Pico del Lobo (2.273)

ASCENSIÓN DESDE BOCÍGANO

VALLE DEL BERBELLIDO Y CUERDA DE LAS MESAS

El Pico del Lobo es la máxima cumbre del Macizo de Ayllón, conjunto de sierras que se extiende entre Segovia, Madrid y Guadalajara. Está situado en el cordal que cierra el conjunto por el norte, hacia donde cae bruscamente, como un gran murallón frente a la Meseta. Es muy distinta la vertiente meridional, menos abrupta pero más compleja, articulada en varios cordales paralelos, separados por valles largos y profundos, que son el corazón del macizo. Lo común en ambos lados son las laderas muy verdes, mezcla de matorral y arbustos, que se levantan sobre el bosque denso del pie de monte para sostener crestas alomadas. Sólo en unos pocos lugares se muestra bravía la montaña, con la oscura pizarra rasgando la hierba; y precisamente por el más espectacular de ellos, el Circo de la Pinilla, abierto al noroeste del Pico del Lobo, va a transcurrir esta ascensión.

Partiendo del pueblo de Bocígano, la ruta remonta el Río Berbellido hasta que se divide en los dos brazos que le dan origen. Continúa entonces remontando el lomo intermedio, que no es otro que la Cuerda de las Mesas; es decir, la arista sur del Pico del Lobo. Para el regreso, opté por la opción más cómoda, que no más breve, que transcurre por los caminos que siguen el cordal principal de la Sierra de Ayllón al oeste, rodean por ese mismo lado el Cerrón y bajan a Bocígano por el Arroyo de las Canalejas.

El Pico del Lobo, encajado entre los dos brazos del Río Berbellido, muestra al fondo del valle la Cuerda de las Mesas

SITUACIÓN:

  • Zona: Macizo de Ayllón (Sistema Central)
  • Unidad: Sierra de Ayllón
  • Base de partida: Bocígano (Guadalajara)

ACCESO: Bocígano está 85 km al norte de Guadalajara, por Humanes, Tamajón, El Espinar y Corralejo. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.345 / 2.273
  • Mi tiempo efectivo: 8h20
  • Mi tiempo total: 10h26
  • Dificultades: Muy fácil. Tramo considerable de matorral cerrado y fuertes pendientes.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir de Bocígano por el N, tomando la vereda que va junto a la acequia de la vertiente O del Río Berbellido y seguirla hasta la toma de aguas. Continuar remontando el valle, ahora por una senda marcada de blanco y amarillo que se separa del cauce. Más adelante, desaparecen las señales y el camino casi se pierde en el matorral aunque, con paciencia y atención, más la ayuda algún hito suelto, se encuentra el paso. Guiados por la senda, cruzar el cauce y seguir remontando el valle por la vertiente E. Sobre la confluencia de barrancos al pie de la Cuerda de las Mesas, dejar el trazo por la izquierda (O), cruzar el cauce del brazo oriental y avanzar manteniendo cota y dirección hasta encontrar unas bandas de hierba que interrumpen el matorral. Girar a la derecha (NO) y remontar el lomo hasta el Pico del Lobo.

Descender al oeste para tomar la Cuerda de la Pinilla, dejándola al pasar la brecha previa a la punta más occidental (2.224), por una senda a la izquierda (SO) que baja en diagonal a la Majada de los Carneros. Tomar allí a la izquierda (S) la pista que rodea el Cerrón por el E. En la bifurcación del Collado de la Calahorra, girar a la izquierda (NE) para regresar a Bocígano.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Esta ascensión al Pico del Lobo transcurre por su vertiente menos transitada y más alejada; el valle del Berbellido, rodeado por crestas que superan los 2.000 m, es el Ayllón más profundo y solitario. En primavera, con su variadísimo monte bajo en plena floración y su mezcla de árboles aportando distintos tonos de verde, es una explosión de color. Por desgracia, su tercio superior carece de un camino que merezca tal nombre, aunque la pelea no es dura: son piornos y retamas lo que vamos a encontrar. El resto de la excursión es cómoda: la Cuerda de las Mesas es empinada al principio pero carece de dificultad y el regreso, por buenos caminos, es largo pero relajado, además de bonito. En resumen, se trata de una excursión larga que, sin grandes dificultades ni obstáculos, requiere vista e intuición para no perder la senda en el Berbellido.

Dentro de las opciones de subida desde la confluencia del Berbellido, escogí la Cuerda de las Mesas por ser la más directa y, a la vista del estado precario de las sendas y lo denso de la vegetación, creo que es también la más recomendable. Cualquiera de los dos arroyos tributarios, salvo cubiertos por la nieve, son más incómodos que ese lomo.

RELATO GRÁFICO:

Salí de la Plaza de la Iglesia por la calle que deja a la derecha dicho edificio, llamada Camino Cubillo, y la seguí hasta que muere frente a una casa. A la derecha (NO), una cancela cierra un camino indicado a la Fuente del Cubillo. Lo tomé, saliendo enseguida a una ladera de hierba y árboles sobre el Río Bocígano, que corría muy abajo.

Recorriendo en horizontal la vertiente, entré en una zona boscosa, donde vi algunas señales amarillas y blancas como las de PR, aunque me consta que este camino no lo es, al menos “oficialmente”. También vi lazos de plástico en las ramas. Tras algún pasaje algo confuso a través de campos delimitados por muretes,...

