Valdeamor (1.847)

ASCENSIÓN DESDE HERVÁS

POR EL MONTE DE LOS HERREROS Y ARROYO DE LAS TIERRAS

El Valdeamor es el más occidental de los picos de la Sierra de Candelario. Esta cima, no muy renombrada, es un buen mirador y sus vertientes conservan hermosos pinares y bosques de roble y castaño, que combinan su verdor con los colores oscuros de la roca de las culminaciones, en un puro exponente del paisaje dominante en este tramo del Sistema Central. Monte explotado de antiguo y lleno, por tanto de caminos, éstos facilitan las ascensiones sin haber perjudicado mucho el entorno. En la cartografía, el Valdeamor aparece también nombrado como Cerro del Moro pero como, tras algunas averiguaciones, no he conseguido saber cuál es el topónimo original, me quedo con el primero, que es el más utilizado en medios excursionistas.

Saliendo de Hervás, la ruta remonta el monte y lomo de Los Herradores para alcanzar el cordal en las cercanías del Posturillo y llegar por él a la cumbre. Luego, desciende por el Arroyo de las Tierras, que cae al noroeste de la cima, hasta la Pista de la Sierra o Heidi, para regresar por ella al pueblo.

El Valdeamor se eleva entre los dos “Camochos” sobre Hervás

SITUACIÓN:

  • Zona: Sierras de Béjar (Sistema Central)
  • Unidad: Sierra de Candelario
  • Base de partida: Hervás (Cáceres)

ACCESO: La antigua Estación de Hervás está 110 km al NE de Cáceres, por la A-66 y Aldeanueva del Camino. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 677 / 1.847
  • Mi tiempo efectivo: 5h15
  • Mi tiempo total: 6h32
  • Dificultades: Muy fácil. Tramo considerable fuera de camino, a través de matorral y terreno pedregoso, que resulta incómodo sin presentar obstáculos.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Desde la estación de Hervás, caminar al NE por la Calle de la Vía. Cuando ésta termina, girar a la izquierda (NO) y, enseguida, a la derecha (E) para dejar el pueblo por la Calle Juan de la Plaza, prolongada en una pista de cemento al cruzar las vías. A partir de ahí, seguir 650 m y tomar a la derecha (SE) un ramal de cemento, que enseguida se hace de tierra y se estrecha, ganado altura entre robles y castaños; se trata de la Senda de Los Herradores. En dicho paraje, desemboca en una pista horizontal; tomarla a la derecha (SO) para rodear el Cerro de Herradores, hasta su collado. Tomar allí un carril de cemento a la derecha (SE) y seguirlo hasta topar con una pista de tierra. Girar a la derecha (S) y, a los pocos metros, en otra bifurcación, a la izquierda (NE), por la Pista Heidi. Al alcanzar un lomo, girar a la derecha (SE) para remontarlo por un cortafuegos y, luego, a través de matorral y cantos. Cerca de la cima del Posturillo, derivar a la derecha (S) para salir al cordal y tomarlo a la misma mano (SO) hasta la cumbre del Valdeamor.

Dejar la cuerda a la izquierda, bajando directamente al O hasta el fondo del Arroyo de las Tierras. Girar a la derecha (NO) y seguirlo por terreno empinado de pasto y piedras hasta un carril de tierra. Tomarlo a la derecha (N) y, cuando termina, girar a la izquierda (NO) para bajar por un cortafuegos que llega a la Pista Heidi. Girar a la izquierda (S) y seguirla, aprovechando o no los atajos, hasta desembocar en la carretera del Puerto de Honduras. Tomándola a la derecha (NE), se vuelve a entrar en Hervás y, al poco, se cruza la Calle de la Vía que, a la derecha (NE), conduce a la vieja estación.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Hermosa y variada caminata que, sin apenas dificultad y con pocas incomodidades, nos conduce desde la histórica villa de Hervás a la cumbre del Valdeamor. El único impedimento para que ejecutarla quede al alcance de cualquiera son los 1.300 m de desnivel a salvar, por lo que requiere una forma física adecuada.

RELATO GRÁFICO:

Desde la estación de tren de Hervás, se ve la cumbre del Valdeamor y el Canchal de la Gallina sobre los árboles al sur de las vías.

Para llegar allí, comencé a caminar por la Calle de la Vía al noreste. Al llegar al final de la misma, giré a la izquierda (N) y, pocos metros después, a la derecha (E) en una nueva bifurcación, siguiendo una indicación a la presa de El Horcajo. Recorriendo esta calle de Juan de la Plaza, vi algunas marcas del PR que se dirige a ese embalse. A la salida del pueblo, crucé las vías y, dominado por la silueta del Canchal Pinajarro, continué por la pista de cemento que remonta del Río Ambroz.

