Cabeza Nevada o Mogota del Cervunal (2.426)

ASCENSIÓN DESDE LA PLATAFORMA DE GREDOS

POR LA TROCHA REAL (INVERNAL)

En el entorno del Circo de Gredos, la Cabeza Nevada es una cima modesta; no es de los picos más altos, carece de aristas afiladas o grandes paredes y es fácil de subir. Pero, como para compensar, desde su cumbre se tienen las vistas más espectaculares del macizo. Su silueta individualizada, que se eleva en el extremo de la cresta que separa los circos de Gredos y Cinco Lagunas, ya anuncia esta circunstancia. Y efectivamente desde su cima se aprecia la estructura del conjunto y se divisan todas las cumbres mayores del macizo.

La ruta es la manera más simple y corta de acceder a esta cumbre. Habitualmente, se sube por el itinerario del lomo oriental, el que aquí está como bajada, para evitar los fáciles pasos en roca de la arista sur. Pero nosotros decidimos incluirlos para añadir cierta emoción y amenidad a la excursión.

Cabeza Nevada sobre la garganta de Gredos, desde Los Barrerones, con algo menos de nieve que este día

SITUACIÓN:

  • Zona: Sector Principal de Gredos (Sistema Central)
  • Unidad: Circos de Gredos
  • Base de partida: Hoyos del Espino (Ávila)

ACCESO: La Plataforma de Gredos está a 12 km de la población abulense de Hoyos del Espino, situada en el sur de la provincia, a orillas del Tormes y frente a la vertiente norte de las crestas más altas de Gredos. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.768 / 2.426
  • Mi tiempo efectivo: 6h05
  • Mi tiempo total: 7h38
  • Dificultades: F+, en las condiciones del día (nieve dura durante todo el recorrido, con hielo en algunos puntos). Tubo de 180 m de desnivel, con pendiente media de 30º y máxima de 35º. En otros varios puntos del recorrido se alcanzan los 30º, tanto en subida como en bajada. Algunos pasos cortos sobre roca, de I grado la mayoría y alguno de II-, sin apenas exposición, en la arista sur.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir de La Plataforma por el camino que va al Refugio Elola por Los Barrerones. Dejarlo al llegar al aliviadero de la Laguna Grande, tomando a la derecha (O) la Trocha Real y seguirla hasta pasar la Pradera del Gargantón e iniciar la subida subsiguiente. Hacia los 2.150 m de altitud, salirse por la derecha (NO) para subir por el tubo que cae del Portillo del Pluviómetro (F). En esa horcada, girar a la derecha (NE) para ganar por la arista la cumbre de Cabeza Nevada (F+).

Bajar por el lomo E hasta un rellano, hacia los 2.200 m, y girar a la derecha (S) para dejarse caer por la ladera hasta encontrar la Trocha Real (F). Tomarla a la izquierda (SE) para regresar a La Plataforma por el itinerario de ida.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Ruta más larga y dura de lo que aparenta, su constante subibaja requiere un esfuerzo físico aún mayor del que señalan desnivel y distancia, que ya de por sí no son escasos. Sin embargo, es una de las ascensiones más fáciles de toda la zona. Aún con nieve, es una actividad al alcance de mucha gente y, a condición de estar en buena forma, creo que es un buen itinerario de iniciación invernal: la pendiente del tubo del Portillo del Pluviómetro es moderada pero se presenta sostenida, salvo en el par de rellanos que lo dividen en tres rampas de 50 m, que incluso ayudan en la subida.

La poca dificultad de la ruta puede evitarse totalmente subiendo y bajando por el itinerario de regreso, que es la opción más habitual; el paso por el Portillo del Pluviómetro no tiene otro propósito que enriquecer el recorrido con alguna perspectiva nueva y darle un poquito de emoción. Sin nieve, el tubo es un pedregal inmundo y, en ese caso, es mejor seguir por la Trocha Real y tomar la cresta en la Portilla del Rey.

En comparación con las vías a Cabeza Nevada que parten de Navalperal, las más usadas hoy día, el nivel de exigencia física o dificultad es similar aunque se materializan de forma diferente. Pero veo esta opción ventajosa porque visita el Circo de Gredos.

Por último, hay un considerable segmento recto al regreso, entre la Pradera del Gargantón y el rodeo del Cerro Negro: se agotaron las pilas del GPS y tardé en darme cuenta. Pero no debería de haber problema, pues ese trecho es por senda y, siendo al volver, siempre contaremos, como mínimo, con nuestras propias huellas.

