Cabezo de la Solana (2.092)

ASCENSIÓN DESDE NAVALPERAL DE TORMES

POR LA CUERDA DE LAS CHORRERAS Y GARGANTA DE LAS POZAS

El Cabezo de la Solana es el cerrillo que culmina la Cuerda de las Chorreras, una de las varias que, desde el cordal principal de Gredos, se proyectan al norte para ir a morir al Tormes. Como todas ellas, se trata de una larga loma de amplia culminación, suavemente ondulada y cubierta mayormente de hierba. Ésta de las Chorreras entronca con el cuerpo de la sierra en la esquina oriental del Circo de Gredos y, por su orientación NO-SE, a lo largo de su recorrido se alza tanto ante éste como ante su vecino de las Cinco Lagunas. Es decir que, recorriendo su larga cresta, además de culminar media docena de picos, nos vamos a pasear ante los parajes más alpinos de la montaña castellana.

La ruta consiste en recorrer íntegramente la Cuerda de las Chorreras hasta el Prado de las Pozas y, desde allí, regresar por el fondo de las gargantas que corren bajo su flanco occidental.

El Cabezo de la Solana y parte de la Cuerda de las Chorreras, a la izquierda de la cima, vistos desde el suroeste

SITUACIÓN:

  • Zona: Sector Principal de Gredos (Sistema Central)
  • Unidad: Circos de Gredos
  • Base de partida: Navalperal de Tormes (Ávila)

ACCESO: El Parking acceso 5 Lagunas de Gredos, en Navalperal de Tormes, está a 81 km de Ávila, por el Puerto de Menga y Hoyos del Espino. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.230 / 2.092
  • Mi tiempo efectivo: 7h20
  • Mi tiempo total: 8h29
  • Dificultades: Muy fácil, en las condiciones del día: buen espesor de nieve consistente, continua en el tercio más alto de la ascensión; pendientes de menos de 20º.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Cruzar el Tormes por el puente de la Alameda de Navalperal y encaramarse a la Cuerda de las Chorreras por Los Cerritos. Tomarla a la izquierda (SE) y remontarla hasta el Cabezo de la Solana.

Seguir cresteando al S hasta el Prado de las Pozas y girar a la derecha (NO) para bajar por la garganta homónima. Al desembocar en la Garganta de Gredos ante el Puente de Roncesvalles, girar a la derecha (NE) sin cruzarlo y continuar el descenso por la margen derecha hasta la Alameda.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: El día que realizamos esta ruta, las montañas del Sistema Central estaban llenas de nieve como hacía años que no se veía. Y en condiciones inmejorables, como ya habíamos comprobado en domingos anteriores. Pero decidimos sacrificar la oportunidad de una bonita invernal para llevar a cabo una idea largamente pospuesta. A la vista del mapa, sabíamos que esta cuerda debía de tener unas vistas fantásticas; quizá las mejores de toda la zona. Y lo suyo era ir a disfrutarlas con los circos llenos de nieve y con la atmósfera clara despejada, bien luminosa. Por eso nos fuimos a caminar sobre una loma herbosa en vez de disfrutar de la nieve que llenaba las cumbres mayores de Gredos; bueno, en realidad, también la disfrutamos, sólo que de lejos.

La ruta es una intensa y larga pateada, sin dificultades dignas de reseñar, pero en la que puede hacerse duro el prolongado descenso, sobre todo si hay que caminar con bota rígida sobre los guijarros de la senda de la Garganta de Gredos. Pero tampoco es para tanto; en el fondo es para no decir que esta ruta es un paseo; largo, pisando nieve y hasta los 2.000 m de altitud... pero paseo. Tampoco la orientación va a plantear dudas: seguir un lomo libre de obstáculos en la subida y un camino para bajar.

Durante el recorrido por la cuerda, sólo encontramos hitos y un rastro de paso más o menos continuo, pero sin llegar a senda, a partir del Risco Negro (vértice Majanillos). Lo que me hace pensar que la gente que sube (poca a juzgar por la escasa huella) debe de hacerlo desde el Prado de las Pozas. Bueno, pues creo que merece la pena atacar desde abajo, aunque sea un esfuerzo mayor, por tener una mayor variedad de vistas.

RELATO GRÁFICO:

Salimos del aparcamiento de La Alameda, a las afueras de Navalperal de Tormes, cruzando una vez más el puente sobre el Tormes, puerta de la Sierra de Gredos. En la bifurcación del otro lado, giramos a la izquierda (E), remontando el río durante unos pocos metros.

A la altura de una caseta a la izquierda, dejamos la pista por el otro lado (N) para remontar una empinada ladera de pasto, aprovechando trazas de ganado.

