Puig Campana (1.408)

ASCENSIÓN DESDE FINESTRAT

BARRANC DE LES MARIETES Y VUELTA POR LA VERTIENTE ORIENTAL

Entre la Sierra de Aitana y la costa meridional del Cabo de la Nao, donde el Sistema Bético se sumerge en el Mediterráneo, se extiende la comarca de la Marina Baixa. Esa banda litoral está salpicada de peñas y serrezuelas aisladas, caracterizadas por su naturaleza rocosa y formas altivas, siendo el Puig Campana donde con más fuerza se da ese carácter. Se trata de una pequeña gran montaña: un mogote calizo de cerca de mil metros de altura, de laderas empinadísimas rematadas por un vertiginoso roquedo. En sus faldas prospera una vegetación mediterránea, de pinar con enclaves de encina entre huertos abandonados. Más arriba, cuando la pendiente, que no la altitud, impide el crecimiento de árboles, un variado matorral aromático se adueña de las vertientes, hasta llegar a la roca culminante. En medio de la urbanizada comarca que rodea Benidorm, este monte es una pequeña isla de naturaleza agreste.

La ruta casi rodea la montaña: gana la cresta por un característico barranco de la vertiente suroeste, la recorre y regresa por la vía normal, la cual comienza bajando al norte, para luego rodear, en tendido descenso, las vertientes oriental y meridional hasta el punto de partida en el aparcamiento cercano a la Font del Molí.

Desde el aparcamiento, se ven la mole caliza del Tallat y la boca de la Canal del Carreró. La cumbre quedaría a la derecha

SITUACIÓN:

  • Zona: Sierras de Aitana y Aixortà (Cadenas Béticas)
  • Unidad: Marina Baixa
  • Base de partida: Finestrat (Alicante)

ACCESO: El “Free parking for Puig Campana trails” está 38 km al NE de Alicante por Campello y Finestrat. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 385 / 1.408
  • Mi tiempo efectivo: 4h46
  • Mi tiempo total: 5h33
  • Dificultades: Muy fácil. Tramos extremadamente empinados por terreno suelto.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir del aparcamiento reseñado, cercano a la Font del Molí, por el camino que se dirige al norte y va remontando el Racó de les Nou Houres por la vertiente izquierda del Barranc de les Marietes. Siguiéndolo cuando se mete en la Canal del Carreró, se llega al Bancal del Moro, donde hay que girar a la derecha (E) para alcanzar por el lomo la cumbre del Puig Campana.

Para bajar, localizar un breve corredor que corta el resalte que defiende la cima por el norte y dejarse caer por él. Continuar luego deslizándose por la pedrera a la izquierda (NO) hasta dar con el camino que atraviesa la ladera de Les Monges. Tomarlo a la derecha (NE) y al poco, pasando sobre el Coll del Pouet, dejarlo por una senda a la derecha (E). Ésta coincide con el PR-CV 289, que rodea la montaña a través de sus vertientes oriental y meridional, pasando por la Font de la Solsida y la Foia del Cap, hasta la Font del Molí.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Una bonita excursión, sin penas dificultad, pero bastante dura por lo escarpado y pedregoso de una parte importante del recorrido. Hay opciones más amables, pero quería una alternativa fácil a los recorridos habituales. Ésta no llega a ser una rareza pero sí permite disfrutar de cierta soledad, excepto en el paso por cumbre. Por lo menos es lo que me tocó a mí: sólo fui viendo otro par de montañeros por debajo de mí en la canal; me incorporé a una procesión en la arista cimera; volví a la soledad absoluta durante la bajada de la cara norte, y sólo un pequeño grupo que iba por delante me acompañó en el retorno por la vertiente oriental. A la vista de cómo estaba la cima, me imagino el PR que se utiliza como vía normal.

Contemplar la selva de rascacielos de Benidorm me produjo una sensación... que no sé cómo calificar. Era la primera vez que veía ese sitio en persona y... ¡buf! Es tremendo. Durante el recorrido de la cara este, toda esa acumulación edificios descomunales contra el fondo sereno del mar, desde luego bonito no hace; pero tampoco son extremadamente feos. No sé; es una imagen peculiar y, desde luego, impresionante. Aparte de eso, en otras direcciones, el panorama es extenso y da buena idea del relieve complejo de esta zona terminal de la Cordillera Prebética.

