Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: Excursión
bastante larga y con algunas pendientes fuertes en el inicio, carece casi de
dificultad. Ese par de pasos de I en la arista del Monturull son cortos y poco
expuestos y no creo que supongan un verdadero obstáculo para nadie, con lo que
el grado de la ruta queda en cierto modo exagerado. Por lo demás, poco que
comentar; la mayor parte del tiempo se camina por sendas balizadas, no hay
pasajes expuestos, etc. Una ascensión larga y bonita, a la vez que tranquila.
RELATO GRÁFICO:
Tras
aparcar junto al matadero, caminé al sureste por la carretera, hasta el “Camí
de la Muntanya”, que remonta el Riu Madriu. Se trata de un amplio camino
empedrado y perfectamente indicado; lo tomé a la derecha (SE), siguiendo de
momento las señales del GR-7.
Pronto me
encontré caminando por un auténtico túnel vegetal, del que salí para cruzar el
río y continuar el suave ascenso por la ribera derecha.
Poco
después llegué a las Bordas de Entremesaigües, situadas donde confluyen los
ríos Madriu y de Perafita y sale a la derecha (S) la senda que remonta este
último. La tomé, pasando a seguir el GR-11.10 y las indicaciones a los refugios
de Perafita y Claror.
Al volver
a cruzar el río, pude ver por un momento las crestas que me dominaban pero,
enseguida,...
...
volvía caminar entre muros verdes. Esta senda del Río de Perafita es más
estrecha que el Camino de la Montaña, pero igualmente clara y bien cómoda.
De vez en
cuando, la vegetación se abría a mi derecha al acercarse la vereda al cauce,
donde un juvenil torrente saltaba más que corría.
Piano,
piano, fui ganando altitud, circunstancia visible por al clarear la vegetación.
Desde los
tramos más abiertos, si me volvía, podía contemplar cómo el horizonte se iba
llenando de montañas; concretamente, el cresterío que va de Coma Pedrosa, al
Pic de Tristaina y en el que destacaba mucho el Pic del Pla de l’Estany.
El
entorno ya era más de prado que de bosque cuando dejé de lado un desvío a la
derecha que va a la cuenca de Claror que...
... podía
ver bajo el Pic Negre d’Urgell si alzaba la vista en aquella dirección. Ese
sería mi camino de regreso pero, de momento, continué recto, siguiendo el GR.
La luna
persistía en el cielo matinal mientras seguía remontando el valle.
La senda
me llevó a la vieja cabaña de Perafita, donde gira a la derecha (SE) para
dirigirse al...
...
moderno refugio del mismo nombre, abierto pero bien acondicionado y que
encontré en un estado de conservación y limpieza más que razonable. Allí se
encuentran varios itinerarios y un cartel ayuda a orientarse. Yo me mantuve,
siguiendo siempre el GR 10-11, en la misma dirección (SE) para cruzar el...
...
amplio rellano donde se asienta ambos refugios. Al cabo, una breve subida...
... me
dejó junto a un estanque anónimo, que bordeé por la izquierda para remontar
otro resalte, desde lo alto del cual...
... descubrí
el más bajo de los Lagos de Perafita, que dejé a la derecha. Continué ganando
altura, guiado por la senda a través de los prados, alternando rellanos...
... con
cuestas más bien suaves. En lo alto de una de ellas, había un gran hito de piedras,
que parecía invitar a contemplar lo ya ascendido y, más allá, el horizonte
occidental, quebrado por una línea de montañas que va desde el Monteixo,
destacado a la izquierda, al Pic del Estanyó, tras el que la cresta queda
oculta por unas lomas cercanas, aunque aún medio se ve la cumbre del Cabaneta.
En medio, destacaban especialmente Coma Pedrosa, la Pica de Estats (que parece
estar en la misma cresta pero, en realidad, asoma por el Port Dret) y los picos
de Tristaina y Font Blanca.
Ese
panorama debe de ser la razón de la señal pues, desde ella al Puerto de
Perafita aún quedaba una corta subida, ya muy tendida.
Al otro
lado de esa horcada, nace el Riu del Molí, fuente principal del Aranser, bajo
las alturas del Pic del Sirvent.
Giré a la
derecha (SO) para remontar el ancho y herboso lomo que asciende suavemente
hasta el Pic de Perafita.
A mi
derecha, sobre el valle que había remontado para llegar allí, se extendía el
fondo de montañas ya conocido, ahora con el Pic de la Cabaneta bien visible y
ampliado hasta el Anrodat.
Al otro
lado, mejoraba la perspectiva sobre el vallecito del Molí, descubriéndose uno
de los Estanys de la Pera. Al fondo, apenas se distinguían como sombras
borrosas la Tossa d’Alp y el Moixeró.
Mirando
atrás, más allá del Puerto de Perafita, el cordal se prolongaba por el Pic del
Setut hasta el de la Colilla, que tapaba cumbres de más porte.
Al
coronar el Pic de Perafita, descubrí, ya cercana, la cumbre del jornada: el
Monturull que, a la derecha, proyectaba un lomo casi horizontal, hasta el Pic
Negre d’Urgell; por ahí comenzaría la bajada.
Tras
descender del Perafita por su ancha arista suroeste,...
...
atravesé el Coll de Claror y emprendí la subida final al Monturull. La mayor
parte de la misma, transcurrió por terreno más bien suave, herboso y pedregoso,
y recorrido por una traza que hacía aún más cómoda la remontada.