Enseguida, ganamos lo alto de la loma, en un amplio rellano herboso con numerosos restos de corrales. Mirando al oeste, se veía el pueblo de Navalperal y, a través del valle del Tormes, llegaban a asomar las nieves de la Sierra de Candelario.

Girando a la izquierda (SE), emprendimos la larga remontada de la Cuerda de las Chorreras, ancha y suave en todo su recorrido, que nos llevaría hasta el Cabezo de la Solana. Al principio, caminamos sin senda ni hitos pero por terreno muy cómodo: hierba de pendiente moderada sembrada de algunos cantos y arbustos. A la derecha, dominábamos la Garganta de Gredos y... 

... su afluente la de Cinco Lagunas, tantas veces recorridas. Al ganar altitud, comenzó el espectáculo, principal atractivo de esta ruta, y fuimos descubriendo algunas de las grandes cimas gredenses. Las primeras, a ambos lados de la Cuerda del Cervunal, el Morezón y la Cabeza Nevada que, desde aquí, muestra...

... unas hechuras impresionantes; de gran montaña.

Así llegamos a los Cerrillos, un par de modestas puntas que fueron la primera cota de la jornada. Mirando atrás desde la cota occidental, más allá del tramo de la loma superada, se veía ya casi del todo la Sierra de Candelario.

En la continuación, la loma conservó la misma tónica, con una imperceptible bajada, y luego subida suave que se fue empinando ligeramente al aproximarnos al Cancho, siguiente picacho del cordal.

Puede que el nombre se deba a su carácter rocoso, especialmente del lado del Tormes, poco frecuente a sólo 1.600 m de altitud.

Desde su cima, ya sí que se divisaba del todo la Sierra de Candelario, con...

... el Canchal de la Ceja entre los tajos del Arroyo Malillo y la Garganta del Trampal.

Al sur... ¿qué decir? El horizonte se había llenado con los riscos de los circos de Gredos y Cinco Lagunas, flanqueando la Cabeza Nevada. Confirmado: no creo que haya mejor panorámica sobre el macizo. Y aún quedaba mucha cresta.

Al otro lado, el panorama era más limitado, pero el cercano Cerro del Chamuerco ya iba dejando ver algo: la sombra de la Sierra del Valle a la izquierda y el Torozo y el Risco de las Morillas a la derecha.

La continuación de la cuerda, tras un corto descenso, presentó la subida de más entidad de la jornada: casi 300 m desnivel hasta el Risco Negro, único vértice de esta loma, que el IGN bautizó como Majanillos. De nuevo, la pendiente comenzaba suave para irse intensificando con la altura. Seguía sin haber senda, pero tampoco obstáculos, ni señales, pero la ruta es obvia. Lo bueno de este terreno tan cómodo es que te puedes dedicar a mirar el paisaje según caminas; y eso en esta cuerda es una maravilla.

Ya sea la adustez de la meseta a la izquierda, interrumpida para entonces por la Serrota y la Sierra de la Paramera, o...

... la grandiosidad luminosa del gran Gredos a la derecha.

Hacia los 1.750 m de altitud, cerca de culminar, pisamos la primera nieve, que...

... pronto se hizo continua, con poco espesor y una consistencia ideal para caminar. Eso, unido a las pendientes suaves, hizo que pudiéramos progresar sin recurrir a pinchos ni raquetas, caminando como sobre una alfombra.

Ya dije que el Risco Negro es vértice geodésico; y no es de extrañar. Ante nuestros ojos, se desplegaba medio Gredos, además de la Sierra de Candelario.

Hacia el este, llegaba a distinguirse la cresta oscura de la Sierra de la Sierra del Valle y, más cerca, las del Cabezo, el sector de las Morillas (que tapaba ahora al Torozo), la inmaculada redondez del Peñón del Mediodía y la Mira, con...

... sus características hoyas de Los Conventos y Los Lobos.

Más a la derecha, los grandes circos, siendo bien visible en medio el Gargantón. Sobre éste, aparte de la Galana (¡qué bien puesto el nombre!) y Cabeza Nevada,...

... la cumbre del Almanzor se hizo presente, asomando sobre el Risco Moreno. Aunque éste es indistinguible en esta perspectiva del famoso Ameal de Pablo, se llega a reconocer el característico bloque del Yunque, su teórica cima (de lo que tengo mis dudas).

Continuamos el cresteo por terreno cada vez más suave y teniendo ya a la vista el doble pico del Tormal y los domos blancos del Alto de las Chorreras y el cabezo de la Solana. Además, a partir del vértice nos encontramos un trazo relativamente claro e hitos en la cuerda, aunque a la vista está que no son muy necesarios.

Pasando el collado, nos encontramos un bloque en equilibrio, notable hasta para Gredos.

El decorado seguía espectacular al llegar al Tormal.

Mirando al este, se veía ahora mejor el Cabezo de Mijares, así como...

