Buitrera (2.045)

ASCENSIÓN DESDE EL PUERTO DE LA QUESERA

IDA Y VUELTA POR EL CORDAL

La Buitrera es el pico más oriental que alcanza los dos mil metros en la Sierra de Ayllón y en toda la divisoria del Sistema Central. A sus pies, se extiende la meseta hasta las lejanas cumbres del Urbión y el Moncayo que, en días claros, marcan con sus crestas azuladas o blancas un horizonte que parece flotar por encima de la llanura. Como todas las de la zona, es una montaña de formas suaves y ancho lomo, excepto en las cabeceras de algunos valles donde aflora altiva la roca. También en los cordales se alzan algunos crestones de pizarra. Respecto a la vegetación, extensos robledales con mezcla de pinos cubren las zonas bajas, por encima de las cuales se extienden tupidas bandas de matorral, sucedidas más arriba por praderas de hierba y gayuba que llegan hasta las mismas cumbres.

La ruta es simple; consiste en ir (tocando todas las cimas intermedias) y volver (por la senda que las rodea) del puerto a la cumbre siguiendo el cordal.

La mayor parte de la cuerda recorrida, por encima del Puerto de la Quesera. El Parrejón destaca más que la propia Buitrera

SITUACIÓN:

  • Zona: Macizo de Ayllón (Sistema Central)
  • Unidad: Sierra de Ayllón
  • Base de partida: Puerto de la Quesera (Segovia - Guadalajara)
ACCESO: El Puerto de la Quesera es el único paso que permite atravesar la Sierra de Ayllón en vehículo. Se abre entre las poblaciones de Majaelrayo (Guadalajara) y Riaza (Segovia), siendo el acceso desde ésta mucho más práctico (12 km de carretera en buen estado, frente a 28 con tramos de cemento), incluso teniendo que rodear por Somosierra si se llega desde el sur, además de que en Riaza hay de todo. En realidad está más cerca Riofrío deRiaza, pero hay que desviarse de la carretera principal y ofrece pocos servicios. En el puerto no hay ninguno, salvo espacio para aparcar. Mejor que en la raya, resulta más práctico aparcar e iniciar la ruta en un collado secundario que se encuentra a 600 m por la vertiente de Guadalajara. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen a ese punto en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.715 / 2.045
  • Mi tiempo efectivo: 4h37
  • Mi tiempo total: 6h27
  • Dificultades: Muy fácil. Un par de trepadas cortas y sumamente fáciles. Aunque la nieve estuvo presente a lo largo de toda la ruta, era tan escasa que apenas influía en la progresión. Incluso las placas de hielo eran evitables.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Tomar en el Puerto de la Quesera la cuerda de la sierra al este e irla siguiendo, por la Peña de la Silla y el Alto del Parrejón, hasta la cumbre de La Buitrera.

Bajar por la loma al NO y, llegando al Portillo de los Lobos, tomar a la izquierda (SE) el carril que lo atraviesa. Flanquear por el mismo el cordal, hasta salir de nuevo a cresta en la Cuerda de las Berceras. Siempre por camino, se vuelve a la vertiente occidental en el siguiente collado. Tras otro breve toque en cresta en el Collado de las Lagunas, el sendero sale al lomo del cordal definitivamente en el Collado de los Lobos, tras lo que sólo queda retornar por él al Puerto de la Quesera.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Teóricamente, este sería el itinerario más accesible para alcanzar la cumbre de la Buitrera pero, con tanto subibaja en la cresta, termina siendo más largo que el de Hontanares. Si se sigue ida y vuelta el itinerario de regreso, es decir la senda que faldea el cordal por el oeste, se ahorra bastante tiempo y algo de desnivel pero se restan emociones a la jornada. Creo que lo ideal es como lo hice: mantenerse en cresta dentro de lo posible a la ida, para ir viendo cambiar las perspectivas, y regresar más relajadamente por el camino.

