Tuc de Moredo (2.764)

ASCENSIÓN DESDE LOS LLANOS DE PEROSA

SERRA DEL RAS, ARISTA NO Y RETORNO POR EL TORRENTE DE CIRERES

El Pico Moredo es una gran cumbre en toda la extensión del término: con casi 700 metros de prominencia, corona el macizo que cierra el Valle de Arán por el este, a caballo de las cabeceras de los ríos Garona y Noguera Pallaresa. Esta situación entre las montañas de Aigüestortes y la barrera norte aranesa hace de esta cima un mirador magnífico sobre el tramo catalán del Pirineo Central. Por otra parte, es una montaña altiva y solitaria; una enorme peña de roca gris que se surge del profundo verde de prados y bosques, con su cara norte cayendo a pico sobre una alta vega. El ganado frecuenta los pastos que rodean la montaña pero ésta no ha sufrido grandes daños. En suma, una hermosa y destacada montaña situada en un entorno privilegiado que, por algún motivo, no ha llamado demasiado la atención del montañismo.

La ruta consiste en recorrer toda la cuerda que, al norte del Pico, limita por el oeste el barranco de Cireres, para luego descender a éste y regresar siguiendo el torrente.

Picos de Moredo, tocando las nubes, y Bonabé, vistos desde el noroeste

SITUACIÓN:

  • Zona: Valle de Arán (Pirineos)
  • Unidad: Macizo de Beret
  • Base de partida: Montgarri (Lérida)
ACCESO: Alós d'Isil es una población del municipio de Alto Aneu, comarca de Pallars Sobirá, situada en el límite norte de la provincia de Lérida. A diez kilómetros, es el lugar habitado más cercano al Planell de Perosa y la borda del mismo nombre, de donde parte la ruta. Más próximo, a siete y medio en dirección contraria, se encuentra Montgarri, que es un caserío abandonado, pero con un refugio guardado. Según de dónde se venga, es más conveniente uno u otro acceso. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.


OTROS DATOS:
  • Cota mínima / máxima: 1.532 / 2.764
  • Mi tiempo efectivo: 5h45
  • Mi tiempo total: 7h57
  • Dificultades: F+. Trepada fácil (I / I+), larga (150 m) y continua por buena roca. La mayor parte de la ruta transcurre fuera de camino pero el terreno es cómodo.
  • Track para descargar en Wikiloc

LA RUTA: Dejar los Llanos de Perosa por el camino que remonta la coma homónima. Cuando acaba, seguir subiendo por el barranco de Peipicat hasta una horcada en la ladera norte del Bony de la Mina. Salir de allí por la izquierda (SO), trazando una diagonal ascendente por la vertiente oeste para salir a la Collada del Ras. A partir de ahí, seguir la cuerda al sur hasta la cima del Pico de Moredo (F+).

Continuar por la cresta al E y luego al N, hasta el collado de Comabiera. Bajar por la canal de la izquierda (NO) hasta el Torrente de Cireres y seguirlo a la derecha (NE). Hacia los 1.950 m de altitud, a la vista del límite del bosque, tomar a la izquierda (N) una senda que vadea el torrente y seguirla hasta la Coma de Perosa, donde encontramos el carril del principio, que, a la derecha (E), conduce a los Llanos de Perosa.

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Dejar los Llanos de Perosa por el camino que remonta la coma homónima. Cuando acaba, seguir subiendo por el barranco de Peipicat hasta una horcada en la ladera norte del Bony de la Mina. Salir de allí por la izquierda (SO), trazando una diagonal ascendente por la vertiente oeste para salir a la Collada del Ras. A partir de ahí, seguir la cuerda al sur hasta la cima del Pico de Moredo (F+).

