La Flecha (2.077)

ASCENSIÓN DESDE LA GRANJA

CRESTEO DEL PUERTO DEL REVENTÓN AL DE LAS CALDERUELAS

La Flecha, pese a no ser su punto culminante, es la cumbre más destacada del monótono cordal que se extiende, sin prácticamente bajar de los 2.000 metros a lo largo de 20 km, entre los picos de Peñalara y el Nevero. Esta alineación norte del Guadarrama, coincidente con la divisoria del Sistema Central, separa las provincias de Madrid y Segovia. Se trata de una alta loma de formas suaves, con laderas cubiertas de robledal en la parte baja, pinos a media altura y pasto por encima de los 1.800 m. Por otro lado, es un monte muy humanizado, lleno de caminos que suben a la cuerda misma, abiertos por ganaderos y leñadores. Y, sin ser lo más concurrido del Guadarrama, también los excursionistas frecuentan sus laderas. Toda esta actividad espantó hace ya mucho a la fauna original: aparte de las aves, los huidizos gamos son los únicos animales mayores que quedan de ella, y en poco número.

La excursión es simple; consiste en unir los dos pasos citados, subiendo y bajando por las rutas más accesibles desde La Granja, en la vertiente segoviana.

Tramo de cordal recorrido, visto desde la vertiente madrileña

SITUACIÓN:

  • Zona: Sierra de Guadarrama (Sistema Central)
  • Unidad: Sierra de Guadarrama
  • Base de partida: San Ildefonso o La Granja (Segovia)
ACCESO: San Ildefonso o La Granja es una población segoviana situada al pie de la vertiente norte de la Sierra de Guadarrama, en el sur de la provincia, a menos de diez kilómetros de la capital. El sitio ideal para iniciar la excursión es al principio del Paseo de Santa Isabel, donde se aparca fácilmente y donde se encuentran las rutas de subida y bajada. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.150 / 2.079
  • Mi tiempo efectivo: 5h59
  • Mi tiempo total: 6h54
  • Dificultades: Ninguna. Itinerario por caminos o terreno cómodo.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Seguir el Paseo de Santa Isabel al SE hasta salir de La Granja por el camino lo que prolonga. Dejarlo al poco por el acceso, a la izquierda (E), a una urbanización. Salir al otro lado (E), por la pista que sube por la Fuente del Infante al Puerto del Reventón. Tomar la cuerda a la izquierda (NE) y seguirla, tocando las cimas del Reventón y El Cancho antes de llegar a la cumbre de La Flecha.

Continuar por la cresta hasta el Puerto de las Calderuelas y tomar a la izquierda (O) el camino que baja al Chozo de Siete Arroyos y luego sigue dicho barranco. Cuando la senda desemboca en una pista forestal, cogerla a la izquierda (SO) para atravesar el pinar de La Umbría. En una segunda bifurcación en Los Saltillos, ir a la derecha (S), para descender por La Pedrona al Arroyo del Hueco y llegar a la Mata de la Sauca. Allí, desemboca en otro carril que, a la izquierda (SE), lleva de regreso a La Granja, entrando directamente al inicio del Paseo de Santa Isabel.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Si hay una actividad típica y propia de la Sierra de Guadarrama, es recorrer cordales; los anchos lomos que rematan estos montes, amplios, suavemente ondulados y sin obstáculos reseñables, permiten caminatas muy plácidas. Ésta, no partiendo de un puerto accesible en coche, añade un desnivel considerable a su longitud, que tampoco es poca. A cambio, al tener un gran rango altitudinal, añade al atractivo del cresteo panorámico el paso por entornos variados. Siendo sumamente fácil, estar en buena forma es la única condición para acometer esta caminata, aunque no hay que olvidar que subiremos a más de 2.000 m y a una cresta que cae directamente a la submeseta norte: aquí siempre hace viento y, a veces, las condiciones pueden ser terriblemente inclementes para su altitud.

RELATO GRÁFICO:

En una mañana fresca y tranquila, con bastantes nubes pero sin amenazas meteorológicas, dejamos La Granja por el ancho camino de tierra que prolonga el Paseo de Santa Isabel, dirigiéndose derecho a la Sierra. Al principio, subimos suavemente en paralelo al muro nororiental de los jardines del palacio. Enseguida, cuando el carril gira a la izquierda y se mete entre unos árboles, lo dejamos por ese mismo lado (E), para...

... atravesar una cancela que da paso a una urbanización. Seguimos el ascenso por una calle entre chalés, llamada Camino de Fuente Infantes, hasta su final, viendo asomar sobre los tejados la cumbre todavía nevada de Peñalara. Al final, un cartel nos indicó gira a la izquierda (NE), momento en que...

... comenzó la subida de verdad: la pendiente se hizo intensa ya en el último tramo urbanizado, y no disminuiría prácticamente en toda la subida... ¡por algo se llama así el Puerto del Reventón! Al ganar altura, comenzamos a ver a nuestra espalda el Montón de Trigo la Mujer Muerta por encima de los robles del parque del palacio.

