Tossa Plana de Lles (2.904)

ASCENSIÓN DESDE EL VALL DE LA LLOSA

POR EL ROC BLANC, CON LA TOSSETA DE VALLCIVERA (2.848)

La Tossa Plana de Lles es una de las montañas más altas de las que bordean la Cerdaña; concretamente, la tercera tras el Carlit y el Puigpedrós, tanto en altura como en prominencia. Se sitúa en lo alto del valle de La Llosa, en el extremo oriental del cordal que cierra por el sur Andorra. Como su nombre deja ya adivinar, está culminada por una más que mediana extensión de terreno pedregoso y tampoco sus laderas, siendo altas, son especialmente empinadas; sólo al norte la caída es algo más brusca y tampoco mucho. Pero es un mirador excelente sobre este sector del Pirineo. Además, es una cima muy popular y visitada, quizá porque es, entre las cumbres orográficamente importantes, de las más accesibles. En todo caso, resulta atractiva esta enorme masa pedregosa elevada sobre valles profundos, con umbríos pinares en las zonas bajas, sonrientes prados en las altas y los ibones decorando algunos circos desolados.

Huyendo de los itinerarios masificados, se me ocurrió esta excursión, que combina tramos de varias rutas más o menos habituales. Se trata de ascender a la Tossa Plana por su lomo oriental, partiendo del Vall de la Llosa. Para regresar, se recorre al norte el cordal hasta el Port de Vallcivera para tomar allí la senda balizada GR-11 y descender luego el Vall de la Llosa.

La Tossa Plana de Lles desde la Tosseta de Vallcivera

SITUACIÓN:

  • Zona: Cerdaña (Pirineos)
  • Unidad: La Llosa
  • Base de partida: Viliella (Lérida)

ACCESO: Cal Jan de la Llosa está 170 km al NE de Lérida, por Balaguer, Oliana, la Seu d’Urgell y Viliella. En 2016, se permitía aparcar cobrando 2€ por coche y día. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.598 / 2.904
  • Mi tiempo efectivo: 6h22
  • Mi tiempo total: 8h03
  • Dificultades: Ninguna, si no se pierde la senda como me pasó a mí. El itinerario transcurre en su mayor parte por caminos y, donde no, por prado o pedregal cómodo y carente de obstáculos. En mi caso, la graduación sería “Muy Fácil”, pues incluye salvar unos 250 m de desnivel sin senda, por una ladera boscosa muy empinada, pero libre de obstáculos.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: En Cal Jan de la Llosa, cruzar el río y tomar a la izquierda (N) la pista que remonta su ribera oriental. Seguirla hasta la Barraca de la Farga y, al paso por una pequeña explana, coger a la izquierda (O) una senda señalizada al Prat de l’Agna (nº 28), la cual cruza el río para remontar la vertiente occidental del valle. En la zona de Les Munyideres, al doblar un espolón, girar a la derecha (NO), pasando a seguir las señales con el nº 26. Abandonar el camino por la izquierda (NO) en el Pla de la Riba, para remontar la loma del Roc Blanc hasta la cumbre de Tossa Plana.

Girar a la derecha (N) y seguir el cordal hasta el Port de Vallcivera, por donde pasa el GR-11. Seguirlo a la derecha (SE) para descender el vallecito homónimo. En la bifurcación de la Cabana dels Esparvers, tomar a la derecha (S) la pista del Río de la Llosa (GR-107), que conduce de vuelta a Cal Jan.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: A la Tossa Plana se puede subir por muchos sitios, así que no es fácil ser original. Escogí este itinerario, pues vi que estaba poco referenciado y tenía buena pinta, con esa cabalgada de arista entre la cuenca lacustre de la Muga y la gran rampa meridional de la montaña. Además, su considerable desnivel hace que la ruta pase por una gran variedad de entornos. La única precaución a tener en cuenta es no perder el itinerario al Prat de l’Agna (el nº 28) al pasar por la zona recreativa donde se deja el fondo del valle de La Llosa.

RELATO GRÁFICO:

Desde Cal Jan de la Llosa, se veía una soleada Sierra del Cadí a través de la boca del valle aún en sombra. Tras aparcar, crucé el caserío por un carril que baja al río, lo crucé y...

... tomé a la izquierda (N), un camino entre muretes que luce marcas del GR-107.

Poco después, desemboqué en la pista forestal que remonta el curso del Río de la Llosa. Giré a la izquierda (NE) y fui remontando muy gradualmente el valle mientras el sol iba iluminando el Tossal de la Muga.

