Cerrón (2.196)

ASCENSIÓN DESDE EL HAYEDO DE MONTEJO

RECORRIDO DE CRESTAS EN TORNO AL RÍO DEL ERMITO

El Macizo de Ayllón, que se extiende entre las provincias de Madrid, Guadalajara y Segovia, está formado por un conjunto de sierras dispuestas en forma de peine. El Cerrón es su segunda cumbre más alta; se eleva en medio de la “púa” central, corazón del conjunto y es, en mi modesta opinión, su montaña más atractiva. Altivo pero de relieve suave, como todos los de la zona, este pico yergue su alargada cresta sobre profundos valles cubiertos de roble, pino y matorral.

Esta ruta, al recorrer la Loma Mediana, que se alza frente a la cuerda en que se yergue el Cerrón, permite contemplar largamente la cumbre, además de visitarla.

La Loma Mediana, cruzada delante del Cerrón

SITUACIÓN:

  • Zona: Macizo de Ayllón (Sistema Central)
  • Unidad: Sierra de Ayllón
  • Base de partida: Montejo de la Sierra (Madrid)

ACCESO: El Hayedo de Montejo es un bosquecillo de dicha especie situado a orillas del alto Jarama, que hace en ese tramo de límite entre las provincias de Madrid y Guadalajara. Se incluye en el término municipal  de Montejo de la Sierra y a unos siete kilómetros del pueblo. Es un lugar bien conocido por el turismo; tanto, que hay que reservar la visita con bastante tiempo de antelación. Aunque su atractivo no es botánico sino geográfico: como hayedo no es gran cosa, pero es uno de los más meridionales de Europa. Pero, para aparcar en su puerta no hay que reservar, aunque conviene llegar temprano en los fines de semana de buen tiempo. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen hasta allí en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.253 / 2.199
  • Mi tiempo efectivo: 5h51
  • Mi tiempo total: 6h58
  • Dificultades: Ninguna, en las condiciones del día (buen espesor de nieve consistente por encima de la cota 2.000). Itinerario por caminos o terreno cómodo, pero incluyendo un largo tramo nevado con pendientes suaves y sin pasajes expuestos.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir de la puerta del Hayedo de Montejo por la pista que remonta el Jarama. Al ir a doblar la Loma Mediana, tomar una senda marcada como GR que sale a la derecha (N) y la recorre por la cuerda hasta el Reajo del Puerto, ya en el cordal principal. Girar a la derecha (NE) y seguirlo hasta Los Picachos. Dejarse caer entonces a la derecha (SE) y atravesar en diagonal la ladera hasta el collado de la Majada de los Carneros. Tomar a la derecha (S) la Loma del Agua Fría y seguirla, rodeando por el este un alto, hasta la cumbre del Cerrón.

Bajar al S por la cresta o su flanco oriental hasta el Collado de Ortigosa y tomar allí a la izquierda (S) la pista que flanquea por el oeste el Picaño y va hacia el Collado de la Calahorra. Antes de alcanzarlo, a la altura de unos grandes hitos sobre la cresta, dejar el carril por la derecha (SO), trasponerla y buscar el arranque de un camino que desciende por la Loma de Ravinate. Más abajo, éste pasa a la vertiente del arroyo homónimo, lo cruza y continúa por las laderas del Saltadero hasta el Camino del Ermito. Tomarlo a la izquierda (SE) para regresar al Hayedo de Montejo.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Esta caminata tiene una longitud considerable, pero, al transcurrir por terreno tan cómodo, sin pendientes demasiado fuertes ni pasajes expuestos, carece de dificultad y está al alcance de cualquier excursionista dispuesto a afrontar el esfuerzo. Tampoco la orientación es un problema, pues, cuando no hay camino, la dirección a seguir es siempre obvia. Por otro lado, se trata de una bonita alternativa a las rutas normales, más solitaria y panorámica.

RELATO GRÁFICO:

La pista que remonta el alto valle del Jarama sale de la carretera que pasa ante la puerta del Hayedo de Montejo, más allá del cruce del río y ya en la provincia de Guadalajara. El día estaba soleado pero aún hacía fresco cuando comenzamos a faldear por ella las alturas del Saltadero.

