Mojantes (1.612)

ASCENSIÓN DESDE EL CAMPILLO DE ARRIBA

CRESTA OESTE

La Sierra de Mojantes se alza en el noroeste murciano, ocupando concretamente el extremo suroriental de la de Moratalla. Se trata de un único y largo cordal desgajado de los núcleos más altos del macizo y volcado hacia el árido altiplano que separa estos montes de las sierras de María, el Gigante y Espuña. Pese a tener una altitud modesta, esa situación y su aislamiento orográfico provocan que, desde su cresta, donde apenas destacan otros picos que el propio Mojantes, se goce de un amplio panorama sobre la comarca. Aunque en esta montaña predominan las formas alomadas, sus laderas están adornadas con abundantes afloramientos de la colorida caliza bética, que resulta más llamativa en la vertiente norte, donde la roca surge del verde dosel de los pinos. Por contra, en la vertiente sur, las duras condiciones sólo permiten un áspero matorral, disperso sobre un suelo reseco y polvoriento.

La ruta recorre la mitad occidental de la cresta de la sierra y regresa luego al punto de partida por el pie de monte septentrional.

Vista desde el norte, la masa oscura de la Sierra de Mojantes se yergue aislada en medio del altiplano

SITUACIÓN:

  • Zona: Sierras de Taibilla y Moratalla (Cadenas Béticas)
  • Unidad: Sierra de Moratalla
  • Base de partida: Caravaca de la Cruz (Murcia)

ACCESO: El Caserío del Campillo de Arriba está 100 km al oeste de Murcia, por Mula y Caravaca de la Cruz. Sobrepasada la aldea, aparcar junto a un desvío que sale, al cabo de 200 m, a la derecha (NE). Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.030 / 1.612
  • Mi tiempo efectivo: 4h26
  • Mi tiempo total: 5h35
  • Dificultades: Muy fácil. Media ruta transcurre fuera de camino y está sin marcar, aunque por terreno obvio (cresta y barranco). Algún tramo empinado y suelto.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Del Caserío del Campillo de Arriba, encaramarse a la loma de Los Bujes y seguirla a la derecha (SE) hasta la cumbre de Mojantes.

Continuar cresteando al E hasta que la cuerda se bifurca en Las Quebradas. Dejarse caer entonces a la izquierda (NE), por la vaguada intermedia, la cual se irá abarrancando al tiempo que vira al N y NO hasta salir a la Umbría de los Frailes. En la boca de la quebrada, tomar una pista que se dirige al N y, pasado el Corral de la Umbría, seguir por un desvío a la izquierda (NO). En el mapa, figura que este camino se bifurca a los 1.080 m de altitud; en 2017, el ramal derecho (O) no existía pero, en su teórica salida, había una señal en un árbol. Girar entonces como si existiera el camino y atravesar recto la ladera al oeste, primero a través del pinar y luego siguiendo lindes de campos, hasta alcanzar el cabo de un carril. Siguiéndolo, se llega al Caserío del Puerto de Mojantes, donde se cruzan varios caminos. Tomar el de la izquierda (SO) y, cuando se bifurca a los pocos metros, seguir por la derecha (SO) para regresar al Caserío del Campillo de Arriba.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: La Sierra de Mojantes resulta relativamente conocida y visitada a nivel local, pero esta ruta me da la impresión de que no es la más transitada. Aparte de no haberme encontrado a nadie en todo el día, está el hecho de la pérdida de hitos en el barranco (sólo dos, bastante separados, en todo el descenso) y la inexistencia de rastro en la cuerda, incluso en sitios de paso obligado.

La desaparición de parte del camino del pie de monte norte (segmento resaltado en rosa en el mapa) no debe de ser un inconveniente para quien sepa orientarse medianamente. Además, están las señales en los puntos dudosos; aunque no guardan continuidad, en mi opinión constituyen ayuda suficiente. Seguir por el camino existente añadiría 150 m de desnivel positivo a la jornada y obligaría a pasar por un terreno de caza. Mejor hacer el recorte aunque sea campo a través. Respecto a la transitabilidad, aunque media ruta transcurre fuera de senda, el terreno es cómodo como pocos. Tampoco las pendientes son fuertes o hay obstáculos reseñables.