Poco después de pasar junto a la Barraca de la Farga, que queda un poco a la derecha del camino, llegué a una explanada de la que sale una senda a la izquierda (O), señalizada con un cartel que indica varios itinerarios balizados. La tomé para seguir, concretamente el nº 26, que lleva los Estanys de la Muga y coincide con el nº 28 durante la primera parte de su recorrido.

El sendero me llevó a cruzar el río por unos puentes, saliendo a una zona con tiendas montadas, donde se pierde el trazo.

No debí de prestar la atención adecuada pero, aunque sin señales, vi un camino que salía a la izquierda (SO), subiendo entre los pinos. Viendo que la dirección era coherente con la subida marcada en el mapa de la Alpina, lo tomé.

Pero, al poco, se esfumó y decidí mantener la dirección para encontrar la senda que, según el mapa, remonta la ladera siguiendo un barranco anónimo que tenía al sur. Di con el barranco, pero no encontré rastro de camino. Como el terreno no era empinado pero no malo, giré a la derecha (E) y comencé a ganar altura siguiendo la orilla izquierda. Todavía pensaba que, enseguida debía de dar con la senda.

Al cabo de 20 minutos en ese plan, me di cuenta de que el camino no estaba donde decía el mapa pero, ya metido en harina, decidí seguir. Me ayudar bastante unos rastros intermitentes que remontaban el barranco alejándose del cauce.

Al cabo de unos 200 penosos metros de desnivel, un hueco en el ramaje me permitió ver la ladera que llevaba superada.

Y, poco después, salí a una amplia senda que remontaba la ladera en una suave diagonal. Mirando a la derecha, veía a través del pasillo abierto en el arbolado el Pic de la Portella dels Collels, que preside el fondo del valle. Estaba claro que la senda, tras cruzar el río debe salir al otro lado, hacia el norte, para dar un rodeo y suavizar la superación de la ladera.

En fin; me reincorporé a esa ruta 28 girando a la izquierda (S). Tras lo que dejaba atrás, esta subida me pareció un descanso.

Al poco, crucé un torrente y, enseguida, llegué a un claro no muy grande en el bosque, donde se separan los itinerario 28 y 26; yo continué por el segundo, girando a la derecha (NO) para, siguiendo un par de hitos, entrar en el amplio pasillo...

... que la senda abre a su paso por el pinar. Por cierto, que la tónica seguía siendo de subida muy suave y cómoda.

Los árboles fueron clareando hasta que salí del bosque a un amplio lomo herboso desde el que se veían las crestas del fondo del valle de La Llosa. Aquí se esfumó la traza y tampoco vi marcas de pintura u otras señales, pero ahora sí que tenía clara la ruta: giré a la izquierda (NO) para...

... remontar la loma hacia un horizonte cercano enmarcado por el Roc Blanc, que sería mi camino a la Tossa Plana, el Tossal de la Muga.

A mi izquierda, se iba descubriendo un segmento cada vez mayor de la Sierra del Cadí.

Atravesando ese Pla de la Riba, se fue elevando ante mí un lomo boscoso al pie del Roc Blanc.

Cerca de los primeros árboles observé unos hitos pero parecen marcar un itinerario que atravesaría la loma para comunicar la vertiente del Prat Castilló con la de los Estanys de la Muga. No eran esos mis objetivos y continué recto (NO), lomo arriba, entrando entre los pinos.

Poco después, me encontré, sin embargo siguiendo una borrosa senda marcada con hitos, que sí que iba en mi dirección.

Al dejar atrás los pinos, me encontré ante un terreno mixto de hierba y cantos, carente de obstáculos y muy cómodo de caminar, que continuaba el suave ascenso hacia el Roc Blanc.

A mi derecha llevaba el pico y la cuenca de la Muga.

La vegetación fue desapareciendo y la loma empinándose según me acercaba al Roc Blanc, pero seguía sin presentarse la menor dificultad.

Desde ese hombro, que no es otra cosa, pude ver la calma superficie de los Estanys de la Muga, recostados al pie de la Tosseta de Vallcivera, por donde pasaría al regresar de la Tossa Plana, y el Tossal de la Muga. 

Ante mí tenía una rampa herbosa que conducía a lo que me pareció la cumbre, pero que...

... resultó ser otro hombro de la loma. Al culminarlo apareció, entonces sí, la cumbre, al otro lado de una breve y suave arista pedregosa.

