Pica Roja (2.903)

ASCENSIÓN DESDE LA VALL FERRERA

POR LA CARENA DE PICA ROJA Y REGRESO POR BOET

La Pica Roja se eleva en el extremo sureste del macizo de Estats, sobre el Port de Boet, que separa los valles Ferrera y Soulcem. Se trata de una pirámide de aspecto más rotundo que altivo, cuyas aristas definen rutas de ascensión fáciles pero habitualmente solitarias. El principal atractivo de esta montaña es que, aislada del resto de cimas del macizo, posee unas vistas privilegiadas del entorno cercano, que alcanzan, al oeste, el Macizo del Perdiguero. Las amplias panorámicas, unidas a la tranquilidad de sus vertientes, hacen de la Pica Roja el escenario de jornadas bellas y amables.

La ruta consiste en recorrer íntegramente el lomo occidental o Carena de Pica Roja. Para luego descender por el recorrido considerado vía normal: arista sureste y valle de Boet.

La Pica Roja desde el suroeste

SITUACIÓN:

  • Zona: Pallars Sobirà (Pirineos)
  • Unidad: Macizo de Estats
  • Base de partida: Áreu (Lérida)
ACCESO: El Refugi Vallferrera se encuentra en el valle del mismo nombre, a unos 15 minutos a pie del Aparcament la Molinassa, a partir del cual está prohibido el tráfico privado. La población más cercana es Àreu, 11 km aguas abajo por pista de tierra, que, en verano de 2023, encontré practicable para un turismo normal, a condición de no ir muy cargado y circular con cuidado. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps, pero la aplicación sólo guía hasta el aparcamiento de la Farga, a tres kilómetros y medio del pueblo; pero, a partir ahí, no hay pérdida, pues se trata simplemente de seguir el carril y hay carteles indicadores en los pocos cruces que se pasan.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.855 / 2.903
  • Mi tiempo efectivo: 4h44
  • Mi tiempo total: 7h36
  • Dificultades: F. Un paso de II grado, de 12 m de altura, y unos pocos de I, todos más cortos.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Desde el Refugi de Vall Ferrera, remontar la garganta hasta la Pleta d'Areste y seguir por el Barranc de Port Vell hasta ver, a la derecha (S), un collado en la loma que baja de la Pica Roja. Llegar al mismo y girar a la izquierda (SE) para seguir la Carena (F) hasta la cumbre de la Pica Roja.

Bajar por la arista SE hasta el Port de Boet y, girando a la derecha (SO), tomar la Alta Ruta Pirenaica. Seguirla hasta la Cabaña de Boet, dejándolo allí por una senda menos marcad que sale a la derecha (N) y lleva al camino que sube al Refugi de Vall Ferrera.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Hermosísima ascensión, al alcance de la mayoría de montañeros. Quizá habría que reservar la loma de la Carena para bajar, pues merece la pena contemplar sus vistas más relajados, pero en este sentido la hice.

Respecto a las pequeñas dificultades para encaramarse a ésta, si se sube por el Barranc de Port Vell hasta el siguiente rellano,  se puede subir por una pedrera atravesada por traza señalada con hitos, que vi desde arriba. Así se elimina prácticamente toda dificultad pero, la impresión que me da, es que es a costa de recorrer terreno más incómodo, aparte de perderse un tramo de loma.

Por último, si bien yo salí del refugio, puede hacerse también esta ruta partiendo directamente del aparcamiento de La Molinassa, sin alargar apenas el recorrido.

RELATO GRÁFICO:

Tras las intensas lluvias del día anterior, el cielo amaneció despejado. Acostumbrado a los madrugones tras una semana de ascensiones, estaba saliendo por la puerta del Refugi de Vall Ferrera a las siete menos cuarto de la mañana para...

... remontar el Barranc d’Areste por el camino que recorre su vertiente derecha, bastante elevado sobre el cauce. Tramo común a las rutas normales de la mayoría de las cumbres del macizo, su traza amplia corta el pinar en un ascenso empinado pero confortable, hasta que se divide hacia la cota 2.000. Yo tomé la senda de la derecha (NO), que sigue por el barranco y que, según un letrero, es el camino a la Pica Roja.