Tras pasar una cancela, el camino se hizo de tierra y se internó en un pinar poco denso, que remonta en lazadas.

Los árboles clareaban cuando el carril desembocó en una pista de mejor piso, que tomamos a la izquierda (S) para proseguir la subida.

Cuando el terreno se despejó del todo en el Poyo Judío, pasamos a caminar entre floridas matas de retama, dominando el llano segoviano bajo la Atalaya, picacho secundario pero muy característico.

También comenzamos a ver la cresta hacia la que nos dirigíamos, aunque no el tramo que íbamos a recorrer, sino el Alto del Morete, situado más al oeste. Poco después, cambiamos de dirección, girando a la izquierda para...

... ascender en diagonal hacia el Puerto del Reventón. Mirando atrás, además del Montón de Trigo y la Mujer Muerta, se habían descubierto los Siete Picos sobre la gran cuenca boscosa de Valsaín.

Alcanzamos al poco el primer hito de la ruta: la Fuente del Infante, con su cabaña centenaria. Asentada en un pequeño prado, el lugar pide hacer un alto antes de acometer la subida final a la cresta.

Poco más adelante, la pista gira a la derecha para encarar la vaguada septentrional del Puerto del Reventón, junto a un muro de piedras a la derecha.

El último tramo es una senda mucho más estrecha aunque clara, que serpentea entre el matorral. Aunque la subida es suave, quizá el tramo menos empinado desde el comienzo, había que detenerse para mirar atrás y ver la meseta, ya muy abajo, perderse en un horizonte impreciso.

En el Puerto del Reventón, apareció al otro lado el extremo oriental de la Cuerda Larga, donde destaca la silueta característica de la Najarra. La horcada está marcada por una vieja pilastra, última que queda de las que señalizaban el camino entre Rascafría y La Granja. Precisamente, una inscripción en ella recuerda a José Ibáñez Marín, presidente de una “Sociedad Militar de Excursiones”; por su iniciativa, se balizó la ruta en 1905 y se construyeron tres refugios a lo largo de la misma, de los que sólo persiste el de la Fuente del Infante. Sin detenernos, giramos a la izquierda (NE) para...

... subir por la amplia y suave cuerda. Un trazo de senda a la izquierda del murete que demarca el límite provincial nos proporcionó un cómodo pasar a través del matorral. Llegamos en pocos minutos al pico del Reventón, punto más alto del tramo de cordal que íbamos a recorrer. Pero no su cima más destacada, pues su prominencia es mínima: apenas 40 m y la Flecha, con una altitud sólo dos metros por debajo triplica esa cantidad. Cosas del Guadarrama.

Aquí sí que paramos a reponer fuerzas y disfrutar de las vistas, especialmente notables al sur, donde el cordal se alzaba blanco en Peñalara. A la izquierda, distinguíamos otra cumbre nevada: las Cabezas de Hierro.

Al otro lado, sin embargo, la amplísima cuerda restaba perspectiva y las crestas del grupo del Nevero apenas sobresalían por los pelos del gran lomo, casi una planicie, que culmina la sierra. En esa dirección retomamos la marcha, caminando siempre a la izquierda del muro divisorio. Tras pasar una ligerísima depresión en la alargada culminación del Reventón, pasamos por...

... su antecima norte, desde donde descubrimos a nuestra izquierda el Embalse de Pinilla, brillante en la atmósfera apagada que la sombra de las nubes creaba en el Valle de Lozoya.

La ancha cuerda se comba suavemente en pequeñas prominencias y está cubierta de un matorral de escaso porte, castigado por el clima: si el de la meseta ya es duro, aquí hemos de sumarle una altitud en torno a los 2.000 m. Tras una segunda cota anónima, llegamos a una punta rocosa, cuyo carácter le ha valido el nombre de El Cancho.

Desde su cima, hay una buena vista al suroeste, sobre las crestas que rodean el valle de Valsaín.

En esta punta, la cuerda gira a la derecha, adoptando dirección oeste - este y perdiendo bruscamente altura en el Collado de la Flecha, al otro lado del cual se alzaba la cumbre del día. La bajada discurrió por una ladera de matorral y cantos, bastante empinada en la que no encontramos senda; sólo unos hitos de dudosa utilidad, pues era prácticamente igual ir por un sitio u otro.

Pero no fue tan malo: con un poco de paciencia y atención, fuimos trazando un zigzagueante línea, llevando siempre el muro a la derecha, que nos permitió pasar a través de los arbustos sin un arañazo; incluso con comodidad.

Al otro lado de la horcada, nos esperaba una subida de mediana pendiente, con tramos de prado y matorral poco denso. También pasamos una breve pedrera, bien asentada, por la que rodeamos por la izquierda el pequeño cancho que hay a media altura.

