Pic d'Estos ou d'Arrouyette (2.803)

ASCENSIÓN DESDE EL COL D’AZET

CRESTA DE SARROUYES

El Pic d’Arrouyette o d’Estos se encuentra íntegramente en Francia, constituyendo el extremo noreste del Macizo de Culfreda. Se trata de una pirámide verde y gris, cuya cara sur es un tremendo frontón erguido sobre el Valle de la Pez: el desnivel desde Pont du Prat a la cumbre es de 1.600 m, lo que provoca que las vistas hacia el arco formado por Gourgs Blancs, Bachimala y Culfreda sean de las más aéreas de la cordillera. Por el contrario, la vertiente norte, la que se recorre en esta ascensión, es más bien suave y se presenta como una ondulada sucesión de barrancos y lomas empradizados; sólo en el rocoso tramo de cresta al sur del Bassias se vuelve el terreno bravío y afilado, en fuerte contraste con su entorno.

La ruta une el Col d’Azet y la cumbre por el cordal, incluyendo el quebrado tramo rocoso al sur del Pic de Bassias. Para el regreso, escogí la ruta normal, que sigue el curso del Barranco de Sarrouyes.

Visto desde el Pic de Bassias, el d’Arrouyette se eleva al otro lado del segmento rocoso de la cresta de Sarrouyes

SITUACIÓN:

  • Zona: Alto Sobrarbe (Pirineos)
  • Unidad: Macizo de Culfreda
  • Base de partida: Col d'Azet (Hautes-Pyrénées)

ACCESO: El Col d’Azet está 170 km al NE de Huesca, por Sabiñánigo, Ainsa, Aragnouet y Saint-Lary. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.582 / 2.803
  • Mi tiempo efectivo: 6h40
  • Mi tiempo total: 8h45
  • Dificultades: PD+. Más de una hora encadenando pasos cortos de hasta II+ grado, la mayoría con gran exposición, en una cresta aérea y descompuesta.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: En el Col d'Azet, tomar la pista que va al SO hasta el Col de Couret. A partir de ahí, remontar las pistas de esquí aprovechando carriles de servicio, hasta lo alto del Téléski d'Ardounes. Seguir por la cresta al SE, llegando sin dificultad al Pic de Bassias. A continuación, la arista presenta dificultades moderadas (II+), con pequeñas subidas y bajadas pero sin ganar altitud, hasta el Col Bassias (PD+). A partir de ahí, una subida medianamente empinada por un lomo amplio y carente de obstáculos conduce a la cima del Pic d'Arrouyette.

Bajar por el lomo oriental y, cuando éste se abre en una pedregosa ladera, continuar hacia los Lacs des Miares. Rodearlos por la derecha y seguir el torrente que los desagüe hasta una cabaña de pastores y tomar allí un camino que desciende el valle. Tras dejar de lado el Lac de Sarrouyes y cruzar el riachuelo las senda remonta la ladera oriental hasta la cresta, que alcanza precisamente en la estación superior del Téléski d'Ardounes, de donde se regresa al Col d'Azet deshaciendo el camino de ida.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Bonita ascensión a un pico poco conocido, de bellas laderas y vistas amplias. La travesía de la cresta entre el Bassias y el Arrouyette queda reservada a montañeros diestros en la pequeña escalada y seguros en pasos aéreos. Tomé la idea de recorrerla Philippe Queinnec (creo que fuera de él es inédita), el cual registra un paso de III; creo saber cuál es y lo evité con una pequeña travesía por el lado derecho (II). El resto, no pasa de ese grado. Y, respecto al esfuerzo físico, puede calificarse de medio y, en general, el desnivel es llevadero.

La verdad es que no estoy muy seguro de que merezca la pena pasar esa arista. La cresta empezó divirtiéndome pero, con unas perspectivas que cambian poco; mucho subibaja sin ganancia de altitud, y con la roca muy poco fiable, acabó por hacerse larga. Por otro lado, tampoco es que sea una hazaña deportiva. En suma, que ahora escogería otra opción, evitando la cresta. Lo más natural sería tomar en el primer paso por el telesquí el camino que baja al valle de Sarrouyes, remontarlo un trecho y ganar sin dificultad el collado norte por su vaguada, siendo el resto de la ruta igual. Con ello, disminuye la dificultad hasta quedar casi anulada. Por otro lado, se pierde el paso por el Bassias, pero ese puede dejarse para otra ocasión.

Partí del propio Col d’Azet no sabiendo que en el de Couret hay también espacio para aparcar y es además mejor. Llegando con el coche hasta éste, apenas se ahorran diez minutos que no aportan nada a la excursión.

RELATO GRÁFICO:

Al llegar al Col d'Azet, lo primero que sorprende es el descubrimiento del Pico Hourgade más allá de los prados de Val Louron, dorados por el sol matinal.

