Cerro del Telégrafo o Pico de la Serrota (2.292)

ASCENSIÓN DESDE PRADOSEGAR

POR EL ARROYO DE LOS TEJOS Y BAJADA POR EL PAJAROTE

El Cerro del Telégrafo o pico de la Serrota corona la sierra homónima, que es, a su vez, la más alta de las Parameras de Ávila. Toda esta alineación es un mirador privilegiado sobre Gredos, que discurre paralelo al sur, al otro lado del Valle del Alberche. Se trata de una montaña que sobrepasa los 2.000 metros de altitud, pero de relieve suave y crestas muy amplias, donde se pierde la sensación aérea. La vegetación está formada por monte bajo y pastos duros. El intenso aprovechamiento ganadero de toda la zona ha llenado los montes de caminos y cabañas que facilitan las excursiones, sin deteriorar gravemente la belleza del entorno.

La subida por el Arroyo de los Tejos, naciendo al pie del domo cimero, constituye la vía natural de esta vertiente. Respecto a la bajada, es también bastante directa, siguiendo el lomo norte de la montaña, que cae paralelo al oeste del torrente.

Llegando desde Ávila, La Serrota se alza a la izquierda, solitaria y achaparrada

SITUACIÓN:

  • Zona: Las Parameras (Sistema Central)
  • Unidad: La Serrota
  • Base de partida: Pradosegar (Ávila)

ACCESO: Pradosegar está 35 km al SO de Ávila, por La Torre. Sin entrar en el pueblo, seguir por la carretera camino del Barrio de Arriba.  Poco antes llegar, a la vista del PK.4, tomar una pista de tierra indicada a una casa rural que sale a la derecha (SO) y seguirla durante 500 m, hasta ver una explanada donde aparcar a la izquierda (38 km en total). Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.294 / 2.292
  • Mi tiempo efectivo: 4h11
  • Mi tiempo total: 5h10
  • Dificultades: Ninguna. Algún tramo un poco incómodo por el matorral.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Seguir, desde el Barrio de Arriba, por la pista que rodea el caserío por el oeste, hasta que ésta cruza el Arroyo de los Tejos en Los Labrados. Dejarla entonces por la derecha (SO), por una senda que remonta la ribera izquierda del barranco. Cuando ésta desaparece, continuar siguiendo el curso de agua hasta el Prado de la Plata. Desde allí, no queda más que remontar la ladera norte de la sierra y tomar luego la cuerda a la izquierda (E) para culminar La Serrota.

Bajar por la loma al NE hasta el siguiente alto y seguir por el cordal de la izquierda (N), donde se levanta el Cerro Pajarote. Descendiendo del mismo, tomar a la izquierda (N) una senda que llega de la vertiente oriental y va recorriendo el lomo hasta el rellano de La Canchera. Girar a la izquierda (O), tomando la pista que allí nace para regresar, por Los Labrados, al Barrio de Arriba.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Esta ascensión tiene un nivel medio-bajo de exigencia física y los obstáculos que presenta son pocos y muy fáciles de pasar. Creo que está al alcance de cualquier senderista mínimamente acostumbrado a afrontar sendas malas y desdibujadas. Por otro lado,  alcanza una de las cumbres más destacadas del centro de la Península. Aunque el entorno no es espectacular, tiene un encanto apacible que, junto con el escaso número de visitantes, da la tranquilidad para apreciar el amplio horizonte de esta cresta.

En el aspecto práctico, puede observarse que el track y el trazado de los caminos sobre el mapa coinciden muy poco. Es el mapa lo que no está bien dibujado: sobre el fondo de foto aérea, se ve como si coinciden. Supongo que el dibujo sobre la cartografía tendrá unos años.

RELATO GRÁFICO:

Tras aparcar junto a las últimas casas del Barrio de Arriba, comenzamos a caminar por la misma pista por la que habíamos llegado. Ésta se dirige, a través de una suave ladera de matorral y pasto, al Arroyo de los Tejos, para...

... remontarlo por su ribera izquierda hasta el paraje de Los Labrados, donde lo cruza. Justo antes, abandonamos el carril por...

... una senda que, a la izquierda (SO), remonta el barranco sin cambiar de vertiente. La salida no estaba muy clara, pero había un cartel indicador de la “ruta al Cerro Pajarote”.

Enseguida, aparecieron los hitos y el trazo se definió, llevándonos en suave y cómodo ascenso a través de un matorral de poca densidad y menos porte, a bastante altura sobre el cauce.

Éste fue adensándose al llegar a un rellano donde confluyen dos torrentes en el barranco principal, que gira a la izquierda (SO).

La senda, siempre clara, nos abrió paso a través del monte bajo mientras trazábamos la curva. Justo al acabarla, vimos al otro lado del torrente...

... un cobijo construido con mucho arte y no menos trabajo bajo una roca con voladizo.

Teníamos ahora frente a nosotros un tubo herboso de pendiente moderada, donde el agua se deslizaba por unas grandes lajas de roca. La senda, tras un amplio zigzag a la derecha, nos llevó a continuar la remontada, siempre...

... por la orilla izquierda y a menudo bastante lejos del agua.

