Pico Yordas (1.964)

ASCENSIÓN DESDE LIEGOS

CARA ESTE

El Pico Yordas no es el más alto de los Montes de Riaño; tampoco el más aislado ni el más airoso; su cresta no es la más afilada ni, su cima, la más aguda. Sin embargo, es su cumbre de más renombre, fama que posiblemente proceda de su accesibilidad. Se trata de un monte que, comparado con lo que le rodea, se diría algo chaparro: un gran peñasco calizo de flancos empinados y una abombada cresta ancha y regular, con cierto aspecto de animal agazapado. Esa gran masa mineral brota de los prados y hayedos que lo rodean, salvo donde el Embalse de Riaño baña su base. Precisamente los mayores atractivos de este monte residen en ese entorno: tanto el más cercano, como al amplio segmento de Cordillera Cantábrica que se contempla desde su cumbre.

La ruta es simple; consiste en, partiendo del norte, alcanzar el collado situado al este de la cumbre y subir a ésta directamente por un contrafuerte rocoso de aspecto imponente, pero que presenta, sabiendo buscarlos, multitud de puntos débiles. Para la bajada, escogí la ruta normal, que va por el cordal hasta el collado occidental y vuelve luego a la vertiente septentrional, a través de bosques y prados.

El Pico Yordas, desde las afueras de Liegos. A la izquierda, la cara este

SITUACIÓN:

  • Zona: Montaña Leonesa Oriental (Cordillera Cantábrica)
  • Unidad: Montes de Riaño
  • Base de partida: Liegos (León)
ACCESO: Liegos es una población del municipio leonés de Acebedo, situada al noreste de la provincia, a orillas del Esla y muy cerca aguas arriba del Embalse de Riaño. La ruta parte de la pista que sale al sur del pueblo, remontando el Valle de San Pelayo hacia Lois; concretamente, del paraje de Las Vegas a unos 3 km del pueblo. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen a ese punto en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.134 / 1.964
  • Mi tiempo efectivo: 3h51
  • Mi tiempo total: 4h19
  • Dificultades: F. A lo largo de 100 m de desnivel, ladera extremadamente empinada, mezcla de roca y piedras sueltas, con numerosos pasos de I grado, el más largo de 4 m.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Dejar el Valle de San Pelayo por el camino que sube por la Vega de Villacienzo hasta la Majada Borín. Junto a un torrente, dejar el carril por la derecha (S) y remontar los prados hasta el Collado Borín. Seguir la cuerda a la derecha (O) y, al topar con la pared, evitarla por la izquierda, entrando en la vertiente sur. Ascender en diagonal hasta llegar a una canaleta pedregosa y empinada; girar a la derecha (NO) y remontarla, alcanzando la cresta pocos metros al E del Pico Yordas (F).

Tomar al SO una senda que se baja en suave diagonal al Collado Baguyoso. Cruzarlo y continuar por una vaguada herbosa al NO. Cuando el terreno se abre y empina, girar a la izquierda (O) para rodear el Pico Baguyoso. Al poco, se entra en la Valleja del Oso, donde la senda desemboca en una pista. Tomarla a la derecha (NO) y, al dar con la del Valle de San Pelayo, seguirla a la derecha (NE) para volver al punto inicial de la ruta.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Bonita, fácil y corta ascensión al Pico Yordas. Por el itinerario de bajada carece de dificultad y, por el de subida, ésta es escasa, pues no sólo las trepadas son fáciles; es que ninguna es ni muy larga y ni muy expuesta. Sólo si la roca está mojada por encima del Collado Borín puede resultar delicada la ascensión por ese lado: mejor entonces ir y volver por Baguyoso. Y nada más que comentar. Las fotos lo dirán mejor que yo.

RELATO GRÁFICO:

Una cubierta de nubes bajas se extendía sobre el Valle de San Pelayo cuando aparqué el coche y comencé a caminar por un carril que sale a la izquierda (S) de la pista principal y, tras cruzar el Río Belluco,...

... atraviesa los prados de la ribera opuesta y entra en...

... el hayedo que cubre la falda septentrional del Yordas, siempre en suave ascenso. Al ganar altitud, penetré también en la niebla, que daba un ambiente melancólico al bosque. No tardé en llegar a una bifurcación, donde continué por la derecha (SE) y, enseguida, pasé por un paso canadiense una cerca donde un cartel advierte que se entra en un coto de setas.

A partir de ahí, cambió el terreno: pasé a remontar una vaguada donde los árboles eran menos densos pero de mayor porte. Al tiempo, la niebla se fue aclarando hasta que...

... salí de la misma al abandonar el bosque y llegar a los prados de la Vega de Villacienzo. Bajo un cielo limpio y sobre la bruma, brillaba a mi izquierda el Pico del Mediodía.

Al otro lado, veía el Yordas, que apenas sobresalía de la copa de los árboles.

Aún pasé una estrecha punta de arbolado antes de llegar a una pradera más amplia desde donde descubrí la Peña Ten y los Picos de Europa, más allá de las crestas de Pármede y el Gildar.

La pista atravesaba ahora, casi horizontal, una extensa ladera de hierba bajo el boquete del Collado Borín.

Al pasar sobre la cabaña de la Majada Borín, podía ver las casas de Burón al borde del embalse.

Poco después, cuando el camino encuentra un torrente, giré la derecha (S) y lo dejé para ascender por donde mejor me pareció, a través de los prados de su orilla izquierda.

