Almanzor (2.592)

ASCENSIÓN DESDE LA PLATAFORMA DE GREDOS

INVERNAL POR LA PORTILLA DE LOS COBARDES

El Almanzor es una montaña que no necesita presentación. Máxima cumbre del Sistema Central, no refleja en absoluto las características del resto de la cordillera. Por el contrario, en pleno corazón de la misma, la geología nos ha regalado el Circo de Gredos, un rincón de intenso carácter alpino en medio de Castilla. Un reino de roca y agua rematado por atrevidas agujas y crestas graníticas, en una concentración difícil de encontrar en otras cordilleras peninsulares. De hecho, la altiva pirámide cimera del Almanzor no es accesible sin afrontar pequeñas dificultades de escalada.

Esta ruta transita por los dos itinerarios clásicos, y más fáciles, para ascender al Almanzor. Ambos alcanzan la cima por la chimenea de la cara oeste, pasando uno por la Portilla del Crampón y, el otro, por la de los Cobardes, situadas respectivamente al sur y al norte de la cumbre. Utilicé la segunda para subir, al contrario de lo habitual, simplemente porque me gusta más, pero la ruta es igualmente interesante en ambos sentidos.

El Almanzor al extremo del Cuchillar de Ballesteros, con la Portilla de los Cobardes a la derecha de la cima

SITUACIÓN:

  • Zona: Sector Principal de Gredos (Sistema Central)
  • Unidad: Circos de Gredos
  • Base de partida: Hoyos del Espino (Ávila)

ACCESO: La Plataforma de Gredos está 80 km al SO de Ávila, por el Puerto de Menga y Hoyos del Espino. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen a ese punto en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.752 / 2.592
  • Mi tiempo efectivo: 6h42
  • Mi tiempo total: 8h30
  • Dificultades: PD, en las condiciones del día: nieve helada continua desde la laguna, con huella. Varios de tramos de 45º, sostenidos hasta 40 m.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Dejar la Plataforma por el camino que, a través del Prado de las Pozas y los Barrerones, conduce al refugio de la Laguna Grande. Desde allí, continuar remontando el barranco principal por su vertiente izquierda, hasta la Hoya Antón, donde confluyen dos canales. Tomar la de la derecha (NO), por una terraza que asciende en diagonal por la ladera izquierda y confluye luego con el tubo principal, el cual llega al Venteadero (F). Girar a la izquierda (O) y remontar una pala de nieve hasta la cresta. Girar de nuevo a la izquierda (S) y faldear el Cuchillar de Ballesteros por su flanco oriental (izquierdo). A través de terreno ondulado y complejo, dirigirse a la primera brecha a la izquierda de la más profunda entre el Almanzor y el cuchillar, a la cual se accede por una pala empinada (35 m / 45º). Cruzar esta Portilla de los Cobardes (PD) y atravesar en horizontal la cara oeste del Almanzor. Tras doblar un espolón, subir a la izquierda (E) por un corredor (20 m / 45º), para culminar el Almanzor (PD).

Descender el tubo y girar a la izquierda (S) para continuar la travesía de la cara oeste hasta la Portilla del Crampón (PD). Bajar a la izquierda (SE) por un corredor, que comienza empinado (45º / 20 m), pero luego pierde pendiente, aunque sin perder los 30º durante 200 m, hasta el Nevero del Almanzor (PD), donde esta canal confluye con la de la Portilla Bermeja. Proseguir el descenso, pasando otro tramo de 30º antes de la Hoya Antón (F), donde se cierra el circuito y sólo queda deshacer el itinerario de la ida para regresar a la Plataforma de Gredos.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Las rutas de las portillas del Crampón y los Cobardes son complementarias: con una dificultad similar, atacan la cumbre desde lados opuestos. Parece lógico combinarlas para formar un recorrido más completo a través del Circo de Gredos. Respecto al sentido, subir por el Crampón es lo habitual pero, como su acceso es más empinado y directo, creo que en condiciones invernales es mejor dejarla para descender. En todo caso, este circuito de las dos portillas cerrado en la Hoya Antón es una larga ruta invernal de dificultad baja pero físicamente exigente. Además, las condiciones meteorológicas en esta montaña pueden ser más duras aún de lo esperable por situación y altitud.

Si la dificultad en nieve siempre se atenúa cuando se sigue una buena huella, en este caso el cambio es radical: las travesías por la cara oeste del Almanzor sólo requieren entonces poner cuidado al cramponear y estar atento; si nos toca abrir traza, la cosa cambia mucho y se transforman en pasos delicados, pese a su escasa dificultad objetiva, pues la pendiente lateral puede llegar a 60º y el suelo queda muy abajo. En el resto de la ruta, se trata sólo de superar pendientes de nieve de no más de 45º, algo que no debería plantear problemas a un montañero bien preparado. Es la exposición antes citada, en parajes donde la progresión no encuentra obstáculos y con la cumbre al lado, lo que explica, en mi opinión, el largo historial de accidentes del Almanzor, en el que no faltan víctimas que tenían gran experiencia y preparación.