... las dos parameras orientales, al otro lado del altiplano que separa las dos cadenas en que se divide el Sistema Central a su paso por la provincia de Ávila.

Siguió una bajada suave al Collado Tejedo,...

... tras el cual se eleva el Alto de las Chorreras, que da nombre a la cuerda pero que no es más que la antecima norte del Cabezo de la Solana. En su ladera, vimos una huella que ascendía en diagonal a la derecha y pensamos utilizarlo para suavizar la subida, pero...

... la pendiente era tan suave (20º), que lo dejamos enseguida y acometimos la remontada directa.

Durante la misma nos fijamos, a la derecha, en este largo salto de agua en la Garganta de Gredos.

Tras unos 200 m de desnivel, fuimos alcanzando el Alto de las Chorreras, a partir del cual,...

... la loma se aplana hasta la cumbre. Más allá, vimos también el Artiñuelo, más destacado pero ligeramente más bajo.

Mirando atrás desde el Cabezo de la Solana, contrastaba el altiplano pardo con el blanco del entorno.

Al este, Gredos y las Parameras se enfrentaban sobre los valles del Tormes y el Alberche. En el primero, destacaba...

... la Mira asomando sobre la cresta de Los Campanarios.

El Circo de Gredos estaba medio tapado por Los Barrerones, aunque asomaban claras sus grandes cimas:...

... el Almanzor (ojo a los dos montañeros cruzando la loma debajo),...

... la Galana y...

... Cabeza Nevada.

Iniciamos el regreso con una suavísima bajada hacia el modesto cueto del Artiñuelo, durante la cual,...

... nos cruzamos con un grupo de cabras que iban a lo suyo, pero nos dejaron una bonita foto con la Mira al fondo.

Desde el Artiñuelo, vimos a la izquierda el Prado de las Pozas bajo la homónima y el Refugio de Reguero Llano. Pero no nos dirigimos allí, sino que...

... continuamos por la cuerda, derivando incluso por su flanco occidental (derecho), para dirigirnos directamente a la curva que hace la Garganta de las Pozas al salir del llano. Cruzamos el cauce, invisible ese día bajo la nieve, y...

... giramos a la derecha (NO) para seguirlo por la vertiente izquierda, caminando por una terraza que baja suavemente y por la que va la senda. Ésta estaba igualmente tapada pero los hitos, sobresaliendo de la nieve, delataban su trazado.

Pronto vimos agua abriéndose camino en el manto blanco, bajo la cresta del Cabezo de la Solana, que veníamos de recorrer.

Atravesamos durante este tramo un par de cóncavos que, blancos y solitarios, se abren en la ladera de los Barrerones.

La nieve se fue perdiendo cuando nos acercamos a los Riscos de Roncesvalles, donde el riachuelo se encajona y hace un doble meandro antes de...

... salir a terreno más abierto. La senda nos llevó a vadear el torrente por unos bloques a la salida del estrecho y...

... pasamos a caminar por su orilla derecha, desde la que, al tomar perspectiva, se ofrecía una bonita imagen del testero, aún nevado, de la Cuerda del Cuento, que prolonga hacia abajo los Barrerones.

Más abajo, el barranco acabó de abrirse en un extenso prado, a la vista ya de la Garganta de Gredos, que corre aquí bajo una Cabeza Nevada espectacular.

Cuando la senda desapareció al entrar en un terreno encharcable, proseguimos bajando al noroeste hasta ir a dar con el Puente de Roncesvalles. No lo cruzamos sino que, llegando al mismo, giramos a la derecha (N) y continuamos el descenso por la margen derecha de la Garganta de Gredos,...

... siguiendo una senda marcada con hitos, borrosa al principio, pero que no tardó en aclararse.

No podíamos evitar volvernos de vez en cuando a contemplar la Cabeza Nevada dominando el valle.

Este trecho final del regreso de cumbre, encajonado y con la visión limitada con frecuencia por los robles, llegó a hacérsenos largo. Fue una alegría ver aparecer las laderas pardas de la Sierra de Piedrahita, a cuyo resguardo yace Navalperal. También reconocimos Los Cerrillos, primer hito de la excursión y anuncio del final de la jornada.

Al pasar por una zona de corrales bajo El Cancho, la senda nos dejó en el arranque de una pista, por la que proseguimos el descenso.

Poco después, a la altura ya de Los Cerrillos, puede verse, volviéndose, la confluencia de las gargantas de Gredos y Cinco Lagunas, a través de las cuales asomaban, respectivamente, los Barrerones y Cabeza Nevada.

Sin más que seguir la pista, no tardó en aparecer el pueblo de Navalperal, al paso por unos corrales y, minutos después, nos encontramos ante el puente de La Alameda, al que llegamos por el lado contrario por el que lo habíamos dejado esa mañana.

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