Tras una zona ondulada de mediana pendiente, me fui acercando al cauce, junto al que me encontré un trazo de senda. Aunque el terreno permite caminar por cualquier parte, lo tomé por comodidad y, en compañía del agua, fui remontando la vaguada hasta...

... el Collado Borín, que se abre al pie de la cara más abrupta del Yordas.

Al otro lado, se extendía una sucesión de crestas: Gilbo, Cerroso y Peñas Pintas, entre otros. Girando a la derecha (O), me...

... acerqué por el lomo del cordal a la mole gris del Yordas.

Al ganar altura, mirando atrás, se unió al panorama el Alto Carrión. Vaya vistas, y eso que aún no estaba en la cima.

Al dar con la pared, derivé a la izquierda (SO), al sur de la divisoria, siguiendo una terraza de ligera inclinación, por terreno pedregoso entre gayuba. No tardé en encontrar una traza señalada con hitos.

A la izquierda, podía ver ahora el embalse, más allá de la poco transitada vertiente sur de la montaña, que tenía un aspecto muy atractivo con su mezcla de prados, bosque y roquedo. Durante este tramo, vi también un par de manchas de pintura roja medio borradas, que ya no indican nada.

La ladera fue pasando de pedregosa a rocosa y, aunque es muy empinada, no presenta obstáculos reseñables. Por mi parte, fui ganando altura en diagonal muy poco a poco, avanzando al suroeste hasta que...

... me cerró el paso un nervio de roca con un característico pináculo. A mi derecha (NO), se abría...

... una canaleta pedregosa que subía directamente por la ladera. Sin necesidad de otra indicación, comencé a remontarla. Aunque resultaba empinada, pasé caminando con cuidado, sin apoyar las manos más de un par de veces.

Unos 40 m más arriba, me encontré una terraza, que recorrí a la derecha, hasta...

... la base de una chimenea tumbada de unos 10 m, que permite pasar una placa con muy poco gasto: dos pasos de I grado, de un par de metros cada uno.

Continuó luego la tónica de fuerte pendiente pedregosa, donde ocasionalmente aparecía algún hito, mientras la vista atrás se iba haciendo vertiginosa.

Así, me encontré al pie de un lomo de roca, que alcancé en una horcada, superando para ello otro paso de I grado, éste sostenido durante unos cuatro metros.

Al otro lado de la arista, vi una traza de paso que atravesaba una rampa herbosa hacia un tubo por donde se podría alcanzar la cumbre. Sin embargo, el paso me pareció tan expuesto, que encarar la pendiente, superando directamente...

... un resalte fácil de tres metros (I) por buena roca.

A continuación, una loma pedregosa amplia y suave me condujo a la cumbre del Pico Yordas.

El calor del sol estaba aliviado por una brisa fresca y suave y era una delicia estar allí, así que, entre eso y las vistas, permanecí un buen rato en la cima, paseando la vista por el horizonte. Destacaban, al noroeste, los Picos del Mampodre, que aparecían flanqueados por las crestas de Faro y Peña Agujas, a un lado, y las Rapaínas, asomando por encima del vecino Pico del Mediodía, al otro.

Al norte, Peña Ten y la recortada cresta de Pármede ponían un fondo agreste al Valle de San Pelayo.

Al nordeste, se alineaban los macizos de los Picos de Europa; primero, el Cornión, con la Peña Santa y Torre Bermeja netamente destacadas.

Más lejos, los Urrieles sobre el lomo del Gildar, resaltando Torre Cerredo, el Llambrión y la Peña Vieja. Andara aparecía cubierto de nubes.

Más a la derecha, asomaba el Coriscao sobre el cordal del Pandián.

Al este, el Alto Carrión, de la peña Prieta al Espigüete.

Al sur, la cumbre de Riaño, Peñas Pintas, aparecía abrupta y afilada, como dejando claro quién manda.

Para regresar, tomé una senda marcada con manchas de pintura amarilla, que baja al suroeste, trazando una diagonal a través de la ladera sur.

La misma me condujo sin dificultad al Collado de Baguyoso, al otro lado del cual seguí...

... una verde vaguada que prosigue el descenso al noroeste. El aspecto del Yordas desde aquí es bastante pacífico. Nada que ver con lo anterior.

Llevando ante los ojos las cumbres del Mampodre, el Mediodía y Peña Ten, pasé junto a una dolina antes de llegar a un rellano, a partir del cual la pendiente se intensifica. Aquí, la senda gira a la izquierda (O) y pasa a...

... rodear horizontal el Pico Baguyoso.

Las vistas seguían siendo preciosas a mi derecha e...

... impresionantes a mi izquierda, con la caliza dominándome. Tras doblar un espolón, llegué a la linde de un bosque de hayas. 

Entraba en la Valleja del Oso y el camino se empinó para bajar a su fondo.

Tras cruzar un torrente, desemboqué en la pista forestal que recorre este barranco. Tomándola a la derecha (NO), proseguí el descenso, siguiendo ahora su eje.

Al rato, salí de los árboles a un soleado prado. Había llegado al Valle de San Pelayo y, tras cruzar el río, encontré...

... la pista que va de Liegos a Lois; aquélla del principio. La tomé a la derecha (NE) y, sin más que seguirla, regresé al punto de inicio de la ruta, mirando de vez en cuando a mi derecha...

... a esta vertiente del Yordas, mucho menos impresionante que la cara este.




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