La Pinareja (2.197)

TRAVESÍA DE CERCEDILLA A NAVAS DE RIOFRÍO

CRESTA DE LA MUJER MUERTA

Según las últimas ediciones del IGN, la Pinareja es el pico más alto de la Mujer Muerta, nombre que se da al tramo oriental de la Sierra del Quintanar, cordal proyectado al noroeste del nudo central del Guadarrama. Pero como el Cerro del Oso ostenta el vértice geodésico, lo que indicaría mejor panorama, y además el orden de preeminencia puede volver a cambiar por la escasa diferencia de altitud (sólo un metro), lo ideal es recorrer la breve y facilísima cresta que une ambos picos, para estar seguros de pisar la cima. Situada entre los pinares del Espinar y Valsaín y ante la gran llanura de la mesta norte, la Mujer Muerta es un crestón rocoso rematado por sendas pirámides de hierba y pedrera en los extremos, cuyos principales atractivos son el panorama, cierto alejamiento, para estar en el Guadarrama, y una mínima calidad abrupta, notable en este territorio verde y ondulado.

La ruta consiste en remontar el Valle de la Fuenfría desde Cercedilla, ganar y recorrer la cresta de la Mujer Muerta y, finalmente, descender por la vertiente norte hasta la estación de tren más cercana, para unir así los puntos de inicio y final.

Vertiente norte de la Mujer Muerta desde el oeste

SITUACIÓN:

  • Zona: Sierras de Malagón, Quintanar y Siete Picos (Sistema Central)
  • Unidad: Sierra del Quintanar
  • Bases de partida: Cercedilla (Madrid) o Navas de Riofrío (Segovia)
ACCESO: Nosotros partimos la Estación de Cercedilla, pueblo madrileño situado al pie del Macizo de Siete Picos, en el nudo central del Guadarrama, donde dejamos aparcado el coche. Y llegamos a la de Navas de Riofrío, situado frente a la vertiente Segoviana de la Mujer Muerta, y regresamos en tren. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps. También se podría hacer al revés o, incluso, comenzar la actividad con el traslado en tren, pero, por cuestiones de horarios de ferrocarriles, creo que es más práctico hacerlo como nosotros.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.121 / 2.196
  • Mi tiempo efectivo: 5h57
  • Mi tiempo total: 7h00
  • Dificultades: Ninguna. Itinerario por caminos o terreno cómodo y señalizado.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Dejar Cercedilla por la carretera que remonta el Valle de la Fuenfría y, en el Majavilán, continuar por la calzada hasta el Puerto de la Fuenfría. Girar allí a la izquierda (O) para ascender por el lomo que cae de ese lado; antes de culminar, derivar a la derecha (NO), atravesando la ladera hasta salir al Collado Minguete. Seguir al NO, atravesando la vertiente occidental del Montón de Trigo hasta el Collado de Tirobarra y continuar por la cuerda al NO hasta la cumbre de La Pinareja. Descender a la izquierda (SO) y seguir la cresta para alcanzar el Pico del Oso.

Proseguir hasta el Puerto del Pasapán y girar allí a la derecha (NE) para descender por la vertiente segoviana y salir al pie de monte en Matazarzal. Continuar por la pista al norte hasta topar con la carretera N 603. Cruzarla y seguir, al otro lado, por un camino de tierra al O, que sale enseguida a la SG 721. Cogerla a la derecha (N) hasta la Estación de las Navas de Riofrío, donde tomaremos el tren de vuelta.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Travesía clásica, de esas que todo el mundo conoce pero luego resulta que hacen más bien pocos. Posiblemente, la causa sea la incomodidad de toda ruta lineal, pese a que, en ésta, el ferrocarril facilita el regreso. Se trata de una ruta muy fácil, bonita y variada pero que cubre unos buenos desnivel y distancia. Recomendable para andarines equipados adecuadamente (se asciende a casi 2.200 metros), no tiene más complicación que seguir la senda y los hitos y no despistarse en ninguna de las (pocas y claras) bifurcaciones por las que se pasa.

La idea de atravesar la sierra, cresteando de paso la Mujer Muerta, para volver en tren, admite otras combinaciones y todas son bonitas. Como salidas posibles, están también el Puerto de Navacerrada y el Espinar y, como llegadas, los Ángeles de San Rafael, Otero Herreros y Ortigosa del Monte. Esta última estación era en tiempos el final más conveniente, pues es la más próxima al pie de monte, lo que elimina el tramo “estepario” del final pero, con el actual horario de trenes, ha dejado de resultar práctica.