RELATO GRÁFICO:

Con un frío glacial, a pesar de las nubes que cubrían buena parte del cielo, dejamos la Plataforma por el camino empedrado que remonta, al suroeste, la Garganta de Prao Puerto. Aún no había nieve a esa altitud, pero nos encontramos varias placas de hielo de extensión y espesor considerables.

Al llegar al Prado de las Pozas, dejamos a la derecha la senda del Refugio de Reguero Llano y, a la izquierda, la del Puerto de Candeleda y...

... cruzamos ese gran rellano hacia el Morezón, que estaba tapado por un nubarrón oscuro de aspecto poco amigable. Al pie del monte, cruzamos el Río de las Pozas y emprendimos la remontada de la ladera a la derecha de la cumbre.

Ésta es una recia pendiente de hierba y cantos, que el camino hace cómoda de subir. Pronto, fue quedando abajo el prado que acabábamos de cruzar, más allá del cual las nubes tapaban igualmente las crestas de La Mira y Los Campanarios.

A nuestra derecha, veíamos la cima del Cabezo de la Solana, como un bastión adelantado hacia el Valle del Tormes.

Según ganamos altitud, fuimos entrando en la niebla y cruzamos el alto de Los Barrerones caminando con pocos metros de visibilidad; menos mal que el camino está muy claro, pues a partir de 2.000 m la nieve ya era casi continua y, dura como estaba, nos pusimos los crampones. Nos llegamos a plantear dejar el Almanzor para otro día, pues ambos lo habíamos subido varias veces, conformarnos con un paseo e irnos a gestionar un chuletón. Por suerte, de momento decidimos seguir, al menos, hasta la laguna.

En los Barrerones, el camino dobla un lomo y entra en el Circo de Gredos. En este pórtico de la alta montaña, la gente suele parar a contemplar al Almanzor y su corte, engarzados en crestas cuajadas de agujas. Nosotros también, aunque hoy nos tuvimos que conformar con la foto de un cartel informativo. A continuación, emprendimos la bajada hacia...

... el fondo del gran hoyo, siguiendo la traza siempre clara de la senda. Poco a poco, al perder altura, nos encontramos de nuevo fuera de la nube y pudimos ver la cuenca que aloja la Laguna Grande ante nosotros y, al volvernos,...

... el corte de la Garganta de Gredos enmarcado un fragmento de llano.

Llegando cerca de la laguna, se anunció un cambio: el sol se reflejó en un trozo de ladera y, en menos que tarda en decirse,...

... se descubrió la cumbre del Almanzor recortada contra un cielo azul. Tiempo entre ambas fotos, tres minutos exactos.

Mientras la cubierta de nubes se retiraba rápidamente, dejamos a la derecha la trocha que va al Gargantón y...

... nos dirigimos al refugio directamente a través de la laguna, aprovechando la gruesa capa de hielo que la cubría. Para entonces, también el Ameal de Pablo era visible.

Llegados al edificio, lo rodeamos y continuamos remontando el barranco por su vertiente izquierda. Unos hitos nos facilitaron encontrar el buen paso, de modo que el trayecto se desarrolló cómodamente, a cierta altura sobre el cauce, caminando por anchas terrazas y suaves rampas de nieve dura entre peñascos. Si la cresta Ameal - Cerro de los Huertos, bajo la que caminábamos se había despejado, el Cuchillar de las Navajas, que se elevaba a nuestra izquierda, al otro lado de la garganta, seguía cubierto de nubes.

Aunque esto posibilitaba visiones tan sugestivas como éste juego de luz con los Tres Hermanitos y el Perro que Fuma.

Los hitos nos devolvieron al cauce en un rellano, conocido como la Hoya Antón, al pie del Almanzor. Allí confluyen la canal que sube a las portillas Bermeja y del Crampón, a la izquierda, y la de Isabel II a la derecha. Nosotros tomamos esta último, pero no por su fondo, como es habitual en verano. Para evitar eventuales escalones cubiertos de hielo íbamos a subir por una terraza adosada a la vertiente norte del tubo, para lo cual giramos a la derecha (NO) para...

... ascender por una pala de pendiente moderada, próxima a 30º, que deja el fondo del barranco.

Unas huellas la remontaban y también vimos unos pocos hitos señalándola. Al culminarla en una especie de hombro entre peñascos,...

