Tuc de Parros (2.729)

ASCENSIÓN DESDE MONTGARRI

ARROYOS DE VERNATAR Y PARROS

El Tuc de Parros corona un cordal que, desprendido al sur de la cadena de montañas que cierra por el norte el Valle de Arán, separa las cabeceras del Garona y el Noguera Pallaresa. Se trata de una altiva pirámide herbosa de laderas empinadas y aristas bien definidas, rodeada de fértiles valles donde el bosque y los prados se reparten el espacio sobre bulliciosos arroyos. En suma, un monte delicioso desde cuya cumbre se domina la mitad oriental de Arán y buena parte de Aigüestortes.

La ruta sigue un esquema usual: recorrer de norte a sur la cresta de la montaña, aproximándose y retornando de la misma por los arroyos que bajan al este desde los collados inmediatos a la cima.

Vertiente noreste del Tuc de Parros; se ve el Arroyo de Vernatar, a la derecha del pico

SITUACIÓN:

  • Zona: Valle de Arán (Pirineos)
  • Unidad: Barrera Norte
  • Base de partida: Montgarri (Lérida)
ACCESO: La ruta parte del Refugio de Montgarri, situado en el caserío abandonado del mismo nombre. Éste pertenece al municipio de Naut Aran y se asienta a orillas del Noguera Pallaresa, entre el Macizo de Beret y la cadena axial pirenaica. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.


OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.650 / 2.729
  • Mi tiempo efectivo: 6h10
  • Mi tiempo total: 8h01
  • Dificultades: F, en las condiciones del día: nieve consistente continua por encima de los 2.100 m, con pendientes de hasta 40º.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir de Montgarri por la pista que remonta el Noguera Pallaresa por su orilla izquierda. En Es de Cabau, abandonarla por una senda que sale a la derecha (NO) y remonta un barranco tributario hasta Eth Horcalh, donde confluyen dos arroyos. Continuar por el de izquierda (O) hasta su cabecera en las Hònts de Vernatar. Ganar la cresta por el primer tubo de la derecha de los que cortan el circo, superando eventualmente pendientes moderadas de nieve (40º) y saliendo al collado N (F). Seguir la cuerda a la izquierda (S) hasta el Tuc de Parros.

Bajar por la loma SE hasta el Coret deth Horcalh y girar a la derecha (SO), descendiendo hacia el Estanh Nere, aprovechando, si persisten, neveros de pendiente suave (<30º). Desde el desagüe, perder altura en diagonal a la derecha, a través de prados empinados, hacia los Estanhons des Clòsos. Sin llegar a alcanzarlos, dirigirse a la vaguada por donde desaguan y girar a la izquierda (E) para seguirla hasta la Cabana de Parros. Tomar allí a la izquierda (NE) una pista, la misma por donde comenzamos a andar, que nos conducirá de vuelta a Montgarri.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Bonita y apacible caminata por la más verde y amable montaña aranesa, alcanzando una cumbre desde la que se disfrutan hermosas vistas. La escasa dificultad se concentra en la ascensión del circo cabecero de Vernatar y en la bajada por la cuenca del Estanh Nere, si hay nieve. En caso contrario, el terreno será empinado pero carente de obstáculos. Hubiera resultado aún más fácil seguir la senda del Arroyo de Vernatar hasta el Collado de Montoliu, tomando allí el cordal. Pero, el día que fui, las canales del circo llenas de nieve eran una tentación demasiado fuerte como dar ese rodeo.

He dejado el itinerario tal como lo realicé, pero encontré un inconveniente serio en la destrucción de la pasarela que cruza el río en Horcalh, lo que me obligó a remontar más de un kilómetro de cauce, que luego hube de descender, para encontrar un buen vado, en mi caso un puente de nieve. El torrente bajaba tan crecido que, además de tener que mojarme hasta bien por encima de las rodillas, hubiera sido arriesgado atravesarlo. La solución es no tomar la senda en Eth Cabau, sino seguir remontando el Noguera Pallaresa hasta la Cabana de Parros. De allí, sale otra que remonta también el Arriu deth Horcalh, pero por la orilla derecha, lo que hace innecesario el cruce para tomar el barranco de Vernatar. Si reconstruyen el puentecillo, o en épocas de menos caudal, es sin embargo algo más corto el recorrido tal como lo planteo aquí.