En esta realización de la travesía, el tiempo nos vino un poco justo para llegar al tren de las 14:57 y esperar cuatro horas en un entorno como el de la estación de Navas de Riofrío no es plato de gusto. Como no siempre es de día para salir más temprano, creo que lo práctico es resignarse a tomar el tren de las 18:57, pudiendo empezar más tarde e ir con más calma, o, si se puede, subir un coche a las Dehesas (el aparcamiento más alto del Valle de la Fuenfría), ahorrando casi una hora de camino. También, si se opta por el último tren, se pueden añadir otros dos picos al recorrido: Cerro Minguete y el Montón de Trigo, que en esta versión de la travesía contorneamos.

RELATO GRÁFICO:

A las ocho menos cuarto de la mañana, arrancamos a andar desde la estación de Cercedilla, subiendo al norte por la cuesta donde se encuentra y continuando por la carretera que remonta el Valle de la Fuenfría. El cielo estaba despejado y el viento en calma, pero el sol aún no había bajado de las crestas y hacía frío en la umbría húmeda bajo los árboles. El camino es simple: seguir el eje del valle por su vertiente derecha. Dejamos atrás algún desvío hasta que, cerca de la casa forestal de las Dehesas, abandonamos el asfalto para tomar un camino de tierra que sale a la derecha y que va casi paralelo a la carretera. Por él, llegamos a Majavilán, a partir de donde se prohíbe el tráfico privado.

Continuamos por la calzada romana, de momento siempre al norte. La entrada en la misma, a través del Puente del Descalzo, es espectacular, con el empedrado irregular, imaginativa recreación del irregular, entre los dos pretiles del puente. Nada que ver con el aspecto que debió de tener, pero mola.

No tardamos en llegar al cruce con la Carretera de la República, en los Corralitos. Seguimos rectos (N) por la calzada, que en este tramo está reducida a una cinta de pedruscos sueltos entre matorral y pinos. Por aquí nos alcanzó por fin el deseado calorcillo del sol, que...

... asomó junto a los dos primeros de los Siete Picos, que dominaban el bosque a nuestra derecha, al otro lado del barranco.

Al rato de cruzar el cauce por el Puente de Enmedio y ya bastante alto, mirando atrás veíamos el valle descendiendo hasta la llanura madrileña, bajo las crestas de la Peña del Águila, la Peñota y el Abantos.

Los últimos metros antes de llegar al Puerto de la Fuenfría están de nuevo recreados y, otras vez, echándole imaginación.

Al ganar el cordal, salimos del bosque y nos encontramos con los dos picos que dominan por la izquierda el paso: el Cerro Minguete y el Montón de Trigo. Debíamos dirigirnos a la horcada que se abre entre ambos, para lo cual tomamos a la izquierda (O) la senda, pedregosa y empinada, que remonta el lomo que baja del primero.

Antes de alcanzar la cima, derivamos a la derecha (NO), siguiendo un trazo en el matorral, más difuso pero marcado con hitos, que nos condujo al Collado Minguete sin tener que perder altura.

Durante esta subida, habíamos ido viendo cómo se descubrían las grandes cumbres del nudo central del Guadarrama. Una vez en la horcada, eran totalmente visibles de Peñalara, la mitad oeste de la Cuerda Larga y Siete Picos rodeando el pinar de Valsaín. Al otro lado,...

... la vista se extendía hasta Gredos y las Parameras, más allá de la Garganta del Espinar, limitada a la derecha por...

... el objetivo del día: la cresta de la Mujer Muerta. Para dirigirnos a ella, giramos a ese lado (NO) para...

... atravesar la ladera occidental del Montón de Trigo, por una senda bastante clara que va a salir...

... sobre el siguiente collado, el de Tirobarra, teniendo que bajar un poco antes de atravesarlo y emprender la subida, siempre por senda bien marcada, al primero de los picos de la jornada.

Durante el ascenso, comenzamos a ver el páramo segoviano, que, si ya es amarillento y liso por sí, aún lo parece más en contraste con el ondulado mar de pinos de la sierra.

Llegamos a La Pinareja poco antes de las once de la mañana. La temperatura era agradable mientras nos mantuviéramos a resguardo del gélido vientecillo que soplaba de poniente; afortunadamente, rodean la cumbre cantidad de abrigos bastante bien preparados. Mirando atrás, veíamos ante nosotros desplegarse muchas de las cumbres mayores de Guadarrama: Peñalara, Cabezas, Maliciosa, Siete Picos, Montón de Trigo... y, más allá, flotando en la neblina de la llanura de Madrid, la Sierra de Hoyo de Manzanares.

