Pedró dels Quatre Batlles (2.387)

ASCENSIÓN DESDE PORT DEL COMTE

RECORRIDO DE LA CRESTA DEL MACIZO CON EL PUIG DE LES MORRERES (2.212)

El Pedró dels Quatre Batlles es el punto culminante del Macizo de Port del Comte, montaña coronada por un gran llano sobre el que se elevan ligeramente un puñado de cerros redondeados. Sus altas laderas caen a pico sobre los valles del Segre y el Cardener, mientras que al nordeste el conjunto se engarza, a través del Coll de Port, en el resto del Prepirineo Oriental. Así, si desde la meseta cimera se dominan extensas panorámicas al sur y al oeste, al otro lado queda limitado el horizonte por los vecinos Cadí, Pedraforca, Ensija, etc. Esas vistas son el principal, si no el único, atractivo de esta montaña absolutamente humanizada, ocupada por una gran estación de esquí y cruzada por multitud de pistas y caminos.

Como la simple ascensión a la cumbre de Port del Comte desde la estación de esquí es muy corta, se va a complementar con un recorrido por la cresta del macizo, tocando en sus puntas más importantes.

Macizo de Port del Comte, visto desde el norte

SITUACIÓN:

  • Zona: Prepirineo Oriental
  • Unidad: Macizo del Port del Comte
  • Base de partida: Port del Comte (Lérida)
ACCESO: Port del Comte es una estación de esquí que se extiende por las vertientes orientales del macizo del mismo nombre, dentro del municipio leridano de La Coma i La Pedra, situado en la comarca del Solsonés, en la banda oriental de la provincia. La ruta parte del Aparcamiento de l’Estivella, el más alto de la estación, y puedes calcular un itinerario desde tu lugar de hasta allí en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.860 / 2.387
  • Mi tiempo efectivo: 5h23
  • Mi tiempo total: 7h20
  • Dificultades: Ninguna. Itinerario por caminos o terreno cómodo.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: En L'Estivella, tomar una pista forestal que remonta la vertiente oriental de la sierra hasta Prat de l'Orri. Dejarla allí por la derecha (NE) para ascender directamente al Tossal d'Estivella. Seguir la cresta de la sierra al SO, pasando por la Tossa Pelada camino del Pedró dels Quatre Batlles. Antes de seguir el recorrido, merece la pena acercarse, por el cordal SO, al vértice Port la Gespeguera.

A continuación, volver atrás y, cuando el terreno se presta, dejar la loma por la derecha (E) y cruzar la Coma de la Contesa para subir al Vulturó. Seguir la divisoria en dirección dominante SE, por el Coll de Tancalaporta, Port del Comte, Serrat de la Bòfia, Portell del Os y Puig de les Morreres, hasta alcanzar el Cap d'Urdiets.

Descender por la ladera al NO hacia la estación superior de un remonte. Tomar una pista de esquí que baja al N y, en el cruce con otra, girar a la izquierda (O). Al llegar a la Rasa del Sucre, descender por su fondo hasta un cruce donde, de nuevo, se gira a la izquierda (NO) para seguir la travesía de la ladera. Seguir esa tónica en los cruces sucesivos: siempre al oeste y horizontal, hasta alcanzar el Forat de la Bòfia. Tomar allí la pista forestal que sale al N y conduce de vuelta a L'Estivella.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Recorrido largo pero muy llevadero, merced a la comodidad del terreno y la suavidad de las pendientes. Al alcance de cualquiera en una forma física decente. Ni siquiera hay que orientarse demasiado bien, pues desde casi el inicio, los sucesivos picos por donde se pasa se tienen ante los ojos. Y, ya que la subida al Pedró desde la estación de esquí es tan corta, hay que aprovechar para recorrer los bordes del gran llano cimero, obteniendo así variadas perspectivas, todas bonitas. Otra cosa serían las ascensiones directas por las empinadas laderas sur y oeste de la sierra, cuyo desnivel dejará poco tiempo (y ganas) para visitas adicionales.

RELATO GRÁFICO:

El aparcamiento de L'Estivella está situado en un rellano de la vertiente oriental del macizo de Port del Comte, al pie de un empinado tubo que cae del llano cimero. Tomé allí una pista que parte del fondo de la explanada a la derecha (N) y remonta la ladera en tendida diagonal entre los pinos. Carteles y señales indican todo el recorrido.

Al llegar al límite superior del bosque, se abrió el panorama a la derecha, apareciendo las vecinas sierras del Cadí, más allá de Cadinell y Cloterons, y del Verd. También asomaba la doble cima del Pedraforca.