En suma, una bonita y variada caminata, silvestre pero que no resulta más complicada que muchas que van por senderos marcados. Combina tramos panorámicos con el paso por parajes atractivos, unas veces por espectaculares y otras por apacibles. Y gozar de la tranquilidad parece muy probable.

RELATO GRÁFICO:

La mañana estaba brumosa cuando aparqué en el cruce junto al Caserío del Campillo de Arriba. Comencé por dirigirme al noreste, directo a la cercana loma de Los Bujes, arranque occidental de la Sierra de Mojantes. Sin senda ni trazo de ningún tipo, remonté la breve ladera pedregosa, de pendiente mediana y carente de obstáculos. Por encima de ella, se veía ya la masa achaparrada de las Peñas del Águila, antecima oeste del Mojantes.

Desde lo alto del lomo, la visibilidad estaba muy limitada, incluso al oeste, hacia el núcleo del Pico de los Obispos que, sobrepasando los 2.000 m, es la máxima elevación de la Sierra de Moratalla. En el resto del horizonte aún se veía menos, excepto obviamente,...

... en lo que respecta a la propia cuerda, que tomé a la derecha (SE). La primera parte de la ascensión transcurrió por un ancho lomo pedregoso, sin trazo pero muy cómodo, que presentaba un constante y suave subibaja. La única pena es que el día no estuviera claro.

Al pasar la segunda cota, hube de desviarme al norte (izquierda) de la cresta, siguiendo la cerca que cierra un comedero de buitres. Ella misma me guio de vuelta a la cuerda, donde al poco...

... me encontré con el corte limpio de una antigua explotación minera. La primera de la media docena que hay en este tramo de cordal y la única que tuve que rodear, lo que hice por el sur (derecha).

Sin más que seguir el lomo de la sierra con tónica similar, al dar con un carril de servicio de las minas, lo crucé para continuar el cresteo, mientras pasaba junto a varios tajos sucesivos. A partir de la cota previa al Collado de la Percha, el cordal giró a la izquierda (NE) y adquiere mayor pendiente, aunque sigue siendo suave.

Al ganar altura en este nuevo tramo, se adquiere perspectiva sobre la primera parte de la cresta, pudiéndose constatar el contraste entre la arbolada vertiente norte y la sur, más árida. Más allá, a la izquierda del núcleo de Los Obispos, asomaba ahora tímidamente parte de la Sierra de Taibilla. Aparte de eso, la Sierra de la Zarza era una sombra difusa al suroeste. Solamente destacaba también, aislado en medio, el Cerro del Moral, a cuyos lados,...

... la nieve permitía distinguir borrosamente las crestas de La Sagra y La Guillimona. Insisto: ¡Qué pena de bruma!

Continué caminando por las Peñas del Gato. Desde ese modesto hombro,...

Quién sabe si por la altitud o porque se aclaró algo la atmósfera, la visión era más clara hacia Los Obispos, cuya cima barreada de nieve, oculta hasta entonces por el pico de Los Odres, se descubría ahora.

El siguiente hito de la cresta fue la Peña de la Umbría, coronada por el primero de los canchos que iba a ir encontrando. Lo rodeé por el sur (derecha), siempre caminando con comodidad, para salir al collado posterior y encarar la última subida de cierta pendiente.

Desde la horcada, contemplé la vertiente norte de la sierra, poblada de un denso pinar: no es que esta tierra sea estéril, sino que las condiciones climáticas son duras; en cuanto hay resguardo, la vegetación prospera. También observé un espolón rocoso en el contrafuerte inmediato; se trata del más oriental de los Frailes, que vería mejor ya de regreso de la cumbre, cuando rodeara la sierra por el norte. Al fondo, la cresta oscura que quiebra el horizonte corresponde a la Sierra de la Garra, donde destaca su máxima altitud, el Pajarón.

En las Peñas del Águila, el terreno se tendió bruscamente y apareció la cumbre más allá de un segmento de loma casi llana.

En el cambio de rasante, me volví a mirar el tramo de cuerda ya recorrido: un bonito y agradable cresteo que, en días claros, debe de ser delicioso (¡más aún!).

Al acercarme a la cumbre, la cresta se combó al norte, abriendo un cóncavo en la ladera meridional a través del cual impresiona la visión de las Piedras del Reloj, que sostienen la cima plana de esta montaña.