Continuar por la cresta al E y luego al N, hasta el collado de Comabiera. Bajar por la canal de la izquierda (NO) hasta el Torrente de Cireres y seguirlo a la derecha (NE). Hacia los 1.950 m de altitud, a la vista del límite del bosque, tomar a la izquierda (N) una senda que vadea el torrente y seguirla hasta la Coma de Perosa, donde encontramos el carril del principio, que, a la derecha (E), conduce a los Llanos de Perosa.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Ascensión fácil pero con carácter que, a los atractivos propios de la cumbre, une una divertidísima trepada por arista. Los problemas que puede plantear vienen más bien por el tramo que, sin senda definida, va del final de la pista que sube de los Llanos de Perosa a la Collada del Ras, donde la vegetación, lo abrupto del terreno y la ausencia a veces de referencias pueden complicar el paso para gentes poco habituadas a las rutas sin señalizar. En suma, es ésta una ruta adecuada para montañeros con buena preparación física, una mínima destreza en pequeña escalada y que estén dispuestos a olvidarse por un rato de hitos y sendas.

RELATO GRÁFICO:

Los Llanos de Perosa son una gran pradera en que se abre en el valle del Noguera Pallaresa entre Montgarri y Alòs d’Isil. De allí partí una mañana fresca y cubierta.

Comencé la subida por un amplio camino que sale al suroeste desde la pista que recorre el valle. El camino me introdujo enseguida en el bosque, muy denso y variado, trazando lazadas para dulcificar la subida.

Al pasar por un claro, apareció ante mis ojos la cresta pirenaica, que se alza al norte, al otro lado del Noguera Pallaresa, aunque el gigante de este tramo, el Mont Valier, permanecía aún invisible.

El carril se fue poblando de hierba a media que subía, señal de que no se usa demasiado. Terminó junto a una torrentera nombrada en el mapa como Peipicat. Un viejo cable de una explotación minera en desuso (estaba en las laderas del Bony de la Mina) llegaba al lugar desde arriba y, bajo el mismo, salían a la derecha (O) unas trazas de senda. Por ellas empecé a remontar el arroyo por su orilla izquierda, y, cuando desaparecieron al poco...

... entre densa vegetación, proseguí con la indudable referencia del corte en el terreno. Si la pendiente no era excesiva, el bosque llegó a ser agobiante. Afortunadamente, eso no duró mucho y salí al poco a un terreno algo más despejado, recuperando incluso la vista de las crestas septentrionales sobre el arbolado.

Progresaba ahora por una banda de hierba en la orilla izquierda del torrente, limitada por un pequeño resalte de piedra, pasillo que permitía una paso relativamente cómodo entre la vegetación.

Tras dejar a la izquierda un terraplén de grava, que posiblemente fuera resto de la mina que da nombre al cerro, el pasto fue ganado terreno a árboles y arbustos y el terreno se hizo menos abrupto, hasta que apareció sobre mí la collada de donde cae el barranco.

Al alcanzarla, giré a la izquierda (S), para ganar altura por la ladera septentrional del Bony de la Mina, aprovechando un pasillo abierto en el matorral que crece bajo los árboles. Al cabo de 30 ó 40 m de desnivel subiendo casi en vertical, una mirada abajo.

Giré entonces ligeramente a la derecha (SO) para atravesar en diagonal ascendente la vertiente oeste del cerro. Al principio, caminaba campo a través, hasta dar al poco con una serie de trazas de ganado y tomar la que mejor me pareció.

Con la mayor altitud y el cambio de vertiente, pude ver entre los árboles un tramo amplio del Noguera Pallaresa, hasta los prados de Montgarri, ubicados al pie de, entre otros, el Tuc de Parros y el Barlonguèra, picos que había visitado los dos días previos.

Al pasar un espolón, descubrí el vallecito por donde discurre el Torrente de Llançanes, que baja de los picos de Bonabé.

Poco después, llegué a la Collada del Ras. A partir de aquí, la ruta es obvia: seguir el cordal al sur hasta la cumbre del macizo; así que, girando a la derecha, traspuse la amplia horcada y comencé a remontar el lomo herboso que se alzaba al otro lado.

La pendiente es moderada y carece de obstáculos, así que no eché de menos una senda.