Al suroeste, la Garganta del Espinar baja hacia San Rafael, que distinguíamos bajo las alturas de Cabeza Líjar y Cueva Valiente. Dentro de la masificación del Guadarrama, estos parajes son de los menos frecuentados y, hasta bajar del monte, ya apenas nos cruzamos un par de grupos pequeños en lo que quedaba de jornada.

No estuvimos mucho en la cumbre, pues pretendíamos coger el primer tren de la tarde: en diez minutos, estábamos de nuevo en marcha, siguiendo el cordal al suroeste, hacia el Pico del Oso. Bajamos de la Pinareja, guiados por unos hitos, a través de un empinado canchal, dejando a la derecha el crestón que ocupa la divisoria.

En el collado, cambió el decorado y la pendiente pasó a ser más suave, alternando tramos de hierba...

... y pedregal. Así, a las doce menos cuarto hicimos cumbre en el Pico del Oso.

La cresta entre los dos picos de la Mujer Muerta puede pasarse también por encima; una vez lo hicimos y, sin ser difícil, presenta algunas emociones adicionales.

Tras otra breve parada en esta cima, iniciamos el descenso por el lomo occidental antes de las doce, teniendo a la vista desde el inicio tanto el siguiente pico, el del Pasapán, como el collado donde dejaríamos la cuerda y, a la derecha, las dos primeras lazadas de la pista por donde bajaríamos hacia la vertiente segoviana.

Todo el cresteo, además de carecer de obstáculos significativos, estaba marcado por hitos y, en los pocos sitios en que levantaba algo el matorral, una clara traza facilitaba el paso. Una subida breve nos dejó en lo alto del modesto Pico del Pasapán, donde merece la pena parar y...

... volverse a contemplar el Pico del Oso, con las grandes cumbres del Guadarrama al fondo.

La bajada de esta última punta de la jornada al Puerto del Pasapán fue todavía más cómoda y tendida. Al llegar a éste, giramos a la derecha (N) y tomamos...

... una pista que baja en lazadas por la ladera septentrional, bajo la cresta que acabábamos de recorrer.

Donde los árboles se abrían, podíamos ver el corte del Río Milanillos, por donde transcurriría la primera parte de la bajada, hasta cambiar de vertiente por la collada del Portachuelo, que divisábamos también al fondo, oscura de pinos contra el fondo difuminado de la llanura.

Tras un primer tramo en rápido descenso, giramos a la derecha (E) en una bifurcación y siguió un largo llaneo a través de la vertiente norte de la Mujer Muerta, durante el que fuimos cogiendo altura sobre el cauce del barranco. En el Portachuelo encontramos otra bifurcación, en la que continuamos por el mismo camino que llevábamos, a la derecha (NE), trasponiendo el collado.

El arbolado era más denso en esta nueva vertiente, que atravesamos brevemente en diagonal hasta un nuevo cruce, donde seguimos la pista que traíamos (NO), pasando a través de una cancela.

Entramos entonces en una ladera abierta, de suave pendiente, ocupada por un pinar con signos evidentes de estar trabajado.

Salimos del bosque, cruzando otra cancela, a los despejados campos de Matazarzal. La estepa se veía ya cercana, e incluso llegábamos a distinguir la torre de la Catedral de Segovia y la mole rosada del Palacio de Riofrío. Llegábamos al final de la ruta. El camino nos llevó en una doble curva izquierda - derecha, cruzando el Arroyo de las Víboras, antes de una nueva puerta.

A partir de allí, el piso pasó a ser de grava y una nueva doble curva, pero al revés, nos llevó a recruzar el mismo riachuelo antes de tomar dirección noroeste para dejar atrás definitivamente la sierra.

Atravesábamos ahora un terreno bastante poco montañero: el pie de monte es un plano de escasa pendiente, poblado de pasto amarillo y encinas, que se desliza hacia el llano.

La pista termina encontrándose con la N-603, la carretera de San Rafael a Segovia. La cruzamos y, al otro lado, tomamos un sendero que, dejando a la izquierda un murete de piedras, sale al oeste junto a una señal de stop. Por el mismo llegamos enseguida a...

... otra carretera, la SG-721. Tomándola a la derecha (N), cruzamos la autopista por un paso inferior y recorrimos el kilómetro y pico que nos restaba hasta la Estación de las Navas de Riofrío, donde llegamos a las tres menos diez de la tarde. Faltaban pocos minutos para que llegara el tren por donde regresaríamos a Cercedilla y eso que habíamos caminado a buen ritmo y sin parar demasiado.

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