ASCENSIÓN
DESDE LOS LLANOS DE PEROSA
SERRA DEL RAS, ARISTA NO Y
RETORNO POR EL TORRENTE DE CIRERES
El Pico Moredo es una gran cumbre en toda la
extensión del término: con casi 700 metros de prominencia, corona el macizo que
cierra el Valle de Arán por el este, a caballo de las cabeceras de los ríos
Garona y Noguera Pallaresa. Esta situación entre las montañas de Aigüestortes y
la barrera norte aranesa hace de esta cima un mirador magnífico sobre el tramo
catalán del Pirineo Central. Por otra parte, es una montaña altiva y solitaria;
una enorme peña de roca gris que se surge del profundo verde de prados y
bosques, con su cara norte cayendo a pico sobre una alta vega. El ganado
frecuenta los pastos que rodean la montaña pero ésta no ha sufrido grandes
daños. En suma, una hermosa y destacada montaña situada en un entorno
privilegiado que, por algún motivo, no ha llamado demasiado la atención del
montañismo.
La
ruta consiste en recorrer toda la cuerda que, al norte del Pico, limita por el
oeste el barranco de Cireres, para luego descender a éste y regresar siguiendo
el torrente.
Picos de
Moredo, tocando las nubes, y Bonabé, vistos desde el noroeste
SITUACIÓN:
- Zona: Valle de Arán (Pirineos)
- Unidad: Macizo de Beret
- Base de partida: Montgarri (Lérida)
ACCESO: Alós d'Isil es una población del
municipio de Alto Aneu, comarca de Pallars Sobirá, situada en el límite norte
de la provincia de Lérida. A diez kilómetros, es el lugar habitado más cercano
al Planell de Perosa y la borda del
mismo nombre, de donde parte la ruta. Más próximo, a siete y medio en dirección
contraria, se encuentra Montgarri, que es un caserío abandonado,
pero con un refugio guardado. Según de dónde se venga, es más conveniente uno u
otro acceso. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de
partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.
OTROS
DATOS:
- Cota mínima / máxima: 1.532 / 2.764
- Mi tiempo efectivo: 5h45
- Mi tiempo total: 7h57
- Dificultades: F+. Trepada fácil (I / I+),
larga (150 m) y continua por buena roca. La mayor parte de la ruta
transcurre fuera de camino pero el terreno es cómodo.
- Track
para descargar en Wikiloc
LA RUTA: Dejar los Llanos de Perosa por el camino que
remonta la coma homónima. Cuando acaba, seguir subiendo por el barranco de Peipicat hasta una horcada en la ladera
norte del Bony de la Mina. Salir de allí por la izquierda (SO), trazando una
diagonal ascendente por la vertiente oeste para salir a la Collada del Ras. A partir de ahí, seguir la cuerda al sur hasta la
cima del Pico de Moredo (F+).
Continuar por la cresta
al E y luego al N, hasta el collado de
Comabiera. Bajar por la canal de la izquierda (NO) hasta el Torrente de Cireres y seguirlo a la
derecha (NE). Hacia los 1.950 m de altitud, a la vista del límite del bosque,
tomar a la izquierda (N) una senda que vadea el torrente y seguirla hasta la Coma de Perosa, donde encontramos el
carril del principio, que, a la derecha (E), conduce a los Llanos de Perosa.
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA
LA RUTA: Dejar los Llanos de Perosa por el camino que
remonta la coma homónima. Cuando acaba, seguir subiendo por el barranco de Peipicat hasta una horcada en la ladera
norte del Bony de la Mina. Salir de allí por la izquierda (SO), trazando una
diagonal ascendente por la vertiente oeste para salir a la Collada del Ras. A partir de ahí, seguir la cuerda al sur hasta la
cima del Pico de Moredo (F+).
Continuar por la cresta
al E y luego al N, hasta el collado de
Comabiera. Bajar por la canal de la izquierda (NO) hasta el Torrente de Cireres y seguirlo a la
derecha (NE). Hacia los 1.950 m de altitud, a la vista del límite del bosque,
tomar a la izquierda (N) una senda que vadea el torrente y seguirla hasta la Coma de Perosa, donde encontramos el
carril del principio, que, a la derecha (E), conduce a los Llanos de Perosa.
Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: Ascensión
fácil pero con carácter que, a los atractivos propios de la cumbre, une una
divertidísima trepada por arista. Los problemas que puede plantear vienen más
bien por el tramo que, sin senda definida, va del final de la pista que sube de
los Llanos de Perosa a la Collada del Ras, donde la vegetación, lo abrupto del
terreno y la ausencia a veces de referencias pueden complicar el paso para
gentes poco habituadas a las rutas sin señalizar. En suma, es ésta una ruta
adecuada para montañeros con buena preparación física, una mínima destreza en
pequeña escalada y que estén dispuestos a olvidarse por un rato de hitos y
sendas.
RELATO GRÁFICO:
Los
Llanos de Perosa son una gran pradera en que se abre en el valle del Noguera
Pallaresa entre Montgarri y Alòs d’Isil. De allí partí una mañana fresca y
cubierta.
Comencé
la subida por un amplio camino que sale al suroeste desde la pista que recorre
el valle. El camino me introdujo enseguida en el bosque, muy denso y variado,
trazando lazadas para dulcificar la subida.
Al pasar
por un claro, apareció ante mis ojos la cresta pirenaica, que se alza al norte,
al otro lado del Noguera Pallaresa, aunque el gigante de este tramo, el Mont Valier,
permanecía aún invisible.
El carril
se fue poblando de hierba a media que subía, señal de que no se usa demasiado.
Terminó junto a una torrentera nombrada en el mapa como Peipicat. Un viejo
cable de una explotación minera en desuso (estaba en las laderas del Bony de la
Mina) llegaba al lugar desde arriba y, bajo el mismo, salían a la derecha (O)
unas trazas de senda. Por ellas empecé a remontar el arroyo por su orilla
izquierda, y, cuando desaparecieron al poco...
... entre
densa vegetación, proseguí con la indudable referencia del corte en el terreno.
Si la pendiente no era excesiva, el bosque llegó a ser agobiante.
Afortunadamente, eso no duró mucho y salí al poco a un terreno algo más
despejado, recuperando incluso la vista de las crestas septentrionales sobre el
arbolado.
Progresaba
ahora por una banda de hierba en la orilla izquierda del torrente, limitada por
un pequeño resalte de piedra, pasillo que permitía una paso relativamente
cómodo entre la vegetación.
Tras
dejar a la izquierda un terraplén de grava, que posiblemente fuera resto de la
mina que da nombre al cerro, el pasto fue ganado terreno a árboles y arbustos y
el terreno se hizo menos abrupto, hasta que apareció sobre mí la collada de
donde cae el barranco.
Al
alcanzarla, giré a la izquierda (S), para ganar altura por la ladera
septentrional del Bony de la Mina, aprovechando un pasillo abierto en el
matorral que crece bajo los árboles. Al cabo de 30 ó 40 m de desnivel subiendo
casi en vertical, una mirada abajo.
Giré
entonces ligeramente a la derecha (SO) para atravesar en diagonal ascendente la
vertiente oeste del cerro. Al principio, caminaba campo a través, hasta dar al
poco con una serie de trazas de ganado y tomar la que mejor me pareció.
Con la
mayor altitud y el cambio de vertiente, pude ver entre los árboles un tramo
amplio del Noguera Pallaresa, hasta los prados de Montgarri, ubicados al pie
de, entre otros, el Tuc de Parros y el Barlonguèra, picos que había visitado
los dos días previos.
Al pasar
un espolón, descubrí el vallecito por donde discurre el Torrente de Llançanes, que
baja de los picos de Bonabé.
Poco
después, llegué a la Collada del Ras. A partir de aquí, la ruta es obvia:
seguir el cordal al sur hasta la cumbre del macizo; así que, girando a la
derecha, traspuse la amplia horcada y comencé a remontar el lomo herboso que se
alzaba al otro lado.
La
pendiente es moderada y carece de obstáculos, así que no eché de menos una
senda.