Al llegar a los primeros neveros, la hierba se interrumpía por unas zonas rocosas, placas de escasa inclinación por las que subí caminando hasta ganar un hombro que...

... da vista a la otra vertiente de la cresta. Se trata del vallecito colgado por el que discurre el Torrente de Cireres, que baja de la cara norte del Moredo, cuya enorme masa gris era también parcialmente visible. Incluso podía ver otro de los pasos clave de la ruta: la canal por donde bajaría de la loma nordeste al fondo del barranco.

A partir de ese punto, la cuerda se define y, si bien sigue siendo un amplio lomo mayormente herboso, ocasionalmente aparecían lanchas de roca y había una sensación de cresta que hasta entonces no había tenido.

El siguiente hito de la ruta es una anónima cota 2.419, a partir de la cual podía divisar ya lo que quedaba hasta la cumbre: un recorrido panorámico, muy apacible al principio pero que prometía ciertas emociones en su tramo final. En primer lugar, recorrí una sección de lomo herboso, sucesión de suaves subidas y bajadas de escaso desnivel. Con lo relajado de la ruta, me entretuve en repasar lo que me rodeaba:...

... la recortada cresta occidental del Bonabé asomando a la derecha de la cumbre a que me dirigía;...

... el grupo del Parros más allá del Dossau, a mi derecha, o...

... el profundo corte del Torrente de Cireres al otro lado.

El terreno comenzó a ser más accidentado al acercarme al pico. En primer lugar, pasé un collado, el de Cap del Ras, profundo pero todavía sin dificultad. La bajada de la siguiente cota, marcada en el mapa como 2.439, fue...

... ya más movida. Se trata de un abrupto corte de unos 25 m, en que para bajar hube de usar las manos...

... en los últimos 8 ó 10 metros (I).

La subida subsiguiente comienza pedregosa, pero de caminar, hasta entrar en una extensa rampa de hierba...

... de considerable pendiente, por donde culminé la última de las prominencias de esta Sierra del Ras. Estaba a 2.565 m y era momento de pararse a mirar. Al norte, más allá de la cuerda recorrida, el Mont Valier estaba cubierto de nubes.

Más visible era el Barlonguèra, al noroeste, así como, más a la izquierda,...

... los picos de Parros y Maubermè.

Por delante, el Moredo me dominaba desde lo alto de una arista de roca clara, cuyo arranque...

... se alzaba ante mí en forma de frontón triangular bastante empinado. Comencé la trepada por el lado izquierdo, lleno de fisuras y viras (I). Al cabo de unos 30 m, alcancé el vértice y...

... la arista se definió pero cedió la pendiente. Progresé entonces gateando sobre el lomo (I).

A mi izquierda, más allá de la arista por donde iba a bajar luego, podía ver el Mont Roig.

Al otro lado, llevaba una arista que se une con la mía más arriba y que formaba una bonita perspectiva con las montañas al este.

Tras ganar 60 m, llegué a la convergencia y descubrí el Tuc de Bonabé.

A continuación y durante otro tanto, la cresta se empinó un poco, aunque seguía siendo fácil (I), lo que no quita para que...

... mirar atrás impresionara.

En lo alto de este tramo, encontré la mayor dificultad de la subida (I+), en los 20 m previos a una aparente culminación, que...

... no es sino un hombro, especie de antecima a partir del cual la arista se tiende y, aunque aún tiene algunos metros afilados pierde su escasa dificultad.

Las vistas desde el Pico de Moredo son amplias en cualquier dirección. Al suroeste, más allá de los cercanos Qüenca y Bonabé, se despliegan las montañas de Aigüestortes, del...

... Peguera a la...

... soberbia pirámide de la Punta Alta.

Al oeste, sobre el Marimanha, las crestas ribagorzanas permanecían ocultas por las nubes más allá del Besiberri.

Siguiendo la vuelta de horizonte, también las cumbres de la barrera norte estaban veladas, pese a que...

... el sol iluminaba los prados de Cireres, por donde volvería. 

