La Pinareja (2.197)

ASCENSIÓN DESDE LA LOSA

CRESTA DE LA MUJER MUERTA

La Mujer Muerta es la parte oriental y más alta de la Sierra del Quintanar, cordal proyectado al noroeste del nudo central del Guadarrama. Situada entre los extensos pinares de El Espinar y Valsaín y el monte bajo predominante de la vertiente norte, es un lomo amplio y herboso, rematado por modestos canchos, que le dan algo de carácter agreste. Su pico más alto es la Pinareja, que se alza al este de la cresta y responde a las características comunes del conjunto.

La ruta recorre el tramo de cordal conocido como la Mujer Muerta, de este a oeste, partiendo de la vertiente norte de la sierra. Tanto para encaramarse al mismo como para regresar, se busca la comodidad, usando los caminos que unen el llano con los collados del Río Peces y el Pasapán, respectivamente.

Vertiente septentrional de la Mujer Muerta

SITUACIÓN:

  • Zona: Sierras de Malagón, Quintanar y Siete Picos (Sistema Central)
  • Unidad: Sierra del Quintanar
  • Base de partida: La Losa (Segovia)

ACCESO: La Losa está 17 km al SO de Segovia, por Revenga. Pero no es necesario llegar al pueblo; 500 m antes del desvío, pasado el K.82 de la N-603, tomar la pista que sigue el trazado del Cordel de Matazarzal, la cual sale a la izquierda (SE) junto a un gran edificio abandonado (en el cruce figura la marca de “Huevos Riofrío” en GoogleMaps). Seguirla durante kilómetro y medio, hasta un cruce a partir del cual está prohibida la circulación (14,5 km desde Segovia). Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.236 / 2.197
  • Mi tiempo efectivo: 5h15
  • Mi tiempo total: 6h02
  • Dificultades: Ninguna. Cortos pasos por pedrera en la cresta.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA


LA RUTA: Desde el cruce del Cordel de Matazarzal con la Cañada Real Soriana, dirigirse por ésta al NE. Según se cruza el Arroyo de la Pedriza, tomar un camino a la derecha (E), que remonta primero una loma y entra luego en la cuenca del Río Peces. Al desembocar en otra pista, seguirla a la derecha (SE), remontando el cauce por su vertiente oriental. Cuando este carril se difumina hasta desaparecer, continuar ladera arriba llevando a la derecha el riachuelo, hasta dar con una pista horizontal que, tomada a la derecha (S), conduce enseguida al Collado del Río Peces. Tomar la cuerda a la derecha (SO) y seguirla, hasta La Pinareja.

Proseguir el cresteo al SE hasta el Puerto de Pasapán y girar a la derecha (NE), para descender por pista el Río Milanillos. Al llegar a un cruce en El Portachuelo, girar a la derecha (NE) y no dejar ya este carril hasta reencontrar la Caña Real Soriana en la zona de Matazarzal, un poco al SO del cruce inicial.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: El recorrido de la cresta de la Mujer Muerta es un clásico del Guadarrama. En esta ocasión, se trata de acceder al cordal desde el norte, opción que parece la más lógica geográficamente, pero que por su mayor desnivel y lejanía respecto a Madrid es menos frecuentada. Se trata de una caminata de duración media por buen terreno, sin tramos incómodos, dificultades técnicas o pasos expuestos, aunque encontraremos alguna breve pedrera. La ruta resulta tan hermosa y variada como las que parten del Valle de la Fuenfría o la Garganta del Espinar pero encuentro que el recorrido es más natural: se completa el circuito sin tener que retroceder en ningún momento. Por otra parte, el incremento de desnivel y distancia no es tanto y, siendo circular, no hay que andar atento a horarios de trenes como en el formato travesía.

RELATO GRÁFICO:

Con las primeras luces del día, salimos del cruce del Cordel de Matazarzal con la Cañada Real Soriana, a partir del cual está prohibido el tráfico privado. Tomamos esa segunda vía a la izquierda (NE), la cual...

... va llaneando al pie de la cresta de...

... la Mujer Muerta, que nos dominaba a nuestra derecha. Habíamos empezado por deshacer la distancia que luego cubriríamos por lo alto del cordal.

Al rato, vadeamos el Arroyo de la Pedriza y, enseguida, antes de salir de la vaguada, tomamos a la derecha (E), un camino menos marcado que se encarama a una loma cubierta de pasto. Al ganar altura por lo alto de la misma,...

... descubrimos a la derecha la mitad occidental de la Sierra del Quintanar, que no llegaríamos a pisar.

Este lomo es una estribación que cae de la cresta de la Mujer Muerta pero no subimos directamente por ella. En la linde del pinar, donde el terreno además se empina, el camino se desvió a la izquierda para entrar en la cuenca del Río Peces, por la cual ganaríamos la cuerda más suavemente.

Al poco de entrar bajo los árboles, cruzamos una cerca por un portillo, dejamos de lado un desvío ascendente a la derecha y proseguimos por la pista en busca del fondo del barranco.