En suma, un recorrido por cresta panorámico, de duración entre mediana y un poco larga pero sin excesos. Por otro lado, el terreno es cómodo en general e, incluso con nieve, no se encuentran obstáculos que reseñar, pues la pendiente nunca llega a 30º, excepto en el par de trepadas para acceder a la Peña de la Silla o la arista cerca de la Buitrera (innecesario ir por ahí, pero muy recomendable).

RELATO GRÁFICO:

Hacía un frío pelón en el Puerto de la Quesera (-8ºC en el termómetro del coche, aunque yo creo que hacía alguno menos). Desde allí, la cima de la Buitrera apenas destaca un poco a la izquierda del más aparente Parrejón. Para empezar, tomé al este el escarchado cordal, dorado ya por los primeros rayos del sol.

Pero poco me duró su calidez: el sendero, amplio y de escasa pendiente, por el que caminaba, me llevó enseguida a la umbría de la vertiente izquierda de la loma. Delante, mostraba su doble cima el primer jalón de la jornada: la Peña de la Silla, a la derecha de su vecino el Pico del Granero. Por si no hacía poco frío, la pinta del entorno no colaboraba a templar el ánimo. Pero no me importaba, ya que el día no podía estar más bonito.

Por un hueco en los árboles a mi derecha, pude ver la cuerda de las Peñuelas al Rocín, toda blanca y verde, inundada de luz... ¿quién se acuerda del cuerpo cuando se calienta el ánimo? Muy cerca vi también la pista, helada, que va del Puerto de la Quesera a Majaelrayo y es que, poco después, en un collado, la misma toca la cresta.

De allí salí por la continuación de mi carril, remontando al sureste la loma, más empinada ahora. Estaba incómodo el camino, pues se hallaba cubierto de una placa de hielo, de la que sobresalía el número suficiente de guijarros para poder caminar con cierto tiento pero sin crampones y sin necesidad de ir por los márgenes llenos de matorral.

Era incómodo, pero bello... ¡sarna con gusto no pica!

Al llegar al lomo del cordal, me encontré con el sol y con la visión del sector meridional de la sierra: más allá de la Sierra del Rincón, el mundo se hacía indistinto en la lejana campiña de Guadalajara.

Más cerca la Cresta del Dragón.

En el Collado de los Lobos, al pie de la Peña de la Silla, el camino que iba siguiendo entra en la vertiente oeste de la cresta. Lo dejé por la derecha (NE), para continuar por el lomo hacia el primer pico de la jornada, siguiendo...

... un claro trazo en el matorral, junto a la cerca que recorre la divisoria.

Al llegar a lo alto de la cuesta, apareció entre los dos canchos que veía desde abajo la verdadera cima, un tercer peñasco, escarchado y coronado por una cruz.

Volviéndome, tenía una magnífica vista panorámica sobre el Pico del Lobo rodeado por algunos de sus satélites.

Para encaramarme en la Peña de la Silla, crucé entre las dos rocas y, dejando a la izquierda la cima, me situé al sureste de la misma. En esa vertiente, la roca se presenta como...

...una rampa lisa pero bastante tendida, por donde acabé de subir hasta el hito sin más cuidado que evitar las pellas de hielo.

Al sur quedaba otra peña, más allá de la cual la llanura brillaba entre las siluetas del Ocejón y la Sierra del Rincón, mientras que, del lado contrario,...

... la estepa castellana extendía sus apagados colores hasta el horizonte.

Continué la ruta bajando de la peña por el mismo lugar por donde había trepado, para luego dejarme caer por el lomo norte hacia el siguiente objetivo del día: el Parrejón.

Este cordal es ancho y suave y, además, no tardé en encontrar un claro trazo que lo recorre cortando el matorral, haciendo aún más cómoda la bajada al...

... Collado de las Lagunas, donde encontré un estanque helado. Al otro lado, en la subida siguiente...

... menudeaban las rocas, pero sin llegar a suponer un obstáculo.

Al ganar altitud, el aspecto del Granero, verdadera cumbre del monte donde se haya la Peña de la Silla, se fue haciendo impresionante.

A mi derecha, se abría el Arroyo de la Zarza, más allá del cual se alzaban el Alto Rey el Ocejón.

