Le Lurien (2.826)

ASCENSIÓN DESDE PONT DE CAMPS

VALLE Y BRECHA DE GABARDÈRES

El Lurien es una elegante montaña que domina la vertiente oriental del alto Valle de Ossau, separándolo de la cuenca del Lago de Artouste. Este pequeño macizo, caracterizado por una hermosa mezcla de hierba y roca en las laderas, que se extiende bajo unas crestas afiladas, está culminado por una altiva pirámide rocosa de fuerte carácter. Todo esto en medio del típico entorno del Pirineo Atlántico: bosques sombríos y prados brillantes bajo el roquedo vertiginoso, todo ello salpicado por el azul profundo de los ibones, muy abundantes. Y, pese a todos esos atractivos, esta cumbre ha quedado un poco eclipsada por sus vecinos; claro que éstos son picos como el Balaitús o el Midi d’Ossau.

La ruta se desarrolla a lo largo del Valle de Gabardère, abandonándolo cerca de su culminación para alcanzar la brecha homónima y alcanzar la cumbre siguiendo el cordal. La bajada se inicia por la ruta normal del valle de Lurien, que corre al noroeste del pico, dejándolo a media altura para trasponer la Cresta de Coste Camps y volver a la vertiente de subida.

El Lurien visto desde el norte, desde la vecina Cresta de Quintétes

SITUACIÓN:

  • Zona: Bearn (Pirineos)
  • Unidad: Macizo del Lurien
  • Base de partida: Pont de Camps (Pyrénées-Atlantiques)

ACCESO: La comuna de Pont de Camps está 100 km al norte de Huesca, por Sabiñánigo, Biescas y El Portalet. Unos 500 m antes de llegar al caserío y pasado ya el aparcamiento de Quèbes, sale una pista de tierra a la izquierda y enfrente hay una pequeña explanada de donde parte un camino más borroso, cubierto de hierba. Aquí se inicia la excursión. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.292 / 2.826
  • Mi tiempo efectivo: 7h00
  • Mi tiempo total: 8h29
  • Dificultades: PD-. Pendientes de nieve cercanas a los 45º, incluyendo un corredor de 100 m de desnivel. Un par de cortas trepadas fáciles (I) en roca.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Géoportail. © IGN 2015

LA RUTA: Tomar, en las cercanías de Pont de Camps, el camino que sube a la Cabane de Gabardères por el torrente homónimo. Continuar barranco arriba y, ya en la canal del Pourtaous d'Arrious pero todavía bastante por debajo del collado, tomar a la izquierda (NO) el corredor que alcanza la Brèche de Gabardères (PD-). Bajar por el otro lado para rodear un resalte y, siguiendo la base de la cresta, encaramarse a la misma cuando disminuye la dificultad (I), para continuar por la arista a la izquierda (E) hasta la cumbre de Le Lurien (F).

Descender por la cresta al norte hasta la antecima y girar a la derecha (O), para seguir un trazo en el cascajo de la cara oeste. En el Col de Lurien, tomar a la izquierda (NO) la senda que desciende el valle hasta la Prise d'Eau du Lurien. Buscar allí un rastro borroso que sale al NO y asciende en diagonal la ladera de la Crête de Coste Camps, la cual traspone para pasar a la vertiente de Gabardères. Bajar en diagonal al sur por la ladera hasta el eje del valle. Junto al torrente, girar a la derecha (O) y seguirlo hasta la Cabane de Gabardères, tomando allí la senda que baja a Pont de Camps.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Hermosa ascensión, variada y moderadamente alpina, que requiere saber manejarse con los crampones y el piolet por nieve de mediana pendiente, aunque sin pasajes expuestos. Recomendable sobre todo porque, sin meterse en dificultades serias, permite salirse de la ruta normal y visitar una vertiente más salvaje de esta montaña. Es una lástima que me pillara la niebla al rodear la cresta de Coste Camps, pues intuyo que esa senda es un balcón estupendo sobre el valle de Ossau.