Bueno, por un instante, se dejó medio ver la cima del Mont Valier.

Al cabo de media hora de estancia en cumbre, comencé el regreso siguiendo la cresta al sureste hacia una cercana punta secundaria. La arista apenas se comba ligeramente y...

... carece de dificultad. Tras una última mirada a la cima,...

... giré con la cuerda al este y descendí por su ancho, empinado y pedregoso lomo hasta un rellano poblado de hierba. La bajada es muy fácil; carece de obstáculos, pero conviene tomársela con calma, por si los traspiés.

Cuando encontré un par de escalones, los pasé sin complicaciones desviándome ligeramente por uno u otro lado del lomo.

Al perder altura, la cara norte del Moredo, o Roca Blanca, se iba descubriendo a mi izquierda, mientras que...

... ante mí, iba irguiéndose el Pico de Miques, cima muy modesta pero tan atractiva que tentado estuve de cambiar de planes y seguir por ella el regreso en vez de bajar a Cireres. Pero no me sobraba el tiempo y tampoco tenía muy seguro en cuánto alargaría eso la ruta, así que lo dejé para mejor ocasión. Así que di por terminado el cresteo en el collado de Comabiera, donde giré a la izquierda (NO) para...

... dejarme caer por la vaguada de ese lado, empinada y llena de pedriza fina.

Afortunadamente, pese a la impresión inicial, las piedras eran más estables de lo que esperaba y el descenso...

... fue relativamente cómodo hasta los mullidos prados del Torrente de Cireres.

Ahora sí que estaba bajo la cara norte del Moredo, paraje que me recordó a ciertos altos valles de la Cantábrica leonesa y que no esperaba en el Pirineo el oriental.

Si yo había bajado, las nubes lo habían hecho también y el aire se notaba más fresco y húmedo. Y ya se sabe lo que eso significa: no te entretengas mucho. Así que paré lo mínimo para dar un trago y un bocado antes de ponerme a seguir el arroyo a través de unos prados realmente deliciosos.

No se veía rastro de camino por ningún lado, pero tampoco se echaba de menos. De vez en cuando asomaba de nuevo un sol tentador, pero...

... las nubes que asomaban por la boca del valle no dejaban lugar a dudas. Llevaba descendido medio barranco cuando empezaron a dibujarse haces de trazas de ganado en el pasto. Éstas convergían en un rellano ancho, hacia los 1.950 m de altitud, que acababa en lo que parecía una brusca caída del terreno. Antes de bajar al mismo,...

... me volví para despedirme de la cumbre, pues a partir de ahí, la perdería de vista.

Las huellas convergían en un vado, donde se encontraban además con una senda algo más clara, que tomé a la izquierda (N). Tras cruzar el riachuelo, fui atravesando la vertiente opuesta, manteniendo cota y separándome del cauce. Al doblar un espolón donde crecía un puñado de pinos,...

... aparecí en un rellano herboso, donde los gamos compartían amigablemente el espacio con unas vacas. Allí tuve que poner atención, pues el caminillo se hizo borroso y apenas se apreciaba su trazo al...

... girar a la derecha (NE) para descender por una empinada canal herbosa hacia el bosque.

La senda reapareció clara cerca del límite del arbolado, donde gira a la izquierda para retomar dirección al norte y...

... entrar bajo los árboles, donde se fue definiendo y ensanchando según perdía altura muy suavemente. El ambiente se oscureció entonces y comenzó a llover poco antes de...

... desembocar en una pista ancha y cubierta de hierba: la misma por la que había emprendido la ruta esa mañana. La tomé a la derecha (E), para descender la Coma de Perosa en amplios y tendidos zigzags, hasta...

... el llano homónimo, donde me esperaba el coche. Como pasa con frecuencia, no había terminado de desabrocharme las botas cuando cesó de caer agua. Lógico habiendo llegado a cobijo. Bueno, al menos, no fue una tormenta violenta y llegó cuando ya estaba en un camino cómodo y cerca del final.

Comentarios