Al llegar
a los primeros neveros, la hierba se interrumpía por unas zonas rocosas, placas
de escasa inclinación por las que subí caminando hasta ganar un hombro que...
... da
vista a la otra vertiente de la cresta. Se trata del vallecito colgado por el
que discurre el Torrente de Cireres, que baja de la cara norte del Moredo, cuya
enorme masa gris era también parcialmente visible. Incluso podía ver otro de
los pasos clave de la ruta: la canal por donde bajaría de la loma nordeste al
fondo del barranco.
A partir
de ese punto, la cuerda se define y, si bien sigue siendo un amplio lomo
mayormente herboso, ocasionalmente aparecían lanchas de roca y había una
sensación de cresta que hasta entonces no había tenido.
El
siguiente hito de la ruta es una anónima cota 2.419, a partir de la cual podía
divisar ya lo que quedaba hasta la cumbre: un recorrido panorámico, muy
apacible al principio pero que prometía ciertas emociones en su tramo final. En
primer lugar, recorrí una sección de lomo herboso, sucesión de suaves subidas y
bajadas de escaso desnivel. Con lo relajado de la ruta, me entretuve en repasar
lo que me rodeaba:...
... la
recortada cresta occidental del Bonabé asomando a la derecha de la cumbre a que
me dirigía;...
... el
grupo del Parros más allá del Dossau, a mi derecha, o...
... el
profundo corte del Torrente de Cireres al otro lado.
El
terreno comenzó a ser más accidentado al acercarme al pico. En primer lugar,
pasé un collado, el de Cap del Ras, profundo pero todavía sin dificultad. La
bajada de la siguiente cota, marcada en el mapa como 2.439, fue...
... ya
más movida. Se trata de un abrupto corte de unos 25 m, en que para bajar hube
de usar las manos...
... en
los últimos 8 ó 10 metros (I).
La subida
subsiguiente comienza pedregosa, pero de caminar, hasta entrar en una extensa rampa
de hierba...
... de
considerable pendiente, por donde culminé la última de las prominencias de esta
Sierra del Ras. Estaba a 2.565 m y era momento de pararse a mirar. Al norte,
más allá de la cuerda recorrida, el Mont Valier estaba cubierto de nubes.
Más
visible era el Barlonguèra, al noroeste, así como, más a la izquierda,...
... los
picos de Parros y Maubermè.
Por
delante, el Moredo me dominaba desde lo alto de una arista de roca clara, cuyo
arranque...
... se alzaba ante mí en forma de frontón
triangular bastante empinado. Comencé la trepada por el lado izquierdo, lleno
de fisuras y viras (I). Al cabo de unos 30 m, alcancé el vértice y...
... la
arista se definió pero cedió la pendiente. Progresé entonces gateando sobre el
lomo (I).
A mi
izquierda, más allá de la arista por donde iba a bajar luego, podía ver el Mont
Roig.
Al otro
lado, llevaba una arista que se une con la mía más arriba y que formaba una
bonita perspectiva con las montañas al este.
Tras ganar
60 m, llegué a la convergencia y descubrí el Tuc de Bonabé.
A
continuación y durante otro tanto, la cresta se empinó un poco, aunque seguía
siendo fácil (I), lo que no quita para que...
... mirar
atrás impresionara.
En lo
alto de este tramo, encontré la mayor dificultad de la subida (I+), en los 20 m
previos a una aparente culminación, que...
... no es
sino un hombro, especie de antecima a partir del cual la arista se tiende y,
aunque aún tiene algunos metros afilados pierde su escasa dificultad.
Las
vistas desde el Pico de Moredo son amplias en cualquier dirección. Al suroeste,
más allá de los cercanos Qüenca y Bonabé, se despliegan las montañas de
Aigüestortes, del...
...
Peguera a la...
... soberbia
pirámide de la Punta Alta.
Al oeste,
sobre el Marimanha, las crestas ribagorzanas permanecían ocultas por las nubes
más allá del Besiberri.
Siguiendo
la vuelta de horizonte, también las cumbres de la barrera norte estaban
veladas, pese a que...
... el
sol iluminaba los prados de Cireres, por donde volvería.