RELATO GRÁFICO:

Desde el aparcamiento junto al canal próximo a la Font del Molí, impresiona ya la vista del Puig Campana o, mejor dicho, del Tallat, que es su roquedo más espectacular, que se alza al oeste de la cima, que aquí aparece a la derecha, enhiesta pero chaparra. Salí por un ancho camino que sale al noreste desde la carretera y se bifurca enseguida. Yo fui por la derecha (NE) y llegué enseguida a un segundo cruce, donde giré a la misma mano (NE), siguiendo las indicaciones del “kilómetro vertical”

Pronto, con la ganancia de altitud, pude ver al suroeste la Serra d’Orxeta, al otro lado de Finestrat, y la del Cabeço d’Or más lejos.

Pese a la adjetivación de la ruta como vertical, la subida era muy gradual de momento. Y las condiciones de la senda eran inmejorables.

Pero pronto cambió la tónica y encontré el trazo interrumpido más de una vez por escarpes de roca, aunque cortos y sin dificultad.

Llevaba a la izquierda el cauce de un barranco seco; era el de Las Marietes, que me serviría de guía hasta la arista cimera y que, de momento, no atacaba la subida de frente sino que iba bordeando el Tallat por el sur.

Al dejar atrás dicha peña, giró a la izquierda y yo, siempre por la vertiente izquierda, hice lo propio, encarando el monte, al tiempo que salía del bosque a una ladera de matorral. Ésta se empinaba gradualmente y aparecía cortada por el tajo de la Canal del Carreró; no podía estar más clara la ruta.

Todavía atravesé otra pequeña mancha de árboles, con restos de antiguas terrazas. Sí que aprovechaban aquí la tierra.

Luego, los árboles desaparecían, supongo que por la excesiva pendiente, pues la altitud aún era muy modesta. Al volverme desde la boca de la canal, la vista alcanzaba ya la costa al sur de Benidorm, que se curva con elegancia hacia Alicante.

Durante la subida, me mantuve a la derecha de la pedrera que ocupa el eje de la canal, buscando terreno firme. También encontré eventuales trazas de paso que hicieron más cómoda la progresión. Si bien la pendiente era muy fuerte, superando en muchos sitios los 45º, esta ruta no presenta obstáculos.

El entorno era espectacular, con grandes paredes vertiginosas dominándome a la izquierda y...

... una sucesión de agujas, modestas pero airosas al otro lado.

El pasillo no sólo se fue empinando con la altura; también se estrechó, de modo que, al volverme...

... veía el mundo enmarcado en roca .

Al salir de la zona angosta, me encontré con que la pendiente remitía y en el Bancal del Moro, ancho collado abierto entre el Tallat y la cima del Puig Campana, la cual aparecía como un modesto lomo rocoso. Para encaramarme al mismo, tomé a la derecha (E) el sendero que alcanza la horcada por la otra vertiente y que es la ruta más utilizada.

La subida no es empinada y además el caminillo la hace cómoda a base de lazadas. Pronto pude contemplar una buena perspectiva de la cresta del Tallat a mi espalda.

A mi izquierda, la Serra d’Aitana se mostraba gris y achaparrada. La mayor montaña de la zona no tiene ni de lejos el carácter de este Puig Campana.

Al otro lado, una bruma llegaba entre el mar y el Cabeço d’Or.

La senda me pasó a la vertiente oriental, desde donde me quedé atónito ante el despropósito de Benidorm. Aunque había visto fotos y había oído de lo del Manhattan Mediterráneo, no te das cuenta de las proporciones hasta contemplarlo en directo. Y más comparando la altura de alguna torre con la de la Serra Gelada que se alza detrás.

Poco después, se me descubrió la cumbre, con su hito, al otro lado de...

... una pequeña depresión del cordal.

Veía ahora al noroeste la Serra d’Aitana más allá de la llamativa cresta del Monte Castellet. A mis pies, un roquedo en la cara norte delimita un pequeño pasillo, por el que iniciaría la bajada, pero eso ya lo contaré luego.

De momento, seguí recorriendo con los ojos el horizonte. A la derecha, al norte, las nubes oscurecían la Serra d’Aixortà, más allá de las crestas del Carrascal y el Ponoig.

Al noreste, la Serra de Bèrnia y el Peñón de Ifac rodeaban Calpe. A la izquierda de la primera, se divisaba en la lejanía, como una alargada mancha pálida, el Montgó.

Para iniciar el regreso, me dirigí de vuelta a la horcada oeste, girando sin alcanzarla a la derecha (NO) para perder unos metros por una traza que baja por el lado derecho de la vaguada.