A partir de un hombro, la loma se hizo casi horizontal: una sucesión de minúsculas prominencias llamada Cuerda de las Berceras me separaba del Parrejón.

A mi izquierda, la cuerda del Puerto de la Quesera al Pico del Lobo y su vertiente norte.

Por esta zona, el terreno es más escabroso pero, poniendo algo de atención al trazo y los hitos, se recorre con bastante comodidad. También fui descubriendo la cara meridional del Parrejón, tremendo desnivel de hierba cortada por placas de roca.

A mi derecha, veía otra desconocida loma: la culminada en el Alto de la Escaleruela, mientras que, al otro lado,...

... el panorama no podía ser más diferente, con Castilla haciendo honor al tópico.

Pasando una collada anónima, me encontré con un camino que, llegando de la vertiente oeste, alcanza la cuerda y la sigue luego hacia el norte. Tomándolo, acometí por él la subida final al siguiente pico, pero cuando, poco antes de la cima, el camino se fue a la vertiente izquierda y yo lo dejé para continuar a pleno lomo.

A punto de alcanzar el pico, descubrí, a través de un collado en la loma vecina, una impresionante visión del Moncayo, como flotando. Fíjate bien, que no es una nube.

Al llegar al Alto del Parrejón, apareció el resto del cordal hasta la Buitrera y, más allá del mismo, las nevadas crestas de Neila, el Urbión y la Cebollera.

Ahora ya veía en toda su extensión el vallecito del Arroyo de la Zarza corriendo al sureste, con la silueta lejana del Ocejón al fondo. Al otro lado,...

... el núcleo central y más alto de Ayllón se alzaba blanco y brillante ante los colores apagados del llano.

Continué caminando por el cordal, descendiendo al nordeste por una loma ancha y suave. Pasé por un collado desde el que veía, a mi izquierda,...

... la ladera occidental de la cresta que va del Cervunalillo a la Buitrera, en la que se distingue el trazo de un camino: se trata de la continuación de aquél que dejé poco antes del Parrejón, pero que de nuevo dejé de lado. De momento, porque luego regresaría por él de la cumbre.

Ahora, sin hacer caso de sendas, me mantuve en el cordal y, tras la depresión, comencé a ascender por una ladera cómoda, de mediana pendiente, hacia una cota anónima situada al sur del Cervunalillo. Entonces vi la primera persona que me encontré en el día, caminando por el cordal tras de mí; no llegamos a encontrarnos.

Al llegar a ese alto, que es un entronque de crestas, contemplé al sureste el atractivo aspecto de la que va a la Escaleruela. Pero no era ese mi camino, sino el contrario.

En primer lugar, tenía el Alto del Cervunalillo, del que me separaba una horcada amplia y suave, como casi todo en el recorrido. Por cierto, que el pico me mostraba ahora su bonita arista oriental: 500 m de roca...

... desde el cauce del Río Lillas. Un día tengo que probar a recorrerla. Por algo he dicho siempre que Ayllón, y sobre todo esta zona, es la montaña más montañera de las que rodean Madrid. Por fortuna, por aquí no viene tanta gente.

Del Alto del Cervunalillo a la Buitrera, nuevo colladito, la bajada al cual transcurrió por un lomo amplio y despejado, muy cómodo.

La continuación presentaba dos alternativas: la arista está ocupada por un crestón de roca que puede rodearse por la izquierda, por una senda al pie del cancho, o pasarse por el filo, que es...

... menos aguda de lo que parece. Los obstáculos que presenta son cortos y se pasan más gateando que...

... trepando. En todo caso son muy fáciles y nunca expuestos. Yo fui alternando ambas posibilidades, según lo iba viendo.

En los metros finales, a la vista del hito de La Buitrera, la cuerda vuelve a ensancharse y culminé la ascensión caminando por terreno herboso entre rocas.

Desde la cumbre, descubrí la llanura soriana, limitada por el largo cordal de la Ibérica septentrional. A la derecha,...

... se abre el valle del Río Lillas, con la sierra del Alto Rey al fondo. Contrastando con tanta suavidad,...

... caen hacia ese lado una serie de agudas aristas marcando las sucesivas puntas de la cresta. Al otro lado del cordal,...