En la canal de acceso a la Brecha de Gabardères, me equivoqué de corredor en un primer intento. Cuando pasé bajo el que debía de haber tomado desde el principio, me pareció muy claro y, como Robert Ollivier dice en su guía que se ve mal y que, para localizarlo, hay que mirar desde el collado, lo descarté. Además vi algo más arriba otro entrante en la pared y pensé que sería ése; así que continué subiendo y me metí por él. Pero, a poco de empezar a remontar ese corredor alto, me encontré con que se trataba de un tubo ciego, dominado por una pared de aspecto imponente y, desde luego, inabordable en solitario. Viendo entonces el error, volví al corredor de abajo, el primero que había visto. Así pues, como resumen, el corredor de la Brecha de Gabardères es el primero que se encuentra a la izquierda; es evidente y se ve de maravilla al subir, diga lo que diga Ollivier. Y, por cierto, calculé con el BaseCamp lo perdido en subir y bajar por el error y está descontado de los tiempos total y en movimiento. También he borrador del track la pifia.

RELATO GRÁFICO:

Poco más arriba de Pont de Camps, en la bajada del Portalet, aparqué el coche donde salen dos caminos de la carretera, uno a cada lado. Comencé a andar por el carril amplio pero borroso, cubierto de hierba, que asciende en suave diagonal por la vertiente oriental del valle.

La mañana se presentaba engañosamente clara y fresca. Si miraba hacia lo alto del valle, podía ver las vertientes de Soques un cielo puro.

Cuando topé con el Arroyo de Gabardères, giré a la derecha (E), remontándolo por su ribera izquierda hacia la cercana linde del boque. A punto de alcanzarla, encontré otro camino que parece ir hacia el torrente y...

... un hito que parecía señalar un hueco entre los árboles. Crucé la senda y...

... me introduje bajo los mismos, encontrando enseguida un camino bien marcado, que asciende en fuerte pendiente.

Al rato, salí del bosque a un amplio prado rodeado de crestas y cruzado por el riachuelo. Allí, el camino se desdibuja entre el alto pasto y hube de poner atención para seguirlo. Es más, creo que lo perdí alguna vez, pero no importa: el terreno es cómodo y basta saber que hay que remontar el barranco por la orilla izquierda.

Esta vertiente se mantenía aún en sombra pero, si me volvía, podía ver sobre los árboles cómo el sol iluminaba ya el Midi d’Ossau y el macizo de Sesques, al otro lado del valle.

Junto a la Cabane de Gabardères, moderna y sin personalidad, asentada en un rellano elevado sobre el cauce, la senda terminó por desaparecer. Continué caminando al oeste, siguiendo la manguera que provee de agua al cobijo y que sigue una terraza adosada a la vertiente izquierda del barranco. Poco después, vi una marca de pintura azul, muy borrosa, sobre una roca. Durante la remontada del valle, y luego al volver de bajada, me encontraría alguna más pero la mayoría deben de haberse perdido.

Sorprendentemente, al llegar a la toma de agua, vi a la derecha (S) un nítido sendero que ascendía en diagonal a la derecha y me devolvió al eje del valle, a la altura de un rellano, y se esfumó tan bruscamente como había aparecido.

Enfrente, por cierto, tenía la ladera meridional de la cresta de Coste Camps, por donde regresaría del valle de Lurien a la bajada. En algún sitio, me pareció distinguir algún rastro pero, desde luego no veía tampoco una senda clara. En todo caso, el terreno no parecía malo y, lo que sí hice, fue tomar nota mental de su aspecto y de algún accidente que me pudiera servir luego de referencia.

Girando a la derecha (SE) retomé la remontada por el eje de un tubo herboso. Al llegar cerca de un risco que presenta un característico resalte extraplomado en su parte alta, dejé la línea de subida que llevaba, girando a la izquierda (NE) para rodearlo.

Pasada su base, volví a girar, esta vez a la derecha (E), y proseguí remontando el valle.

