Peñas Pintas (1.985)

ASCENSIÓN DESDE LAS SALAS

CARA SUR DE LA PEÑA ORIENTAL

El Pico Yordas lleva la fama y las Peñas Pintas cardan la lana. En eso se pueden resumir mis impresiones después de haber ascendido ambas cimas. Dentro del puñado de peñascos que dominan el embalse de Riaño, en plena Montaña Oriental leonesa, el monte que hoy traigo no es sólo son el más alto, sino también el más altivo y afilado. Las Peñas Pintas se presentan como una cresta horizontal de caliza clara que se eleva abruptamente más de 500 m sobre el terreno circundante, con dos puntas destacas en sus extremos. En los alrededores, prosperan bosques umbríos y alegres prados que, con su verdor, contrastan con la bravura de la roca. Todas las ascensiones presentan cierta dificultad y la arista cimera, aérea y panorámica. En suma, pese a no alcanzar los 2.000 m, me atrevo a decir que las Peñas Pintas constituyen una de las montañas más bellas e impresionantes de la Cordillera Cantábrica.

La pedanía de Las Salas se asienta al pie de la vertiente meridional de las Peñas Pintas. Partiendo de ella, se trata de recorrer la cresta, accediendo a la misma mediante trepada directa al pico oriental y bajando, también directamente, desde el occidental y más alto.

Vertiente norte de las peñas Pintas

SITUACIÓN:

  • Zona: Montaña Leonesa Oriental (Cordillera Cantábrica)
  • Unidad: Montes de Riaño
  • Base de partida: Las Salas (León)

ACCESO: Las Salas está 77 km al NE de León, por Robledo de Torío, Boñar, Sabero y Crémenes. El mejor sitio para dejar el coche es la plazoleta junto a la iglesia. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.018 / 1.985
  • Mi tiempo efectivo: 5h20
  • Mi tiempo total: 6h56
  • Dificultades: F+. Varias trepadas fáciles; a destacar dos, una a media subida a la cresta, otra al inicio de la bajada, ambas de unos 20 m, casi verticales pero sobre buena roca y con apoyos abundantes (I+). Buena parte de la ruta transcurre fuera de camino, a veces por terreno incómodo.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir de Las Salas por el extremo oriental del pueblo, tomando la pista que sale al E, pasa por La Mata y remonta el barranco que baja entre los montes de La Corona y El Corón para alcanzar la base del lomo sur de la Peña Pinta Oriental en Las Lombas. Trepar por el mismo, ya sin camino, alternando terrazas y chimeneas herbosas con fáciles resaltes rocosos (I+) hasta alcanzar la cima de la mencionada Peña Oriental (F+). Tomar la cresta a la izquierda (O) para, superando pequeñas dificultades (I) alcanzar la cumbre principal de las Peñas Pintas (F).

Girar a la izquierda para bajar por la arista SO, destrepando cerca del inicio el paso más delicado de la ruta: un diedro muy empinado seguido de un lomo liso, que totalizan unos 20 m (I+). Poco después, algo por debajo de la cota 1.900, derivar a la izquierda (SE) y continuar descendiendo, caminando por terreno incómodo, pedregoso y empinado, hasta el rellano de Las Traviesas (F+). Llegando allí, tomar a la derecha (SO) una senda balizada, pasar una collada y, cuando se bifurca frente a la Peña Llueza, seguir por la izquierda (SO). Al desaparecer el trazo, proseguir manteniendo cota por la ladera hasta ver, unos cien metros más abajo, un chozo asentado en otra terraza, la de Matas Calientes; girar entonces a la izquierda (S) y bajar directamente hacia él. Tomar allí un camino que sale a la derecha (NO) y seguirlo hasta el lomo suroccidental de la Peña Llueza. Descender por él a la izquierda (S) para alcanzar el Collado del Pando, por donde pasa un camino que, tomado a la izquierda (E), conduce a Las Salas.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Ruta exigente, aunque no presente grandes dificultades, longitud ni desnivel. El paso prolongado por terrenos abruptos sin señalizar requiere hábito e instinto. Creo que debe de haber una bajada del pico occidental mejor que la que hice. Posiblemente, hubiera debido permanecer algo más en la arista SO del mismo antes de desviarme hacia la ladera meridional. Por otro lado, creyendo acortar al ir por la izquierda en la bifurcación de Las Traviesas, hubiera sido probablemente mejor volver a la arista por encima de Peña Llueza; de hecho, a partir de ahí, desaparecieron, primero, las marcas y, luego, la propia senda.