Claro que, mirando al otro lado al bajar del coche, la visión del Arbizon sobre la niebla que llenaba el Valle de Aure era igualmente fascinante.

Comencé a caminar, bajo un cielo recién lavado tras las tormentas de la tarde anterior, por una pista de grava que sale al suroeste, hacia las montañas de la cadena axial. Rodeé casi en horizontal un cerrillo para salir, al otro lado, al...

... Col de Couret, donde muere el carril en una amplia explanada, muy adecuada para aparcar. Frente a mí, todo suavidad, un cóncavo herboso se abría bajo lomas onduladas. Tomé un carril que arrancaba de la explanada y por él atravesé el tubo y superé la ladera por el lomo de la izquierda.

Por este terreno cómodo y moderadamente empinado, pronto estuve por encima del Col d’Azet y descubrí el Tuc de Labatiadère, verdísimo monte achaparrado que se eleva al otro lado del mismo. Más allá, un mar de nubes se extendía hasta el horizonte.

Más arriba, cambié a la vertiente oriental del monte, donde destacaba un bonito conjunto de canchos de roca clara en medio del mar de hierba. Como castellano, me fascina ver pastos tan frescos tan arriba. Ya se explica el aspecto satisfecho de las vacas que andaban por allí.

Siguiendo el carril, entré en la cuenca y luego giré a la derecha, ascendiendo hacia un collado en la loma, por donde asomaba una cima gris: el Pic de Sarrouyes, que sería una presencia constante de ahí al final de la jornada.

El camino me llevó a trasponer la loma para entrar en la ladera oeste del Tuc d’Ardounes, la cual remonté junto al telesquí al que da nombre. Sobre el horizonte de esa verde rampa, asomaban las cimas de dos nuevos picos junto al Sarrouyes: Parraouis y, por fin, el propio Arrouyette.

Por cierto, que este aspecto presentaba la cresta de Gourgs Blancs, vislumbrada al sureste.

Al descrestar, descubrí el valle de Sarrouyes, dominado por el pico homónimo y con la cumbre del día a la izquierda. Por ahí bajaría más tarde y, de las dos sendas que salen del rellano en la loma donde estaba, dejé de lado la que desciende a la derecha y tomé el ramal izquierdo (SE),...

... menos marcado, que va por la cuerda. La pendiente era suave y continua y, la progresión, cómoda. Rodeé una primera prominencia por la derecha y,...

... al volver a la cresta, me encontré ante un cartel. Siguiendo sus indicaciones, continué por lo alto hacia el anchísimo Cap de Toudous. Al pie del mismo, la senda se desviaba a la izquierda y la dejé, continuando lomo arriba, por una pendiente ya algo más recia pero aún suave.

Mirando atrás desde esta modesta prominencia, podía ver la cresta recorrida y, más abajo a la derecha, el Col d’Azet. También observé que las nubes iban desplazándose desde el norte, llenando los valles que me separaban del macizo de Néouvielle y empezando a entrar en el de Sarrouyes.

Al otro lado, me esperaban el Bassias y el Arrouyette, entre los que podía ya distinguir parte de la cresta intermedia.

Me llamó la atención al nordeste un pequeño macizo alomado y extenso, todo suavidad y verdor. Su pico más característico se llama Montious y pensé que, alguna vez, tengo que visitar ese Pirineo amable, tan diferente de lo que tenía delante.

A partir del Toudous y hasta el Bassias, volví a disponer de trazo, aunque la verdad es que no resulta necesario en este lomo tan amplio y regular. Tanto la bajada al collado intermedio como...

... la subida posterior, pese a algunos peñascos y lajas, fue cómoda.

Justo antes de alcanzar el Pic de Bassias, la perspectiva me permitió apreciar mejor la cresta que me esperaba: una sucesión de prominencias de hierba y roca, de aspecto fácil, precedían a un gran risco de flancos lisos y verticales, que parecía ser su punta más alta.

El Bassias tiene una doble culminación, con una punta desplazada al este de donde marca el mapa la cota. Ya me lo pareció a vista pero comprobé con el GPS que la oriental es un par de metros más alta, luego es la verdadera cima. Además, la visita a la misma...

... me permitió echar una ojeada al otro flanco de la cresta, comprobando que ésta cuenta con al menos dos puntas más tras la más alta y abrupta. El aspecto seguía siendo de dificultad baja o moderada pero muy aérea y movida.

Además, miré al este. Pese a la distancia, reconocí una silueta conocida al contraluz: el Maubèrme, alineado con el Montlude.

Al otro lado del valle de Louron, los abismos que se desplomaban desde el Hourgade aparecían tremendos.

Al sur, el Arrouyette también se mostraba como una gran montaña, aunque más apacible.