Tras cruzar el cauce, desembocamos en una pista que remonta la vertiente oeste del río. La tomamos a la derecha (SE) y...

... continuamos subiendo, ahora por pendientes intensas. El carril se fue deteriorando paulatinamente, pasando a ser una senda antes de difuminarse del todo. Como el terreno no era malo, proseguimos en ascenso directo, llevando como referencia un torrente a nuestra derecha, que ya no es el Río peces, sino un modesto afluente.

Así llegamos a una pista horizontal, que tomamos a la derecha (SO), para alcanzar en pocos minutos el...

... Collado del Río Peces, con su característico pino aislado, que crece justo en el centro de un amplio claro y de la propia horcada. Al pie del mismo, giramos a la derecha (SE),...

... dejando el camino para tomar la cuerda. Al principio, no había rastro de senda pero los propios árboles parecían formar un pasillo indicando la dirección a seguir.

Poco después, fueron apareciendo hitos distanciados y una marca de paso, sutil pero perceptible, se dibujó en la hierba. Al dejar atrás el bosque, nos encontramos ante un lomo amplio y suave, predominantemente herboso con algunas manchas de pedrera que, por otro lado, encontramos estables y cómodas de atravesar.

Al despejarse la vista, pudimos contemplar a nuestra derecha la infinita estepa castellana, donde destacaban La Granja y Segovia y el curso de los ríos quedaba marcado por líneas verdes en los adustos colores de la meseta.

Al otro lado, interrumpían la vista Peñalara y la parte más cercana de la Cuerda Larga, muy reconocibles la doble joroba de las Cabezas de Hierro, el edificio de la Bola del Mundo y la silueta picuda de la Maliciosa.

Más adelante, descubrimos también el vecino Montón de Trigo.

Llegamos así al entronque de dos lomos, desde el que, volviéndonos, podíamos revisar lo ya ascendido sobre la gran masa forestal de Valsaín, con Peñalara y parte del cordal principal del Guadarrama al fondo.

Continuamos ascendiendo, virando ligeramente a la izquierda, hacia el primer pico del día: el Cerro de la Muela, herboso y muy cercano, más allá del cual se distinguían ya la Pinareja, la sucesión de canchos que figuran los dedos entrelazados de la Mujer Muerta y la Peña del Oso; es decir, buena parte del cresteo que nos esperaba. Más allá, veíamos también el final de la Sierra del Quintanar, sobre el cual sobresalían lejanas...

... las crestas de Gredos y las Parameras, en las que se identificaban perfectamente el Zapatero y la Serrota.

Tras el Cerro de la Muela, una mínima baja nos dejó al pie de la Pinareja, donde el terreno se torna rocoso. Pese a la pinta de la pedrera por donde remontamos la loma,...

... un trazo bien pisado y visible, nos permitió una progresión cómoda. Desde la cumbre de la Mujer Muerta se percibe además la verdadera naturaleza del Cerro de la Muela: poco más de un hombro, con muy escasa prominencia.

Al pisar la cima de la Pinareja, descubrimos la Garganta de El Espinar, dominada por la Peña del Águila y la Peñota, con la Sierra de Malagón al fondo y el característico monte Abantos en el último horizonte.

Girando la vista a la izquierda, al sureste bajaba un lomo al Collado de Tirobarra, donde entronca esta Sierra del Quintanar con la masa principal del Guadarrama. Al otro lado, el Montón de Trigo se elevaba en primer término, dejando ver detrás la Cuerda Larga, desde los Bailanderos a la Maliciosa, y los Siete Picos.

Al este, Peñalara se elevaba al otro lado del Puerto de Cotos, más allá del lomo por donde habíamos llegado.

Mirando al norte, se entiende aquello de “ancha es Castilla”. Por cierto; en esa dirección, el terreno permitiría una ascensión (o bajada) más directa; pero, libre de nieve, esa vertiente es un empinado infierno de pedrera bastante poco recomendable para la salud de rodillas y tobillos... ¡mejor será esperar al invierno!

En fin, tras el descanso y picoteo de rigor, breve, pues el viento pegaba de firme, continuamos el cresteo al suroeste, hacia la siguiente cima de la jornada: el Oso, que parecía al otro lado de una cuerda amplia y suave pero rematada por un espinazo de canchos y pedregal. El avance por el mismo no sería difícil ni expuesto; ni siquiera incómodo, pero sí laborioso.

Ya en los primeros metros de bajada nos encontramos con un importante desnivel, abrupto y pedregoso, que una traza marcada con hitos y pintura nos ayudó a superar con bastante comodidad.

Tras pasar un collado, ganamos altura suavemente y, al aparecer la hierba, la senda pasó a marcarse más claramente. Merece la pena volver la cabeza para contemplar la Pinareja.

