Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: Esta ruta es
básicamente una caminata larga, tanto en desnivel como en distancia, por buenos
caminos y terreno libre de obstáculos. Una actividad senderista, sin otra
exigencia que una correcta forma física y hábito de caminar, que visita una
cumbre muy destacada dentro de esa cadena intermedia entre el Pirineo axial y
la precordillera que suele llamarse Sierras Interiores. Ahí reside su principal
atractivo: los amplios panoramas que se disfrutan tanto desde la cresta como
durante la mayor parte de la subida y bajada, ya que, transcurriendo por una
solana, el bosque no alcanza una gran altitud. Respecto al entorno, es bonito,
pero no espectacular; se trata mayoritariamente de laderas de pasto y matorral,
a lo que hay que añadir la curiosidad de pasar por un par de viejos caseríos. Pese
a su facilidad y atractivo, este itinerario no está entre las rutas habituales
a la Manchoya, que suelen partir de Cotefablo, la opción más suave, o de Broto,
más liviano que subir desde Bergua.
RELATO GRÁFICO:
Desde
donde aparqué, podía ver enfrente, al otro lado del Barranco de Forcos, la
empinada ladera boscosa que habría de remontar hacia la Manchoya.
Ya caminando,
bajé al caserío y lo atravesé un poco al buen tuntún para salir por su extremo
inferior, por una senda señalizada a la Iglesuela de los Moros, la cual
desciende al noroeste entre densa vegetación. Estaba en el PR-HU 117, que me
guiaría durante la parte baja de la excursión.
Al salir
de la misma, me encontré frente a la confluencia de los barrancos de Pera y
Forcos, que cruzan sendas pasarelas. Por ellas alcancé...
... la
orilla norte del segundo, donde la senda se bifurca. Según un cartel, por la
derecha se va a Ayerbe de Broto; ese sería mi camino de regreso. Pero,
entonces, giré a la izquierda (O), hacia Escartín.
La senda,
cómoda y bien acondicionada, gana altura en diagonal por la ladera. Al poco, se
bifurcó de nuevo y continué por la derecha (NO), siguiendo la indicación de
Escartín.
El paso
por el Barranco del Fabar es un lugar notablemente agreste y umbrío, donde se
forman pequeños saltos de agua.
Todo el
tiempo, el camino seguía ascendiendo gradualmente, llevándome cómodamente
arriba y a occidente. Al salir del barranco, disminuyó la vegetación y...
... pude
ir apreciando el terreno ganado: al mirar enfrente y atrás, las casas de Bergua
brillaban en la ladera del Berroy.
Del lado
del monte, a través del hueco del barranco, aparecía la cumbre de la Manchoya.
Al entrar
en un nuevo barranco, éste anónimo, apareció Escartín en un rellano del
siguiente espolón.
Tras
cruzar el arroyo, la senda alcanza el pequeño casco por su parte baja. Ahí la
dejé por la derecha (N) para entrar...
... entre
las casas. La aldea es bastante grande y hoy se encuentra abandonada y ruinosa.
Las
construcciones medio derruidas aportan cierto pintoresquismo a las panorámicas
que, desde estos 1.350 m de altitud, van siendo ya amplias, como esta vista del
Oturia al suroeste.
Al salir
de Escartín por su extremo superior, volví a topar con las señales blancas y
amarillas, reincorporándome al PR, que debe de rodear el caserío por fuera.
Caminaba ahora por un camino que subía por lo alto del lomo donde está el
pueblo, llevando a la vista la cima de la Manchoya.
Al ganar
altura y volver la vista, vi asomar la Peña Canciás y el Tozal de Guara sobre
las crestas vecinas.
Llegando cerca
del entronque de varias lomas, donde el terreno se empina y ensancha, el PR
gira a la izquierda pero yo continué recto (NE), por un trazo más estrecho y
sin balizar que remonta el lomo. Poco después, dejé a la derecha otro desvío,
que entra en la cuenca del Cubilar y, enseguida, la senda giró a la izquierda
(NO), para trazar una diagonal en la parte de mayor pendiente.