Estaba al pie del Tossal de la Estivella, ante un desvío a la izquierda (SO). Lo tomé y emprendí una subida más recia hacia la vertiente meridional del pico.

Al cambiar de vertiente, apareció el otro núcleo del macizo, el meridional, donde se concentran las pistas de esquí bajo el Puig de les Morreres y el Cap d’Urdiets. Sobre la cresta de este último, asomaba la cresta de Montserrat, como volando sobre la bruma brillante que cubría los valles.

El carril me dejó a la entrada del Prat de l'Orri, desolada extensión pedregosa rodeada por los cerros más altos, incluyendo el Pedró dels Quatre Batlles, la Tossa Pelada y...

... mi objetivo inmediato, el Tossal d’Estivella. Éste se presentaba como una cresta sobre laderas escarpadas de piedra suelta. Como la subida era corta, dejé la pista por la derecha (NE) para ascender en diagonal por...

... el cascajo que, finalmente, resultó ser más estable de lo que aparentaba.

Una vez arriba, mantuve la dirección para recorrer la ancha arista que me separaba de la cima del Tossal d'Estivella.

Allí, se abrió el mundo a mis pies: el valle del Cardener mostraba su verdor bajo la Sierra del Verd y, más allá, el horizonte se llenaba con una sucesión de montañas: Cadí, Pedraforca, Ensija y Rasos de Peguera.

Al norte y oeste, se desveló el Pirineo Central, llegando a distinguir algunas de sus grandes cumbres más cercanas: Aneto, Maubèrme, Moredo, Montsent, Peguera, Sotllo, Estats o Coma Pedrosa.

No me demoré mucho, pues, durante el recorrido por la cresta de la montaña iba a tener tiempo de disfrutar de esas vistas. Comencé por volver por la loma, girando con ella y pasando una amplia y suave depresión antes acometer...

... la subida, pedregosa pero cómoda y suave, como fue la tónica durante el recorrido, a la Tossa Pelada.

Girando a la izquierda, bajé de esta segunda punta de la jornada por la vertiente meridional hasta el collado, donde encontré una ancha rodera que me llevó,...

... por una pendiente ligeramente más intensa a la cumbre del macizo.

El Pedró dels Quatre Batlles está culminado por un extensión plana, desde la que se domina un amplísimo panorama. Al este, por ejemplo, se extendían las sierras del Berguedá y, más allá, la silueta aislada del Montseny.

Y, al otro lado, el horizonte pirenaico se había ampliado. Aquí sí que hice una parada larga, al cabo de la cual proseguí camino.

Antes de seguir recorriendo la cuerda divisoria, me dirigí al suroeste por el cordal secundario de la Sierra de Odén. El amplio lomo se combaba se una sucesión de ondulaciones, que fui superando, casi sin sentir, hasta alcanzar el vértice geodésico de Port la Gespeguera.

Éste no es en absoluto un pico, sino un hombro, pero posee una bonita perspectiva de la vecina Sierra de Boumort y sus satélites, más allá del Tossal de Cambrils y el valle del Segre.

Al otro lado de la loma, bajo el Puig de les Morreres, se abría el profundo corte del Río de Odén.

A ver eso había ido y, tras la contemplación, me di la vuelta y regresé por el mismo sitio. Pero, a medio camino del Pedró, cuando el terreno me pareció propicio, me dejé caer a la derecha (SE), por...

... una moderada pendiente de guijarros, hasta el fondo herboso de la Coma de la Contesa, que mostraba un verdor que resultaba llamativo en aquella desolación. Luego me iría dando cuenta de que, pese a su aspecto árido, en este terreno surge la vegetación en cualquier rugosidad que recoja la escorrentía y proteja del viento. Atravesado el surco, una mediana subida me reintegró a la cresta en...

... la cima del Vulturó, modesto cerro que marca el extremo meridional del núcleo principal del macizo. Al sur del mismo, se abre el gran boquete que divide la montaña, el Port del Comte propiamente dicho, también verdeante, en fuerte contraste con los pelados cerros que se elevaban al otro lado.

Precisamente desde este modesto mirador veía alinearse las tres puntas que había pasado antes: Pedró, Tossa Pelada y Estivella.

Proseguí el recorrido bajando al sur, aprovechando para hacer más cómoda la progresión uno de los varios tubos que surcan la vertiente pues, desde que bajé del cordal de Odén estaba en terreno sin marcar. Pero tampoco es necesaria aquí la senda: el suelo es firme y suave y tenía a la vista los siguientes hitos de la jornada. En el amplio pasillo herboso del Coll de Tancalaporta, me encontré una buena pista. Pero no la tomé sino que, cruzándola, remonté la ladera pedregosa que se alzaba al otro lado, por el lugar que mejor me pareció. Al llegar al crestón que culmina en una anónima cota 2.151, giré a la derecha y...