Por su situación desplazada de la cuerda, también es éste un buen lugar para contemplar la cuerda ya recorrida. Y, sobre la misma, el macizo de Néouvielle, desde el pico que le da nombre al Arbizon.

Para continuar, regresé al punto que el mapa da como cima y, sobrepasándolo, en la siguiente horcada, bajé a la izquierda por...

... una canal empinadísima de piedra suelta. El paso no tiene dificultad pero me lo tomé con cuidado, pues el terreno era traicionero. Tras perder unos 50 m, me encontré...

... en una repisa de hierba al pie del flanco rocoso de la cresta, la cual recorrí a la izquierda hasta alcanzar una brecha. Una vez en la arista, rodeé por la derecha una primera prominencia y trepé a otra algo mayor, usando las manos (I) por primera vez en el día.

Desde la horcada subsiguiente, remonté una empinada pendiente herbosa hasta dar con el cancho puntiagudo y vertical que la corona. Lo rodeé por la derecha, aprovechando una breve repisa de roca, de la que destrepé un par de metros para situarme en la base de...

... un diedro vertical de unos 10 m, con muy buenos y abundantes apoyos (II-). Una vez en lo alto del risco,...

... miré atrás y vi que quizá hubiera sido mejor bajar por el contrafuerte de la falsa cima del Bassias, que por la canal por donde lo hice. Pero no puedo asegurarlo.

Ahora estaba ante otra brecha, profunda y con la entrada bastante vertical, primero roca con pequeños agarres y luego hierba con los típicos escaloncitos (II+).

Tras el destrepe, subí caminando por un lomo herboso hasta el gran cancho que forma la punta más alta y llamativa de la cresta y cuyo acceso final resultó sorprendentemente fácil.

Desde allí, el aspecto del Bassias era impresionante y, además, podía comprobar que la punta oriental es más alta.

La culminación de la cresta es una cuchilla de roca podrida, extremadamente afilada y formada por una sucesión de cantos puntiagudos (II+). La pasé alternando el gateo por el filo con bavaresas por uno u otro lado, según me iba pareciendo.

La última punta presentaba un resalte vertical, de roca más firme pero con escasos apoyos. Debe de ser el paso que habla Queinnec califica de III. Yo creo que lo hice menos difícil, avanzando un par de metros por el lado derecho, en...

... una travesía expuesta pero poco difícil (II), y recuperando a continuación la arista superando un pequeño escalón.

Tras cabalgar otro tramo de arista más o menos horizontal, me encontré ante un corte vertical. Lo resolví bajando a la derecha...

... unos cuatro metros, por una placa de roca inclinada (I), hasta una repisa herbosa. De allí salí a la izquierda, aprovechando para atravesar el cancho una fisura horizontal donde crecían unos arbustos (II+). El paso, dificultad y exposición aparte, se me hizo incómodo ya que el matorral me arañaba manos y brazos.

Tras el mismo, continué perdiendo altura hacia una nueva horcada por el flanco derecho de la arista, atravesando....

... la empinada vertiente herbosa. Acometí la subida a la siguiente prominencia, primero por un lomo de hierba y luego por roca.

Un par de metros antes de culminar, me desvié a la izquierda por una repisa estrecha pero cómoda (I), por la que llegué a...

... la siguiente horcada, que es ancha, afilada y horizontal. Al otro lado, la última punta de la cresta. Me acerqué a su base y...

... trepé a lo alto de la misma por una chimenea de unos 12 m del lado derecho, vertical en su inicio pero con buenas presas (II).

Como en cada punta, miré atrás antes de acometer...

... la bajada subsiguiente, primero por un lomo rocoso empinado pero con escalones (I) y, luego, por...

... una arista más estrecha, herbosa e inclinada, que ya recorrí caminando.

La misma acaba horizontal ante un corte vertical de unos 20 metros, bajo el que se veía la traza de una senda en la hierba del collado. Afortunadamente, a la derecha...

... cortaba el flanco de la cresta una chimenea estrecha y vertical (II) que, siendo de buena roca, me permitió una bajada cómoda y bastante segura.

A continuación, seguí la base de la cresta hasta el Col Bassias, ya en la base del Arrouyette. A partir de ahí, no volví a encontrar dificultades en todo el día. De hecho, el camino de aquí a la cumbre forma parte de la ruta más fácil a este pico. Y el acceso a la cumbre no podía estar más claro: remonté el ancho lomo herboso y de moderada pendiente, usando el trazo que lo recorre y evitando algún cancho por la izquierda.

Habiendo ganado algo de altura, al volverme para contemplar el hermoso aspecto del Bassias y su cresta, vi cómo las nubes aceleraban su desplazamiento y... 

...se me echaban encima.