RELATO GRÁFICO:

El camino empedrado que sale del fondo de La Plataforma hacia el Circo de Gredos era una pista de hielo, así que salimos con los crampones ya puestos y, excepto por el brevísimo tramo en rocas de la arista cimera, los conservamos durante toda la jornada. Y es que, pese al magnífico día de invierno castellano, con el cielo limpio y ausencia de viento, y a que el sol hacía ya brillar la nieve en las crestas, hacía un frío glacial en las umbrías y la helada nocturna debió de ser severa.

Fue un alivio alcanzar el Prado de las Pozas, donde salimos por fin al sol y se alzó ante nuestros ojos el Morezón que, aunque es la más humilde de sus cimas, alegra la vista como anuncio del circo. A la entrada del llano, atendiendo a un cartel, continuamos recto (O) en un cruce antes de atravesarlo siguiendo las estacas que marcan el trazado del camino, oculto bajo la nieve.

Al cabo de poco tiempo de ganar altura por su suave rampa, fue desvelándose al este, a nuestra espalda, la Mira, primera de las cumbres ilustres que íbamos a contemplar.

Caminando sobre una capa crujiente y regular, entre las lomas blancas donde jugaban el fulgor de la nieve y...

... los apagados colores de la meseta, fuimos ascendiendo suavemente hasta Los Barrerones y,...

... tras doblar horizontalmente el lomo, se fueron descubriendo ante nosotros las cumbres mayores de Gredos: Almanzor, La Galana y Cabeza Nevada.

Al entrar en la vertiente del circo, pudimos ver toda la cara oriental la cumbre de la jornada, desde su base a la cima, y reconocimos la segunda parte de la ruta, desde la Pradera del Gargantón al Portillo del Pluviómetro, incluyendo el tubo de acceso. La cresta de ahí a la cumbre parece suave pero el color oscuro de la roca la anuncia agreste. Por último, también vimos el amplio y suave lomo este por donde bajaríamos.

Al sur, los famosos cuchillares entre el Morezón y el Almanzor nos marcaban el camino, por si éste no fuera claro pues, aunque la senda era invisible,...

... una huella bien marcada señalaba su trazado, en suave descenso, a través de la cara oeste del Morezón, donde la sombra refrescó el ambiente y nos hizo acelerar para dejar atrás el frío.

Llegando a la Laguna Grande y tras una cuesta algo más intensa, nos encontramos ante una bifurcación con cartel indicador. Siguiendo la dirección a “Cinco Lagunas”, tomamos la senda de la derecha (O), conocida como Trocha Real.

Al poco, cruzamos el torrente que baja de la laguna por un paso acondicionado de piedras y emprendimos el ascenso de la suave ladera que se extiende al otro lado, bajo el Cerro de los Huertos y el Risco Negro. La senda rodea este último por su base para pasar al Gargantón.

Al ganar altura, volviendo la vista, podíamos contemplar la cara oeste, la más agreste del Morezón; un oscuro paredón cortado por estrechos corredores de aspecto vertical... ¿quién dijo que ése era un pico soso?

También, pese a la suavidad de la subida, comenzamos a sentir el calor del sol, reconcentrado por la ausencia de viento y el reflejo de la nieve. Acabamos de manga corta y así seguimos incluso en la bajada subsiguiente. Ésta fue, como toda la ruta, cómoda y rápida, por una nieve consistente en que los crampones se clavaban sin esfuerzo pero apenas se hundían los pies.

Así llegamos a la Pradera del Gargantón, amplio llano que forma dicho barranco entre el Risco Negro y la Cabeza Nevada. Tras cruzar el torrente, que abría un profundo surco en la nieve, atravesamos la blanca planicie para comenzar el ascenso final a la cumbre. Si bien no seguíamos el trazado de la senda, invisible, aprovechamos las mismas terrazas por donde ésta trepa a la cuerda, comenzando por una diagonal a la derecha, seguida de otra a la izquierda.

Mientras iba quedando abajo el llano de donde habíamos partido, se nos fue descubriendo...

... a la izquierda la impresionante cuenca superior del Gargantón, dominada algunos de los riscos más impresionantes de este enclave alpino: Risco Moreno, el Ameal de Pablo y el Canchal de la Galana.

