Formigueiros (1.641)

ASCENSIÓN DESDE MOREDA DO COUREL

ARISTA NO

El Formigueiros es la cumbre más alta de la Sierra del Courel. También de toda la comarca montañosa del mismo nombre, que se extiende entre los Ancares y el Macizo de Queixa, en la unión de las provincias de León, Orense y Lugo. Son montañas suaves pero muy altivas, con grandes desniveles cubiertos de una vegetación atlántica extremadamente densa y variada, que llega hasta las culminaciones. El monte está muy trabajado y una densa red de caminos recorre la zona.

La ascensión transcurre por la arista NO de la montaña, amplio lomo empinado con algunos resaltes y, la bajada, por la senda de la Rogueira, que podríamos considerar como la ruta normal.

Formigueiros desde el norte, mostrando la arista NO

SITUACIÓN:

  • Zona: El Courel (Montes Galaico - Leoneses)
  • Unidad: Sierra del Courel
  • Base de partida: Moreda do Courel (Lugo)

ACCESO: El Aula de Naturaleza de Moreda está 90 km al SE de Lugo, por Piedrafita del Cebreiro, el Alto de San Roque y Seoane do Courel. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 711 / 1.643
  • Mi tiempo efectivo: 3h31
  • Mi tiempo total: 4h45
  • Dificultades: F+. Varios escalones de roca de escasa dificultad (I+), ninguno de los cuales pasa de cuatro metros. Algo de pelea con el matorral.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Tomar el camino que sale del Aula de Naturaleza de Moreda y remonta el Rego da Rogueira. Según se cruza éste y se pasa la Fonte de Vellos, dejarla por la izquierda (S) y encaramarse al lomo que baja del Teso de Romeán. Remontarlo, pasando por esa característica prominencia, hasta alcanzar la cumbre del Formigueiros.

Bajar al S por un claro trazo en el matorral y, al llegar a una pista, girar a la derecha (O), yendo a salir a la Boca da Rogueira. En la curva que hace el carril, seguir recto (NO) por una senda que baja por la vaguada septentrional. Poco después de pasar por las Fontes do Cervo, atravesando en el bosque de As Veigas se encuentran enseguida tres cruces; girar a la derecha (NE) en la primera bifurcación; de nuevo a la derecha (E) en la segunda, y tomar a la izquierda (NO) en la última. Sigue un largo descenso bajo los árboles, dejando de lado algún desvío indudable, hasta dar con un camino más ancho al alcanzar el Rego de Freixedo. Tomarlo a la izquierda (NO) para seguir su curso, y luego el del Rego da Rogueira, para volver al Aula de Naturaleza.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Ascensión corta pero intensa, por terreno a veces enmarañado e incluyendo pasos que, sin ser difíciles, resultan bastante escabrosos. Es una alternativa a las sendas trilladas, que contrasta con la subida normal, por donde bajé, casi igual de bonito y al alcance de cualquier senderista con un mínimo entrenamiento.

No estoy muy seguro de que merezca la pena meterse en esa arista. Cuando la planeé sobre el mapa, me pareció que podía ser una subida panorámica; pero luego resultó que fui casi todo el tiempo metido entre una vegetación que no me dejaba ver casi nada. Y, cuando salí a terreno descubierto, estaba ya cerca de la cumbre, de modo que las vistas las hubiera tenido igual subiendo por el camino marcado del Alto do Couto y acabando por la senda que, a partir del mismo, recorre la loma. Excepto como gesta deportiva, los únicos atractivos de las partes baja y media de la arista son la soledad y una relativa aventurilla, que tampoco es para tanto. Luego, me he enterado de que esa subida está catalogada como kilómetro vertical y es bastante conocida en entre el trail running gallego, lo que explica el trazo que recorre la cuerda, incluso donde la vegetación se cerraba hasta lo agobiante; se ve que sólo limpian la traza de vez en cuando y, con lo rápido que crece todo aquí...

RELATO GRÁFICO:

Justo antes de entrar en Moreda, aparqué junto al Aula de Naturaleza, edificio bien visible a la derecha de la carretera, y comencé a caminar por la pista forestal que remonta el valle de la Rogueira, al fondo del cual la cumbre asomaba por encima de la loma por donde me disponía a subir.

