Tuc de Maubèrme (2.880)

ASCENSIÓN DESDE EL ARRIU UNHÒLA

ARISTA SURESTE

El Tuc de Maubèrme culmina el cordal que cierra por el norte el Valle de Arán. Se trata de una pirámide de hierba y roca que se eleva abruptamente sobre los suaves prados circundantes y su característica silueta de aleta de tiburón es reconocible desde lejos. Aunque su entorno está lleno de huellas humanas debido a un pasado minero y un presente ganadero, el entorno ha conservado la belleza del contraste entre un roquedo de rico colorido, prados verdes como sólo lo son en Arán y el azul profundo de los ibones. También las vistas desde la cima deben ser hermosas, aunque, el día en que subí, las nubes no dejaban apreciarlas.

La superación de la arista SE del Maubérme articula la ruta. Para aproximarme a su base, lo hice desde el sur, saliendo del vallecito de Unhòla, que sube al norte desde Salardú, y remontando la cuenca de Montoliu. Tras bajar de la cumbre por la ruta normal de la cara oeste, completé la ruta circular con un largo rodeo por el norte, visitando los laguitos escalonados de Maubème y el llano del Pas Estret antes de descender el Arriu Unhòla hasta el punto de partida.

El Tuc de Maubèrme visto desde el suroeste. A la derecha, se aprecia perfectamente el perfil de la arista SE

SITUACIÓN:

  • Zona: Valle de Arán (Pirineos)
  • Unidad: Barrera norte aranesa
  • Base de partida: Bagergue (Lérida)
ACCESO: Bagergue es una población del municipio leridano de Alto Arán, situada en el noroeste de la provincia, sobre el Arriu Unhòla, que baja de la barrera norte del valle a verter sus aguas al Río Garona en Salardú. La ruta se inicia a unos 8 km del pueblo, remontando el Arriu Unhòla por el Camin de Liat, pista en mediocre estado, hasta la curva junto al barranco de Coma Nera donde coincide con el itinerario balizado GR-211. El punto más cercano registrado en Google es la Cabana des Calhaus, refugio abierto en admirable estado situado kilómetro y medio antes. Respecto a la pista, sus condiciones pueden variar bastante en función de las tormentas y del tiempo transcurrido desde el último repaso. Si se puede, lo mejor es averiguar cómo está en el momento de ir. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 2.053 / 2.880
  • Mi tiempo efectivo: 5h19
  • Mi tiempo total: 6h09
  • Dificultades: PD+. Trepada discontinua en roca mediocre, durante 200 m de desnivel. La máxima dificultad es un II+ de unos 12 m de altura. El resto son pasos más cortos, entre I y II, pero con frecuencia expuestos.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Tomar al sur, junto al Barranco de Coma Nera, el GR 211 que faldea el Tuc de Crabes para entrar en el Arriu des Calhaus, el cual remonta hasta el Lac de Montoliu. Dejarlo entonces por la izquierda (NO) y ascender una empinada vaguada hasta el Còth de Maubèrme. Dirigirse de allí en derechura al Maubèrme (N), a través de un rellano ondulado, hasta dar con el camino que va al Port d’Urets. Tomarlo a la derecha (E) y, antes del collado, dejarlo por la izquierda (N) para remontar la ladera bajo la arista SE. Una vez en ella, tomarla a la izquierda (NO), alternando caminar con trepadas de I y II, hasta el Tuc de Maubèrme (PD+).

Abandonar la cima por una traza que comienza siguiendo el lomo que cae al NO y pierde luego altura por la cara oeste. Cuando la pendiente disminuye, gira a la izquierda para contornear la montaña por el sur hacia las Pales de Maubèrme. A la vista del Còth de Maubèrme, en un cruce de sendas, girar a la derecha (O) para tomar la Alta Ruta y seguirla por la cuenca de los Estanhets de Maubèrme. Tras dejarlos atrás y después de cruzar un barranco, tomar a la izquierda (SO) otra senda, que desciende por la ladera hacia el río de Unhola. Antes de llegar al fondo del valle, desviarse de nuevo a la izquierda (S), hacia el paso entre la cota 2.196 y el monte, para alcanzar el Planeth deth Pas Estret. Bordearlo por la izquierda hasta una pista, que es la misma de donde arrancamos y que, tomada a la izquierda (SE), lleva de vuelta, sin pérdida posible, al Barranco de Coma Nera.


Croquis de la parte más alta de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Bonita ascensión, entretenida en la cresta y hermosa a través de los prados, que es una alternativa a la vía normal para trepariscos impenitentes. Aunque la roca es mediocre en general, mejora mucho en las trepadas más difíciles y nunca llegué a sentirme inseguro. Pero es de esas subidas que, para pasarlas en condiciones y a gusto, es bueno ir sobrado: dominar por lo menos un grado más. Además, el sitio bueno para pasar algunos resaltes no se ve a la primera y, un par de veces, tuve que destrepar y probar por otro lado.