Tras un tramo de menor pendiente, superé un resalte más empinado, evitando por la izquierda unos resaltes. En esta subida, un tanto compleja y sin senda, lo que hay que hacer es ganar altura y buscar los pasos herbosos entre el roquedo.

A mi espalda, la presencia constante del Midi d’Ossau... y las nubes que llegaban. Al menos, aún tardarían un rato.

Alcancé así una especie de portal, sobre el que se extendía un tubo de hierba y nieve, de menor pendiente, dominado por crestas de aspecto más agreste. Remontándolo, alcancé al poco...

... un alto circo, donde el barranco muere al pie de las agudas crestas, cuajadas de agujas, del Pico de Arrious. Uno de esos lugares desolados, habitados por el silencio, que sintetizan en una imagen la alta montaña. Sin llegar al fondo del cóncavo, donde una hendidura en la capa de nieve marcaba la presencia de un invisible ibón, giré a la izquierda (NE) para...

... entrar en la canal del Pourtaous d'Arrious. Pero no por su eje, ocupado por una pedrera fina de aspecto penoso, sino dejando éste a la derecha. Tras superar un resalte por una chimenea inclinada sin dificultad, subí por un lomo de hierba hasta dar con la pared que lo domina, que es un contrafuerte que cae de la arista occidental del Lurien. Giré entonces a la derecha (SE) para,...

... rodeando la roca, entrar en la canal.

Al dar con un nevero no lejos de la pared septentrional, giré para remontarlo. Aunque la nieve no llegaba a estar dura del todo, me puse los crampones para progresar mejor, pues la pendiente se acercó a los 40º durante unos 80 m.

Tras ese tramo inicial, la pendiente de la canal disminuye y nieve y pedrera se alternaban.

Unos cien metros por debajo el collado, que quedaba bastante a la derecha, vi...

... a mi izquierda (NO) un evidente corredor de mediana pendiente, que trepaba hacia una marcada brecha. Aquí vino la confusión pero, como ya está comentado, sigo con la ruta buena y,...

... tras una mirada atrás, me metí por él.

Lo encontré como una rampa de unos 100 m de nieve entre consistente y dura, con una pendiente regular en torno a 40º, que sólo picaba un poco más, quizá superando ligeramente los 45º, en un doble codo hacia la mitad. El ambiente era impresionante tanto si miraba hacia arriba como...

... si volvía la vista hacia las crestas y picos del otro lado de la canal.

La subida fue rápida hasta la estrecha Brèche de Gabardères. A mi izquierda, vi un hito sobre una modesta prominencia que me dominaba por pocos metros y me encaramé a ella. Desde allí se me descubrió la caída de la cresta occidental del Lurien hacia un invisible valle de Ossau, tapado de nubes.

Al otro lado, hacia la cumbre, se elevaba un muro inclinado de placas de esquisto muy cinceladas. Era una tentación pero, como más arriba se veía un resalte de aspecto difícil, preferí seguir lo que indican las guías y perder unos pocos metros por el lado norte de la brecha.

En la base del contrafuerte, doblé a la derecha (E) para,...

... de nuevo caminando por nieve, seguir su borde hasta que el cuerpo del risco formó esquina con la cresta.

Podría haber trepado por el diedro pero, en vez de eso, preferí recorrer hacia la izquierda una característica repisa cubierta de nieve. Al cabo de diez metros, me volví a la derecha y superé gateando (I) por una empinada rampa de roca los 4 ó 5 metros que me separaban de la arista.

Una vez en la cuerda, no tuve más que remontarla caminando hasta la cumbre. Se trata de un ancho y empinado lomo pedregoso que no presenta prácticamente dificultad.

Al ganar algo de altura, pude ver al volverme un corte vertical que presenta el risco sobre la Brecha de Gabardères: hice bien en rodearlo.

Desde la cima de Le Lurien, el panorama debe de ser soberbio a juzgar por lo poco que pude llegar a ver entre las nubes que me rodeaban, sobre todo en el arco sur. En primer lugar, al suroeste se distinguían perfectamente, pese a la distancia, las oscuras torres de Aspe, más allá del Anayet. Girándome hacia la izquierda, podía...