Por entonces, me fijé en los peculiares dibujos que, en la ladera de enfrente, el efecto del desprendimiento irregular de la capa superficial de nieve, que dejó un caprichoso relieve.

La pendiente se atenúa para atravesar la ladera, perdiendo la senda incluso unos metros de altura, y cruzar el diedro que forman las aristas este y sur antes de emprender la subida a la Portilla del Rey. Vimos entonces sobre nosotros el Portillo del Pluviómetro y, a la izquierda del mismo, un risco que lo separa de otra horcada. Desde una cubeta, suben sendos tubos divergentes a ambos collados y, por lógica, iríamos por la derecha (NO).

Sus primeros 50 metros son una amplia rampa regular en que la pendiente se mantiene en torno a 30º, al cabo de los cuales...

... alcanzamos un rellano. A partir de ahí, la nieve volvió a empinarse hasta...

... adquirir la misma pendiente durante otros 50 metros, al cabo de los cuales, nuevo rellano y nueva rampa de la misma longitud e inclinación. Sólo en los metros finales se alcanzaron y, posiblemente, se superaron los 35º. 

Al llegar al Portillo del Pluviómetro, apareció al otro lado la cresta que cierra al oeste el vecino Circo de las Cinco Lagunas, cuya superficie helada era invisible desde aquí. Tras tomar resuello pues, si el tubo no es muy fiero, nos había pillado ya con bastante desnivel en las piernas, giramos a la derecha (NE) para acometer los últimos 100 m.

Primeramente, superamos un corto lomo de nieve dura, en lo alto del cual hubimos de quitarnos los crampones, pues vino a continuación una arista de bloques bastante tendida pero que va presentando...

... resaltes de pocos metros, entre I grado y II-. En realidad, se pueden soslayar todos ellos pero, sin crampones como íbamos, preferimos no exponernos a pisar la nieve helada que cubría la loma fuera de los bloques.

Hacia los 2.400, alcanzamos una antecima, a partir la cual el terreno se tiende y ensancha hasta convertirse en un suave lomo, por el que caminamos hasta la redondeada cima de la Cabeza Nevada.

Desde esa ancha culminación, lo primero que nos llamó la atención, fue la hermosa vista de la cadena azulada de los Montes de Toledo, volando sobre la bruma, que asomaba entre el Morezón y las agujas del Cuchillar de Cerraíllos. Girando a la derecha,...

... al sur, el panorama era apabullante, con el Almanzor y la Galana exhibiendo sus agudas siluetas entre una corte de satélites.

Al oeste, por encima del Picurucho y el Meapoco, asomaban el núcleo de la Covacha y la Sierra de Candelario. Siguiendo con el giro a la derecha, llegamos al...

... adusto páramo castellano, que...

... se eleva en las Parameras al nordeste. Más allá, se distinguían incluso las nieves del Guadarrama.

Por último, al este se elevaba la Mira, enmarcada por las sierras del Cabezo y el Torozo y el cabezo del Cervunal.

Al cabo de media hora, emprendimos el regreso, precisamente en esa dirección, descendiendo por la amplia loma oriental, bastante empinada en su inicio, pero carente de obstáculos. A la izquierda llevábamos ahora...

... la Hoya Nevada, que baja hacia la Garganta de Gredos y merece la pena acercarse a ese lado para contemplar...

... la pequeña cara nordeste de Cabeza Nevada.

Hacia los 2.200 m de altitud, la pendiente disminuyó en un rellano y nosotros giramos a la derecha (S) para bajar directamente por la ladera, buscando la traza de la Trocha Real. Cuando la encontramos, la tomamos a la izquierda (SE) y volvimos a la Pradera del Gargantón.

No teníamos más que seguir el itinerario de ida, rodeando el Risco Negro para volver al desagüe de la Laguna Grande y tomar...

... el camino que asciende a los Barrerones. Aunque esta subida es corta y gradual y las condiciones de la nieve seguían siendo excelentes, pese al calor, de nuevo sufrí en ella; no acabo de acostumbrarme a estas “propinas” cuando ya llevo un rato de descenso.

Desde el alto, nos despedimos de Cabeza Nevada y del resto de cumbres del Circo antes de cambiar ese decorado por...

... el menos espectacular pero no menos hermoso de La Mira y emprender el suave descenso hacia La Plataforma.

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