RELATO GRÁFICO:

Bien temprano, en una mañana gris, pero apacible bajo las nubes, dejé el Santuario de Montgarri por el camino que, partiendo de la puerta misma del recinto, se dirige al sureste, remontando la ribera izquierda del Noguera Pallaresa.

Enseguida, el camino me separó del cauce, ganando altura y entrando bajo los árboles, entre los cuales iba viendo cómo quedaba atrás la torre de la iglesia, airosa en medio del valle.

Tras doblar un recodo, llegué a Es de Cabau, paraje donde el Arroyo del Horcalh desemboca en el valle principal y hay una casa. Dejé la pista por la derecha (NO) para buscar en el prado que se extiende tras el edificio…

… una senda borrosa que remonta el citado barranco por su vertiente izquierda. El camino me mantuvo separado del torrente, para evitar el fondo abrupto del vallecito.

La vereda se fue definiendo al ganar altura. Pronto empecé a ver, a través del tajo, la chaparra masa del Lastar, a cuyos pies…

… el barranco se abre en los prados de Eth Horcalh, donde se alza una modesta cabaña y confluye el Arroyo de Vernatar. Al fondo de éste, apareció el Tuc de Parros, acompañado de las modestas prominencias que jalonan su cresta norte.

Y se presentó un inconveniente para seguir: debía cruzar el torrente y la pasarela que facilitaba el paso había desaparecido. Por otro lado, no había buen vado y el torrente bajaba tan crecido y rápido que sería arriesgado meterse en el agua. La solución era seguir remontando el Arroyo de Horcalh hasta encontrar un cruce decente. Aunque la senda continúa siguiendo el riachuelo, se separa mucho del agua y a mí me convenía encontrar un cruce, así que dejé el camino para proseguir la remontada a través de la acolchada hierba de la margen izquierda.

Hube de subir más de un kilómetro hasta encontrar un gran puente de nieve en la confluencia de varios barrancos. Menos mal, porque ya me veía cambiando de cumbre. Una vez en la orilla occidental, descendí por el barranco, a través de cómodas praderas.

Hube de vadear un torrente bajo una cascada, pero éste no supuso obstáculo serio.

De vuelta en la confluencia, las nubes habían levantado algo, descubriendo un atractivo pico rocoso: el Tuc de Bacivèr, visible a través del barranco por donde había subido.

Para continuar la ascensión, remonté el de Vernatar (O), primero a través de los prados de la orilla izquierda, sin senda, pero cómodos, y…

… luego, cuando el valle se estrecha y encontré buen cruce, por…

... el caminillo que lo remonta por la ribera izquierda. Tras separarme bastante del cauce, la senda…

… vuelve al eje del barranco para cruzarlo y proseguir hacia el Collado de Montoliu. Antes de llegar a las Hònts de Vernatar, que alimentan el arroyo, encontré una cinta de nieve continua que se extendía hasta un pequeño circo abierto bajo la cresta septentrional. Como la misma se podía ganar sin salir de esa blanca alfombra, no tuve que darle muchas vueltas a la idea para decidirme a dejar la senda por la izquierda (O) y continuar remontando el barranco por su eje.

La nieve era consistente sin llegar a dura, siendo los crampones innecesarios, y la pendiente sólo llegó a los 30º en los metros previos a alcanzar la cubeta cabecera.

Buen momento para detenerse y mirar atrás antes de…

Enfrentar los último ciento y pico de metros hasta la cuerda. De los tubos que tenía delante, todos con cornisa, escogí el de más a la derecha, el más corto y menos empinado.

Tras algo menos de 100 m con pendientes crecientes hasta 40º, me salí del tubo por la derecha para evitar la cornisa. Hubiera parecido más práctico culminar por la izquierda, pero el terreno sin nieve me pareció mejor por el otro lado.