En los bordes del camino, además de las balizas de recorridos señalizados, menudeaba la cartelería informativa sobre la naturaleza y costumbres de la zona. Pronto, dejé de ver la cresta, al entrar en un denso bosque mixto, preponderantemente formado por grandes caducifolios atlánticos.

No tardé en llegar a una bifurcación, donde proseguí por la derecha (SO), en ligero descenso ya que me dirigía al cauce del río. Tras cruzar un primer curso de agua, el Carrozo do Pelodorríos, junto a una vieja casita de piedra, llegué al principal, el Rego da Rogueira. Al otro lado del puente, corría la Fonte de Vellos, que no es manantial sino toma de agua del cauce. Pocos metros después del caño, dejé la pista por la izquierda (S), pasando a través de un hueco en el murete que llevaba a ese lado, para...

... cruzar un prado al fondo del cual veía, entre los árboles, un pequeño salto de agua precipitándose en el río. Era el Carrozo da Muíña, cuya...

... confluencia con el Rogueira forma la arista noroeste del Formigueiros. Así pues, estaba claro lo que había de hacer: cruzar el cauce de este último y encaramarme al espolón intermedio.

Lo que no estaba tan claro era cómo; el bosque era denso... pero, unos veinte metros a la derecha de la desembocadura de la Muíña, donde acababa un pequeño cantil, vi lo que podía ser un trazo entre dos árboles. Tras cruzar el agua y meterme por allí, creía ver un sutil pasillo que se abría en la exuberante vegetación, estrecho y borroso, pero suficiente para pasar.

Al poco, tentado estuve de dar la vuelta, pues me encontré con un escalón de cuatro o cinco metros, cubierto de musgo y rodeado de zarzas. Me decidió a seguir el darme cuenta de que había unos huecos en la capa vegetal que parecían apoyos de manos y pies de alguien que hubiera trepado... así pues, la subida fue muy fácil, como por una escala, pero no se saldó sin una docena de arañazos. Fue el peor momento de la jornada, pues, una vez arriba,...

... el trazo se aclaró bastante. Aunque alrededor el matorral crecía apretado bajo los árboles, el surco abierto en el mismo era casi una senda. Fui así progresando con relativa comodidad por lo alto de la arista que baja del Formigueiros, alternando tramos de pendiente moderada con...

... escarpes rocosos, verticales pero con muy buenos apoyos (I+) y siempre cortos.

El punto marcado con la cota 863 es una pequeña prominencia de unos cinco metros, donde la vegetación se despeja. Aproveché para mirar alrededor; a la derecha, el Pico Polín sobre la Rogueira y, al otro lado,...

... el Carrozo da Muíña bajo el Teso de Romeán.

En medio, el lomo que cae del mismo marcaba mi camino.

A continuación, volví al interior del bosque, que presentaba ya rampas algo más recias, entre...

... resalte y resalte, además de...

... alguna banda de helechos.

Salí de los árboles al pie de una empinada ladera de hierba amarillenta, que remonté esquivando manchas de matorral, hasta lo alto del Teso de Romeán, que es un pico aparente, pues carece de prominencia.

Pero se disfruta desde allí de una estupenda vista hacia el norte: el lomo recorrido; la confluencia de los riachuelos de la Rogueira; los tejados grises de Moreda, y, finalmente, los Montes de Lóuzara y Rañadoiro en el horizonte.

Ante mí, se alzaba la cumbre de la sierra, al extremo de esta arista curva, entre...

... el Rego da Rogueira, a la derecha, y...

... el Carrozo da Muíña a la izquierda, al otro lado del cual veía ya la Cabeza do Couto y el puerto homónimo.

Mientras avanzaba por la cuerda, dejando atrás los últimos árboles, el trazo mejoraba según se internaba en el matorral.

No tardé en llegar a un camino que va horizontal desde As Veigas al Alto do Couto. El mismo corre en una trinchera tan profunda que no lo vi hasta estar en él. Lo atravesé, teniendo que desplazarme unos metros a la izquierda (E) para encontrar la continuación de la senda.

A partir del cruce, la traza que seguía era todavía más clara y el resto de la subida fue bastante cómoda. Por lo que respecta al matorral, claro, pues...

... la pendiente se mantuvo ya más que mediana hasta la cumbre.

Al llegar al entronque con la divisoria principal, pude ver al otro lado...

