Subenuix (2.949)

ASCENSIÓN DESDE EL LAGO SANT MAURICI

CRESTEO NORTE - SUR

El Subenuix es el segundo pico más alto del Macizo de Peguera, que forma parte de la compleja región montañosa que se extiende entre las Nogueras Ribagorzana y Pallaresa. Se trata de una pirámide granítica formada en la unión de varias crestas que elevan sus perfiles recortados sobre bosques y lagos, presentes en una densidad que se encuentra en pocos sitios del Pirineo.

La ruta es una variante de la normal que remonta el Valle de Subenuix, consistente en ganar la cresta de la montaña en el collado al norte de la cima, alcanzar ésta por la arista y descender luego al otro lado hasta el collado sur y vuelta al valle.

El Subenuix, entre sus collados sur y norte

SITUACIÓN:

  • Zona: Pallars Sobirà (Pirineos)
  • Unidad: Macizo de Peguera
  • Base de partida: Espot (Lérida)
ACCESO: La ruta parte del Refugio Ernest Mallafré, junto al Lago de Sant Maurici, situado en el área central de la comarca leridana del Pallars Sobirà. Para llegar, hay que caminar 4 km, con unos 250 m de desnivel (más o menos una hora), por buen camino balizado desde el Parking de Prat Pierró, al cual puedes calcular un itinerario en coche desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps. La población más cercana es Espot, a unos 4 km de dicho paraje.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.892 / 2.949
  • Mi tiempo efectivo: 5h18
  • Mi tiempo total: 7h19
  • Dificultades: PD-, en las condiciones del día: nieve continua, de consistente a dura, en todo el recorrido. Varias trepadas por bloques, cortas y fáciles (I y II grado). Varias rampas de nieve no muy largas (hasta 100 m) con pendientes que llegan a los 40º en los accesos a la cumbre y ambos collados.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir del Refugio Ernest Mallafré por el camino del Portarró de Espot, el cual recorre la ribera sur del Estany de Sant Maurici. Tras dejar atrás el torrente de Subenuix, tomar a la izquierda (S) la senda que remonta la Ribera de Subenuix. Después de pasar junto a los lagos, cuando el barranco se bifurca, continuar por la rama de la derecha (S) hasta llegar frente al Pico Subenuix. Ir de nuevo a la derecha (SO) para remontar la vaguada que alcanza la cresta en el Collet (PD-), que se abre al norte de la cumbre. Girar a la izquierda (S) y seguir la arista, evitando dificultades por la derecha, hasta la cima del Subenuix (F+).

Bajar por la arista SE hasta el collado sur de Subenuix (F) y dejarse caer por la vaguada de la izquierda (NE). Siguiendo su eje, se vuelve al itinerario de subida y ya no habrá más que deshacer camino, por la Ribera de Subenuix y el Lago de Sant Maurici para regresar al Refugio Ernest Mallafré.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Itinerario de alta montaña de gran belleza. Cuando la nieve cubre las pedreras, las pequeñas dificultades hacen entretenida la ruta y, en mi opinión, son preferibles al cantizal que hay que cruzar en verano. Aunque es aconsejable que, al menos, una persona del grupo tenga una sólida experiencia montañera.

Sobre la belleza de los parajes recorridos, valga decir que acumulé dos horas parado, pese a ir solo. Precisamente, aparte de la pura estética, me impresionó especialmente la sensación de soledad que encontré en el circo superior, pisando nieve virgen bajo un cielo que, de puro azul, se veía casi negro. Y en el silencio absoluto que, en tales fechas, se encuentra uno cuando visita precisamente picos secundarios o, simplemente, no tan famosos como sus vecinos.

RELATO GRÁFICO:

El día amaneció fresco y apacible, aunque algunas nubes altas manchaban el cielo sobre los Encantats. No hacía viento y la temperatura era agradable para caminar sobre la nieve crujiente que cubría el camino que pasa por el Refugio Ernest Mallafré hacia el Portarró de Espot.

No tardé en encontrar una bifurcación. A la derecha, iría a la presa del Lago de Sant Maurici, así que continué por el otro lado (SO). Enseguida, di con un segundo cruce, donde giré a la derecha (O), siguiendo las indicaciones al Portarró de Espot y Subenuix. El camino, tras doblar un lomo, me llevó a rodear por el sur el Estany de Sant Maurici, cuya superficie helada entreveía a través de los árboles a mi derecha, bajo un palio de nubes oscuras que parecía sostenido por las crestas circundantes.