... las pendientes son más suaves hacia tierras segovianas, aunque las alturas sean mayores.

Y ya al noroeste, llanura infinita: la meseta en su más pura manifestación.

Estuve un buen rato, más de tres cuartos de hora, en la cima. Apenas soplaba viento y la temperatura (al sol) no era mala. Para regresar, podía haberme dejado caer por la ladera al oeste, entre matorral denso pero no agobiante, hasta el camino que la corta a media altura. Sin embargo, en busca de nuevas perspectivas, decidí seguir cresta adelante, al noroeste, hacia el Portillo de los Lobos, por donde pasa dicho carril.

Un amplio lomo de pendiente suave y una senda cómoda une el pico con dicha horcada. Y, efectivamente, las vistas son cambiantes y atractivas.

De vez en cuando, pasé junto a alguna peña que da ambiente y ameniza el camino.

Sólo la bajada final es algo más empinada pero sin presentar problema alguno.

Antes de llegar a lo más hondo del Portillo de los Lobos, me encontré con el camino que buscaba, aquél de la ladera, cortándome el paso. Lo tomé a la izquierda (SE), mientras el cielo comenzó a cubrirse bastante rápidamente. Sin apenas anunciarse, un gran palio de nubes altas había llegado con notable rapidez desde el norte.

El camino en cuestión es ancho al comienza, aunque luego se estrecha, pero conservando el buen trazado.

Al acercarme al Parrejón, fui distinguiendo la horcada por donde debía salvar la arista norte. Y, en la vertiente oeste, el trazo de la senda que antes había dejado de lado y que ahora me disponía a utilizar para facilitar el retorno. Como el sendero cruza la cresta ganando altura para luego perderla, decidí atajar.

Cuando llegué al cauce del torrente que nace en el collado entre el Cervunalillo y el Parrejón, dejé el camino por la derecha (O), para cruzarlo y remontar la vertiente opuesta en diagonal, directo al hueco del crestón donde reencontraría la senda. La ladera no es empinada ni incómoda y rápidamente gané la arista.

Al trasponerla, una mirada atrás, a la Buitrera.

Al otro lado, la senda me llevó por la vertiente oeste, cerca de y paralelo a la cresta.

Las vistas sobre el núcleo central de Ayllón habían cambiado de carácter, pasando del brillo de esa mañana a un gris helador con la llegada de las nubes.

Esta corta travesía tampoco presenta ningún problema y, al salir de la misma al...

... lomo sur del Parrejón, o Cuerda de las Berceras, me encontré en el recorrido de subida, que durante un corto trecho desharía. Concretamente durante la bajada al collado siguiente y anónimo, donde el camino deja la cresta para descender a la derecha y...

... volver a la vertiente occidental del cordal.

Por el mismo, rodeé la Cuerda de las Berceras y salí al Collado de las Lagunas, donde volví a deshacer camino durante unos metros, para desviarme enseguida. Siguiendo la senda, dejé el cordal, de nuevo por el lado oeste, pasando junto a...

... dos pinitos aislados en un lomo que, si no fuera visible el camino, serían una buena referencia.

Rodeaba la Peña de la Silla, cuyos canchos cimeros destacaban sobre la ladera monótona a mi izquierda. Al otro lado tenía...

... la linde del Hayedo de la Pedrosa, desnudo y escarchado, imagen que ayudaba a agudizar el frío creciente, pues la temperatura estaba bajando con rapidez desde que las nubes cubrieran el sol. Aunque el monte tenía un aspecto melancólico muy atractivo, me alegré de ir llegando.

De este tramo de travesía salí al Collado de los Lobos y volví a ver las crestas meridionales de Ayllón.

Continué por el itinerario de subida, bajando por el camino helado de esa mañana, donde el cristal se había mantenido incólume durante el día.

Al llegar al colladito junto al que pasa la carretera de Riaza a Majaelrayo, dejé el camino que llevaba y me desvié a la izquierda para tomar aquélla y cubrir, con más comodidad aún, los escasos 500 metros que me separaban del Puerto de la Quesera.

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