La bajada por los lagos es una forma de alargar una excursión que, si no, resultaría algo corta. No me decepcionó, aunque es cierto que el día se prestaba: a esos paisajes de praderas onduladas les sientan bien las nubes bajas. Pero toda la zona es bonita y tiene muchas más posibilidades. Respecto a la aproximación, el estado de la pista a partir del cruce cercano a la Borda de Lana no es malo pero atraviesa varias torrenteras, alguna con bastante agua; con un todo terreno se llegaría sin problemas pero, con un turismo normal, hay que ir con mucho cuidado y poco peso. Yo fui solo, pero, si hubiéramos ido más de dos en el coche, seguramente hubiera aparcado más abajo.

RELATO GRÁFICO:

Después de haber estado lloviendo toda la tarde anterior y parte de la noche, la mañana se presentaba fresca y húmeda. El cielo se había despejado sobre las nubes bajas que llenaban los valles. Llegué con el coche hasta la curva donde el GR 211 sale de la pista de que sube a las minas de Liat, dominada...

... por el tajo que el Barranco de Coma Nera traza en las laderas inferiores de Maubèrme.

Desde ahí, comencé a caminar por el GR, que me llevó al sureste llaneando a través de la falda del Tuc de Crabes. A mi derecha, en el fondo del valle de Unhola, se extendía el Plan de Tor. En su hierba se pintaban arcos de avalancha, como una advertencia para el invierno.

Al otro lado, la niebla jugaba sobre mí con los agudos espolones y agujas que trufan las pendientes superiores.

Ante mí, nubes consistentes llenaban la parte baja del valle y, de ellas, surgía un risueño Tuc dera Pincèla.

Al final del flanqueo, la senda giró a la izquierda, terminando de rodear el Tuc de Crabes, para entrar en...

... un amplio tubo herboso de superficie ondulada que asciende suavemente al este, entre el monte y una pequeña prominencia.

No tardé mucho en alcanzar el profundo tajo abierto por el Arriu des Calhaus, ante el cual el camino gira a la izquierda para pasar a remontarlo, muy por encima del cauce.

La traza no es única y fui cambiando de una a otra según ganaba altura en diagonal por la ladera.

Al doblar un recodo, apareció la cumbre del Tuc de Maubèrme, donde estaba agarrada una de las pocas nubes que quedaban en el cielo... ¡vaya! A pesar de eso, aún distinguía, a los lados del pico, los perfiles de las crestas que limitan la cara sureste que tenía ante mí.

Seguía rodeando el Tuc de Crabes por su vertiente oriental, avanzando en horizontal y pasando por verdes cóncavos, sobre los cuales me llamó la atención una peña rocosa, altiva afilada, que contrastaba con el carácter de todo el resto del entorno: el Morret, la llaman en el mapa. Al mantener cota, fui estando cada vez más próximo al cauce, hasta...

... llegar a su altura en el desagüe del Lac de Montoliu.

Allí dejé el GR 211 para tomar una senda, marcada con manchas amarillas, que sale a la izquierda (NO) y remonta una vaguada herbosa. Éste fue el primer tramo empinado de la jornada, que hasta entonces se había desarrollado por terreno suave.

En poco tiempo, quedó abajo el lago y no tardé en llegar al...

... Còth de Maubèrme, amplia horcada que separa el pico homónimo del de Crabes. A su través, asomó la Sierra de Armèros. Giré allí a la derecha, con la senda, para...

... remontar la ladera de ese lado, por encima de la cual asoman la arista sur del Maubèrme y el picacho que la remata.

Pocos minutos después de dejar el collado, se despejó la nube agarrada al Tuc des Armèros y, en lontananza, apareció el Perdiguero, entre el Posets y algunos de sus satélites.

Mirando atrás, el Tuc de Crabes, que acababa de rodear, me mostraba ahora una cara diferente, rocosa y colorida.

Llegué a un rellano donde hierba y roca se mezclaban con pequeños estanques, al pie de la cara suroriental del Maubèrme. La nube seguía tapando la mitad superior del pico pero no parecía que el tiempo fuera a estropearse en el próximo par de horas, así que continué con la idea de la arista sureste. Para llegar a ella, dejé la senda y me dirigí a la derecha (NE),...

... atravesando la pradera hacia la definida raya del camino que franquea el Port d’Urets. Una vez en la senda, la tomé a la derecha (E), pero no llegué a la horcada: 300 ó 400 m antes, la dejé por la izquierda (N), para remontar un lomo herboso, por el que alcancé...