... pasear la vista por las sierras de la Partacúa y Collarada.

Pero el plato fuerte estaba al sureste: el Palas sobre el Lago de Artouste; detrás, el Balaitús, las Frondellas y las montañas de Panticosa.

Como venían las nubes subiendo, no me entretuve demasiado en la cumbre y...

... pronto me encaminé al valle de Lurien para el descenso. Pero no directamente.

Comencé siguiendo la arista norte, que se perdía en la niebla. Pero ahora estaba en una ruta normal, y bastante transitada en verano: un nítido sendero la recorría. Al llegar a una antecima, desde donde...

... se veía así la arista de la Brecha de Gabardères,...

... giré con la senda a la izquierda (O) y pasé a deslizarme por una zona de cascajo muy suelto.

Habría perdido unos 150 m cuando...

... llegué a la nieve: una ancha pala...

... de pendiente suave y regular me facilitó aún más el descenso.

Las nubes iban y venían, restando perspectiva pero adornando el paisaje.

A la altura del Col de Lurien, tomé el camino que, a la izquierda (NO) desciende el valle.

Me volví para despedirme de la cumbre, pero ésta es invisible desde aquí. Lo que sí me llamó la atención fue el tubo que se abre al otro lado del lomo que había ido siguiendo: podría ser una alternativa fácil.

Siguiendo la senda, pasé por el Lago de Lurien, que rodeé por la derecha, y luego, tras un paso estrecho, por el estanque anónimo de más abajo.

Para entonces, estaba totalmente envuelto en niebla densa.

Poco después, llegué a la Prise d'Eau du Lurien, junto a la que hay una cabaña de gran tamaño. Aquí, dejé el camino principal por la izquierda (O), buscando...

... una senda que debía remontar en diagonal la ladera de Costa Camps, a la espalda del edificio. No vi su salida, pero, en la parte alta un nevero próximo, el borde de unos trozos de hierba sobresalientes podrían marcar un trazo de senda... ¡lo eran!

Después, se marcaba en la hierba un rastro sutil pero que, con atención, se puede seguir. Por desgracia, al cruzar el siguiente nevero, más ancho, perdí la traza de nuevo y fui incapaz de encontrar su continuación al otro lado.

Como había ganado altura al pasar la nieve, bajé por la hierba hasta dar con lo que parecía un trazo. Lo tomé a la izquierda (NO) y no tardó en aclararse y despejar las dudas.

La progresión fue, a partir de entonces cómoda e indudable. La pena era caminar envuelto por la niebla por una ladera alta y despejada que, a buen seguro, debe de ser un magnífico balcón sobre el Ossau. Especialmente al doblar la Crête de Coste Camps, para pasar del valle de Lurien al de Gabardères.

Al otro lado de la arista, la senda se difuminó hasta perderse en la hierba. Pero la referencia estaba clara: bajar en diagonal a la izquierda, hacia el eje del barranco.

Con frecuencia se dibujaban en el verde trazos clarísimos, que se perdían al poco. Y, al rato, volví a ver una de aquellas marcas azules de la mañana, con lo que supe que estaba llegando al torrente.

Efectivamente, al poco y cuando más densa estaba la niebla, me topé no sólo con el agua sino con una manguera: la toma de aguas de la cabaña. Tomándola como guía, giré a la derecha (O) y, caminando junto ella, no tardé en llegar a...

... la Cabane de Gabardères. Había cerrado la ruta y, además, a partir de ahí, el camino está ya bien marcado.

Ya sólo me quedó retornando a Pont de Camps por el camino de subida. Volviéndome de vez en cuando para despedirme de la montaña antes de...

... entrar en el bosque, donde volvió a espesar la niebla.

Pero no estuvo mal como epílogo: siempre me ha gustado el aspecto fantasmal de los árboles recortados contra el vapor.

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