Pico de l'Ibonet o Arriouère (2.864)

ASCENSIÓN DESDE RIOUMAJOU

CRESTEO DE SUR A NORTE

El Pico del Ibonet o d'Arriouère es el más alto (sin contar el de la Madera, que apenas pasa de hombro) del sector de divisoria pirenaica que se extiende entre los picos de Troumouse y Culfreda, constituyendo las cabeceras de los valles de Bielsa y Aure. Este tramo, al no superar la mágica cota tresmil, es relativamente poco frecuentado, a pesar la elegancia y altivez de su cresterío, que se eleva en picos de considerable prominencia y posee horizontes despejados. Esa rocosa culminación, corona unas grandes laderas de hierba que se extienden sobre bosques profundos y húmedos en ambas vertientes. En fin, una delicia donde apartarse del gentío sin tener que renunciar a la belleza en su versión más pirenaica.

La ruta recorre la cresta entre los dos collados que flanquean el Pico del Ibonet o d'Arriouère, subiendo y bajando por los itinerarios más accesibles de su vertiente oriental.

La cima del Pico del Ibonet o d'Arriouère desde su vertiente oriental

SITUACIÓN:

  • Zona: Alto Sobrarbe (Pirineos)
  • Unidad: Macizo de Culfreda
  • Base de partida: Hospice de Rioumajou (Hautes-Pyrénées)

ACCESO: El Hospice de Rioumajou está 170 km al NE de Huesca, por Sabiñánigo, Aínsa, Aragnouet y Tramezaïgues. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.558 / 2.864
  • Mi tiempo efectivo: 5h00
  • Mi tiempo total: 8h07
  • Dificultades: F+. Trepadas por roca mediocre (I) en el acceso al Port d'Arriouère y arista cimera. Neveros hasta 40º.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: En el Hospice de Rioumajou, tomar al sur el sendero balizado GR105, que sube al Puerto de Ordiceto. Hacia los 1.720 m de altitud, en la segunda lazada a la izquierda, seguir recto (NO), cambiando a una senda más borrosa, marcada con pintura anaranjada. Ésta conduce al Pic de Lia, atravesando en diagonal la Montagne de l'Estat y se deja igualmente, sobre la cota 2.320, al entrar en la vaguada que baja del Port d'Arriouère. Girar entonces a la izquierda (O) y remontarla, ya sin senda, primero caminado por rampas herbosas y neveros y, luego, en los cien últimos metros, trepando por terreno fácil (I) pero bastante descompuesto. Al salir al Port d'Arriouère (F+), seguir la arista a la derecha (NO), superando un par de cortos escalones (I), hasta el Pic d'Arriouère (F).

Seguir por la cresta al norte, sin dificultad, hasta el collado al sur del Pic de Lia, donde se reencuentran las marcas anaranjadas. Tomar esa ruta a la derecha (NE) y seguirla a través de la Montagne de l'Estat, hasta Rioumajou.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Hermoso pico y fantástico mirador, su (relativa) poca altitud lo ha eclipsado un tanto. Entre las dos rutas más o menos normales, ésta y la de Trigoniero, me decanté por el lado francés pues una visita a Rioumajou siempre está justificada. Tras la experiencia, he de decir que es una ascensión de categoría, directa y exigente en lo físico, visualmente muy bonita y con la dificultad mínima para que resulte por momentos divertida.

La principal exigencia, más que en las trepadas, está en la falta de senda y marcas durante buena parte de la subida. Pero, si se hace ida y vuelta por donde bajé (que es lo usual), se dispone de senda casi todo el tiempo y no hay que trepar, bajando mucho la dificultad. Pero la ruta perdería encanto.

RELATO GRÁFICO:

Ante el Hospice de Rioumajou, un cartel informaba de las rutas que parten de aquí, marcadas con pinturas de colores. La mayor parte del recorrido de ascensión al Pic d’Arriouère se correspondería con la anaranjada, señalada al Pic de Lia. Aunque es más cómodo, al principio, seguir al sur las más abundantes marcas rojas y blancas del GR.105, que sube al Puerto de Ordiceto.

El camino comenzó por cruzar el Rouisseau de l’Estat por un puentecillo. Con esos pocos metros de avance, se me descubrió ya, al fondo del curso de agua, la cumbre del día.