RELATO GRÁFICO:

Tras aparcar junto a la iglesia de Salas, eché a caminar siguiendo la carretera al sureste, por la acera de la izquierda. Cerca de las últimas casas, me desvié por una pista que sale a ese lado (E) y remonta en diagonal una ladera.

Pronto dejé atrás el pueblo y entré en un denso robledal. Tras un breve flanqueo, el camino giró al norte para entrar en el barranco que se abre entre los montes de La Corona y El Corón, del que se sale a un amplio prado.

En medio de una niebla cada vez más densa, me encontré una bifurcación y seguí por la derecha (NO), siempre en suave ascenso.

Al poco, pasé por un pequeño claro con cabaña y fuente, que sería un lugar delicioso como base de ascensión, si no fuera porque la fuente estaba seca y, la cabaña, cerrada a cal y canto.

Subiendo, subiendo, las hayas fueron sustituyendo a los robles. Una mayor luminosidad anunció que estaba próximo a salir de la niebla.

Esto sucedió precisamente al finalizar la pista en Las Lombas, amplio lomo herboso que nace al pie de la Peña Pinta Oriental, que se elevaba ante mí, todavía medio velada.

Estaba en una collada y, hacia el este, penachos de vapor surgían de la nube y jugaban con la roca y los árboles.

Al sur, el Pico Jano se elevaba al otro lado del valle del Esla, de donde había salido. Giré al otro lado (N, izquierda al llegar), para remontar la loma, amplia y herbosa, y acercarme al...

... poco marcado lomo meridional de la Peña Pinta Oriental, que me disponía a superar para alcanzar esa primera cima del día. No había traza ni señales pero la ruta más accesible se veía con claridad, dibujado por la hierba: un pasillo hasta una terraza, tomarla a la izquierda y llegar a una segunda rampa de hierba más ancha para subir a un otro rellano, más adivinado que visto. Luego, ya iría viendo.

El primer corredor de hierba era empinado pero carente de dificultad.

Al salir del mismo, distinguí a la derecha la pirámide perfecta del Espigüete.

Giré a la izquierda (NO) para recorrer la terraza subsiguiente, hasta salir a un hombro, al otro lado del cual...

... descubrí el valle del Dueñas inundado por la niebla.

Girando a la derecha (N), retomé la dirección original, remontando una ancha rampa de hierba, soslayando los canchos, hasta un segundo rellano, desde el cual, estando...

... habiendo superado los primeros 200 m desde el collado, la visión hacia abajo comenzaba a ser impresionante. Se veía, además, sobresalir de la niebla los dos cabezos que enmarcan el barranco por donde había comenzado a subir desde Salas.

A partir de esa segunda terraza, encaré directamente la pendiente. El terreno se volvió más rocoso y se hizo imposible progresar sin afrontar pequeños escalones de roca, todos sumamente fáciles (I).

El más delicado fue, algo por encima de los 1.600 m de altitud, un muro de unos 20 m de aspecto liso y vertical, pero que...

... resultó estar interrumpido por multitud de repisas herbosas que permitían una trepada fácil y segura (I+).

Salí entonces a un tercer rellano, desde donde pude ver ya, a mi izquierda, la cumbre de Peñas Pintas sostenida por una extensa rampa caliza. 

Giré a la derecha (E) para recorrer la terraza hasta lo alto de un lomo, al otro lado del cual...