Bueno,
por un instante, se dejó medio ver la cima del Mont Valier.
Al cabo
de media hora de estancia en cumbre, comencé el regreso siguiendo la cresta al
sureste hacia una cercana punta secundaria. La arista apenas se comba ligeramente
y...
...
carece de dificultad. Tras una última mirada a la cima,...
... giré
con la cuerda al este y descendí por su ancho, empinado y pedregoso lomo hasta
un rellano poblado de hierba. La bajada es muy fácil; carece de obstáculos, pero
conviene tomársela con calma, por si los traspiés.
Cuando
encontré un par de escalones, los pasé sin complicaciones desviándome
ligeramente por uno u otro lado del lomo.
Al perder
altura, la cara norte del Moredo, o Roca Blanca, se iba descubriendo a mi
izquierda, mientras que...
... ante
mí, iba irguiéndose el Pico de Miques, cima muy modesta pero tan atractiva que
tentado estuve de cambiar de planes y seguir por ella el regreso en vez de
bajar a Cireres. Pero no me sobraba el tiempo y tampoco tenía muy seguro en
cuánto alargaría eso la ruta, así que lo dejé para mejor ocasión. Así que di
por terminado el cresteo en el collado de Comabiera, donde giré a la izquierda
(NO) para...
... dejarme
caer por la vaguada de ese lado, empinada y llena de pedriza fina.
Afortunadamente,
pese a la impresión inicial, las piedras eran más estables de lo que esperaba y
el descenso...
... fue
relativamente cómodo hasta los mullidos prados del Torrente de Cireres.
Ahora sí
que estaba bajo la cara norte del Moredo, paraje que me recordó a ciertos altos
valles de la Cantábrica leonesa y que no esperaba en el Pirineo el oriental.
Si yo
había bajado, las nubes lo habían hecho también y el aire se notaba más fresco
y húmedo. Y ya se sabe lo que eso significa: no te entretengas mucho. Así que
paré lo mínimo para dar un trago y un bocado antes de ponerme a seguir el
arroyo a través de unos prados realmente deliciosos.
No se
veía rastro de camino por ningún lado, pero tampoco se echaba de menos. De vez
en cuando asomaba de nuevo un sol tentador, pero...
... las
nubes que asomaban por la boca del valle no dejaban lugar a dudas. Llevaba
descendido medio barranco cuando empezaron a dibujarse haces de trazas de
ganado en el pasto. Éstas convergían en un rellano ancho, hacia los 1.950 m de
altitud, que acababa en lo que parecía una brusca caída del terreno. Antes de
bajar al mismo,...
... me
volví para despedirme de la cumbre, pues a partir de ahí, la perdería de vista.
Las
huellas convergían en un vado, donde se encontraban además con una senda algo
más clara, que tomé a la izquierda (N). Tras cruzar el riachuelo, fui
atravesando la vertiente opuesta, manteniendo cota y separándome del cauce. Al
doblar un espolón donde crecía un puñado de pinos,...
...
aparecí en un rellano herboso, donde los gamos compartían amigablemente el
espacio con unas vacas. Allí tuve que poner atención, pues el caminillo se hizo
borroso y apenas se apreciaba su trazo al...
... girar
a la derecha (NE) para descender por una empinada canal herbosa hacia el bosque.
La senda
reapareció clara cerca del límite del arbolado, donde gira a la izquierda para
retomar dirección al norte y...
...
entrar bajo los árboles, donde se fue definiendo y ensanchando según perdía
altura muy suavemente. El ambiente se oscureció entonces y comenzó a llover
poco antes de...
...
desembocar en una pista ancha y cubierta de hierba: la misma por la que había
emprendido la ruta esa mañana. La tomé a la derecha (E), para descender la Coma
de Perosa en amplios y tendidos zigzags, hasta...
... el
llano homónimo, donde me esperaba el coche. Como pasa con frecuencia, no había
terminado de desabrocharme las botas cuando cesó de caer agua. Lógico habiendo
llegado a cobijo. Bueno, al menos, no fue una tormenta violenta y llegó cuando
ya estaba en un camino cómodo y cerca del final.
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