Al alcanzar un cambio de rasante, nos encontramos ante el Prado de la Plata, al fondo del cual se alzaba la cúpula cimera de La Serrota. Para superarla, continuamos subiendo con la guía del arroyo, a través de la suave pradera. No había senda, pero tampoco la echamos en falta.

Pasamos cerca de una cabaña en regular estado, típica redonda de piedra y brezo.

Al empinarse de nuevo el terreno,...

... reapareció el monte bajo y pudimos ver a la izquierda, a nuestra altura, el Pajarote, hito principal de la bajada.

Fuimos siguiendo el pasillo que abre el agua en el matorral, hasta la altura del nacedero más alto del Arroyo de los Fresnos. Luego, reaparecieron la senda y los hitos para facilitarnos el paso.

No tardamos en dejar abajo los prados intermedios y alcanzar...

... la cuerda de la sierra. Si la Sierra de Piedrahita, tercera Paramera, aún la podíamos ver aunque no muy clara, Gredos prácticamente no podía distinguirse a través del aire turbio. Una lástima. En fin; estábamos a unos 2.220 m y al oeste de la cima, así que giramos a la izquierda (SE) y salvamos en pocos minutos la escasa distancia que nos quedaba hasta...

... el hito cimero de La Serrota. Allí encontramos a una pareja, únicas personas que nos cruzamos en todo el día. También había bastantes reses, pero esa compañía fue constante y abundante durante la mayor parte de la ruta.

Ya he dicho que la atmósfera no estaba clara, lo que es una pena en una cumbre de panorama tan extenso. Al este, sobre el vecino Valderromán, nada se distinguía más allá de la Sierra de la Paramera, y, de ésta, sólo la silueta.

Al sur, la Sierra de Gredos apenas eran reconocible como una sombra borrosa.

Sólo al oeste mejoraba algo la visibilidad, aunque por ese lado la Sierra de Piedrahita bloqueaba horizontes más lejanos.

Tras un rato en la cumbre, iniciamos el descenso caminando al nordeste por una ancha y suave loma, hacia...

... una antecima (2.279), desde la cual...

... descubrimos el extenso Valle de Amblés. Girando a la izquierda (N),...

... continuamos la bajada por el lomo. No encontramos rastro de senda pero la orientación era indudable y el matorral, poco denso y bajo, no suponía un obstáculo. Tampoco la pendiente era extremada y el descenso fue razonablemente cómodo hasta...

... el amplio collado que se abre al pie de los cerros Pajarotillo y Pajarote. Decidimos trepar a ambos, en busca de perspectivas. La subida al primero la hicimos directamente, remontando los bloques que más de paso nos pillaron y...

... sin tener que apoyar para nada las manos. Aquí, cómo se ve el Prado de la Plata bajo la cima del Belesar.

La bajada al otro lado fue imperceptible y, tras cruzar otro llano a través del pasto, subimos por...

... las rocas del Cerro Pajarote, que son más empinadas y abruptas que la de su hermano menor, pero no tanto como para tener que trepar.

Desde este picacho, nos volvimos a contemplar una bonita vista de La Serrota, suave y armonioso domo de hierba y matorral. De paso, constatamos que las nubes que veníamos observando sobre y ante nosotros desde hacía algún rato, también llegaban desde ese lado... no nos preocupamos mucho, pues apenas era la una; muy pronto para las tormentas. O eso creíamos entonces.

Por un lado, si mirábamos a la derecha, la Sierra de la Paramera aparecía iluminada por el sol, bajo un cielo mayormente azul.

Al otro, hacia Villatoro, el panorama era más sombrío, pero sin llegar a ser preocupante.

Era delante donde se formaba una tormenta sobre la Sierra de Ávila y el Valle de Amblés. Y hacia allí teníamos que ir. Descendimos siguiendo el ancho y suave lomo, caminando entre lajas de roca y matojos dispersos. Al cabo de una primera cuesta tras el Pajarote, en el rellano frente a Las Veletas, encontramos...

... una senda bastante clara y señalada con abundantes hitos que ganaba la loma desde la vertiente oriental. La tomamos a la izquierda (N) y continuamos por la cuerda, rodeando algún roquedo por la derecha.

Mientras tanto, la tormenta descargaba frente a nosotros y debía hacerlo con fuerza, aunque, fuera de la nube,...

... el tiempo parecía agradable.

Finalmente, más que alcanzarnos la lluvia, nos metimos nosotros en ella, y hubimos de aguantar un buen chaparrón, oyendo de vez en cuando algún trueno. Apenas duró diez minutos, pero bastó para remojarnos bien. Al sobrepasar el crestón de Las Veletas,...

... el terreno se empinó considerablemente en una fuerte pendiente de matorral más denso, que la vereda solventa abriendo un cómodo pasillo en zigzag. Pronto vimos una pista que corta la ladera más abajo; la alcanzamos en su extremo, en La Canchera, donde giramos a la izquierda (O) para...

... bajar por ella en una tendida diagonal. A la derecha, iban descubriéndose las casas del pueblo y no tardamos en dar con...

... el Arroyo de los Fresnos, que cruzamos por Los Labrados, cerrando la ruta.

A partir de ahí, sólo nos quedó deshacer el camino de ida para regresar al Barrio de Arriba de Pradosegar.

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