... se extendía a mis pies uno de los brazos del embalse de Riaño y comenzaba a asomar la afilada cresta del Gilbo. Allí, giré a la izquierda (N) para...

... afrontar directamente el contrafuerte de la Peña Oriental, algo más definido a partir de entonces. Durante unos 200m de desnivel, fui alternando la remontada de rampas herbosas con la superación de pequeños escalones rocosos fáciles (I).

Alcancé una nueva terraza, desde la cual se levantaba otra sección similar, en...

... este caso más corta. Unos 80 m antes de...

... afrontar otros 40 m de placa más lisa y empinada (I), superada la cual...

... me encontré en la cima de la Peña Pinta Oriental, descubriendo el vecino Pico Llerenes y un horizonte quebrado por el Macizo del Mampodre, el Tiatordos y la Peña Ten.

Pero lo que más me impresionó fue, a mi derecha, la tremenda caída hacia Riaño.

Continuando con la vuelta, al sureste, uno de los brazos secundarios del pantano y el pueblecito de Horcadas, dominado por el Pico Loto.

Al sur, con la altitud, se dejaban ver ahora, más allá del Jano, Peña Corada, el Cerroso y Peña Rionda.

Al otro lado, al norte, el Yordas aparecía enmarcado por el Cornión y los Urrieles.

Al oeste (izquierda al llegar), tenía la cumbre al otro extremo de una cresta altiva pero de apariencia fácil; un ancho lomo de caliza y hierba, que me dispuse a recorrer.

En primer lugar, bajé al collado inmediato por una amplia rampa herbosa de mediana pendiente.

Al otro lado de la horcada, el terreno se elevaba en una cota intermedia (1.958). Tras soslayar una primera parte del crestón por el lado derecho (N), salí a un hombro, a partir del cual era imposible evitar la roca.

Ésta se presentaba como un empinado lomo calizo lleno de apoyos (I), por el que trepé despreocupadamente durante una treintena de metros.

El roquedo era el típico de la Cordillera Cantábrica.

Al ganar altura, mejoró la perspectiva sobre la punta oriental.

Vino a continuación una bajada empinada por hierba a la derecha de la arista; un breve rellano, y una nueva sección rocosa. Esta vez se trató de un corto crestón horizontal el cual, pudiendo pasarse caminando, es el tramo más estrecho de arista. Después, tras una horcada ancha y poco profunda, una nueva subida me llevó a...

... la horcada abierta entre la cumbre principal y una punta secundaria desprendida al norte. A su través, había una bonita vista del Pico Llerenes y el Mampodre.

Merece la pena encaramarse a ese modesto risco, lo que requiere trepar (I) cuatro o cinco metros.

Por su situación excéntrica, se tiene la mejor perspectiva del embalse enmarcado por los picos Yordas y Gilbo, así como la propia Peña Oriental. Al fondo, se alineaban los Picos de Europa, el Pandián y los montes del Alto Carrión.

Al otro lado, esperaba la cumbre de Peñas Pintas. Volví a la horcada y trepé por la arista a la derecha (O), la cual...

... se presentó en su arranque como una cuchilla de inclinada y llena de agarres (I) que, de todas formas, se puede superar aún más fácilmente por una repisa herbosa en su flanco izquierdo.

Al oeste, aparecieron las cimas de la Montaña Central, ocultas hasta entonces. La visión de un trozo del Embalse del Porma, me permitió determinar que las crestas con nieve del fondo corresponden a la Cuerda de Faro y la Sierra de Sentiles.

Girando la vista a la derecha, en el horizonte septentrional, se veían ahora más claramente el vecino Llerenes enmarcado por el Macizo del Mampodre y Peña Ten, así como...

... el Yordas, con el fondo de Picos de Europa.

La propia cresta de Peñas Pintas me tapaba buena parte del embalse y los montes que lo rodean, aunque el fondo del Pandián y el Alto Carrión seguía visible.

Al sur, de lejos a cerca, Peña Corada, la cresta del Cerroso y Peña Rionda, el Jano y, a los pies de este último, Salas asomando a un lado del Corón y la Corona, con el barranco que remonté al inicio en medio de ambos cabezos.