... se extendió ante nosotros la repisa en cuestión, ancha y de ligera inclinación lateral. Al principio, estaba cubierta bien de nieve pero luego, en la segunda parte, cuando sube a un segundo portillo, la roca ganaba terreno. Sin embargo, a base de serpentear un poco, conseguimos pasar pisando casi siempre nieve.

La pirámide cimera del Almanzor a nuestra izquierda impresionaba. Y la presencia de vapores en continuo movimiento colaboraba a hacer aún más bella su visión.

Además, con la remontada, fue cambiando la perspectiva y no nos cansábamos de mirar. Así, fuimos descubriendo también el Cuchillar de Ballesteros, cuya base íbamos a recorrer, e incluso la Portilla de los Cobardes, justo a la izquierda de la brecha más profunda al pie del Almanzor.

A partir del segundo portillo, la nieve volvió a ser continua.

La terraza acabó enseguida contra un cancho y giramos a la izquierda (O) para bajar, por una corta e intensa pendiente, al eje de la Canal de Isabel II, por el cual retomamos la subida.

Llegando a un cambio de pendiente, se fue descubriendo sobre nosotros el Ameal de Pablo: nos acercábamos al final del tubo.

Efectivamente, pasamos a caminar por una vaguada más suave, al fondo de la cual asomaba La Galana sobre la culminación de la canal.

Al alcanzarla, nos volvimos a contemplar la impresionante perspectiva del Ameal y, más lejos, los Tres Hermanitos y otras agujas del Cuchillar de Cerraíllos, entre las que aún jugaban penachos de nube.

Estábamos en el Venteadero, amplio rellano al pie de la Galana. Tocaba ahora girar a la izquierda (O) y...

... remontar una ladera de pendiente moderada (30º) hasta la cresta del macizo.

Desde allí, el Ameal de Pablo, junto al cual se veía el Risco Moreno, ofrece su mejor perspectiva, que se ha convertido en una imagen icónica del Circo de Gredos.

A la izquierda, entre dichos agujones y la Galana, corre el Gargantón, al fondo del cual se veía una densa capa de nubes cubriendo el valle del Tormes. Parece que estábamos mejor en lo alto.

Estábamos en la amplia depresión entre los núcleos del Almanzor y la Galana, donde el cordal gredense se presentaba como un amplio y suave lomo blanco. A la izquierda (S), la cumbre de la cordillera se veía ya cercana, junto al flanco del Cuchillar de Ballesteros, que íbamos a faldear por ese lado; teníamos que andar como si fuéramos recto al pico. Al principio, el terreno era bastante regular; un plano inclinado lateral de ligera pendiente, con pequeñas ondulaciones por...

... el que fuimos avanzando más o menos en horizontal, hasta llegar a un primer lomo.

Al otro lado, el terreno era más abrupto y nos vimos obligados a perder y ganar altura entre una confusa sucesión de hondonadas y abombamientos. Los hitos y rastro de paso que se ven en verano estaban cubiertos de nieve. Así seguimos hasta un segundo lomo, desde el cual veíamos a la izquierda...

... los cuchillares de Cerraíllos y las Navajas sobre la Hoya Antón y, al otro lado,...

... un magnífico Almanzor y las agujas más meridionales del Cuchillar de Ballesteros. Entre ambos, se abría un profundo corte, a la izquierda del cual se veían dos brechas más modestas y altas; la inmediata es la Portilla de los Cobardes. Nos dirigimos a ella atravesando, en muy ligera subida, una ladera cóncava de inclinación moderada, aprovechando además una huella vieja pero aún útil, hasta llegar a la vertical de la portilla, a la cual accedimos...

... remontando a la derecha (S) una ancha repisa diagonal de 35 m de desnivel y 40º de pendiente.

Desde la Portilla de los Cobardes, había una buena perspectiva de la Galana y el Cuchillar de Ballesteros sobre la ladera que acabábamos de atravesar.

Al otro lado, entre los espolones que se desprenden al suroeste del Almanzor, se divisaba el soleado valle del Tajo.

A continuación, entramos en la cara oeste del pico y atravesamos en horizontal una pendiente de nieve. La inclinación lateral superaba los 45º y la nieve estaba helada. Hubiera sido un paso delicado no hubiéramos contado con, al menos, los restos de una huella, que redujo el asunto a caminar poniendo cuidado en meter bien los crampones y con el piolet "atento". Al doblar el siguiente contrafuerte,...

... se abrió a sobre nosotros un pasillo cubierto de nieve entre dos espolones rocosos: el paso final a la cumbre. Lo que en verano es una trepada fácil pero vertical, nos lo encontramos como un pequeño corredor de 20 m y 45º. Giramos a la izquierda y...

