Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: Excursión de
mediana longitud y dificultad prácticamente nula, en todos los sentidos, al
alcance por tanto de cualquier senderista con iniciativa y ganas de alcanzar
unas cimas destacadas disfrutando no sólo de la belleza del paisaje, sino
también de una (relativa) soledad. Poco hay que añadir al relato de la
ascensión. Quizás, que hay que prestar atención a la señalización, pues son
tantos los senderos balizados en esta zona, que pueden llegar a liar un poco y
provocar confusión en los cruces múltiples.
RELATO GRÁFICO:
En el
estribo occidental del dique del embalse de Les Bouillouses, tomé el sendero
balizado GR10 para bordear el lago por el oeste, caminando a veces junto al
agua, a veces un tanto separado de la orilla.
A la
altura de la cola del embalse, gané algo de altura, los primeros metros del
día, para rodear el Roc Roig. Desde ese pequeño alto, merece la pena volverse a
contemplar este gran lago recrecido.
Al otro
lado, entré en un ancho valle herboso, por el que corre el río Têt antes de ser
embalsado, bajo las alturas del Puig de la Grava y la Serra de l’Orri. Me
encontré ante una bifurcación, debidamente señalizada con un cartel. Aquí dejé
el GR10, tomando a la derecha (NE) el “Tour del Capcir” en dirección a la
Balmeta y Camporells, ruta balizada con trazos de pintura roja y amarilla.
Poco
después crucé el río por un puente y di con una segunda encrucijada. El ramal
de la izquierda va a remontar el vallecito de La Llosa y por él regresaría más
tarde de la cumbre.
De
momento, seguí por la derecha (NE), por el Tour del Capcir, atravesando una
ladera herbosa hacia un alto que se veía al fondo entre árboles, desde el
cual...
...
volvía a ver Les Bouillouses.
Pasado
dicho lomo, entré en el barranco por donde baja el arroyo del Peric, que pasé
por un puente, para encontrarme un tercer cruce en la orilla izquierda. Aquí
giré a la izquierda, para,...
...
siguiendo siempre las marcas del Tour del Capcir, remontar el modesto cauce. Al
fondo, fue brillando en el contrasol un cerro redondeado: el Petit Peric,...
... con
al cual pronto se reunió su hermano mayor. En el lomo del primero empezaba a
distinguir el trazo de una senda; precisamente aquélla por donde ascendería, de
modo que iba viendo ya toda la subida al Puig Peric a partir del final de la
aproximación.
Poco
después dejé atrás definitivamente los árboles en el collado de la Balmeta,
donde se alza la cabaña homónima, que encontré en un estado de limpieza y
conservación francamente lamentables; aparte de que la suciedad acumulada en el
interior era notable, alguien se había encargado de no dejar sano un cristal,
la puerta no cerraba, etc. Eso sí, techo y paredes parecían sólidos. La senda
se desdibujó momentáneamente pero un cartel señala a Camporells en la puerta de
la cabaña. Girando pues a la izquierda (N),...
...
remonté los prados en la dirección indicada, encontrando al poco de nuevo la
senda claramente dibujada en la hierba. Por ella fui ganando altura en diagonal
por un lomo que viene del Petit Peric.
Volviendo
la vista a la izquierda, empecé a ver asomar, más allá de Les Bouillouses, las
crestas del Moixeró y la Sierra del Cadí.
Alcancé
lo alto de la loma en el collado que separa el Petit Peric del Puig del Pam.
Allí aparecieron a mi derecha la Muntanyeta y la Serra de Mauri, que dominan
Formiguères.
Cambié de
vertiente y, tras un breve flanqueo, cuando el camino del Tour del Capcir cruza
un torrente, lo dejé por la derecha (NO) para remontar el cauce por un modesto
trazo de su orilla derecha.
Enseguida
llegué al Estany de l’Anec, tras el cual se elevaba ya francamente la cresta de
los Perics. El camino a seguir era obvio: comencé por seguir unas rodadas que
bordean el estanque por el este (derecha), continuando prado arriba cuando se
esfuman para encaramarme a la loma que tenía delante. Allí giré a la izquierda
(O) y...
... fui
recorriendo el suave cordal herboso que separa...
... el
Estany de l’Anec, que pasé a llevar a la izquierda, de...
... otro
laguito anónimo, a mi derecha.
Tras
cambiar otra vez de dirección y pasar una pequeña collada, la loma acabó
dejándome al pie de la descomunal cúpula de guijarros que es el Petit Peric.
Ascendí por una traza que sube directa por la recia pendiente, ganando altura
con rapidez, pues resultó más cómoda de lo que aparentaba.
Pronto
fueron visibles a mi espalda, más allá del Mont Llaret y Les Bouillouses, las
crestas del macizo del Puigmal. Tras un inicio de subida muy empinada,...
... la
pendiente fue remitiendo, al tiempo que...
... la
perspectiva del Puig Peric a mi izquierda anunciaba...