Desde La Flecha, dominábamos el anchísimo cordal que acabábamos de recorrer. Más allá, podíamos ver las dos máximas alturas del área,...

... las Cabezas de Hierro y Peñalara, enfrentadas a través...

... del Valle de Lozoya que, más abajo, al este, mostraba su verdor bajo las siluetas oscuras del Mondalindo, la Sierra de la Morcuera y la Najarra.

Siguiendo su curso con la vista, encontramos el Embalse de Pinilla bajo los sucesivos espolones de Peñacabra y el Nevero, por donde el cordal sigue hacia Somosierra.

Mirando al oeste, veíamos un profundo barranco abierto entre lomas de apariencia desolada; se trata de Siete Arroyos, por donde regresaríamos a La Granja. Pero no íbamos a descender ya al mismo, sino que...

... continuamos por la cuerda, que ahora vuelve orientarse sur - norte, caminando por un lomo amplio y suave, como había sido la tónica previamente. Tras pasar una modestísima antecima, nos volvimos a...

... echar una mirada de despedida a la cumbre antes de...

... bajar al Puerto de las Calderuelas, extensa depresión donde se encuentran varios caminos. Sin llegar al fondo del mismo, giramos a la izquierda (NO) y cruzamos el prado hacia un picacho de cota 1.975.

Cuando una pista nos cortó el paso, la tomamos a la izquierda (SO) y comenzamos a descender, a través de una ladera cubierta de matorral, al fondo del barranco de Siete Arroyos, cuyo...

... cauce alcanzamos cerca de donde el mapa marca la existencia de un chozo, del cual no encontramos rastro. Tras cruzarlo, el camino nos llevó en ligero descenso por la vertiente septentrional del vallecito.

Íbamos entre pinos de repoblación pero, a través de los huecos de los árboles de la izquierda, podíamos ver...

... las abruptas laderas del cordal recorrido, cortadas por los arroyos que dan nombre al paraje. Caminando por aquí, el cielo se fue paulatinamente terminando de cubrirse pero, pese a su aspecto amenazador, no llegó a descargar una gota de agua durante lo que quedaba de excursión. 

Tras dejar atrás un par de desvíos a la derecha, el carril que llevábamos desembocó en otra pista más ancha y mejor acondicionada. Tomándola a la izquierda (SO), volvimos a cruzar el torrente de Siete Arroyos para entrar en...

... el monte de La Umbría. Éste es un hermoso pinar cortado por arroyuelos que se extiende por la ladera meridional de una loma desprendida al noroeste del Cancho, la cual atravesamos, de modo...

... que deshicimos, ahora entre pinos, el desplazamiento previamente realizado por la cresta. Aunque la vegetación era generalmente densa,...

... veíamos de vez en cuando, a la derecha, el fondo del barranco y su cabecera boscosa, que dejábamos atrás al acercarnos a...

... la confluencia con el Río Cambrones, donde la hierba gana terreno al pino.

Al entrar en la vertiente oriental del monte, nos encontramos ante una bifurcación. Obviamente, tomamos el camino que bajaba, el de la derecha (S), saliendo enseguida a terreno despejado, desde donde comenzamos a ver La Granja en la boca del gran cuenco de Valsaín; más allá, la cresta de la Mujer Muerta e, incluso, la sombra borrosa de las Sierras de Ávila. A nuestra derecha,...

... se levantaba la característica Atalaya sobre el tajo abrupto del Río Cambrones.

Volvimos al bosque, esta vez de altísimos pinos de tronco recto A través del corte de la pista, veíamos las bonitas Peñas Buitreras, prácticamente el único roquedo de este plácido sector de la sierra.

Poco después nos encontramos con un arroyo, el del Hueco, que el carril cruza para luego descender junto a su cauce hasta alcanzar el pie de monte, donde el mismo se abre. En esos pocos minutos, el paisaje había cambiado, ensanchándose el terreno y poblándose de una mezcla de robles y árboles de ribera. Volviéndonos, podíamos ver la cresta de la sierra tras las mismas Peñas Buitreras, que se podían apreciar mejor ahora.

Este nuevo bosque se fue haciendo más denso al avanzar. No tardamos en llegar frente a una cancela que pasamos para entrar en la Mata de la Sauca, finca...

... cercana a La Granja, que sólo se puede atravesar por este camino. Fuimos andando entre cercas, alternando...

... prados, desde los que podíamos ver la nevada vertiente de Peñalara, con...

... hermosas arboledas donde la primavera estallaba en los robles. Al salir definitivamente del bosque, nos encontramos junto a las chimeneas de la fábrica de cristales de La Granja y frente a una cancela, a partir de la cual el camino se convertía en la calle Paseo Pocillo. Caminando por ella apenas 100 metros, llegamos al cruce con santa Isabel de donde habíamos partido.

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