La senda me llevó a entrar en el bosque, sobre el que brillaba la rechoncha figura del Pico de Ordiceto.

Al poco, en un cruce, giré a la derecha (SO), dejando de lado la ruta que va al Puerto de Cauarère y los Culfredas.

Salí a una pradera, primer tramo empinado de la ruta, desde la que pude ver cómo Rioumajou quedaba abajo. A continuación,...

... volví a caminar bajo los árboles y el camino comenzó a trazar lazadas.

Del vértice del segundo giro a la derecha, a 1.720 m de altitud, sale recto (NO) un trazo más borroso. Sendas marcas de pintura indican que por ahí no va el GR, pero sí la ruta naranja... así que lo tomé para pasar a remontar, en una prolongada y tendida diagonal...

... las extensas laderas de la Montagne de l’Estat. Ésta es un gran cuenco herboso con manchas de bosque que se extiende bajo el Pic d’Arriouère. Pronto volvió a ser visible dicha cumbre, flanqueada por los picos de Castet y l’Estat. La senda nunca estaba muy clara pero, con las marcas de pintura, se seguía más o menos bien, hasta que llegué a un rellano, hacia los 1.950 m,...

... al fondo del cual hay una vistosa cascada. Allí perdí del todo el trazo. Por la lógica del terreno, giré a la izquierda (S),...

... en busca de unas pendientes de esquisto, por donde corrían otros dos chorros de agua, que me parecieron el mejor acceso a niveles superiores. Luego, bajando, descubriría que debía de haber ido más lejos a ese lado, pues la senda remonta el contrafuerte que, un poco a la izquierda de lo que se ve, baja del Pic de l’Espade. Precisamente, tras superar la citada rampa, me encontré con...

... un hito de los que marcan la senda que pretendía seguir. Me reincorporé pues a la misma, tomándola a la derecha (NO) para continuar ganando altitud en diagonal a través del pasto, hacia la collada que forma un lomo que veía justo a la izquierda de los Picos de l’Estat.

En este tramo relajado, pude constatar cómo la vista se había ido ampliando a mi derecha, desvelándose los picos de Lustou y Culfreda sobre la pradera de Rioumajou.

Al otro lado, una terraza herbosa permitía un cómodo acceso a una segunda collada, visible bajo el Pic d’Arriouère.

A continuación, encontré los primeros neveros, que la senda cruzaba para descender a un amplio cóncavo bajo el Port y Pic d’Arriouère; es decir, que desde allí ya pude ver con cierto detalle la arista que recorrería de subida. Como mi intención era ganar la cresta, no descendí, sino que dejé la senda por la izquierda (O) para atravesar la ladera horizontalmente por un nevero acumulado entre la hierba y la roca, hacia la base de un lomo más allá del cual se adivinaba la entrada a un tubo que subiría a la izquierda.

Tras ese flanqueo, cómodo por la escasa pendiente lateral,...

... lo que encontré fue una ancha vaguada de pendiente moderada que subía al oeste hacia la divisoria. El terreno, mixto de hierba, esquisto y nieve, no planteaba obstáculos. Tras superarlo, llegué ante...

... un amplio rellano nevado al pie del Pico de Castet, impresionante cuenco con restos de pequeños aludes al pie de las paredes oscuras. Giré allí a la derecha (N) y...

... caminé paralelo a la cresta y hacia la cumbre, hasta llegar casi al pie del pico, allí donde, más allá de otro montón de seracs, se adivinaba un corredor que, a la izquierda, permitiría un ascenso fácil.

Efectivamente, se trataba de una pendiente de roca muy degradada pero de ligera pendiente, que remonté medio caminando...

... medio trepando (I) con cierto cuidado.

Al cabo de un centenar de metros de desnivel, vi sobre mí una cornisa ocupando el collado, por lo que derivé a la izquierda, hacia un espolón con algo de hierba que flanquea la horcada. Por él alcancé la cresta a pocos metros del Port d’Arriouère.

Desde amplia horcada herbosa, divisé al otro lado la cresta que domina por el sur el valle de Pineta, con las Tres Sorores en su extremo.

Volviéndome, pude ver, sobre Rioumajou, las crestas de los macizos de Bachimala y Posets prácticamente al completo.