Con la
nueva perspectiva, podía apreciar abajo el intenso aterrazamiento en el lomo de
las Seretas. La senda llega a la majada de La Cuna, donde gira en redondo (NE)
y...
... traza
la diagonal contraria para reganar el espolón y continuar remontándolo.
De nuevo
en el lomo, dejé de lado algún otro desvío y, mirando al oeste, vi asomar la
Peña Oroel y la Sierra de la Peña más allá del Oturia.
Al otro
lado, también iba descubriéndose el Suerio.
El camino
pasó a subir por la vertiente oriental del lomo.
Con la
altura, fue apareciendo el Valle del Ara, entre el monte Suerio y la Peña
Canciás.
La cumbre
se veía ya cercana, al otro lado de un tramo ce cresta corto y suave.
Al volver
a encaramarme al lomo, apareció enfrente el cordal de la Erata y, sobre el
mismo, las crestas de la Collarada y la Partacúa.
Claro que
más a la derecha, estaba media Sierra de la Tendeñera, de la Peña Blanca al
pico que le da nombre.
Giré a la
derecha (N) para, continuar la subida por la cuerda, anchísima y suave,
cubierta de hierba. Al sur, las sierras del Prepirineo llenaban el horizonte
por encima del Oturia, con Guara y la Gabardiella bien reconocibles.
La cresta
la tomé en la Punta Cotonal, modesto cabezo redondeado al oeste de la cumbre,
buen mirador hacia ese lado.
Por
encima de la cuerda que va hacia el Pelopín y la loma de Erata, asoman la
Collarada y la Partacúa, donde se identifican muy bien las peñas Retona, Puerto
Rico y Telera.
Al norte,
más allá del Pelopín, la Sierra de la Tendeñera, ahora, completa, hasta la Peña
de Otal y con las crestas de Vignemale asomando ligeramente.
Y, al
noreste, todo el macizo del Marboré, de los Gabietos a las Sorores, con los
paredones de Mondarruego bien visibles.
El
terreno hasta la cumbre era un lomo no podía ser más cómodo: un verdadero
paseo...
... con
un decorado de montañas impresionante. Tras una corta subida desde el Collado
de Fuentes Altas, entré en la vertiente norte buscando terreno cómodo y...
...
apareció una nueva perspectiva: Posets, Cotiella y la Peña Montañesa, sobre la
vecina Peña Gabaro.
Reganada
la cresta, sólo me quedó un corto tramo casi horizontal para ganar la cima.
Desde la
misma, se ve atrás el tramo de cresta recorrido. Las vistas son similares a las
que llevaba viendo ya una rato, incluso con peor perspectiva, excepto al norte,
donde...
... se
aprecia mejor la caída desde la cresta del Macizo de Marboré al Valle de Broto.
Para
volver a Bergua, continué cresteando al este, pasando una antecima antes de
iniciar la bajada hacia la Collada tasca Fina, donde dejaría la cuerda. La
siguiente elevación es la Punta Gabaro, sobre cuya verde loma suroriental, se
dibujaba...
... el
trazo quebrado del camino que desciende hacia Ayerbe de Broto. Más lejos, a la
derecha, podía ver el desnivel entre el Monte Suerio y el Valle del Ara.
La
silueta redondeada de la Punta Gabaro resulta atractiva contra el fondo de
crestas nevadas de las Sorores, Cotiella, etc. Al pie del cabezo, derivé a la
derecha (SE) para tomar la senda descendente ya mencionada. Eso, no sin
antes...
...
volverme a echar una ojeada a la cima de la Manchoya en lo alto de una blanca
cara norte y...
... a las
Tres Sorores. Desde aquí, la perspectiva hace invisible en Cañón de Ordesa y
parece que el Tobacor se levantara sobre el cordal de Las Cutas, sobre un
zócalo, que no es sino el resalte más alto de la Fraucata.
Una vez
en la vertiente meridional, no tuve más que dejarme caer relajadamente por un
ancho camino, bien acondicionado, pero no muy usado, a juzgar por la
prosperidad de los erizones. Este tramo de descenso es muy relajado y me pude
dedicar a recrearme los ojos es el Valle del Ara y las montañas que lo
flanquean, cuando avanzaba al sureste o...