Hacia los 2.600 m de altitud; es decir, más o menos a media subida final, el lomo se tornó rocoso pero, ancho, suave y regular, y seguía sin presentar obstáculos. Por entonces, las nubes del lado de Louron se engancharon en la arista, formando un muro blanco a mi izquierda, mientras que...

... la vista estaba clara al otro lado. Es curiosa la mezcla de placidez y fiereza que se da en este pico.

Pero por ese lado, también se fue tapando la cosa y la vista no era tan clara sobre el Pico Sarrouyes.

Algo más arriba, vi un par de viejas argollas de hierro fijadas a la roca, dispuestas como para montar un rápel o una reunión, más una chapa de aspecto flamante. Algo sorprendente en esta arista que, aunque se afila un poco a veces, carece de dificultad. Hacia los 2.750 m, ya cerca de la cumbre, la arista se empina bruscamente y tomé a la izquierda...

... una terraza herbosa, donde reapareció el trazo, que ascendía en diagonal por ella. Cuando el terreno a la derecha perdió pendiente, giré a ese lado (SO), para culminar la ascensión por unas gradas.

Entonces, al pisar la cima del Pic d'Arrouyette, las nubes se abrieron, dejándome ver las crestas y valles de alrededor; al menos, del arco sur. Junto al hito cimero, vi a mi izquierda (E), otro situado en el extremo de lo que parece un espolón y me dirigí a él, caminando por la ancha arista rocosa, sospechando que sería un buen balcón.

Efectivamente, la perspectiva hacia el Macizo de Gourgs Blancs era magnífica pero, más a la derecha, le superaba...

... la visión del de Bachimala, rodeado de nubes, sobre los prados soleados de un profundísimo Valle de Louron.

Al suroeste, el Lustou y Parraouis aparecían, sobre todo el segundo, altivos y terribles. Las nubes se cerraron al poco pero, como no amenazaba tormenta, aguanté un buen rato en la cumbre, pese al viento, con la esperanza de que volvieran a abrirse.

Al cabo de más de media hora, me cansé de esperar y emprendí la bajada por el lomo occidental, empinado y pedregoso, en cuyo lado derecho se dibujaba una clarísima senda: estaba en una ruta normal.

Aunque había algún pasaje escabroso, incluso un par de brechas, no presenta dificultad esta arista.

Yo, desde luego, bajé caminando. En una de las miradas atrás, llevando ya un buen trecho descendido, las nubes volvieron a reglarme un bonito cuadro: un Arrouyette fumante. Y, a la derecha, caía tremenda la cara sur, con el telón de fondo de los Gourgs Blancs.

Perdidos unos cien metros, la arista se abre en dos, dejando en medio una amplia rampa de pendiente suave, cubierta de pedrera. Aunque se marcaba la senda en el cascajo, no la utilicé mucho, pues preferí ceñirme a los neveros que aún quedaban.

Perdiendo plácidamente altura bajo la sombra del Parraouis, encontré...

... nieve continua en torno a los Lacs des Miares, que ocupan el rellano en que desemboca la rampa. Llegando a ellos, me desvié a la derecha (NO) para...

... seguir su desagüe. Pronto acabó la nieve y me reencontré con la senda marcada en la hierba. Ésta me condujo a través de terrazas suaves hasta una cabaña de pastores, cerrada a cal y canto, bajo el Pico Sarrouyes.

Dejé el lugar por una buena vereda que sale a la espalda del edificio y desciende el valle junto a la orilla izquierda del torrente. Al perder altura, me fui sumergiendo en la niebla, que pronto me rodeó totalmente.

Caminando a través de los prados en completo silencio y con una visibilidad de pocos metros, sólo el cruce de algún torrente tributario rompía la monotonía de la suave bajada.

Donde el valle se encajona, el camino se separa del cauce. Precisamente en ese tramo, un fugaz claro en la niebla me mostró que estaba pasando a la altura del Lac de Sarrouyes, que dejé bastante lejos a la derecha.

Luego, volví a caminar junto al agua y, al cabo de un trecho, crucé el arroyo por un buen vado.

Ya en la orilla derecha, al bajar de la cota 2.000 parecía que iba a salir de la nube pero el camino volvió a subir entonces, para superar en diagonal la herbosa ladera, dejando abajo otra cabaña.

La cuesta me llevó a lo alto de la loma oriental del valle, que alcancé...

... junto al Téléski d'Ardounes. Con esto cerraba la ruta, pues estaba en el lugar en que, esa mañana, había comenzado el cresteo tras remontar la zona de pistas. Sólo me quedó deshacer el camino de la ida. Acabé de salir por debajo de las nubes cuando estaba a la vista del Col Couret y el apacible Tuc de Labatiadère, entre los que está el Col d'Azet.

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