Enseguida, se abrió a mi derecha un pasillo flanqueado por riscos verticales y, tras rodear unas rocas, me encontré ante...

... la entrada a un empinado y estrecho tubo. Me dejé deslizar por la grava que lo cubre, descendiendo rápidamente al este y...

... pasando por tanto bajo la cumbre. Al frente, el quebrado perfil de la Serra de Bèrnia aparecía ahora entre paredes grises de formas peculiares, pues...

... este pequeño corredor es corto pero espectacular. A la salida del mismo, giré a la izquierda (NO) y...

... proseguí el raudo descenso, por terreno muy suelto pero no demasiado incómodo y con la Serra d’Aitana ante los ojos.

El imponente roquedo cimero pronto quedó atrás y...

... entré en una zona algo más incómoda, con piedras más grandes y algunos pequeños resaltes, que preferí evitar por los correspondientes pasillos. Al poco de cruzar la linde de un bosquecillo mixto de pino y tejo,...

... me encontré con un camino que corta la ladera y lo tomé a la derecha (NE), caminando ahora...

... por una vereda ancha, de piso excelente y con carteles informativos y hasta rústicos escalones para salvar alguna irregularidad del terreno. Una verdadera avenida.

Pronto, cuando me lo permitían los árboles, fui viendo a mi izquierda la cresta del Ponoig, mientras que...

... a la derecha iba dejando atrás la cumbre del Puig Campana y la vistosa cresta que proyecta al norte y limita la pedrera por la que había bajado.

Al poco, cuando el pinar se hizo más denso, dejé el camino principal, que baja al Coll del Pouet, por una senda clara pero más estrecha que sale a la derecha (SE). Por ella, rodearía la vertiente oriental del monte para volver a la Font del Molí por la de la Solsida.

El caminillo seguía siendo magnífico y, tras ganar unos metros, salió de los árboles y empezó a descender en una tendida diagonal.

A mi izquierda reapareció el Ponoig, que mostraba ahora toda la cresta que une la cima con su satélite la Rabosa. Por otro lado, el paso por la Font de la Solsida es más bien soso: un abrevadero seco al pie de un resalte sin mucho atractivo.

Poco después, al ir variando la orientación fueron descubriéndose otras perspectivas: la Serra de Bèrnia y la costa de Altea.

También mirando arriba, hacia el monte, se descubrían vistas amenas; en este caso, una cresta de roca colorida.

Al entrar en orientación al este, descubría Benidorm más allá de una bonita alineación de cerros cónicos, el más alejado y alto de los cuales llaman La Mamelleta.

El siguiente hito de la ruta fue la Cova del Cremat. Lo que se ve de la misma es una cavidad que, para los que no somos espeleólogos, no parece que tenga mucho interés. Más tenía mirar hacia arriba, pues desde ahí es visible la cima, a la izquierda de un cancho más cercano.

También hay buena vista al este: Benidorm entre los cerrillos antes citados y la Serra Gelada.

Después, se descubrió también la costa al sur. A lo lejos, destacaba un sombrío monte de una peculiar forma cónica: la modestísima Serra de Fontcalent, de 446 m de altitud, que se alza al oeste de Alicante. En realidad es una cresta alargada pero desde aquí la veía en sentido de su eje.

A continuación, aparecieron Orxeta y Cabeço d’Or anunciando el final.

Y, sobre mí, el roquedo del Tallat bajo el que intuía ya la Canal del Carreró.

Llegué así a un rellano boscoso: la Foia del Cap. Siempre siguiendo el camino,...

... pasé junto a unas ruinas y caminé entre bancales bajo los pinos.

Al salir a un claro, descubrí a mi derecha el Puig Campana bajo una perspectiva familiar.

Estaba ante una pista, que crucé para continuar por el sendero bajo los pinos.

Al poco salí a una segunda pista, que tomé a la izquierda (SE).

Un claro entre los árboles me mostró la bonita cresta del Realet.

Luego, una última bajada más intensa pero breve me dejó en una carretera entre chalés que tomé a la derecha (N).

La vía pronto se hizo de tierra y volvió al pinar. Tras cruzar el Barranc del Puerto, traspone por un puente una gran acequia o pequeño canal que, efectivamente... es el mismo junto al que había aparcado esa mañana. Dejé aquí las marcas de PR, que van al área informativa de la Font del Molí, para seguir por una senda a la derecha (NO), la cual me condujo en pocos minutos al lugar donde me esperaba el coche.

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