Para descender, escogí la arista suroccidental (izquierda al llegar). Por ella al principio y luego por las pendientes que la flanquean a la izquierda (E), alcanzaría el verde Collado del Pando, visible más abajo, para tomar el antiguo camino que desciende su vaguada sureste hasta Sala. Todo el itinerario podía verlo desde lo alto de Peñas Pintas. El inicio de la arista es un lomo rocoso ancho y de pendiente moderada, por el que bajé caminando. Perdidos unos 50 m, el terreno se empinó bruscamente y hube de...

... destrepar un diedro de buena roca, con pocos apoyos pero bien situados (I+), tras el cual encontré un lomo liso más inclinado (I). El tramo son unos 20 m, al cabo de los cuales,...

... la ladera de la izquierda fue mostrándose más favorable. A 1.880 m de altitud, pareciéndome mejor opción, derivé a ese lado (S), dejando la arista para pasar a caminar por un terreno carente de obstáculos pero incómodo por lo empinado y pedregoso. Esta rampa acababa en la gran terraza herbosa de Las Traviesas donde distinguí el techo anaranjado de una cabaña.

De vez en cuando, pasé tramos rocosos, en forma de lanchas de mediana inclinación, por las que pasé caminando.

El terreno se empinó más llegando a la base de la pendiente, cerca ya de la cabaña, que había tomado como referencia. No llegué a alcanzarla pues, antes, me...

... topé con una mala senda, balizada con hitos y marcas de PR, que recorría la base de la ladera. La tomé a la derecha (SO) y, por ella, llegué al collado abierto entre el monte y un crestón señalado en el mapa con la cota 1.506. Volviéndome desde allí,...

... se puede ver la Punta Oriental y el perfil de su lomo sur, por donde había subido.

Al otro lado, la senda continuaba hacia la modesta Peña Llueza. A sus pies, se bifurcaba y, como tenía que ir hacia abajo, continué a la izquierda (SO), lo que no sé si fue buena decisión. Dejé de ver marcas pero la senda continuó siendo clara hasta un modesto lomo rocoso desprendido de la Peña Llueza.

Atravesando la ladera hacia él, podía ver a mi izquierda el caserío de Salas recostado entre verdes laderas cuya suavidad se rompía en la cresta del Jano.

Al otro lado, me dominaban las extensas rampas calizas que sostienen las Peñas Pintas.

Al doblar dicho espolón, el trazo que seguía se fue difuminando hasta desaparecer totalmente. Como tenía a la vista el Collado del Pando, me dirigí hacia él atravesando la ladera herbosa, trufada de canchos. El terreno se fue haciendo más incómodo según avanzaba, así que, cuando...

... vi más abajo un chozo en un rellano, decidí girar a la izquierda (S) y bajar directamente hacia él, con la esperanza de encontrar algún camino. Tras perder unos 100 metros por terreno incómodo y empinado, alcancé...

... la terraza de Matas Calientes. Efectivamente, al chozo, bastante bien conservado por cierto, llegaba...

... un sendero desde el oeste y lo tomé en dicha dirección (derecha). El mismo me condujo no en dirección al Collado del Pando, sino ganado altura, de modo que...

... alcancé el lomo suroeste de Peñas Pintas, prolongación de la arista por la que había abandonado la cumbre, unos cien metros por encima de la horcada, que alcancé girando a la izquierda (S) para seguir la divisoria.

En el Collado del Pando, tomé a la izquierda (E) un buen camino balizado como GR 1 (Ampurias - Finisterre... interesante ¿no?), el cual me llevó a descender, atravesando los prados al pie de las Peñas Pintas, por...

... la vaguada de ese lado, que baja hacia Salas.

No tardé en entrar en el bosque, del que salí...

... prácticamente junto a las primeras casas del pueblo. Sobre ellas, el cresterío del Jano y, a mi espalda,...

... las Peñas Pintas.

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