Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: Esta ruta
carece de dificultad y es atractiva; el recorrido roza los 1.000 metros de
desnivel, pero resulta muy llevadero por la comodidad de los caminos y su moderada
pendiente. En suma, que está al alcance de cualquier andarín medianamente
preparado. Sobre sus atractivos, éstos son variados, pues, además del
panorámico paso por la cresta, incluye la Chorrera de San Mamés y es bastante
adecuada para épocas de calor, pues una parte considerable del mismo transcurre
a la sombra de los pinos.
Por cierto,
que los pinares de esta parte de Guadarrama no tienen mucho que envidiar en
cuando a desarrollo y densidad a los famosos de Valsaín o Rascafría, aunque
sean bastante menos conocidos. Precisamente, aunque este tramo de cordal, entre
los puertos de Navafría y Somosierra, está lleno de pistas y es tan hermoso y
panorámico, es de los lugares menos transitados de la montaña madrileña e
incluso los fines de semana, se suele caminar en soledad la mayor parte del tiempo.
RELATO GRÁFICO:
Salimos
de las instalaciones ganaderas de El Arenal caminando por la misma pista por la
que habíamos llegado con el coche. El día se presentaba propicio, con nubes
altas protegiendo del sol. Por fin, tras un verano extremadamente caluroso,
teníamos una temperatura razonable para salir a la sierra. Al principio,
atravesamos un paisaje abierto, de prados resecos...
...
salpicados por pequeños grupos de árboles que se diría que hacían de
avanzadilla del robledal que puebla la falda del Reajo Alto.
Con la
ganancia de altitud, muy suave pero constante, pronto fueron surgiendo a
nuestra espalda las crestas de la Cabrera, el Mondalindo y la Cruz.
Tras
seguir por la izquierda (NO) en una bifurcación, entramos en el Arroyo del
Chorro, que la pista remonta por su vertiente izquierda. Al fondo, el verde
oscuro de los pinos estaba interrumpido por los canchos por donde se desliza la
Chorrera de San Mamés.
Al
ratito, pasando junto a la Casa del Leñador, entramos en el pinar. Y, enseguida,
dejamos la pista, continuando recto (O) por un desvío cuando ésta gira en
redondo a la derecha. El nuevo camino es ancho al principio y atraviesa la
ladera hacia el fondo del barranco.
Al salir
de los árboles, se transforma en una senda estrecha y accidentada, pero clara.
Por ella, cruzamos un torrente y superamos un cancho antes de que, al doblar un
lomo, apareciera ante nosotros la Chorrera de San Mamés. Este cordón de agua
deslizándose sobre una gran lancha de roca puede no ser muy espectacular, pero...
...
resulta bonito en su modestia. Además, al levantar la vista desde lo alto de la
cascada,...
... se contempla
una bonita perspectiva de las sierras meridionales de la zona de Ayllón.
Tras una
corta parada, continuamos remontando el Arroyo del Chorro, ahora por una
borrosa senda. Aunque al principio estaba señalada con hitos, éstos no tardaron
en desaparecer, al tiempo que el trazo acababa de difuminarse hasta
desaparecer. Parece que por aquí la gente se da la vuelta... a pesar de que el
terreno no es empinado ni incómodo y que la orientación, llevando a la
izquierda el fondo del barranco, es obvia.
Al poco
de volver bajo los pinos, salimos a una pista amplia y casi horizontal.
Tomándola a la izquierda (SO), cruzamos el riachuelo que veníamos remontando y
avanzamos por la vertiente opuesta durante 250 m. Buscábamos...
... la
salida de un camino señalado en el mapa y, al ver que sobrepasábamos claramente
el lugar sin que apareciera, dejamos el carril por la derecha (SO) para subir a
través del pinar, despejado y de pendiente llevadera. Tras ganar una veintena
de metros en diagonal a derechas (O), dimos...
... con
el camino de marras. Éste es amplio, de firme y trazado buenos, pero con evidentes
signos de abandono. Se ve que, en algún trabajo en la pista, se cargaron el
acceso y ya no se usa. En fin, que tomamos el carril a la izquierda (O) y...
...
continuamos remontando el Arroyo del Chorro, ahora por su ribera derecha y
lejos del cauce. Si al principio el camino estaba poblado de matorral, más
arriba casi desapareció bajo unos pinos de repoblación; pasados éstos,...
...
salimos a la propiamente llamada Pista Horizontal, que, durante muchos
kilómetros, recorre la ladera meridional de la sierra hacia los 1.800 m de
altitud. Tomándola a la izquierda (E), nos llevó bajo los pinos y luego...
... a
través de una empinada vertiente de pasto y pedregal hacia el lomo SE de Reajo
Alto, definido a esta altura por un vistoso roquedo.
Enfrente,
al otro lado del Arroyo del Chorro, podíamos ver el Lomo Gordo, así como el
cortafuegos que baja cortando el pinar, por el cual descenderíamos desde el
cordal.
También
había una buena perspectiva desde aquí hacia las crestas de Ayllón.
Según
doblamos el espolón, viendo que el terreno por encima de la pista era
favorable, la dejamos por la derecha (SO) y comenzamos a remontar este lomo,
amplio y herboso.