Y mirar hacia abajo, también tiene su aquél... Más allá de la vertiente sur de la sierra, se extendía el altiplano, más que llano, liso, interrumpido sólo por el vistoso Cerro del Carro. Detrás, se distinguían ya los perfiles de la Sierra del Gigante.

Desde la cumbre del Mojantes, volviéndose, las Peñas del Águila presentan un bonito aspecto.

Y, entonces, me calló un brevísimo chubasco. Nada grave, que no me impidió disfrutar del amplísimo panorama al sur. Más allá del gran llano se extendía un arco de montañas desde la Sierra de Pedro Ponce a la de la Zarza, pasando por las del Gigante y María.

Al oeste, a ambos lados de las Peñas del Águila, los gigantes de la zona:...

... la Sagra, inmensa y contundente, y...

... los picos de las Cabras y los Obispos.

Al norte, a la derecha del núcleo principal de la Sierra de Moratalla, se extendían las de Villafuerte, la Gorra y el Gavilán.

Emprendí el regreso continuando el cresteo al este, caminando por un lomo suave, ancho y pedregoso, entre matorrales y arbolillos dispersos.

Desde este lado, la cumbre no impone nada.

Al poco, el cordal se bifurcó, dejando entre ambas ramas una suave vaguada, a través de la cual asomaba la cima de Peñas Coloradas. Yo proseguí primeramente por la derecha (E), que es la cuerda principal, por un terreno algo más afilado y rocoso, buscando...

... una última perspectiva de los desplomes de la vertiente sur desde la segunda de las cotas (1.574) de Las Quebradas. Ahora la cima tiene mejor pinta. Aquí me despedí de la cresta y...

... giré a la izquierda (N) para dejarme caer por la ladera hacia el fondo de la vaguada. Aunque el terreno estaba poblado de un monte alto bastante denso,...

... no tuve problemas para ir encontrando pasillos para descender por la ladera, de pendiente suave y piso pedregoso pero cómodo.

En el fondo de la canal, giré a la derecha (NE) para continuar bajando gradualmente, dirigiéndome hacia las Piedras Coloradas. Cuando la vaguada llegó al pie del cerro, viró a la izquierda (N), abrazándolo... 

... y abarrancándose un tanto, aunque manteniendo una tónica suave. En el principio de este tramo, vi un par de hitos, a los que no encontré continuidad. Tras un trecho boscoso, dejé el fondo del tubo por la izquierda (O) cuando éste se tornó abrupto y...

... salí a un terreno despejado, desde donde se ve bien la parte primero de este descenso.

Al otro lado, se veían, delante del pico de los Obispos y el modesto Cerro de la Plata, los campos de la Rambla de la Vidriera, hacia donde me dirigía.

Cuando la pendiente a mi derecha (NE) me pareció adecuada, derivé hacia ese lado para volver al cauce seco, a través de una pendiente de tierra y piedras, suelta y empinada. Fu el único momento algo más montaraz de toda la ruta.

Antes de llegar al fondo, desemboqué en una repisa donde había una marca en forma de lazo de cinta de plástico y un cartón con el número cuatro. Pensé si no sería un puesto de caza; luego descubrí que eran marcas para apoyar el itinerario que me disponía a recorrer. Y bastante oportunas, al menos una de ellas. Desde allí, vi a mi izquierda (O) un característico cancho gris y anaranjado, delante de un risco, que es el central de los Frailes. Perdí algo de altura y luego me dirigí a su base por la repisa antes mencionada.

Mirando arriba desde allí, el paisaje adquiere un aire inequívocamente prebético; podría estar en Cazorla. Y no me lo esperaba. Siempre me han gustado estos terrenos mixtos de roca y los pinos, tan coloridos.

Abajo, más allá de la boca del barranco, se extendía la Umbría de los Frailes, con la pista que debía de coger. La bajada directa se presentaba muy escabrosa pero, a la izquierda (SO),...

... se abría un cóncavo recorrido por una senda que descendía en suave diagonal bajo el Fraile central. Buscando su extremo, tomé el caminillo y terminé de bajar de la sierra por él.

Desde la boca del barranco, había una bonita vista arriba.

Una vez en el llano, me dirigí al extremo de la pista que había visto (que hace una circunferencia, lo que se ve no es un cruce) y por ella me dirigí al norte.