Enseguida, me encontré con una bifurcación, en la que continué por el ramal más alto, el de la derecha (E). Fui dejando a esa misma mano varios desvíos que ascienden hacia la sierra hasta que, al cabo de 650 m desde las vías, tomé uno de cemento. No está marcado pero se le puede identificar porque a los pocos metros pasa a ser de tierra y, en la base de un poste estaba la señal de no pasar del PR.

Tras unos minutos de avance entre fincas, el camino se estrechó mucho y penetró en un bosque de castaños y robles. Esta senda, llamada de Los Herradores, es angosta pero muy cómoda, estando empedrada la mayor parte del tiempo.

Al ganar altitud, el bosque se adensó considerablemente y encontré varios tramos en que la vereda se hundía en una profunda trinchera.

Llevaba un buen rato de subida cuando salí a una pista que atraviesa horizontalmente la ladera. La tomé a la derecha (SE) y, dejando de lado algunos desvíos, fui atravesando la ladera...

... en ligerísimo ascenso, rodeando por el norte el Cerro Herradores. Casi todo el rato, caminaba entre robles; sólo en contadas ocasiones abrían un hueco que me dejaba ver, por ejemplo, el Pinajarro elevándose sobre el bosque.

Al pasar a la vertiente oeste del cabezo, era el propio Valdeamor lo que se veía sobre las copas.

Terminé el rodeo sobre el collado que une el Herradores al resto de la sierra. Dejé allí la pista por un carril de cemento que sale a la derecha (SE) y sube robles y pinos, siguiendo más o menos un contrafuerte.

Tras pasar junto a unos corrales, no tardé en llegar a otra pista, la misma de antes, pues lo que había hecho era atajar. La tomé a la derecha (S) para recorrer los pocos metros que me separaban de su final en la llamada Pista Heidi, muy conocida por senderistas y paseantes locales. Ésta la tomé a la izquierda (NE) para continuar la subida.

En este tramo pude disfrutar del primer panorama al norte; por desgracia, la atmósfera estaba turbia y el largo cordal de las sierras de Gata y la Peña de Francia, al otro lado del valle del Alagón, apenas se adivinaban.

Aquí me volvieron a acompañar las marcas de PR, aunque por poco tiempo: en cuanto regané el lomo antes citado, dejé la pista por la derecha, encaramándome al mismo por una pendiente de grava, en lo alto de la cual,...

... me encontré en la base de un invitador cortafuegos. Ya sé que tienen mala fama pero éste no es demasiado empinado y, el suelo, cubierto de pasto, era razonablemente estable.

Incomprensiblemente, encontré un par de hitos a media subida por el mismo. ¡Justo donde menos falta hacían! Al ganar altura, comenzaron a asomar, tras el Cerro Herradores, Hervás y el Embalse de Baños.

A unos 1.400 m de altitud, con el arbolado, se interrumpió el cortafuegos. A partir de ahí, continué ascendiendo, tomando como referencia el contrafuerte, a través de un terreno relativamente cómodo, de pasto, cantos y matorral abierto. Incluso, encontré trozos discontinuos de senda.

También, manchas de pedrera que, siendo estables, aproveché en lo posible. A mi izquierda, se extendía la Sierra de Candelario: Peña Negra, Cruz de Jeromo y Torreón.

Al otro lado, el Valdeamor presentaba su cara más bravía. Esas canales han de ser divertidas en invierno.

La vista a mi espalda se iba ampliando, pero el horizonte permanecía borroso. Ahora, a la derecha de la Peña de Francia se distinguías las crestas de Las Batuecas.

Al sobrepasar unos canchos cerca de los 1.700 m de altitud,...

... derivé a la derecha (S) y me dirigí directamente, manteniendo cota, hacia la cercana cuerda de la sierra, que alancé un poco al oeste del Posturillo.

Al llegar al cordal, aparecieron al otro lado las crestas del grupo de la Covacha, los Infiernillos y la Sierra de Tormantos.

Giré a la derecha para recorrer el amplio lomo herboso que me separaba de la cumbre, incluyendo un corto descenso previo al Collado de Picanalla.

La subida subsiguiente no es empinada ni presenta obstáculos; incluso se encuentra, como sucede a todo lo largo del Sistema Central, una traza que sigue la cresta. Al ganar altura, fue descubriéndose el Torreón a mi espalda, más allá del Posturillo y el Camocho de Sorihuela.

Hacia los 1.800 m, el cordal giró a la derecha y se tendió notablemente hasta la cumbre.