Como los árboles empezaban a clarear, pude ver la otra vertiente, donde un pasillo herboso corta arbolado y roquedo, definiendo una subida empinada pero carente de obstáculos. Los mapas antiguos de la Editorial Alpina marcan por allí una ruta a la Carena de Pica Roja. No parece haber senda pero la subida tampoco parece mala, aunque posiblemente el problema principal resida en cruzar el torrente a la altura del refugio.

El camino se hizo precario a partir de la bifurcación y, aunque marcado con hitos, hube de poner atención para no perder ruta en las zonas rocosas. Otras veces, la vegetación se adensaba en torno al sendero hasta hacer agobiante el paso.

Dejé atrás el bosque en la Pleta d'Areste, donde desemboca, en el torrente del mismo nombre, el del Port Vell. Debía remontar ahora ese último y, para ello, lo primero era cruzar el cauce. Me encontré con que el puente que había bajo la confluencia estaba caído y partido en dos; no permitía siquiera un vadeo precario. Además, las aguas bajaban crecidas y rápidas, así que, como manda la lógica, continué remontando el cauce hasta estar por encima de la unión de aguas.

Allí, si bien el caudal era menor, el terreno se empinaba y ésta se precipitaba con más fuerza. Sin encontrar buen vado, llegué a una serie de pequeñas cascadas que se precipitaban entre dos paredes de roca; no podía seguir sin separarme del cauce y eso no interesaba. Volviéndome entonces, vi, por fin, una buena posibilidad: justo por debajo de la confluencia, el cauce se ensanchaba en una curva y sobresalían bloques e incluso un minúsculo islote donde crecía un pino. Volví allá y conseguí cruzar mojándome sólo un pie, y poco.

Tras ello, remonté el Barranc del Port Vell por los prados de su vertiente izquierda, caminando a la sombra, aunque...

... el sol comenzaba ya a iluminar las crestas.

Tras un estrechamiento del barranco, llegué a...

... un rellano, desde el que se ve ya la Pica Roja y la Carena cayendo suavemente a la derecha, hasta...

... un collado situado a mi altura. Me dirigí hacia el mismo (SO), siguiendo un trazo que atravesaba en diagonal la suave ladera.

Al asomarme al otro lado, apareció al oeste, entre el Monteixo y los Tres Pics, bajo las crestas del Pirineo Central en el último horizonte, la Vall Ferrera.

Atrás quedaba el barranco del Port Vell, con su circo cabecero dominado por la Pica Roja.

Para remontar la Carena de Pica Roja, salí del collado hacia el sureste, superando primero una breve pendiente de pasto, que me dejó al pie del roquedo. Los primeros metros del mismo eran bastante inclinados y apenas si hube de usar las manos pero luego se fue empinando hasta alcanzar casi la verticalidad en un muro de unos 6 m, con apoyos grandes pero algo separados (I).

Vino luego un breve rellano y un segundo resalte, éste de unos 12 m y ligeramente más difícil pero sin complicaciones (II). Quizá lo podía haber evitado por los lados, pero no me pareció que mereciera la pena.

A partir de ahí, la roca deja de cubrir todo el ancho del lomo y, además de tenderse, se mezcla con prado y pedreras. Caminando, superé un tramo todavía de intensa pendiente hasta pasar una discontinuidad y...

... encontrarme ante una loma herbosa, ancha y suave. Estaba a 2.400 m de altitud y, por tanto, me faltaban unos 500 para cumbre.

Esa subida fue un verdadero paseo, por pendientes más que llevaderas y terreno cómodo. A la derecha, veía la Sierra del Monteixo y el Pirineo Central a lo lejos, mientras que...

... a la izquierda llevaba la vertiente de Areste, dominada por los picos vecinos del Macizo de Estats, entre los que pronto irían asomando las cumbres mayores.

Pasado un trecho, la loma se estrechaba algo pero sin llegar a ser nunca incómoda ni aérea. Vi, por entonces, unos hitos señalando una traza poco marcada que subía del Barranco de Port Vell por una pedrera; parecía salir de un rellano más arriba de donde había dejado yo el barranco; posiblemente, esta subida carezca de la mínima dificultad que tuve que afrontar pero, a cambio, el terreno parece más incómodo.