... lo recorrí al suroeste, llevando a la derecha...

... el barranco que acababa de cruzar bajo el descarnado Vulturó. No dejaban de fascinarme estos contrastes entre aridez y feracidad, típicos de terrenos calizos pero que, en esta montaña, me parecieron especialmente bellos.

Tras esta prominencia, atravesé un nuevo collado, el Port del Comte propiamente dicho. Al otro lado, una subida más prolongada que las anteriores, entre un arbolado denso, pero no tanto que estorbara el paso, me dejó en la culminación del siguiente cerro.

Allí me encontré una curiosa depresión herbosa, dolina fértil al otro lado de la cual se alzaba la cima del Serrat de la Bòfia, que alcancé rodeando el boquete por la izquierda.

Desde este lugar, hay una buena perspectiva de la parte de cresta recorrida hasta el momento.

Continué descendiendo al suroeste, por terreno similar, hasta...

... el Portell de l’Os, donde me encontré con un carril, que tomé a la izquierda (S) para...

... emprender la subida al Puig de les Morreres, segundo pico del macizo y culminación del núcleo sur.

A continuación, las rodadas me condujeron a ascender al suroeste por el lomo, primero suavemente entre árboles dispersos y, luego, por un prado más empinado hasta la cumbre del Puig de les Morreres, ocupada por un gran reflector.

Desde la cima, volviéndome al oeste, pude contemplar el pico Subirá, un monte bonito del que no había oído hablar nunca y que tendré que visitar cuando regrese por esta zona.

Al sur, el terreno caía espectacularmente hacia Sant Llorenç, enmarcado por los Rasos de Peguera y las largas aristas del reborde sur del alto Berguedá.

Proseguí camino al nordeste por la arista, amplia y de escasa pendiente pero que se fue empinando paulatinamente. Cuando la vertiente que llevaba a la derecha me pareció practicable, giré para bajar a la siguiente depresión, que...

... se presenta como un tubo herboso entre laderas pedregosas. Desde su fondo, el Puig de les Morreres aparecía como un airoso aunque modesto pico. Al menos, más altivo que los otros que llevaba vistos.

Una brevísima y suave rampa de hierba y piedras me dejó de nuevo en cresta y, tras pasar por un mirador, continué hasta un ángulo que forma la arista cimera de la montaña: el Cap d'Urdiets, donde acabé el cresteo.

Desde ese punto hay una vista impresionante al este; un horizonte formado por lo más vistoso de este Prepirineo Oriental.

Al otro lado, quedaba todo el cresterío recorrido hasta aquí. Bajo el Pedró dels Quatre Batlles, distinguía el cuenco de la Estivella, donde debía ahora regresar. Para ello, comencé por atravesar la suave pradera que me separaba de la estación superior de un remonte.

Allí, me encontré con un haz de pistas de esquí que descienden en diversas direcciones. Yo tomé la llamada Tub Coma, la más empinada, que se dirige al noroeste. Cuando me encontré con otra pista que la corta, giré a la izquierda (O) pasando a...

... progresar en muy ligera subida a través de la ladera. El entorno resultaba peculiar y, a diferencia de otras instalaciones de este tipo, no era tan desagradable: una cinta de hierba mullida entre dos cerradas hileras de árboles.

En una bifurcación, proseguí por la izquierda (O) manteniendo cota al principio, para, a continuación, emprender la bajada hasta el barranco de Rasa del Sucre. Allí, la pista me hizo girar a la derecha para descender por su fondo hasta una nueva bifurcación, donde giré a la derecha (NO) para retomar la travesía de la ladera.

Terminé llegando a una especie de cruce múltiple, bajo un par de telesillas, donde había una balsa de agua. Tras rodearla, abandoné el lugar por la pista que sale más al fondo a la izquierda (SO). Siguiendo la travesía, llegue a otra estación superior de remontes, donde tomé la pista de la izquierda (NO) y, por ella llegué, a la enésima bifurcación, donde ya había un cartel que indicaba a la Estivella. Siguiéndolo, continué por la izquierda (O), para llegar enseguida a un barranco: el Forat de la Bòfia.

De allí arranca un camino amplio que, a los pocos metros, desembocó en una pista forestal, que tomé a la derecha (N). Por ella, fui atravesando la ladera del macizo,...

... llevando a mi derecha la Sierra del Verd y...

... las verdes laderas de Cap d’Urdiets. Y ése fue el plácido final de la excursión: una suave bajada diagonal entre los pinos y el valle me dejó de vuelta en el aparcamiento de L'Estivella.

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