... en la
propia vertiente meridional de la Manchoya cuando trazaba las diagonales
contrarias.
El carril
desembocó en una serie de amplios prados aterrazados en la zona de La Grava.
Allí medio desaparece, aunque surgen trazos que...
...
recorren los sucesivos niveles y bajan al inferior cuando se presenta terreno
favorable. Sería prolijo enumerar cada travesía y bajada; ahí están el croquis
y el track. Vale con que fui recorriendo las terrazas y bajando al nivel
siguiente cuando encontraba buen paso, el cual solía venir marcado por una
buena huella de paso de ganado.
Finalmente,
volvía a dar con una pista, hacia los 1.300 m de altitud, la cual tomé a la
izquierda (SE), para proseguir...
... con
el descenso, ahora más determinado. Pero, al poco, cuando vi a mi derecha
(S)...
... un
atajo en el matorral, me fui por él y...
... salí
a otra pista más baja, que tomé a la derecha (NO). Tras una lazada bastante
amplia, me encontré caminando de nuevo al este y ya a la vista de Ayerbe de
Broto, pintoresco en su rellano y contra el telón de fondo del Suerio. No
llegué a entrar en el pueblecito sino que, cerca de las primaras casas, tomé...
... a la
derecha (SE) un carril que cortaba la hierba, señalizado con marcas blancas y
amarillas. Estaba de nuevo en el PR-HU 117 y ya no lo abandonaría hasta el
final. Al llegar a la linde del bosque,...
... dejé
la pista por la derecha (S) para seguir un sendero más estrecho entre los
árboles. El mismo es claro y amplio pero resultaba incómodo por los cantos sueltos
y la hojarasca. Creo que es mejor seguir por la pista, pues...
... más
adelante se vuelve a la misma. Y, aunque las marcas la dejan por el atajo de
marras un par de veces más, prefería ya seguir todo el rato el carril: igual de
bonito y más cómodo. Y, aunque algún coche puede pasar, el tráfico está muy
restringido.
Cuando el
camino se bifurca, ya bastante abajo, atendiendo a las indicaciones, proseguí
por la derecha (SO), entrando en el Barranco de Forcos. Antes,...
... una última
mirada a las Tres Sorores, a punto de desaparecer tras el Pueyo Ballarín.
El carril
pronto se transformó en una senda entre muretes, más estrecha, que me llevó a
un largo flanqueo horizontal a través del bosque de la vertiente norte del
Barranco de Forcos, a bastante altura sobre el cauce, que se oía pero en pocas
ocasiones llegué a ver.
Al cabo
de un rato, pasé por un desvío a la izquierda, señalado como a Badiello. Pasé
de largo, continuando por la derecha (O), siguiendo las marcas de PR. A pesar
de que un cartelito colocado con poca fortuna parece indicar que también se va
a Bergua por la izquierda pero ese ramal muere junto al río cerca de una
cascada, donde no hay posibilidad de vadearlo sin mojarse los pies y, al otro
lado, tampoco hay senda para ir al pueblo.
La
cascada a la que baja la senda citada antes es la desembocadura del Barranco de
Peña Blanca en el Forcos. Siguiendo la senda, cuando se cruza aquél, es entre
dos saltos de agua bastante espectaculares aunque la densa vegetación me
impidió llevarme una buena foto. Esto es los mejor que conseguí de la cascada
superior.
Todo el
tiempo, el bosque en torno a la senda es muy denso. Sólo ocasionalmente algún
hueco en las ramas permite una fugaz visión lejana: el Suerio, por ejemplo, o
simplemente...
... las
casas de Bergua, al otro lado del barranco. Cuando las vi prácticamente a mi
altura, supe que llegaba al final de la jornada.
Poco
después, dejé de lado, a la derecha, el desvío a la Iglesieta de los Moros y
una bajada más intensa...
... me
acercó al cauce, a la vista ya de las pasarelas que lo cruzan. Allí cerré el
itinerario: en el cruce ante la primera de ellas, donde giré a la izquierda (S)
para cruzar el Forcos. Ya sólo me quedó ascender a Bergua, atravesarlo y
alcanzar el coche, por camino conocido de esa misma mañana.
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