Vino a continuación la zona de canchos, que sería incómodo pasar por la cresta. De hecho, la senda los va rodeando por una u otra vertiente, buscando el mejor paso. La única precaución a tener en cuenta son las pedreras de la vertiente norte que, estando en umbría, pueden estar húmedas y resbaladizas, aunque ese no fue el caso ese día.

Así, con poco sobresalto y unas vistas bastante amenas, fuimos ganando distancia y...

... acercándonos al Oso, a cuya cumbre accedimos remontando un ancho lomo herboso, con aún menos complicación.

Desde este pico, que se corresponde con la tripa de la Mujer Muerta, vuelve a haber una hermosa vista de la Garganta del Espinar rodeada de crestas.

La perspectiva hacia Montón de Trigo, la Maliciosa y Siete Picos presentaba una atractiva alineación. También vimos cómo se había agarrado una nube en la Cuerda Larga que, por fortuna, no nos alcanzó.

También Peñalara tenía gorro. Desde el vértice geodésico que marca la cima, y pese a estar elevado sobre un pedestal alto, la amplitud de esta cima impide tener una buena vista de la Pinareja y la cresta intermedia.

Tras la corta parada de rigor, proseguimos por la cuerda, siempre al suroeste, comenzando por un suave descenso por...

... la mezcla de hierba y pedrera típica de esta montaña. En la única banda de matorral cerrado que encontramos, la senda abría un buen pasillo, así que ni siquiera esa incomodidad tuvimos.

Tras un prolongado descenso, llegó la última subida de la jornada, para coronar el Pico de Pasapán, última cima del día, que constituye los pies de la Mujer Muerta. A partir de ahí, aún queda Sierra del Quintanar, pero ya nos dimos por satisfechos con el tramo de cresta recorrida.

Pese a su modestia, merece la pena detenerse en este picacho, pues por su situación goza de bonitas perspectivas. A destacar, la Pinareja de donde veníamos, y la loma Montón de Trigo - Cerro Minguete - Peña Bercial. Sobre esta última asomaban...

... la Maliciosa y Siete Picos, que muestran desde aquí una silueta que me parece bastante atractiva.

Una bajada suave nos llevó al Puerto de Pasapán, en el que se encuentran varias pistas. Nosotros giramos a la derecha (NE), para tomar...

... hacia ese lado el primer carril que encontramos. Pero caminamos poco por él: apenas 10 metros después de cruzar una cancela, marcada una señal de GR,...

... dejamos la pista por la izquierda (N) para tomar una senda muy poco visible que se interna en los pinos.

El caminillo se aclaró enseguida y salió a una zona de piornos, por la que nos llevó en bajada directa, paralelos al cauce del barranco, junto a una cerca. En el mapa, este trazado aparece como GR.88; lo cierto es que no volvimos a ver otra marca tras la cancela y que, más abajo, el camino se pierde; pero sirve para quitarse las dos primeras lazadas de la pista.

Así, tras pasar junto a una curva de la misma y cruzarla una vez más abajo, la tercera vez que topamos con la misma, nos encontramos con que al otro lado no había traza de salida. Además, mirando la carta con detenimiento, vimos que, a partir de ahí, además de ahorrar poca distancia, el recorrido del teórico GR no se ajustaba a la lógica del terreno. Así pues, nos reintegramos a la pista, tomándola a la derecha (NE) y...

... pasando a recorrer en horizontal la vertiente oriental del Río Milanillos, camino de un collado que veíamos en la loma que llevábamos a la derecha.

En esta horcada, llamada el Portachuelo, hay un cruce. Giramos a la derecha cambiando con ello a la vertiente del Arroyo de las Víboras, que marcaría lo que nos quedaba de regreso.

Atravesando un pinar cada vez más denso, llegamos pronto a un nuevo cruce, donde continuamos recto.

Tras dejar de lado un desvío a la izquierda, la pista nos llevó junto a un cortafuegos, que baja más directamente y queda a la izquierda de una curva. Como la pendiente es suave, decidimos ahorrar distancia y nos pasamos a él, emprendiendo...

... un recto descenso al noroeste que, enseguida, nos sacó del bosque. Más adelante, la pista vuelve a tocar el cortafuegos en una lazada, pero nosotros seguimos por el mismo...

... hasta que fue a morir junto al cauce del Arroyo de las Víboras. Allí tomamos una senda que sale a la derecha (NE), cruza un murete y...

... entra en un pinar, que atraviesa en llano. Al poco, nos encontramos con otro trazo ancho, no sabría decir si antiguo cortafuegos, camino perdido o incluso conducción de agua. En el mapa viene marcado como valla. Tomamos lo que fuera a la izquierda (N) y...

... pronto nos vimos frente a la Cañada Real Soriana, de la que nos separaba una cerca de alambre. Giramos a la derecha (NE), siguiendo una traza que corre junto a ella y enseguida llegamos a una cancela que permite pasar con comodidad, encontrándonos justo frente al cruce de donde habíamos partido.

Comentarios