Enseguida
nos topamos con un cortafuegos, que debe salir de la misma pista un poco más
adelante. Lo fuimos remontando, contemplando...
... la
Sierra de la Cabrera y el Mondalindo a nuestra izquierda y...
... la
cima del Reajo Alto, ya bastante cercana, al otro lado.
Al llegar
a un entronque de lomas, se descubrió al oeste el Reajo Capón.
Y,
volviéndonos, toda la Cuerda Larga y Peñalara sobre el Valle del Lozoya, en...
... una
estupenda perspectiva.
Giramos a
la derecha (NO) y seguimos ascendiendo por el cortafuegos, entre un matorral
denso y bajo.
Cerca del
lomo de la sierra, pasamos a caminar entre unos pinos de escaso desarrollo y el
cortafuegos se transformó en un carril...
... no
muy marcado. Siguiéndolo, sobrepasamos la divisoria y topamos con el camino que
sigue el cordal. Tomándolo a la derecha (N), fuimos ganando muy suavemente
altura por él. Al salir a terreno despejado, vimos a nuestra derecha una ligera
elevación en el monótono altiplano cimero: Reajo Alto. Dejando por la derecha
(E) la vereda, fuimos directamente hacia allí por el prado.
Aunque la
subida apenas era perceptible, notamos la ganancia de altitud al volvernos: las
Cabezas de Hierro, Peñalara y el Nevero se habían descubierto más allá de Reajo
Capón y el suave terreno circundante.
Al llegar
al hito que marca el vértice geodésico de Reajo Alto, recuperamos la visión de
la Sierra de Ayllón, con casi todos sus dosmiles perfectamente identificables:
Buitrera, Tres Provincias, Lobo y Cerrón.
Más a la
derecha, las grandes sierras meridionales del macizo: Robledal y la Puebla.
Respecto a las vistas sobre el Valle del Lozoya seguían siendo magníficas.
Éste
vértice no sólo no es la cumbre de Somosierra; ni siquiera es el punto
culminante de esta elevación. El mismo (dos metros más según las lecturas del
GPS) es una pequeña prominencia cubierta de matorral y situada 130 m al ONO
(creo que justo donde el límite provincial hace un ángulo en el mapa y donde he
pintado el triángulo rojo). Tras una buena parada, nos acercamos al mismo y...
...
proseguimos hacia La Muela, caminando al noroeste a través de un suave terreno
ondulado de pasto y matorral abierto. Ahora sí que estábamos en el punto más
alto entre los puertos de Navafría y Somosierra y en el dosmil (que merezca tal
nombre) más oriental del Guadarrama.
Al
desplazarnos al norte, las vistas habían cambiado. En primer lugar, Peñalara
aparecía por el boquete del Puerto de Navafría, bellamente enmarcado por el
Reajo Capón y el Nevero.
Además, está
la inmensidad castellana, invisible desde el Reajo Alto, así como...
... la
hermosa caída norte de la Somosierra, cuya curvatura me ha parecido siempre
especialmente armónica.
Tras otra
parada corta, dejamos el lugar dirigiéndonos al sureste, a fin de retomar el
camino que recorre la cuerda hacia la izquierda (NE) para...
...
dirigirnos por el mismo hacia el siguiente pico, o mejor decir domo, de la
misma: el Lomo Gordo, al que llegamos tras unas suavísimas bajada y subida.
La vista
hacia atrás desde esta pequeña prominencia impresiona por anti-alpina: ¿es esto
alta montaña? Pues, según los geógrafos, sí. El Reajo Alto mide más de 2.000 m,
lo cual no quita para que su cima sea extensa y que la culminación del cordal
en que se engarza se pueda calificar de llanura, más que cresta o loma.
Más allá
del Lomo Gordo, el cordal prosigue alto, ancho y suave, hacia el Puerto de
Somosierra, del que nos separaban 20 km: ésta sí que es la cuerda más larga de
estas sierras... y mucho menos recorrida que la que recibe tal nombre. En fin,
que giramos a la derecha (SE), para...
... bajar
por lo alto de un lomo que cae a ese lado, recorrido por un cortafuegos.
Tras
cruzar la Pista Horizontal, la suave pendiente por la que descendíamos acabó en
un rellano vecino a la cota 1.769, donde paramos a mirar atrás. Nos despedimos
de la cumbre, pues allí, al girar a la derecha (S), entramos...
... en el
pinar, que atravesamos por el empinado cortafuegos que atraviesa el Tercio del
Hoyo. Tras una bajada breve pero muy intensa, topamos con...
... una
pista que lo cruza. La tomamos a la derecha (SO) y fuimos atravesando el pinar
casi en horizontal. Al poco, tomamos un desvío a la izquierda (SE) que baja con
más decisión.
Poco
veíamos entre los árboles; sólo algún ocasional hueco entre el denso ramaje nos
dejaba contemplar, por un instante, alguna de las crestas circundantes.
No
tardamos en pasar por el cruce donde habíamos abandonado la pista para ir a la
Chorrera de San Mamés, pues esta pista es la misma por la que habíamos
comenzado la ruta.
Sin más
que seguirla, sin hacer caso de algún que otro desvío, salimos del bosque por
la Casa del Leñador y atravesamos los prados hasta El Arenal.
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