La luz era tristona en el interior del bosque en el que la senda nevada abría un túnel en la vegetación.

Llevaba ya un rato caminando cuando los árboles se abrieron para dejar pasar al torrente de Subenuix, que, no estando helado, era una excepción de bullicio y  movimiento en la blanca quietud que me rodeaba. Cruzado el torrente, volví a entrar brevemente bajo los pinos, para...

... salir en un nuevo claro, más amplio, donde un cartel señala la salida a la izquierda (S) de una senda.

Desde esta despejada pendiente, volviéndome al este, podía ver el gran lago enmarcado por Les Agudes y los Encantats. Las nubes, por cierto, se iban poco a poco retirando y, cada vez más altas y separadas, no eran ya amenaza sino adorno.

Tras una regular parada donde me coloqué ya los crampones, tomé la senda que remonta la Ribera de Subenuix. Quedaba oculta por la nieve pero una clara traza marcaba su trazado.

Al coronar un alto, apareció la Aguja del Portarró dominando el paisaje. A la izquierda, llegaba a ver el Pico Inferior de Subenuix, que ocultaba la cumbre principal, la cual no pude ver hasta bastante después.

Entré a continuación en una zona en que el valle se llena de ondulaciones, de modo que seguía ganando altitud, pero muy poco a poco y en un continuo sube y baja. Intenté minimizar el desnivel yendo por lo alto de sucesivos lomos, siempre a la izquierda del eje del barranco. A las cumbres visibles, se unió al poco el Pico Morto que, junto al Inferior de Subenuix, ya totalmente visible.

No tardé en llegar a la altura del Lago de Subenuix, que dejé a la derecha y bastante abajo. Los árboles no fueron nunca muy densos y resultaba bella la combinación de nieve y roca vistas entre los abetos.

Mirando atrás, podía ver cómo las nubes estaban ya en franca retirada sobre las crestas del Pui Pla y la Sierra de les Agudes.

Al poco, pasé junto a un segundo ibón, el Lago Pequeño, al pie mismo del Pico Inferior de Subenuix. Rodeando ambos por la izquierda, entré...

... en un tubo nevado que ascendía suavemente entre árboles cada vez más escasos.

Donde el valle se divide, dejé de lado la subida a la Collada de Coté y proseguí por la rama de la derecha (S) que,...

... bajo el Pico Morto, se va empinando poco a poco hacia...

... un alto, a través del cual empezó a mostrarse un gran peñasco: por fin la cumbre.

Durante la remontada de este tubo, encontré las mayores pendientes hasta el momento, en dos cuestas separadas por el correspondiente rellano. Pero sólo sobrepasaban muy ligeramente los 30º.

Tras culminar esta subida, entré en un circo de cumbres dominado por el Pico de Subenuix. Bajo un cielo ya totalmente despejado y en medio de un silencio espeso, tenía ante mí la cumbre, enmarcada por los dos collados por los que ganaría y dejaría la cresta: el Collet a la derecha y la horcada sur a la izquierda. En medio, una inmaculada superficie blanca llenaba el espacio entre el granito. Sublime. Comencé a remontar la suave rampa del fondo del circo, derivando ligeramente a la derecha (SO).

Volviéndome, la vista también impresionaba, con el Feixans del Prat entre les Agudes y los Encantats. 

Precisamente, el collado sur de éstos enmarcaba la Pica de Estats.

La vaguada que iba remontando fue girando gradualmente hasta tomar dirección oeste para encarar la brecha. Entonces, la pendiente se fue incrementando durante los 150 m que supera la pala, hasta superar ligeramente los 40º cerca del final.

Al llegar al Collet, pude contemplar la vertiente occidental de la montaña, hasta entonces oculta: una suave rampa nevada que bajaba hasta el Estany Llong. Sobre él, destacaban las cumbres de Contraix, Colomer y Ratera.

Antes de continuar, eché una mirada atrás, hacia el llano rodeado de crestas que quedaba abajo, espacio luminoso y solitario, que parece ajeno a todo lo que pase más abajo, en el mundo del hombre.

Llegaba el momento emprender la última etapa de la ascensión: girando a la izquierda (S), comencé a seguir la cresta de la montaña. Encontrando un muro considerable como salida de la horcada, lo rodeé por la derecha, siguiendo el límite entre la nieve y la roca.

Al encontrar lugar favorable, accedí, mediante una trepada fácil (I / 10 m), a...

