Torreta de l'Orri (2.440)

ASCENSIÓN DESDE EL PORT DEL CANTÓ

RECORRIDO DE LA SERRA SECA Y COMES DE RUBIÓ

La culminación de la Sierra de Sant Joan de l’Erm es un pico chaparro, de suave relieve, casi romo, que aloja en su cima un gran repetidor y, en su vertiente norte, una estación de esquí. Sus laderas están recorridas por multitud de pistas de montaña que permiten el tráfico hasta muy arriba. Sin embargo, tiene sus atractivos: siendo una montaña bastante aislada y de considerable prominencia, es un excelente mirador sobre todo el sector de cordillera comprendido entre Aigües Tortes y Nuria. Además, pese a la presencia humana, pinares bien desarrollados suben hasta altitudes poco frecuentes en el Pirineo. En suma, que la Torreta de l’Orri es buen lugar para jornadas apacibles y bellas.

Partiendo del Port del Cantó, situado al sur del pequeño macizo de l’Orri, el itinerario recorre la cuerda de la Serra Seca y rodea la cabecera del Barranc de los Comes de Rubió para alcanzar la cumbre. Luego, prosigue un trecho el cresteo antes de dejarse caer al citado barranco para regresar por su fondo.

La Torreta de l’Orri, vista desde la cuerda de la Serra Seca

SITUACIÓN:

  • Zona: Alto Urgell (Pirineos)
  • Unidad: Sierra de Sant Joan de l'Erm
  • Base de partida: Port del Cantó (Lérida)

ACCESO: El Port del Cantó está 141 km al NE de Lérida, por Tremp, la Pobla de Segur y Sort. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.706 / 2.440
  • Mi tiempo efectivo: 5h26
  • Mi tiempo total: 6h15
  • Dificultades: Muy fácil. Tramo sin marcar por pinar; la orientación no es difícil pero hay que poner atención.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Tomar, en el Port del Cantó, la senda que sube al norte por el cordal hasta el Prat Muntaner. Continuar por la pista que recorre la cresta que rodea el Barranco de Rubió, sin desviarse en ningún cruce, pasando por el Planell de la Llosa antes de alcanzar la Torreta de l'Orri.
Bajar por la loma herbosa al sur. Donde se divide, cerca de la cota 2.350, proseguir por el lomo de la izquierda (SE), penetrando al poco en el Bosc de Barruix. Al dar con una pista forestal, tomarla a la izquierda (N) para rodear la cabecera del vallecito. Cerca del Refugio de Comes de Rubió, girar a la derecha (SE) en un cruce para emprender el descenso del barranco. Hacia la cota 1.730, tomar un desvío a la izquierda (S), el segundo desde el refugio, el cual conduce al Port del Cantó.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Como ya he dejado dicho más arriba, la Torreta de l’Orri no es un pico espectacular, pero, sus vistas, sí. Esta ruta es un paseo, quizá algo largo, pero tranquilo y carente de obstáculos, para disfrutar en un día despejado, con la visión de algunas de las mayores cumbres catalanas. No todo el tiempo: buena parte del recorrido va a transcurrir entre los pinos y, aunque el entorno es bastante atractivo, recorrido en soledad llega a hacerse un poco monótono.

Respecto al único tramo sin senda, la primera parte de la bajada, se trata al principio de un lomo herboso cómodo e indudable y, luego, un descenso por un pinar de pendiente moderada hasta dar con una pista; no hay visibilidad ni referencias, pero da igual: en bajada directa, acabaremos en la pista, que da igual alcanzar un poco más acá o más allá. En suma, que, sin obstáculos reseñables, es una bonita excursión al alcance de todos.

RELATO GRÁFICO:

En el Port del Cantó, tomé la pista que sale al noroeste y faldea el cordal para ir al Refugio de Comes de Rubió. No llevaba recorridos cien metros cuando, a la salida de la primera curva, la dejé por la derecha (N), tomando la senda que sube por el lomo al Prat Muntaner. Al principio, la traza es prácticamente imperceptible pero un cartel indicaba la salida y...

... había algunos hitos. Tras una corta subida por prado, entré en el pinar, donde...

... el caminillo se definió notablemente, haciendo cómoda esta empinada subida.

De vez en cuando, un hueco en el arbolado me dejaba ver, al sureste, la vaguada oriental del Port del Cantó y las sierras del Cadí, el Verd y Port del Comte.

Caminaba todo el rato entre pinos de modesto desarrollo, hasta que me encontré al patrón del bosque.