... la arista sureste, justo por encima de un llamativo crestón, el segundo desde el puerto. Allí me asomé al abismo de la vertiente norte, que se presentaba ese día como un sombrío caldero repleto de bullente bruma.

Nada que ver con los soleados prados que dejaba atrás.

Girando a la izquierda (NO), comencé a remontar la cresta, que, de momento, se presentaba como un lomo de hierba, ancho pero empinado. Al llegar a una pequeña prominencia, la cosa cambió y me encontré ante un tramo casi horizontal, bastante afilado. A partir de ahí, era roca lo que quedaba hasta la cumbre; paré a plegar los bastones y, de paso, hice un alto para desayunar. Durante el mismo, las nubes se retiraron por unos minutos y pude ver los sucesivos resaltes que jalonaban los 200 y pico metros que restaban hasta la cima.

Y no sólo eso; también, el circo de Urets y...

... el valle que desciende de allí.

Reemprendí la marcha recorriendo la suave depresión que me separaba del inicio del primer resalte.

Lo primero que encontré fue una placa escalonada muy tendida, que se va empinando hasta ponerse casi vertical en sus últimos 15 metros. Esa parte la superé por la izquierda de la divisoria, superando...

... un diedro muy abierto (II+) de unos 12 m de altura. No hay que fiarse de otras opciones aparentemente más fáciles; el primer sitio que probé fue una chimenea tumbada más a la izquierda, pero, por encima de la parte visible, me encontré un techo y tuve que destrepar.

Salí del resalte a otra zona de repisas paralelas en la ladera izquierda, por la que avancé bajo la arista, hasta salir de la hierba debajo de una horcada, defendida por un muro corto con buenos apoyos (II).

De vuelta en la arista, continué la subida, trepando por otro resalte todavía más fácil (I).

A continuación, después de un tramo horizontal y ancho, nuevo escalón, éste sin dificultad, aunque hube de usar las manos para superar algunos bloques.

Pese a las nubes, o precisamente por ellas, impresionaba mirar abajo.

Por otro lado, la cumbre se veía cercana cuando llegué al siguiente descanso, más accidentado y afilado. El siguiente resalte, penúltimo, es otro murete con...

... apoyos de sobra (II) y 8 m de altura.

Tras él, alcancé el hombro previo a la cima, donde me encontré un hito; el único de toda la arista. Como no vi claro el ataque directo a la pirámide cimera, evité un primer tramo vertical por la derecha, ganando unos 20 ó 25 m por una pendiente herbosa. Luego, me fui a la izquierda, aprovechando una terraza de lo mismo, para reganar la arista (I), muy cerca de...

... donde entronca la arista sur, que, al asomarme, vii caer brumosa. También tiene buena pinta.

Superé caminando los 20 m de lomo pedregoso que me quedaban hasta los grandes hitos que marcan la culminación del Tuc de Maubèrme. Eran las once y media de la mañana y las nubes se habían cerrado del todo coincidiendo con mi llegada.

Muy de vez en cuando, se abrió un hueco mínimo que permitía echar una ojeada a la hasta entonces invisible vertiente noroeste.

Cuando me cansé de esperar que despejara, reemprendí la marcha, bajando por lo alto de un espolón que sale al noroeste. En la pedriza del lomo, aparecía una traza no muy clara, marcada con hitos. Ésta me llevó enseguida a girar a la izquierda y...

... realizar un flanqueo bajo la arista cimera, por terreno un tanto expuesto pero seguro. Al poco, otro giro a la izquierda (O) me metió por...

... un embudo a un tubo de pedrera que se despeña muy amplio y empinado. Perdí altitud con rapidez, viendo bajo mis pies los Estanhets de Maubèrme por los que haría un retorno algo más largo del habitual, ya que aún era pronto.

Perdidos unos 200 m, derivé a la izquierda (S) hasta salir a la hierba, donde el precario trazo se transformó en magnífica senda, que prolongaba el descenso en diagonal suave, rodeando el extremo de la arista sur.

A los ibones que iba viendo, se añadieron el Long de Liat y el de la Pica Palomera, más allá de la ruta de bajada, consistente en seguir el torrente de los lagos de Maubèrme y, luego, girar a la izquierda para bajar al valle principal, por donde terminaría de descender hasta el coche.

Al llegar al contrafuerte de la arista sur, me volví para despedirme de la cumbre, de la que, por un momento, se retiraron las nubes.

Estaba de vuelta en las Pales de Maubèrme y, ante mí, se elevaba el Tuc de Crabes. A mi izquierda, me dominaba...

... el picacho en que muere la arista sur, y cuyo nombre, si lo tiene, no he localizado.