... una repisa inclinada por donde acabé de rodear ese primer risco de la cresta. Encontré en este tramo un hito, único y aislado, justo antes de salir de la sombra al sol y a la arista. 

La cuerda es aguda y recortada, pero no en exceso. En lo alto, veía el hombro donde entronca la arista suroeste con la sur, que iba siguiendo. Hacia allí me dirigí alternando trepadas fáciles (I) por bloques y cortos tramos de nieve helada, todos de buen pasar, pese...

... al impresionante aspecto que presentaba. Al acercarme a la collada , una mirada atrás, al pico inferior.

Sobre mí, apareció ya la cima a la izquierda, mientras la poca dificultad disminuyó, con que lo me pude recrear cuanto quise con las vistas, que eran...

... amplísimas, tanto al oeste...

... como al este.

A partir del entronque de aristas, no encontré obstáculos ni exposición.

En un momento, se abrió a mi izquierda un profundo abismo: uno de los corredores que cortan la cara norte del pico, estrecho, sombrío y vertical.

Sólo en algún tramo de nieve cercano al final, el terreno se empina, llegando de nuevo a superarse brevemente los 40º.

Cuando llegué a la cumbre del Subenuix, prácticamente había desparecido del cielo todo rastro de nubes y apenas soplaba una brisa imperceptible. La temperatura era agradable y la atmósfera clara. No es de extrañar que permaneciera allí más de una hora, mientras paseaba la vista por el horizonte. Al este, más allá del resto del macizo, coronado por el Pico Peguera, se alineaban las montañas del Pallars, del Montroig al Saloria, pasando por la Pica de Estats o el Monteixo.

A mis pies, corría al norte el valle de Subenuix hacia el de Sant Maurici, verde bajo los picos de Bassiero.

Al oeste, más allá de las crestas que rodean el Valle de Arán, el horizonte se quebraba con...

... las montañas ribagorzanas, con la cresta de la Maladeta en todo lo alto.

Más plácida era la vista al sur, donde extendía la cuenca lacustre de la Vall Fosca, bajo un complejo grupo de montañas.

Llegado el momento de volver, comencé a buscar la bajada hacia la vaguada nevada que podía ver al este de la cumbre.

Para llegar allí comencé por descender al suroeste siguiendo una arista accidentada, donde unos hitos marcaban los mejores pasos. Guiado por ellos, fui destrepando por bloques, en...

... pasos empinados (II), pero cortos, hasta...

... una pequeña horcada donde un muro vertical corta la salida. Rodeé el obstáculo por la derecha, por un ventisquero inclinado lateralmente. Al salir al otro lado del roquedo, giré a la izquierda (S) para...

... bajar por un amplio lomo pedregoso, por el que alcancé sin dificultad el collado sur de Subenuix. Giré allí a la izquierda (NE) y...

... me dejé caer por un ancho tubo de nieve, ante la afilada silueta del pico Morto, que quizás muestre desde aquí su mejor ángulo. Más allá, asomaban los Encantats, bajo un horizonte de cumbres blancas, en el que destacaban el Montroig y la Pica de Estats.

La pendiente del tubo comenzaba en 40º y disminuyó constante y gradualmente, durante 150 m de desnivel, hasta...

... la extensa planicie que constituye el conocido fondo del circo de cumbres. En el borde de ese extenso rellano, cerré el itinerario, al topar...

... con mis huellas de subida, únicas que se marcaban en la nieve. Siguiéndolas, descendí por el amplio tubo conocido, hacia la Ribera de Subenuix.

No hubo más novedad que ir encontrándome, a partir del más alto de los lagos, con alguna gente y ver que, de ese punto en adelante, el viejo trazo que seguí por la mañana era un amplio pasillo de huellas frescas de raquetas. A la vista del Lago de Sant Maurici, donde tomé...

... el camino que lo bordea por el sur, esta vez a la derecha (E), el cual me llevó a la sombra del pinar, sombra que agradecía pues iba haciendo calor, de vuelta al Refugio Ernest Mallafré.

Allí puede decirse que acabó la ascensión, aunque no la jornada: todavía me quedó el epílogo de bajar hasta el Prat de Pierró, por el apacible camino que había remontado dos días atrás. Terminaba otra salida pirenaica, breve pero muy hermosa. Hacía años que no me impresionaba tanto la belleza de un valle como en esta primera visita al de Sant Maurici. No tardaré en volver (aunque eso lo digo siempre y luego...).

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