tenía previsto subir la Buitrera de Ayllón, pero una carretera cortada a causa de un triatlón me obligó a cambiar de planes. ¿Dónde ir desde Riaza que sea corto, me apetezca y haga tiempo que no subo? Pues al Nevero, que es, además, cumbre accesible, panorámica y a mano.

Éste del Nevero es un pico romo. O eso parece. La mayoría de los que suben lo hacen siguiendo el cordal desde el Puerto de Navafría, con pequeñas variantes. Una minoría más aventurera llega al Hoyo de Pinilla y remonta una de las dos lomas que lo limitan. Incluso hay quien arranca desde alguna localidad del Valle de Lozoya, más de mil metros más abajo... En todo caso, siempre caminando por terreno más bien suave. Yo me iba a decantar por la segunda opción pero, al entrar en el circo y ante la cara SE, con el recuerdo de su ascensión invernal en mi interior visita, no resistí la tentación de ir a conocer su roca libre de hielos. Y no me decepcionó: el itinerario es divertido y razonablemente directo para acometerse sin cuerda.

Sé que hay quien viene aquí a escalar y encuentra pasos de IV grado forzando la línea de ascensión. Se trata de acometer directamente las placas que yo fui bordeando por la derecha. Mi subida, original hasta donde sé, es un corto itinerario alpino que mucho montañeros acostumbrados a trepar podrán superar sin encordarse y, por otra parte, no deja de seguir líneas naturales; primero, el borde de las grandes placas, con su sucesión de repisas y pequeños diedros; luego, al final, la chimenea vertical de la salida. Aunque de menos interés deportivo, no deja de ser bonita y adecuada para simples trepariscos.

RELATO GRÁFICO:

A las diez y media de la mañana estaba yo saliendo del aparcamiento de Las Lagunillas tras el fiasco de Riaza. Tomé una senda que sale al oeste del fondo del aparcamiento, cruzando una cancela. Enseguida, seguí por la derecha en una bifurcación, como indicaban unos hitos. Ganaba altura en diagonal muy poco a poco a la sombra de los pinos.

Al paso por algún claro, podía ver a mi izquierda el valle del Lozoya, bajo las alturas de la Cuerda Larga y los modestos (y desconocidos) Altos del Hontanar... un día tengo que ir allí. El día era claro pero con nubes altas recorriendo el cielo y un viento fresco que bajaba la temperatura: no parecía que estuviéramos a punto de terminar julio.

Los árboles fueron haciéndose más bajos, hasta que salí a una ladera cubierta de matorral. Alzando la vista a la derecha, veía la cresta de la sierra sobre el Hoyo Grande, el más oriental de los pequeños circos que forma el sistema periglaciar de los Hoyos de la Sierra. La senda que seguía es cómoda y se adapta bien al terreno, de modo que ganaba altitud casi sin sentir.

Al cruzar una loma secundaria, apareció la Peña del Cuervo, llamativa roca gris que pone una nota bravía en la verde suavidad dominante. Más allá, asomaron también las cumbres que rodean la cabecera del Lozoya, con Peñalara conservando aún algunos neveros.

En lo alto de la peña, hay un mirador y merece la pena gastar un minuto en desviarse de la ruta para gozar de unas buenas perspectivas tanto de...

... la ladera que se está recorriendo, como del...

... Valle del Lozoya.

Tras cruzar el Arroyo del Hornillo y el enésimo contrafuerte, empecé a vislumbrar la cima del Nevero, asomando sobre una última loma. Al coronarla, giré a la derecha (NO), para...

... remontar lo que debió ser la morrena frontal del glaciar que ocupaba el actual Hoyo de Pinilla. 

Caminaba ahora por una traza más precaria, pero guiado por abundantes hitos, a través de un terreno cómodo de matorral disperso. Tampoco la pendiente, siendo mayor que durante la travesía de la ladera, era excesiva.

Al llegar a lo alto de la morrena, apareció ante mí uno de los dos minúsculos estanques que aloja el circo, a los pies de la cara sureste del Nevero. Iba a seguir a la izquierda para remontar el lomo que cierra el cóncavo por el oeste pero, entonces, me fijé en que el itinerario que pocos años antes había seguido con nieve, parecía factible también en seco, si...

... me ceñía a una serie de repisas que trazaban, bajo la cumbre, una diagonal ascendente a la derecha.

Dicho y hecho, rodeé el estanque por la izquierda y me dirigí al centro de la cara SE, remontando una pedrera.

Estaba unos 80 metros por debajo de la cumbre cuando llegué a la roca. El inicio de la trepada transcurre por unas estrechas repisas herbosas (I) que suben en diagonal hasta una terraza más ancha unos 15 m más arriba.

La vista atrás era vertiginosa ya desde el primer momento.

Recorrí unos pocos metros en horizontal a la derecha, rodeando un saliente, hasta dar con una buena continuación. Se trata de un tramo de unos 20 m de roca más empinada pero llena de buenos apoyos (II) y calidad razonablemente buena. Además, el paso tiene un descanso, en forma de plataforma suficiente para estar de pie, hacia la mitad.

Tras otra terraza, viene la parte más difícil: otro tramo similar pero más empinado, casi vertical, y con presas menos abundantes. Superé primero un diedro abierto de unos cinco metros (II+) y luego, tras la plataforma de rigor, una chimenea herbosa de unos ocho (II+). A partir de ahí, la grieta se prolonga por terreno más tendido, yendo hacia la derecha de la punta que veía desde abajo.

Pero no la seguí: superados un par de metros, se abrió a mi izquierda otra chimenea más vertical pero fácil (I+), por la que trepé unos seis metros. Me encontré entonces en un lomo de roca, en lo alto del cual había un bloque, ya sin dificultad.

A mi derecha, podía ver ya el lomo del cordal casi a mi altura. 

Antes de seguir, me volví para echar un vistazo al fondo del circo, donde los estanques brillaban en medio de una hierba llamativamente fresca en medio de la aridez.

Tras la superación final, me encontré con el punto más alto de la amplia cumbre del Nevero apenas quince metros delante de mí.

.. mejores perspectivas. Había hecho cumbre a las doce menos cuarto y no permanecí mucho allí: apenas veinte minutos, contando los paseos para asomarme a los bordes de la convexa meseta cimera y recrearme en la vista...

... del Valle de Lozoya y de...

... los perfiles de Ayllón contra un cielo claro, más gris que azul.

Para regresar, comencé por seguir el cordal al nordeste.

Al alejarme de la cima, comencé a ver la vertiente por donde había subido, más impresionante aún desde aquí que de frente. Entonces pensé en regresar, en vez de por el Puerto de Navafría como había pensado, bajando de nuevo al fondo del Hoyo de Pinilla.

Para ello, cuando llegué a la altura del lomo oriental del Hoyo de Pinilla, giré a la derecha (SE) y descendí por el mismo. No había traza, o yo al menos no la encontré, pero daba igual: el terreno era cómodo para caminar.

Estaba ya bastante abajo, cuando me fijé en que había gente en la punta visible más alta: buena ocasión para una foto con referencia y, de paso, despedirme de la cumbre.

No tardé mucho en llegar al lugar donde antes había cruzado la cerca, reencontrando el camino de la ida.

Tomándolo a la izquierda (NE), volví por el mismo a Las Lagunillas, donde estaba a la una de la tarde, sin más sobresaltos.

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