Estaba ya muy cerca de cerrar el itinerario, cuando vi a mi derecha, por debajo de la senda que llevaba,...

... una traza más sutil, pero con sus hitos y todo, que bajaba muy suavemente al oeste. Como era mi dirección, sin esperar a que ambas veredas se cruzaran, atajé los escasos 40 m de pradera que las separaban y cogí esta nueva a la derecha. Mientras tanto, el día se había ido volviendo más gris y las nubes eran cada vez más espesas y oscuras pero, como parecía que lo que se anunciaba no iba a ser demasiado violento y aún quedaba un rato para que abrieran el grifo, decidí seguir con mi propósito.

Llevaba pocos minutos siguiendo el nuevo trazo, que cada vez se difuminaba más, cuando volví a ver por debajo mía otro camino casi paralelo... aunque esta vez se trataba de una senda mucho más definida y marcada de rojo y blanco: la Alta Ruta. Otra vez me dejé caer directamente para cambiar de camino, tomándolo a la derecha (O). Sin duda, esta senda debe cruzarse con la que me bajó del Maubèrme más al este, pero esta forma de tomarla no es incómoda.

Donde lo alcancé, el caminillo se asoma al corte de la Coma Nera. Si hubiera querido abreviar la excursión, podría haberla descendido, posiblemente con alguna que otra peripecia, pero generalmente por buen terreno, hasta el coche.

Pero preferí dar la vuelta por los laguitos, así que me dejé conducir por la Alta Ruta al oeste, primeramente a través de un rellano herboso, con el Tuc des Armèros y la Pica Palomera ante los ojos. El ambiente sombrío con las nubes bajas sobre estos prados solitarios, donde hasta el viento apenas osaba susurrar, era fascinante.

Estaba cerca de pistas y cabañas. No muy lejos de pueblos. Y, sin embargo, el paisaje parecía remoto.

Las nubes se habían vuelto a cerrar sobre la cumbre y la temperatura había bajado sensiblemente, pero yo iba encantado.

A la altura del más alto de los Estanhets de Maubèrme, el camino giró a la derecha (NE), para bajar al mismo y rodearlo por la derecha hasta adquirir dirección noroeste y comenzar el descenso del barranco.

Pero no junto al cauce, sino por una terraza elevada sobre la orilla derecha, desde la que no llegué a ver el lago intermedio, sino que salí directamente...

... al mayor y más bajo, que rodeé también por la derecha.

Luego, entré en unas extensas laderas herbosas, de pendiente moderada, que la senda atraviesa al noroeste, bajando apenas. Al fondo, veía el Estany Long de Liat bajo el Pic de Serre Haute y, a la izquierda, el río Unhola, por el que volvería al punto de partida.

Tras un rato de travesía, la senda da un rodeo, subiendo a la derecha para facilitar el cruce de una torrentera que corta la ladera. Justo al otro lado, dejé la Alta Ruta por a la izquierda (SO), para tomar...

... un trazo estrecho pero bien marcado que baja directo al fondo del valle. Antes de llegar, dejé la senda por la izquierda (S) para...

... dirigirme al collado que separa del monte una cota anónima. Se marcaban en la hierba abundantes trazas de ganado que, al llegar al paso estrecho, se unieron en una senda.

Ésta baja al otro lado, haciendo cómodo el descenso al Planeth deth Pas Estret por una vaguada de pasto y piedras. Una vez abajo, el mismo trazo me condujo a rodear ese verde llano por su borde izquierdo.

Resulta curioso que este lugar, donde el valle se ensancha tanto, reciba el nombre de Paso Estrecho; pero no se refiere al llano en sí sino...

... al congosto por donde entran las aguas en el mismo, abriéndose paso a través de una barrera rocosa, al abrigo de la cual hay una cabaña.

No tardé en llegar a una pista, que es la misma por donde había subido con el coche. La tomé a la izquierda (SE) y me guio, en...

... subibajas por entre las suaves lomas verdes donde nacen las laderas del Maubèrme. Como mantenía cota, el cauce del río quedaba cada vez más abajo y el terreno por el que discurría era más abrupto. Estaba yo cerca del final, cuando comenzó a caer el agua que se venía anunciando, pero que no fue más que una fina y pacífica llovizna, que apenas molestaba.

Al pasar una collada, dejé atrás un ramal que bajaba y una cabaña construida al abrigo de las ruinas de otra construcción más antigua. Y prácticamente enseguida, al doblar un espolón, entré en el Barranco de Coma Nera, donde había dejado el coche a la sombra (es un decir) del Tuc de Crabes. Pasaban pocos minutos de las tres de la tarde y seguía cayendo una lluvia mínima. Más tarde caerían un par de tormentas regulares pero esas ya me pillaron bien resguardado.

Comentarios