Los árboles se fueron espaciando y la pendiente, suavizando, cuando me acercaba a la culminación de la cuesta en...

... el Prat Muntaner, herboso llano en plena cuerda desde el que vi, por primera vez en el día, la Torreta de l’Orri, al otro lado del Barranco de las Comes de Rubió. La cresta que abraza su cabecera iba a ser mi ruta a la cumbre. 

El lugar está rodeado de pequeñas prominencia en sus bordes. Me encaramé a la que está al sureste, la más baja, con una cota de 2.064 m, para echar un vistazo “hacia fuera”.

Al sureste seguían viéndose las montañas del Prepirineo Oriental y, más a la derecha,...

... podía ahora contemplar también la Sierra del Boumort, donde estuve el día anterior, y la de Carreu en un segundo horizonte.

Volví al llano para continuar camino tomando la pista forestal que nace allí y se dirige al norte, siguiendo la cuerda de la sierra por su vertiente oriental. Durante el prolongado cresteo que sigue, el carril mantiene cota, dejando siempre las sucesivas elevaciones a la izquierda. Al principio, veía a mi derecha...

... las crestas de Monteixo y Salòria, ésta limpia de nieve.

Pero pronto se acabó el espectáculo, al meterse el carril entre pinos. Así permanecería hasta...

... el collado de la Socarrada de Guils, donde hay un cruce de caminos, en el que continué recto (N), no sin antes fijarme a la derecha en...

... la Torreta de l’Orri sobre el doble cóncavo de la coma homónima y, al otro lado,...

... en las montañas orientales, las de antes, más el plano mazacote, con pinta de meseta: el Monturull y la cresta que parte de él al noroeste para caer sobre Andorra la Vella. Curiosamente, la perspectiva provocaba que el Griu, que no está precisamente al lado, pareciera alzarse al extremo izquierdo de la cresta. Girándome a la derecha,...

... veía una hermosa panorámica de la cara norte del Cadí, desafortunadamente a contraluz. Aun así, se podía apreciar la falta de nieve. Más allá, se alzaban la Tossa d’Alp y el Puigmal.
 
El llaneo junto a la cresta terminó al pie del resalte de Roca Senyada, boscosa ladera bajo el Planell de la Llosa en la cual podía apreciar cómo entraba bajo los pinos un carril: por ahí iba a subir. Antes, al pie de la pendiente,...

... dejé a la izquierda un desvío que baja al Refugio de Comes de Rubió y, apenas cien metros después,...

... abandoné la pista por un carril más deteriorado que sale a la izquierda (N) del vértice de una curva. El mismo sube directamente por una rampa herbosa de pendiente moderada, desde la que dominaba a mi espalada el segmento de cresta que había recorrido.

A mi izquierda, veía otra vez la cumbre, ahora sobre la Coma de Rubió.

No tardé en alcanzar una pista en mejor condición que recorre la ladera en una tendida diagonal. La tomé a la izquierda (NO) y, enseguida, volví al pinar, el cual...

... se aclaró un tanto cuando, tras un par de revueltas, alcancé el Planell de la Llosa. Pero sólo lo justo para dejarme ver delante el siguiente resalte, que defiende el Bony de la Socarrada, que el camino me llevó a superar suavemente mediante una lazada.

En esa modesta prominencia, cuya cima dejé a la derecha, sí que fue disminuyendo el arbolado. Descubrí primero, de nuevo, esa falsa cresta Griu – Monturull por encima de las copas y, poco después,...

... salí a terreno despejado para encontrarme ante la cumbre, ya muy cerca, al otro extremo de una loma ancha y suave.

A mi izquierda, otra vez habían aparecido Cadí, el Verd, Port del Comte y compañía, junto a la cresta recorrida desde el Prat Muntaner.

Al pasar por la Portella, collado previo a la cima, podía haber seguido por todo el lomo pero, como hacía un viento poco apacible, preferí seguir por la pista, que da un rodeo por la vertiente norte, algo más protegida.

Mientras iba ganando suavemente en diagonal, mirando atrás veía asomar poco a poco las montañas del Pallars Sobirà, desde el Salòria, pasando por la Pica d’Estats, hasta...

... el Certascan y el Mont Roig.

Más a la izquierda, las montañas de Aigües Tortes, del Montsent al Pui de la Bonaigua, con el Peguera bien destacado en el centro.