La cima del Valdeamor es extensa y, para tener buenas panorámicas, conviene separarse del vértice y recorrer el “borde” de la planicie cimera. En primer lugar, al noroeste, podía ver Hervás, de donde había salido. Al fondo, marcaban el horizonte las sierras hurdanas pero, por desgracia, la bruma no dejaba distinguir casi nada.

Girando la vista a la derecha, la Cuerda de Pie Sequillo corría al noreste, con sus dos Camochos como prominencias más llamativas, hasta el Torreón, extremo del núcleo principal de la Sierra de Candelario. A la izquierda, dos secundarios airosos: la Peña Negra y la Cruz de Jeromo.

Al sureste, la Sierra de Tormantos se veía ahora en toda su extensión sobre el Valle del Jerte, a la derecha del Macizo Occidental de Gredos y los Infiernillos.

Completando la vuelta al suroeste, el cordal baja por el Canchal de la Gallina y vuelve a elevarse en los Montes Tras la Sierra, donde es bien visible su máxima cumbre: El Camocho. Otro más. Curiosa esta repetición del topónimo. Hacia allí iniciaría el retorno, pero no por la cuerda, sino que, dejándola a la izquierda, me dejé caer justo al oeste por...

... la empinada vertiente herbosa del Arroyo de las Tierras, que encontré como un reseco y empinado tubo de hierba y pedrera. Abajo, se veía una pista; ése era mi objetivo, así que, llegando al fondo de la vaguada, giré a la derecha (NO) y...

... descendí por la banda de hierba que se extendía entre las pedreras y canchos que flanquean la canal. Con cierto cuidado, pues el suelo bajo el pasto, además de empinado, estaba bastante suelto.

Al llegar al carril, lo tomé a la derecha (N) para subir suavemente hacia lo alto de un contrafuerte.

Con la altura, se gana perspectiva y, mirando atrás, puede verse mejor la canal por donde había bajado del cordal.

La pista murió en el lomo pero, a la izquierda (NO) caía un cortafuegos ladera abajo y por el mismo me dejé caer, retomando el descenso.

El descenso de este pasillo entre pinos, dominado por la cumbre del Valdeamor, fue rápido y bastante más cómodo que el del barranco.

Desemboqué en otra pista horizontal, la ya nombrada Heidi, que recorre la vertiente de la sierra. La tomé a la izquierda (S) y comencé un prolongado tramo llano entre pinos que, de vez en cuando,...

... se abrían, dejándome ver, por ejemplo, Hervás bajo la Peña Negra o...

... los picos sucesivos de la sierra, desde el Torreón al Canchal de la Gallina, pasando por el Valdeamor. Bajo este último, se podía ver el contrafuerte boscoso por donde baja el cortafuegos y el arranque de la canal por la que dejé la cresta.

Al cabo de un buen rato, poco después de pasar junto a una fuente con caño y pilón, distinguí, casi adiviné, unos hitos a la derecha (NE). Es difícil dar una referencia clara del lugar, pero el GPS indica 130 m de distancia desde la citada fuente; también está la foto, claro. Bueno, pues la salida del primero de los atajos que permiten acortar el descenso que, poco después inicia la pista. Si se sigue por el carril, se iría al mismo sitio, pero caminando un poco más. La cosa es que me metí por ahí y...

... enseguida me encontré caminando por una estrecha pero clara vereda entre los robles que ahora dominaban el bosque.

Al llegar a una pista, giré a la izquierda (NO) para, al cabo de 70 m, dejarla por un nuevo atajo a la derecha (N), esta vez algo más claro. Tras otro trecho de sendero angosto entre los árboles,...

... desemboqué en un amplio pasillo, donde giré a la derecha (NE) para continuar el descenso.

Pronto, este pasillo se cruzó con un carril de tierra, precisamente frente a unas colmenas. Lo lógico sería haber seguido recto pero, por no complicarme la vida, tomé el nuevo camino a la izquierda (O).

En pocos minutos salí de nuevo a la Pista Heidi, que tomé a la derecha (N).

Más abajo, la pista se cruzó con aquel pasillo que dejé donde las colmenas; bueno, pues ahora lo retomé a la derecha (N) para no dejarlo ya hasta...

... ir a salir a la carretera del Puerto de Honduras, que tomé a la derecha (E). Al dejar el bosque, se disfruta de una bonita perspectiva del Valdeamor, flanqueado por el Posturillo y el Canchal de la Gallina.

En pocos minutos, llegué a las primeras casas de Hervás, continuando por la misma vía hasta encontrarme junto a las vías. Tomé entonces a la derecha (NE) una calle que va entre unos chalés y el ferrocarril, que crucé en la primera ocasión, encontrándome ya muy cerca de la estación, donde había dejado el coche.

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