Fueron 30 ó 40 m de inestable mezcla de hierba y roca descompuesta, que requerían una mínima precaución. Unas nubes bajas, traídas por un helado viento del oeste, me recibieron en la cresta, que alcancé a pocos metros del collado N del Tuc de Parros. El entorno estaba tomando un aspecto bastante más sombrío y casi costaba reconocer el sonriente vallecito verde y blanco de donde había llegado.

Al otro lado, sin embargo, al oeste, pese al cielo cubierto, había más luz y las montañas parecían alegres.

Para alcanzar la cumbre, giré a la izquierda (S) y ascendí por la cuerda, ancha y suave, al tiempo que las nubes, tan rápido como habían llegado, empezaron a marcharse.

Tardé pocos minutos en alcanzar la cima del Tuc de Parros, dotada de la habitual quincalla de los picos de cierta fama.

Aunque las nubes seguían rasando la cresta, podía ver por debajo el Arroyo de Vernatar al este, donde brillaban incluso algunas manchas de sol.

Sobre la cresta norte, las nubes casi llegaron a dejar ver, por un momento, la cumbre del Maubèrme, magnífico entre los picos de Crabes y del Ome. Bajo las tres cimas, el Lago de Montoliu era una pulida lámina blanca.

Al sureste, a la derecha y más allá del Macizo de Beret, los vapores en constante movimiento desvelaron brevemente unas crestas inciertas por encima de la plana Serra dera Mort; en esa dirección comenzaría el retorno, aunque no por ella, sino dejándome caer a la izquierda (SE), por…

… el amplio y suave lomo pedregoso que baja al Coret deth Horcalh. Allí, proseguí el descenso a la derecha (SO), hacia…

… el Estanh Nere, cuya situación denunciaban un puñado de charcos azulados donde el hielo se fracturaba. La bajada es relativamente empinada, superando por poco los 30º, en ocasiones. No llegué al lago, sino que poco antes, al verme al nivel del lomo que lo cierra por el este, derivé a la izquierda para rodearlo en…

… una tendida diagonal a través de la ladera.

Desde allí, por un hueco súbito en las nubes, asomaron unas hermosas montañas enfrente: Contraix y la Punta Alta, enmarcando la cresta de Colieto.

Ante mí, se desplomaba el terreno en el Arroyo de Parros, con el sombrío fondo del macizo de Beret, con sus picos principales reconocibles: de izquierda a derecha, Moredo, Bonabé, Marimanha y Bacivèr. Una bajada directa, pero demasiado empinada. Creo que es mejor, y así lo hice, girar a la derecha (SO), para…

… atravesar horizontalmente la ladera, cubierta ese día por una buena capa de nieve consistente, hacia un lomo que corta la vertiente. Como referencia, tenía en el horizonte el Pico Peguera, asomando por un gran collado entre las crestas de Aigüestortes.

La pendiente lateral, siendo fuerte, se puede suavizar en una diagonal en que apenas se alcanzan puntualmente los 30º.

Al otro lado del lomo, el terreno es mucho menos empinado. Pude ver entonces el amplio collado donde están los Estanhons des Clòsos. No me dirigí al mismo, sino que descendí en bajada directa hacia su vaguada oriental. Una vez en el fondo del arroyo, giré a la izquierda (E), tomando…

… una senda que desciende apaciblemente junto al cauce.

Este tramo de la excursión fue largo y plácido.

Incluso cuando el torrente se encajonaba o aparecía el bosque en sus orillas, la senda convertía el retorno en suave paseo.

Por si fuera poco, durante el mismo fue abriéndose paso el sol. Al cabo del rato, el barranco se abrió en el amplio rellano herboso donde se asentaba la Cabaña de los Gabachos, de la que sólo quedan los cimientos y algunas piedras desperdigadas en medio de una hierba elástica y espesa que me pedía a gritos tumbarme sobre ella. No me hice mucho de rogar y estuve un buen rato detenido contemplando el paisaje.

Cuando reemprendí la marcha, siempre por la vereda hacia el valle del Noguera, tardé pocos minutos en llegar a éste.

Concretamente, junto a la Cabana de Parros, cerrada, por donde pasa la misma pista por donde había comenzado a caminar esa mañana. Tomada ahora a la izquierda (E), me llevó de vuelta, por Cabau, al Santuario de Montgarri sin más historias.

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