... lo remontamos, yendo a salir a la horcada entre las dos puntas del Almanzor. La más alta es la de la derecha (S) y la forma más fácil de subir a la misma es encaramarse a una repisa que la rodear por el oeste (derecha).

Salimos de ahí a una arista de bloques que domina el Cuchillar de las Navajas. Girando entonces en redondo, sólo nos restó un par de metros de trepada fácil (I) pero bastante expuesta para alcanzar el hito y la cruz que coronan el Almanzor. He subido por aquí con crampones un par de veces pero, si alguien no se siente seguro, mejor quitárselos; insisto en que el paso apenas tiene dificultad pero el vacío a los lados es considerable.

Desde la cumbre, al noreste se despliega el Circo de Gredos, de la Galana al Sagrao, aunque hoy las nubes no dejaban ver mucho del cresterío y menos aún del valle del Tormes, que se extiende más allá.

Sí que se distinguía la lisura blanca de la Laguna Grande bajo las laderas del Morezón y, más a la derecha, en el Cuchillar de Cerraíllos, la Campana, sobre la cual asomaba el Cabezo del Cervunal.

En el centro, el grupo del Ameal estaba despejado totalmente.

Al norte, la vista quedaba algo tapada por la otra punta del propio Almanzor, aunque llegaban a asomar, más allá del Cuchillar de Ballesteros, los riscos de Cinco Lagunas y el Gutre, además de la Galana.

Al suroeste, se extendía el valle del Tajo, más allá de...

... los cordales secundarios, de gran desarrollo en esta parte de Gredos.

El horizonte se quebraba con el perfil de los Montes de Toledo, donde se identificaba bastante bien su máxima cumbre: el Pico de las Villuercas.

Con el vendaval, aguantamos muy poco en cumbre y pronto emprendimos la bajada, por el mismo camino. A llegar a la base del corredor, paraje soleado y relativamente resguardado entre las agujas de las Canales Oscuras, sí que paramos un ratito. Reemprendimos la marcha girando a la izquierda (S) y...

... proseguimos la interrumpida travesía de la cara oeste que, en este tramo meridional, presenta las mismas características ya descritas. En la Portilla del Crampón, al pie del risco homónimo, giramos a la izquierda (SE) para...

... dejarnos caer por un corredor estrecho y empinado, que...

... alcanza, si no supera ligeramente, los 45º durante los primeros 40 m. La bajada nos la facilitó una auténtica escalinata tallada en la nieve helada; esto está muchísimo más transitado que la Portilla delos Cobardes. Había varios hitos marcando estos primeros metros de descenso; es decir, la salida de la canal... ¿realmente necesitará alguien que le indiquen aquí el camino?

Con la seductora visión del Cuchillar de las Navajas enmarcado por las paredes del corredor en los ojos, continuamos el descenso durante 200 m. El pasillo se fue ensanchando y la pendiente, decreciendo gradualmente hasta los 30º.

En el Nevero del Almanzor, donde la canal de la Portilla del Crampón se une con la de la Bermeja, giramos a la izquierda para seguir descendiendo.

Aún hubimos de perder otros 150 m de desnivel, 50 de ellos a 30º, antes de desembocar en la Hoya Antón. En este otro rellano, bajo la cresta del Ameal, confluimos con la Canal de Isabel II, cerrando por tanto el circuito. Nos quedaba volver, deshaciendo el camino de ida, a la Plataforma. Para ello, comenzamos por girar a la derecha (E) y...

... seguir el ancho barranco que alimenta la Laguna Grande en un descenso, ahora suave. A la derecha, la cresta del Cuchillar de Cerraíllos seguía con nubes agarradas, pero que dejaban ver de vez en cuando algunos riscos, como...

... unos escarchados Tres Hermanitos y Perro que Fuma.

Luego, pasamos junto al refugio y atravesamos la laguna, desde el centro de la cual...

... merece la pena volverse a contemplar el Almanzor sobre el Circo de Gredos. El Sol declinante y las nubes se conjugaban en juegos, a veces...

... tan peculiares como esta cresta del Cuchillar de las Navajas proyectando su sombra. Apenas duró la visión un par de minutos.

Incluso la subida a los Barrerones, la cuesta más odiosa de Gredos cuando la tomas de regreso, se hacía llevadera cuando volvíamos la vista.

Ya fuera del Circo de Gredos, la bajada hacia el Prado de las Pozas y la Plataforma transcurrió fría pero apacible, con las nubes cubriendo las crestas de La Mira y...

... dorando las lomas cercanas. Un final de jornada que nada tiene que ver con el sombrío aspecto que presentaban estos parajes cuando iniciamos la excursión.

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