... la vertiente del Río do Couto, dominado por el Cabezo Grande, sobre el que rolaban unos vapores traslúcidos,...

... avanzadilla de lo que venía del sur. Pues allí un denso techo de nubes ocultaba las crestas más allá de la Peña do Seo.

En este tramo final, la arista estaba más definida. Al principio, fue un suave subibaja por pasto sin dificultad; luego, vino...

... una subida empinada y con algún breve cancho (I), al cabo de la cual me encontré...

... en la amplia cima del Formigueiros. Ésta es una considerable extensión ligeramente convexa, de una regularidad y simetría notables. Y, al tiempo que yo, llegaron las nubes: al norte, sólo hacia abajo podía ver algo, mientras que,...

... de donde había venido, el bonete sutil de la Cabeza Grande era ya un palio denso y continuo.

En el resto de direcciones, el panorama era similar pero, como no se estaba mal y no amenazaba empeoramiento, aguanté media hora larga, almorzando y esperando a ver si abría. Como no, decidí regresar y, para ello, tomé la ruta más fácil, la que podemos llamar normal.

En primer lugar, me dirigí al sur, por un trazo rectilíneo, el más claro de los que salen de la cumbre. Al poco, hasta me encontré con un innecesario hito. Además, al salir de las nubes, pude ver al oeste la continuación del cordal por el Teso das Papoulas y los picos del Piapaxaro, segunda cima de esta sierra.

También vi el valle de Seara, por donde posiblemente suba si vuelvo.

La senda me dejó en la pista que recorre la cresta de la sierra, que tomé a la derecha (O), para volver a la divisoria, que alcanzaría en la Boca da Rogueira. En dicha horcada entre el Formigueiros y el Papoulas, cuando el camino gira a la izquierda para tomar el cordal, seguí recto (NO) por...

... una senda que baja por la vaguada septentrional. La salida no se veía mucho pero estaba señalada con un hito.

El caminillo, estrecho pero claro, cómodo y bien trazado, pierde altura con rapidez, primero por matorral y, enseguida, a través de un denso y variado bosque.

Al rato, los árboles se abrieron en un claro al pie del cantil rocoso donde brotan las Fontes do Cervo, manantiales ferruginosos cuyas sales forman en la pared depósitos de formas y colores curiosos. Aunque ese día no me crucé con nadie, esto atrae a bastantes visitantes y no es de extrañar que la senda sea, a partir de ahí, todo un camino real.

Muy poco después, llegué a una bifurcación, donde giré a la derecha (NE), entrando en la zona boscosa de As Veigas.

Al llegar a un segundo cruce, volví a seguir por la derecha (E). Luego, en un tercero, dotado con carteles, giré a la izquierda (NO), siguiendo las señales de la ruta “Rogueira I”, colocadas en estacas. Dado que ésta comienza en el Aula de Naturaleza, no tenía más que seguirlas para regresar. Por cierto, que una señal de PR en un árbol indicaba que no era por ahí... inconvenientes de la proliferación de rutas marcadas.

Entraba en la última y relajada parte de la excursión; un descenso plácido bajo los árboles, caminando por una vereda magnífica y con una temperatura muy agradable. Y, curiosamente y pese a tanta infraestructura y a ser domingo, en total soledad.

Tras el cruce del Rego da Rogueira por un puentecillo de madera, el camino me llevó a trasponer el lomo intermedio y entré en...

... la cuenca del Rego de Freixedo. Llegando cerca de su cauce, desemboqué en un carril, que tomé a la izquierda (NO) para seguir el curso del barranco.

Más abajo, al confluir el barranco que seguía con el Rego da Rogueira, pasé a seguir éste y volví a cruzarlo.

El río principal de este valle estaba seco en ese tramo. Cosas de los terrenos kársticos: tanto más arriba como más abajo, corría.

No tardé en salir del bosque, pasando a...

... caminar entre campos, viendo el Formigueiros en alto del Rego de Freixedo.

Al rato, pasé por la Fonte de Vellos, cerrando el itinerario, y ya sólo me quedó deshacer el camino de ida para regresar al...

... Aula de Naturaleza, desde cuyas cercanías, podía ver, más allá de una convergencia de espolones, la loma por donde había subido, con el amarillo Teso de Romeán justo bajo la cumbre.

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