Y tampoco exactamente; al cambiar la pendiente me encontré ante una amplia y tendida rampa, al extremo de la cual un hito marcaba el punto más alto de la Tossa Plana de Lles.

Al llegar a él, se abrió a mis pies el desolado circo de Setut, más allá, sucesivamente, el valle del Riu Madriu; el amplio rellano lacustre del Estany Forcat bajo la cresta del Gargantillar, y un telón de fondo formado por las montañas que cierran Andorra por el oeste. A la izquierda, la cresta se prolongaba por el Pic de Setut y el Tossal Bovinar.

Volviéndome al sur, la Sierra del Cadí aparecía en toda su extensión al otro lado de la Cerdanya.

Al oeste, más allá de los lagos y pico de la Muga, se elevaba el Puigpedrós y, muy lejos, un pico altivo con manchitas de nieve: el Carlit.

En fin, al norte, se proyectaba un lomo herboso y suave, que caía en el amplio collado que separa la Tossa Plana de la Tosseta de Vallcivera. Ese era mi camino de regreso y hacia allá encaminé mis pasos.

Tras perder y ganar un buen desnivel pero por terreno muy cómodo, llegué a la segunda cima del día,...

... desde la cual mejoraba bastante la perspectiva hacia el valle del Madriu,...

... así como hacia el Gargantillar y su cuenca lacustre.

El Tossal de la Muga presentaba también un atractivo aspecto.

Continué cresteando al noroeste para, al encontrar terreno favorable, dejarme caer a la derecha (NE), hacia un anchísimo lomo herboso que veía más abajo,...

... a través de una rampa pedregosa, empinada e inestable que es, descontando mi despiste en el pinar del valle de la Llosa, el tramo más incómodo de toda la ruta.

Siguiendo el cordal al norte, enseguida se abrió a mi derecha la cabecera de Vallcivera y tentado estuve de bajar directamente pero me contuve, pues una navegada por día ya está bien.

Así pues, continué mi cresteo por esta amplísima loma, herbosa y pedregosa, y que, con sus suavísimos altibajos, me deparó un relajado paseo contemplativo.

Mirando atrás, con la distancia, llegué ver desplegados el Tossal de la Muga, la Tosseta de Vallcivera, el Pic de Setut, el de Coma Extremera e incluso el de la Colilla. No así la Tossa Plana que quedaba oculta por la perspectiva.

Y así, casi sin sentir, me encontré en el Port de Vallcivera o, mejor dicho, en la horcada secundaria, un poco más al norte, por donde pasa el GR-11.

Tomé dicha ruta a la derecha (SE) y emprendí el plácido descenso de la Vallcivera, caminando por buen camino, en general nítidamente marcado.

Tras un primer tramo moderadamente empinado para descender el circo cabecero,...

... el terreno se tendió, continuando con la tónica de tranquila caminata, general en esta ruta, lo que no quiere decir que fuera aburrida, pues el entorno es bellísimo, primero por prados y,... 

... luego, a través del bosque.

Al rato, llegué al amplio llano de los Esparvers, donde confluyen los ríos de Vallcivera y Engaïl para dar lugar al de la Llosa. Un cartel indicaba la ruta a Cal Jan de la Llosa, por el GR-107 o la ruta nº 25, a la derecha (S).

La flecha señalaba al Río de la Vallcivera, que vadeé para tomar a la izquierda (E) el camino que veía al otro lado. Todo ello para...

... encontrarme, a los pocos metros, una pasarela que me hubiera ahorrado los equilibrios sobre las piedras para cruzar el cauce... estaba claro que ese día no andaba muy lúcido. No sé si serían los cargols a la llauna de la cena o el rioja con que los acompañé.

Bueno, menos mal que ya era sólo seguir el camino, al poco pista, en su descenso por el valle de la Llosa a través del bosque. Éste se abrió en el Prat Xuixirá, donde hay una casita ruinosa y merece la pena volverse un momento a contemplar el bonito y modesto Pic de la Portella dels Collels, así como...

... levantar la vista hacia la combinación de árboles y roca de la vertiente del Tossal de la Muga.

Poco después, crucé el río y volví a caminar entre pinos, aunque...

... de vez en cuando el arbolado dejaba huecos por los que contemplar el valle.

Al paso por la Farga, pude ver la ladera boscosa que esa mañana había remontado por las bravas. Incluso una línea de verde más claro venía a marcar el barranquillo que me había servido de guía.

Poco después, vi al otro lado del río el Castell de la Llosa, que anunciaba...

... la cercanía de Cal Jan y del final de la excursión.

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