Así, me
iba recreando los ojos con las vistas. A la izquierda, en la cresta que se
prolonga hacia La Llosa, veía ahora también el Tossal Bovinar.
Al otro
lado, podía ver ahora, árida y rojiza, la cabecera de Claror.
Pasada la
mitad de la subida, me encontré una afloramiento rocoso, en forma de placa
escalonada, bastante inclinada, que superé gateando (I).
Luego,
tras otro tramo caminando, llegué ante un segundo resalte, más empinado pero
lleno también de agarres (I). Como en el anterior paso, alguien se había
entretenido marcado con un punto rojo el sitio más fácil para superarlos.
Y ya no
me quedó sino caminar, por terreno mayormente romo y herboso, cada vez más
tendido, hasta descubrir el hito cimero del Monturull. Más allá, la cresta del
Cadí era una línea borrosa.
Al
noroeste, se abría el impresionante circo cabecero de Claror, abrazado por las
sierras de Port Negre y Mitjana. Entre las montañas del fondo, seguía
destacando sobre todo, pese a ser la más lejana,...
... la
Pica de Estats. Forzando el zoom de la cámara, se llegan a individualizar, a
sus lados, el Sotllo y el Montcalm.
Al
noreste, sobre la cuenca de La Pera, el Pic de la Colilla y el Tossal Bovinar
no dejaban ver más allá.
Al sur se
proyectaban las sierras Airosa y de la Muria, hacia una borrosa Cerdanya. Entre
la bruma y el ligero contraluz, el panorama quedaba bastante estropeado en esa
dirección.
Una cosa
parecida pasaba al suroeste, donde apenas llegaba a distinguirse el fondo del gran
valle.
En fin,
tras un buen rato en cumbre, emprendí la bajada por la Serra de Port Negre, amplio lomo
pedregoso, formado por un cascajo rojizo muy cómodo para caminar, que el
Monturull proyecta al noroeste.
Al
alejarme de la cima y tomar perspectiva, pude disfrutar de este hermoso cuadro:
la Serra del Sirvent, enmarcada por el Pic de Perafita y el Monturull.
La última
“cima” del día era el modestísimo Pic Negre d’Urgell, la subida al cual
llegando del Monturull es casi imperceptible.
Merece la
pena visitarlo, primero porque pilla de paso pero, además, porque aquí el
cordal se curva, destacándose una punta que es un estupendo mirador, tanto al
suroeste, para ver la cresta recorrido, como...
... al
norte, donde cae el verde vallecito de Perafita, bajo...
... el
amplio rellano superior de Claror. Hacia allí iba a ir y distinguía ya incluso
el trazo en el cascajo negro de la senda que me habría de guiar. Para tomarla,...
... giré
a la izquierda (O) con el cordal, para bajar por una empinada pendiente de
grava al Port Negre. Sin llegar a alcanzar la horcada, giré a la derecha (NO)
y...
... me
deslicé por el cascajo hacia el extremo del camino que había visto antes, el
cual se dirige a un rellano verde, atravesando la ladera del Clot de Port
Negre...
... en
diagonal, perdiendo altura muy poco a poco. Desde allí, el Pic Negre d’Urgell
parece otra cosa.
En el
rellano, la senda me llevó a rodear por la izquierda la cota 2.476. Al pie de
la misma,...
... me
fijé en la bonita perspectiva que forman las aristas paralelas del Pic de
Perafita y el Negre d’Urgell.
A
continuación, entré en una suave vaguada, de la que me salí para otro flanqueo,
al cabo del cual alcancé un nuevo rellano, abierto bajo el Calm de Claror y la
Costa de Bou Mort.
Desde el
mismo, veía más abajo los prados de Tolls de l’Olla, adonde me dirigía, pero no
bajé directamente. Siguiendo siempre la senda, di un rodeo al norte,...
...
pasando cerca del estanque de Basses Roges antes de...
...
emprender el descenso de la empinada ladera hacia el Refugio de Claror y...
... la
amplia pradera rodeada de montañas de Tolls de l’Olla, donde vadeé el Riu de
Claror antes de ir girando a la izquierda para rodear esta amplia cabecera,
mientras me dominaban los tres picos del día.
Antes de
doblar el espolón de la Serra Mitjana, me volví para contemplar la cuenca de
Claror bajo el cresterío que va del Pic Negre d’Urgell a la Coma de Bou Mort.
También
hay, desde ese morro, una hermosa vista de la confluencia de los torrentes de
Claror y Perafita. Por ahí me disponía a bajar, pero no directamente.
Tras
cambiar de vertiente, el camino me condujo en horizontal al este, atravesando
prados y pequeñas arboledas. Al poco, pasé junto al paisajístico Estany de la
Nou, lo bordeé por la derecha y ascendí una loma, tras la que...
... me
encontré ya ante el Riu de Perafita. Descendí hacia su eje por una suave rampa
herbosa y, allí, mi camino se encontró con...
... el
GR-11.10, que ya había seguido esa mañana. Tomándolo a la izquierda (NO), pasé
enseguida junto al Refugio de Perafita y continué descendiendo...
... por
el mismo itinerario por donde esa mañana había iniciado la ascensión. Durante
esta larga bajada por terreno conocido, fui haciendo balance de la semana que
había pasado en Pirineos, con esa mezcla tan conocida de satisfacción por las
cumbres y los valles visitados y cierta nostalgia por el final de la campaña.
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