Tras pasar un robledal, al salir de los árboles, llegamos a una bifurcación. Allí cerraremos más tarde el recorrido; de momento, continuamos por la izquierda (N), bajando suavemente hacia la confluencia de los ríos Jarama y Ermito, invisible aún pero señalada por un verde lomo cubierto de pinos que se adelantaba hacia nosotros desde el fondo de crestas nevadas de la divisoria principal de la sierra.

Pronto, apareció sobre nosotros la cumbre del Cerrón asomando entre las copas de los árboles, como una línea de roca suavemente inclinada que separaba las pardas laderas del azul.

Tras cruzar el Río del Ermito, comenzamos de nuevo a ganar altura para salir de su cuenca y, al trasponer la arista de la Loma Mediana, dejamos la pista por la derecha (N) para remontar el espolón siguiendo una senda poco clara, pero señalada por marcas de pintura. Tras el paso inicial por un prado entre corrales ruinosos,...

... entramos en el bosque y la pendiente aumentó, al tiempo que la senda aparecía más marcada. El aire, tibio e inmóvil dentro de la densa arboleda, era un poco agobiante. 

Al salir de nuevo al descubierto, estábamos a bastante altura y, mirando atrás, vimos el corte del Jarama alejarse hacia el Bañaderos y la Sierra de la Puebla.

Después, en la culminación del Cerro de la Tinada, encontramos una minúscula cabaña construida sólo con lajas de piedra, techo incluido. A partir de ahí, se alteraron las pequeñas arboledas y prados y la loma se hizo prácticamente horizontal. Además, en los pocos lugares en que el matorral se cerraba o había algún canchal más o menos escabroso, la senda se hacía más nítida y marcada, facilitando el paso. La remontada de la loma, tan cómoda y gradual, se nos hizo relajada, contemplado el panorama que iba ampliándose con nuestro avance. Si a la izquierda veíamos el masivo Tres Provincias, aún con bastante nieve, al otro lado...

... se elevaba el Cerrón desvelándose desde distintos ángulos. Por otro lado, seguía sin soplar ni pizca de viento y el sol ya pegaba de lo lindo. Pese a ser principios de marzo, echamos de menos la manga corta. También, empezamos a ver la cresta de Ayllón.

Al ganar altitud,...

... la hierba quedó como la única vegetación entre abundantes cantos.

Las vistas eran amplias y hermosas, tanto hacia la vertiente del Jarama como...

... hacia la del Río del Ermito, en la que se fue descubriendo...

... el Pico del Lobo en lo alto del Barranco del Cervunal.

Alcanzamos el cordal principal de Ayllón, y del Sistema Central, en el cónico cerrillo llamado Reajo del Puerto.

Atrás quedaba la Loma Mediana, que veíamos enmarcada por el Santuy y la Loma del Recuenco, contra el fondo de la Sierra del Rincón.

También había una excelente perspectiva de los hoyos abiertos bajo el pico del Tres Provincias. Los dos de la vertiente oeste, los conozco; el de la norte, habrá que visitarlo cuando tenga algo más de nieve.

Pero esperaba el Cerrón y, para continuar hacia él, tomamos...

... la cuerda a la derecha (NE), más estrecha y movida, aunque sin dificultad.

Seguíamos, de hecho, un trazo de senda, pero...

... en el Collado de la Chana, al pie de una subida empinada, el camino giró a la izquierda para bajar hacia Riaza y nosotros seguimos recto (NE) por la divisoria. Al principio, caminábamos por el lomo herboso si más pero, poco a poco, nos dimos cuenta de que seguíamos una traza más tenue.

La pendiente cedió en un hombro donde la cresta gira para tomar dirección oeste antes de volver a empinarse. Alcanzamos allí la cota 2.000 y la nieve continua. Al habernos desplazado al norte, pudimos examinar mejor el cóncavo noreste del Tres Provincias, que ahora parecía realmente interesante: una desgarradura cónica en la ladera, cortada por canchos entre los que la nieve marcaba cortos corredores.

A la izquierda, era visible el Guadarrama, asomando por encima de las Cebolleras, con la Cuerda Larga y el cordal de Peñalara a Somosierra desplegados.

Siguiendo el giro, el Cerrón dominaba el Río del Ermito, con la Sierra del Rincón al fondo.

Al otro lado, la llanura, cobre la que parecían flotar las nieves del Urbión y, más a la derecha,...

... la Buitrera asomaba más allá del frente septentrional de la sierra.