Cuando tuve de nuevo a la vista las antenas de la cima y empezaban a menudear los esquiadores, dejé el carril por la izquierda (S), para ganar la cercana loma, ancha y herbosa.

Desde ese lugar despejado, el panorama antes descrito, del Salòria al Montsent, es ya avasallador.

Remontando la loma, tras pasar un mínimo bulto, rematé la ascensión caminando a la izquierda de la valla que limita una pista de esquí. Tras darle la tradicional colleja al hito, situado en medio de los edificios del repetidor, me dediqué a dar una vuelta por los bordes de la cúpula cimera, en busca de mejores perspectivas.

Al sureste, el Macizo de Nuria y el Prepirineo Oriental: Tossa d’Alp, Cadí, Ensija, El Verd y Port del Comte.

Al noreste, montañas andorranas, del Salòria al Monturull.

A la izquierda del Monturull, los macizos de Estats y Coma Pedrosa.

En dirección norte, Certascan domina el Valle de Cardós.

Siguiendo la vuelta, en una larga línea de montañas, destacan Mont Roig, Mont Valier, Moredo y Bonabé.

Al noroeste, el Montsent de Pallars aparecía flanqueado por las montañas del sur de Boí, a la izquierda, y Aigües Tortes. Entre las primeras, Pica Cerví, Filià y el Pessó; Montorroio, Pala Pedregosa, Peguera, Pui de Linya, Bassiero y Pui de la Bonaigua entre las segundas.

Al oeste, sólo el Turbón se mostraba del Pirineo Central, limitando con el mar de niebla que cubría los valles al sur.

Al sur, la Sierra del Boumort y, un poco a la izquierda,...

... la cresta meridional, por donde bajaría, ancha y herbosa.

Por esa loma carente de obstáculos, el descenso fue cómodo y rápido y pronto había quedado atrás la cumbre, que iba ocultando las crestas de la cadena axial. Cerca de la cota 2.350, el cordal se divide y yo proseguí por...

... el lomo de la izquierda (SE), algo empinado y aún más amplio que lo precedente. Caminaba tomando como referencia el Prat Muntaner y, más lejos, la mole de Port del Comte.

Aunque los ojos se me iban con frecuencia a la izquierda, donde aún veía las montañas del Pallars Sobirà y Andorra.

Hacia los 2.225 metros de altitud, alcancé un rellano, desde el que me volví a contemplar la cumbre pues, a continuación,...

... entré en un denso pinar. No había senda, hitos ni huella de ningún tipo; tampoco la curvatura de la loma podía ya distinguirse. Pero la orientación no es difícil: iba buscando la pista del Bosc de Barruix, que atraviesa la ladera hacia los 2.100 m; como me daba igual salir a la misma en un punto u otro, simplemente me dejé caer pendiente abajo, más atento a encontrar paso cómodo y despejado entre los árboles que a otra cosa.

Así llegué al carril, ancho y perfectamente acondicionado, que baja muy suavemente a través de esta vertiente oeste del Barranco de Rubió. Lo tomé a la izquierda (N), aunque parezca poco lógico, pero es que tenía que volver a rodear la cabecera del vallecito para salir del mismo hacia el Puerto del Cantó. Aunque caminaba a través de un denso pinar, de vez en cuando, las copas de los árboles se abrían lo suficiente como para dejarme ver la Torreta de l’Orri.

A mi derecha, también asomaba algún monte alguna vez, como esta Sierra del Cadí.

Al cabo de un rato de relajado caminar y tras haber atravesado el torrente que baja de la Coma de l’Orri, llegué a un cruce al pie de las de Rubió. Giré allí a la derecha (SE), para dirigirme al cercano...

... Refugio de Comes de Rubió.

Ahí comencé el prolongado descenso del valle, que fue siempre tranquilo y cómodo, alternando tramos amplios con...

... otros más encajonados, en que la pista se acerca al cauce.

Tras un buen rato, llegué a una bifurcación, la segunda desde el refugio, y la más marcada. Continué por la izquierda (S), cruzando el torrente y...

... ascendiendo suavemente por la ladera occidental mientras rodeaba Lo Tossal.

Al mismo tiempo, las nubes se fueron colando por el valle. Parece que hubieran estado esperando, je, je...

Al doblar un espolón, descubrí a mi derecha el Valle del Cantó y las casitas de Rubió encaramadas a un alto.

Minutos después desembocaba en el Puerto del Cantó, tras pasar frente al arranque de la senda por donde había comenzado la subida esa mañana.

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