... la
cercanía de la cima. Al culminar, apareció los hasta entonces invisibles Puig
de la Portella Gran. Más a la izquierda, se descubrieron también el Pic de
Tarbésou...
... y el
grupo del Baxouillade, al otro lado de un gran altiplano lacustre.
Girándome
al sur, más allá del verde Capcir, se desplegaba un amplio sector de
cordillera, del Canigó a la Sierra del Cadí, enmarcados por el Pic de la Pelade
y el gigante de la Cerdanya, el Carlit.
Continué
la ascensión tomando la cresta a la izquierda (O) para recorrer la amplia comba
de lomo pedregoso que separa ambos Perics.
Al paso
por el collado intermedio, observé a mi izquierda la suave vaguada sur por
donde transcurre la ruta de subida más utilizada.
De hecho,
si hasta entonces seguía un trazo más o menos sutil, fue un verdadero camino,
estrecho pero bien marcado y pisado, lo que encontré en la arista oriental del
Puig Peric.
A llegar
a la cumbre, nuevamente se descubrió el Carlit.
El
horizonte occidental se había incrementado considerablemente. Más allá de los
lagos de la Llosa y Blau, se extendía un mar de picos, entre los que destacaban
el Puig Pedrós de Lanòs.
Al sur,
se mantenía la amplia perspectiva hacia el Ripollès.
Al este,
sobre el Petit Peric, el Pic de la Pelade.
Más a la
izquierda, la larga cresta rematada por el Baxouillade.
Ahora,
más allá del Puig de la Portella Gran, llegaba a ver el grupo del Pic d’Ouxis.
Hay al norte de la cordillera todo un mundo de montañas habitualmente
desconocidas para los habitantes del sur.
Más o
menos en esa dirección, a la derecha al llegar (NO), comencé el retorno, caminando
hacia una antecima, marcada también como la cumbre.
Tras
ella, la cresta, un lomo pedregoso sin dificultad, caía suavemente hacia una
prominencia que...
... la
senda que iba siguiendo bordea por la occidental. En medio de esa travesía, vi
a la izquierda...
... caer
hacia los lagos Blaus una empinada pendiente de guijarros, por la que
serpenteaba una traza de paso. Giré hacia allí (O) y me dejé deslizar por la
misma, perdiendo...
... cerca
de 200 m de desnivel en un periquete y alcanzando la hierba, que...
...
continuaba bajando, más suavemente, hacia los lagos. Proseguí hacia allí y,...
... con
la distancia, pude observar con más perspectiva esa rápida bajada.
A media
distancia entre la base de la pedrera y el Petit Estany Blau, la senda me llevó
a girar a la izquierda (SO) y continuar el descenso, ahora en dirección al
Estany de la Llosa.
Cuando me
encontré con unos neveros que terminaban en la Coma de la Llosa, me olvidé del
trazo y me dejé caer directamente por la nieve, cuya pendiente apenas alcanzaba
los 30º.
Es éste
un hermoso paraje, con las superficies acuosas brillando entre la hierba bajo
vertientes minerales. Especialmente atractiva me pareció la perspectiva del
mayor de los Estanys de la Llosa bajo la Serra de l’Orri,...
...
resaltada por las pequeñas figuras de dos montañeros.
Girando a
la izquierda (SE), proseguí el descenso caminando por suavísimas pendientes
herbosas. Frente a mí, iba adivinándose la masa azul de Les Bouillouses bajo
las crestas del Puigmal.
Buscando
el sendero, iba pasando entre lagos...
... a la
sombra del Puig Peric.
Lo vi al
otro lado del torrente; lo crucé con algún trabajo y lo tomé a la derecha (SE)
para...
...
seguir el valle en su gradual descenso entre prados y arboledas.
Sobre tan
apacible paisaje, asomaban de vez en cuando las crestas agrestes del Carlit.
Durante
el trayecto, pasé junto a una cabaña metálica y...
... otro
estanque anónimo antes de alcanzar un modesto alto, desde el que...
... se
veían por última vez la Serra de l’Orri y el Puig Peric. A partir de ahí,...
... el
camino me separó del torrente, pasando a caminar por una pendiente boscosa desde
la que ya se veía cercano el gran lago de Les Bouillouses.
Antes,
otro ibón; dejé a la izquierda el Estany de l’Esparver enmarcado por los picos
de Pam y Llaret. Para hacerse idea, el collado que hay en medio es la Balmeta.
Luego
pasé a ver a mi derecha el gran ensanche encharcado del valle del Têt que esa
mañana había bordeado.
Efectivamente,
poco después llegaba ante el puente por el que había cruzado el río a la ida.
Allí me reencontré con el camino del Tour del Capcir, que tomé ahora a la
derecha (SO) para...
...
regresar, bordeando de nuevo el embalse, hasta...
... la
presa de Les Bouillouses, desde donde me despedí del Puig y el Petit Peric.
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