A mi derecha, al haberme desplazado, pude ver en detalle la cresta entre el Gerri y el Norís: un día debo recorrerla.

Poco más arriba, ya veía todo el circo de Baiau.

Al otro lado, el Sotllo y la Pica de Estats se habían descubierto sobre las crestas cercanas.

La cercanía de la cima se anunció al tenderse y ensancharse aún más el lomo en sus últimos cien metros, además de que...

... por encima de la cresta de Lavans, asomaban ya montañas andorranas: Medacorba, Roca Entrevessada, Coma Pedrosa, etc.

Llegué a la cumbre de la Pica Roja pasadas las diez y media de la mañana. Mirando atrás, sobre la Carena y más allá del Monteixo y la Vall Ferrera, el horizonte se llenaba con las crestas más altas del Pirineo:...

... además del Macizo de la Maladeta, el del Perdiguero mostraba abundantes nieves. Más lejos, llegaba incluso a distinguir una borrosa mancha pálida que bien podía ser Néouvielle.

Mientras a un lado el resto del Macizo de Estats se mostraba ya al completo, cresta sobre cresta, al otro,...

... sobre el valle francés de Soulcem, veía el grupo de Tristaina, con el Pic de l’Étang Fourcat como cumbre más destacada, mientras que, en una segunda línea, se elevaba el Pic du Port. Para ver mejor esa zona, me acerqué a la antecima septentrional e incluso bajé unos metros por la arista que sube del Port Vell.

Desde allí, tenía también una bella perspectiva de la Carena de Pica Roja, casi de perfil, bajo la Sierra del Monteixo.

Se estaba tan bien en la cima, que me demoré casi hora y media: hasta las doce no comencé el descenso por la arista sureste, ancha, pedregosa y recorrida por una bien pisada traza.

Tras un primer tramo de mediana pendiente, la arista se empina pero la pude bajar caminando.

Viene luego un breve rellano, a continuación del cual...

... el terreno se afila y torna rocoso, obligando a usar ocasionalmente las manos.

En ese tramo, me encontré las dos únicas personas que vi todo el día: una pareja que contemplaba, desde un pequeño hombro, las salvajes vertientes del Medacorba.

Al final de la zona afilada, para subir a la última prominencia, está el paso menos fácil de la arista: una cuchilla de roca llena de apoyos (I) que casi podía haber pasado caminando.

En los últimos cien metros previos al collado, entré en la vertiente derecha para evitar una última punta y hacer más cómodo el descenso, siguiendo la traza.

Por el Port de Boet, pasa la Alta Ruta Pirenaica, marcada con los trazos rojos y blancos de los GR. Girando a la derecha, tomé su traza al oeste para descender, primero por un terreno abierto y casi llano de prado y neveros, dejando a la izquierda un pequeño estanque.

A mi derecha, se elevaba la Pica Roja que, desde aquí, no se presenta muy atractiva. Una falsa impresión, desde luego.

Más allá del borde del rellano, la senda, cada vez más clara, me llevó a descender por terreno empinado junto a un torrente.

Bajaba en diagonal por una extensa ladera herbosa que, poco a poco, llegando al rellano del Pletiu Gran, comenzó...

... a cerrarse ligeramente en tubo.

Hay que tener aquí un poco de atención, pues varias trazas claras se cruzan con la Alta Ruta. Llegué a tomar una de ellas, pero pronto me di cuenta de mi error y tuve que bajar directamente ladera abajo para volver a la buena senda.

Tras el Pletiu Gran, una nueva bajada intensa por prado, ahora entre pinos dispersos, me llevó hasta la Cabaña de Boet, situada al borde del llano que le da nombre y perfectamente cerrada. Allí, atendiendo a las instrucciones de un letrero situado junto a la pasarela que cruza un chorro secundario del Barranco de Arcalís, giré a la derecha (N), para tomar...

... el camino que, a través del pinar, atraviesa casi horizontal la curva del monte para ir a salir al camino que sube al Refugi de Vall Ferrera a poco minutos de éste. Tomándolo a la derecha, llegué al mismo hacia las dos y cuarto de la tarde, con el calor apretando y, pese a la magnífica jornada que acababa de vivir, la suave pena de finalizar aquí una semana en Pirineos.

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