Al sur, el Pic de l’Espade y su satélite el de Castet presentaban un aspecto magnífico.

Pero era al otro lado hacia donde debía ir; al norte (derecha de subida), un amplio lomo de hierba ascendía hacia la cumbre. Comencé a caminar por él y...

... pronto el terreno se volvió pedregoso y algo más afilado pero sin presentar obstáculos. Bajo el vecino Espade, comencé a ver el Ibón de Trigoniero.

Superados unos dos tercios de la subida del collado a la cima, surge un pequeño crestón que...

... hube de ayudarme de las manos para superar (I). A continuación del mismo,...

... la cresta se tiende y vuelve a ensanchar hasta la cumbre del Pic d’Arriouère.

Volviéndome al este, la vista era aún más impresionante sobre los grandes macizos vecinos y la pradera de donde había partido.

Al sur, más allá del Pic de l’Espade, eran visibles la pareja de Suelza y Fulsa y, más lejos aún, el Cotiella y la Peña Montañesa.

Siguiendo con la vuelta a la izquierda,el cordal que forman las Sucas y... 

... las Tres Sorores junto a la Munia.

Ya en dirección norte, se eleva el Macizo de Néouvielle y...

... corre el Valle de Moudang, al fondo del cual se levantaba un gran pico aislado: el Midi de Bigorre. Sobre ese profundo tajo,  la cresta bajaba...

... hacia el Pic de Lia los de l’Estat. Más allá de éstos, asomaba otra montaña, de altiva silueta. Se trata del Pic d’Aret, visto desde una perspectiva poco habitual; a pesar de haberlo subido el año anterior, tuve que consultar el mapa para confirmar que era ése. Inicié el descenso caminando por la arista, que resulto... 

... menos empinada y accidentada aún que la de subida.

Al llegar al pie del Pic de Lia, cuando la cresta se torna abrupta, me reencontré en una horcada con las marcas anaranjadas, que ascendían desde la derecha (NE).

Volviéndome a ese lado, me encontré con un nevero relativamente empinado, algo más de 30º, por el que subían unas huellas gastadas pero claras. Por él bajé hasta una repisa terrosa, que tomé a la izquierda (N), para...

... proseguir el descenso, ahora en diagonal hacia un cuenco nevado que se extendía al pie de los Pics de l’Estat, que mostraban ahora un aspecto más altivo. Antes de llegar bajo la horcada entre los mismos y el Pic de Lia, giré a la derecha (E) y descendí por un gran nevero...

... de mediana pendiente. Comenzaba así un tramo de descenso relajado con las crestas de los altos macizos ante los ojos, que resultó de lo más agradable y bonito del día. Al estar a la altura de una collada que veía a mi derecha bajo los Picos de Eriste, giré hacia la misma (SE). Al otro lado,...

... se abrió ante mí un tubo de unos 30º de pendiente, por el cual alcancé otro rellano, tras el cual...

... continué descendiendo en diagonal a través de la pendiente nevada, siempre guiado por la huella. No es que fuera imprescindible, pues, aunque sobresalían pocas rocas, en casi todas se veían marcas de pintura y, además, el terreno permitía progresar por casi cualquier sitio manteniendo la dirección con comodidad.

A partir del siguiente lomo, la hierba fue sustituyendo a la nieve y, siguiendo el trazo y las marcas, ahora bien visible, fui perdiendo altura en una prolongada diagonal al sur, cruzando una sucesión de espolones por las correspondientes colladas. Al trasponer el marcado en el mapa con la cota 2.393,...

... me encontré ante el cuenco donde, durante la subida, había abandonado la senda.

Lo crucé pasando entre el Port d’Arriouère y...

... la verde pradera de Rioumajou bajo los Culfredas y...

... cerré la ruta continuando la bajada.

Ahora, lógicamente, no dejé la senda en el rellano de la cascada y descubría que la senda, al dar el rodeo para salir del mismo, pasa por un promontorio desde el que hay una estupenda vista de los picos de Arriouère y Estat sobre la terraza en cuestión. Al bajar de la misma,...

... una empinada rampa herbosa se extendía a mi izquierda hasta el Hospice de Rioumajou, tentándome a una bajada directa pero, relajado como iba, con temperatura agradable y tiempo por delante, decidí terminar el descenso por el camino, sin complicarme la vida.

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