Llegué enseguida al Corral de la Umbría, desde donde hay una buena perspectiva hacia los Frailes que dan nombre al paraje: se trata de tres riscos adosados a la ladera de la sierra.

Recién pasé el edificio, la pista giró a la derecha y yo tomé un ramal que sale a la izquierda (NO), internándose en el pinar.

Al paso por los claros, veía a mi izquierda el barranco por el que había bajado, bajo las Piedras Coloradas y el Fraile oriental.

Al poco de que el camino comenzara a ganar altura, el mapa señala una bifurcación, de la que no encontré ni rastro. Estaba razonablemente seguro de estar en el lugar preciso, cuando vi a mi derecha una señal como la de antes, ahora con un número dos. Animado por ella, dejé el camino por ese lado (O) y me puse a atravesar el pinar manteniendo cota. (No la tres, que posiblemente indicara una forma de atajar el rodeo por el Corral de la Umbría, ni tampoco la uno. Poner en el campo señalización de cartón tiene esos inconvenientes).

Al poco, salí a terreno más despejado y proseguí la travesía siguiendo ahora la linde de un campo arado. No había rastro de paso en absoluto pero el terreno era cómodo.

Pasaba ahora bajo el Fraile central al que, desde este ángulo, no se le aprecia la cogulla. Pero también queda bonito.

Cerca del tercer Fraile, llegué al final del campo que iba bordeando y continué por la banda inculta que atraviesa el siguiente, la cual me dejó...

... frente a la linde de un pinar, en la que entraba un camino: el mismo que, en el mapa, no presentaba la discontinuidad que dejaba atrás. Tomándolo, proseguí faldeando la sierra al oeste.

Enseguida, pasé a llevar a la derecha un tercer campo. Más allá se extendía la Rambla de la Vidriera y la masa sombría de la Sierra del Gavilán.

Al otro lado, llevaba una línea de pinos. Si me asomaba a su través, podía ver el frente septentrional de la Sierra de Mojantes, con los tres Frailes, el central de los cuales tapaba la cumbre.

No tardé en llegar al Caserío del Puerto de Mojantes, desde el cual, al estar ligeramente en alto, hay...

... una mejor perspectiva de la sierra: si bien seguía sin distinguirse la cima, eran visibles las Peñas del Águila, la del Gato, con su cancho característico, y parte de la cresta de subida. En ese lugar, se cruzan varios caminos y...

... tomé el que sale a la izquierda (SO) y entra en el cercano pinar. Al poco de empezar a cruzarlo, dejé de lado a la izquierda un camino. Por él hubiera aparecido si no hubiera tomado el atajo de los campos pero, a su entrada, un cartel prohibía el paso en días de cacería: mejor, pues, atajar.

Poco después, llegué a una segunda bifurcación; también prohibida la rama izquierda, por si había alguna dude, proseguí por la derecha (SO), saliendo al poco...

... a terreno despejado, al fondo del cual veía el Pico de los Odres, que volvía a tapar al de los Obispos, más allá de la modesta Sierra de Gadea. Entraba en las Lomas de la Sabina que es, pese al nombre, un extenso llano cultivado, interrumpido sólo por una estrecha franja arbolada. Tras cruzarla,...

... me encontré a la vista de Los Bujes, extremo oriental de la sierra y anuncio del final de la excursión.

Próximo a ella, el camino me dejó en una carretera, que es la que va del Caserío del Campillo de Arriba a la Casa de la Vidriera, junto a cuya salida había aparcado. Así pues, la tomé a la izquierda (S) para bordear la loma y volver al punto de partida de la ruta, no sin antes, echar una ojeada al lomo por donde había ascendido al Mojantes.

Comentarios

  1. Excelente ruta. Gracias por la aportación

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    1. Gracias; no había visto el comentario hasta ahora. Este despiste...

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  2. Es posiblemente la mejor ruta para ascender a la Sierra de Mojantes.
    Es de dificultad alta por la longitud pero se puede seguirse perfectamente.
    Realice la bajada muy bien por el encinar, que se transforma en un barranco, y luego tomé una senda por la umbría de los frailes que desciende finalmente dando un rodeo.
    Gracias por el track y por la magnífica descripción en tu web

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