Cuerda adelante, la pendiente disminuyó al llegar a Los Picachos, cresta suavemente ondulada en varias prominencias, desde la que...

... el Cerrón tenía un aspecto magnífico.

Podíamos haber seguido cresteando para tomar la Loma del Agua Fría en el pico del Cervunal. Pero no merece la pena. En lugar de eso, giramos a la derecha para recorrer su ladera suroeste,...

... descendiendo muy gradualmente a lo largo del amplio y suave cuenco hasta salir al...

... collado de la Majada de los Carneros, abierto al pie del picacho homónimo en la cuerda que conduce al Cerrón. Tampoco nos molestamos en ascender a este otro secundario, sino que tomamos un camino que cruza la horcada y lo flanquea por la izquierda, pasando...

... sobre un barranco, al fondo del cual se nos mostró el dosmil de Ayllón que nos quedaba por ver: la Cebosa.

Tras el rodeo, el camino cruza la cuerda y lo dejamos para subir recto (SE) por el amplio y suave lomo, hasta la cima del Cerrón. Lo primero en este lugar es volverse para contemplar el cercano Pico del Lobo. Y si esa vista cercana impresiona, al oeste...

... se divisaban las crestas guadarrameñas abrazando el Valle de Lozoya. Girando a la derecha, nos encuentran con...

... la Cuerda de las Cebolleras y la Loma Mediana, por donde habíamos venido.

Al noreste encontramos la sombra blanca del Moncayo, muy muy lejos en el horizonte, por encima la rocosa Loma del Rocín.

Y, por fin, al este, los confines del Sistema Central: el Alto Rey y el Ocejón.

Al sur, la Sierra del Rincón se desplegaba más allá del Santuy y la cuerda al sur del Cerrón. Por allí bajaríamos al cabo de un buen rato en cumbre, empujados sobre todo por el calor que empezaba a apretar: ya no nos quedaba brazo para remangarnos más y el calor nos agobiaba. El principio de la bajada es ancho y suave; cuando la arista se agudizó y tornó pedregosa e incómoda, nos dejamos caer a la izquierda (S) por...

... una pendiente nevada. Nos deslizamos, evitando algunas zonas en que afloraba el matorral, hasta un camino claramente dibujado por la nieve. Tomándolo al sur, nos llevó a cruzar...

... por el Collado de Ortigosa a la vertiente oeste. Por ese lado, flanqueamos el Picaño.

Más adelante, el carril sale de nuevo a la cuerda en el Collado de la Calahorra, al pie del Santuy, para bajar luego hacia Bocígano o el Cardoso.

Pero nosotros debíamos volver al Río del Ermito. Mirando a nuestra derecha, pudimos ver una loma bien definida que cae hacia ese lado: es la del Ravinate y ese sería nuestro camino.

Para llegar a ella, dejamos la pista a la altura de un par de grandes hitos situados sobre la divisoria, que  llevábamos cerca a la derecha (SO). Desde la arista, nos asomamos al otro lado y...

... encontramos el arranque de un empinado carril, irregular y pedregoso, que desciende por lo alto de la Loma del Ravinate hacia el fondo del valle.

A nuestra izquierda, el saltadero enmarcaba bellamente la Peña de la Cabra, asomada sobre la cuerda que va del Porrejón a la peña del Águila.

Tras una bajada rauda, aunque algo incómoda, la pendiente disminuyó y el carril mejoró, al tiempo que entraba en el barranco de la izquierda y comenzaba a atravesarlo hacia la vertiente opuesta. Allí, bajo el Saltadero, nos encontramos una bifurcación y tomamos el ramal derecho (SO) para continuar el suave descenso diagonal desde el que, mirando a la derecha, veíamos...

... el Río del Ermito separando no sólo las lomas Mediana y del Agua Fría, sino también el pinar del robledal.

Levantando la vista, aún pudimos contemplar por un rato la cumbre del Cerrón, la cual quedaría definitivamente oculta al...

... doblar un lomo y llegar a otro cruce, donde proseguimos por la izquierda (S). Luego vino otra bifurcación, donde tomamos por la derecha (SO) e, inmediatamente, salimos al Camino del Ermito. Estábamos en aquel primer cruce de la excursión y, saliendo del mismo por la izquierda (SE), retornamos al punto de partida junto al Hayedo de Montejo.

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