... empecé a llevar al lado de la senda un ancho surco donde se veía una manguera; estaba siguiendo la acequia de la vertiente oeste, que me serviría de guía un buen rato. Al salir de los árboles cruzando una cancela, en un espolón frente al Regajo de las Pozas, apareció ante mí el valle del Berbellido, con el Cerrón y Cabeza Pinillo al fondo, y la Cebosa y la Morra del Segoviano enfrente. Evidentemente, aún no veía todo el tramo de valle que había de remontar.

Aunque la senda junto a la acequia no estaba en las mejores condiciones, el trazado era claro y abría un cómodo pasillo en la vegetación, densa y variadísima.

Al cabo del rato, al llegar a la vertical de la Loma del Picaño, volví a entrar en bosque y la senda me llevó a descender hacia el río.

Cerca de la altura del cauce, volvieron las marcas de pintura, señalando en un par de ocasiones unas bifurcaciones en apariencia inexistentes. Sin hacerles mucho caso, seguí el caminillo junto a la acequia que, a veces, corría al aire y, otras, entubada. Tras cruzar un modesto torrente, pegado ya al cauce, encontré un bloque de roca taponando el paso, al encaramarme al mismo,...

... me encontré ante un segundo peñasco, de algo menos de dos metros, vertical pero preparado para superarlo. Estos son los dos únicos obstáculos de la ruta.

Enseguida, llegué a la toma de aguas de la acequia, donde dos marcas de pintura señalaban el arranque, a la izquierda (SO), de una senda borrosa que remontaba el pinar. Hay que poner algo de atención pero el caminillo se sigue.

Tras un tramo de acercarme y alejarme del cauce, supongo que buscando el mejor paso, crucé un segundo chorro antes de salir de los árboles, encontrándome frente a una ladera de variado matorral, bastante cerrado, del que sobresalían unos llamativos canchos. Estaba al pie de la arista NE de la punta más alta de la Loma del Picaño y llevaba remontado medio valle, lo que me había costado un par de horas.

Aquí el trazo prácticamente se perdió y ya no volví a ver pintura. A cambio, algunos hitos, escasos pero útiles, aparecían para ayudar a buscar, más que trazo, los puntos de mínima resistencia del matorral que, por fortuna, no pertenecía a especies espinosas. El valle es tan cerrado y revirado que, incluso al cruzar el contrafuerte, no se veía muy lejos. Atrás, destacaba el Pico de las Huelgas como única referencia.

Delante, se iba viendo asomar la Cuerda de las Mesas sobre el matorral que debía atravesar (para hacerse idea, el trazo va por el hueco entre los dos arbustos florecidos).

Bajé y vadeé el arroyo que baja de la Fuente del Agua Fría y empecé a ver, a mi altura y al otro lado del valle, los riscos cimeros de la Cebosa.

Poco después del cuarto cruce de torrente, salí a un terreno algo más despejado y elevado, que permitía algo más de visión atrás: junto al Pico de las Huelgas, la cima principal del Picaño asomaba sobre el roquedo de la arista que había traspuesto antes.

De ahí, una bajada corta pero intensa me dejó junto al cauce del Berbellido. Lo crucé, teniendo que mojarme los pies, y remonté un trazo terroso que había al otro lado.

Justo al salir de los árboles, dando vista a la ladera que acababa de dejar,...

... un hito y un hueco en los matorrales de la izquierda (N) me indicaron el sitio para seguir remontando el valle, ahora por su ladera oriental.

Enfrente, me llamó la atención la forma en que despeña en sus metros finales el torrente que baja de Matarredonda.

El trazo estaba prácticamente cerrado la mayor parte del tiempo y tenía que irme abriendo el paso apartando los matorrales, afortunadamente blandos. En la vertical de la cumbre de La Cebosa, tuve que ganar algo de altura por el espolón a mi derecha (NE) para evitar un corte del terreno. Luego, a la altura de unas rocas, volví a retomar la dirección norte para seguir remontando el Berbellido.

Como era la tónica, seguía viendo sólo un pequeño segmento del valle.

Cuando apareció la Buitrera de los Lobos, el barranco se estrechó aún más y la ladera se tornó escarpada. De nuevo ayudado por un par de hitos, pasé aprovechando unas terrazas herbosas. Tras ese paso angosto,...

… al abrirse, el terreno dejó ver el arranque de la Cuerda de las Mesas entre los dos brazos que se unen en el Berbellido. 

Poco después, di con una senda mejor, que coincide con el trazado de la Acequia de la Sierra, que recorre la vertiente este del valle del Berbellido pero que, no pasando cerca de Bocígano, no me hubiera servido de aproximación. Pronto llegué a la confluencia, desde donde podía ver el arranque de la Cuerda de las Mesas, empinado pero sin obstáculos. Distinguí también unas bandas de hierba que me facilitarían el paso de la parte más baja, donde aún persiste el matorral. 

Por otro lado, el anónimo arroyo occidental aparecía cerrado y lleno de vegetación. No parece muy buena subida. Y tampoco el camino por el propio Río Berbellido parecía mucho más despejado, lo que me terminó de decidir a subir directo por el espolón.

Al poco de pasar la confluencia, giré a la izquierda (O), dejando el camino para bajar por una empinada ladera de matorral y vadear el cauce. Al otro lado,...

… continué unos metros en la misma dirección, por matorral espeso pero blando, hasta que al doblar un morro,...

… se abrió a la derecha (NO) un pasillo de hierba que cortaba el matorral hacia el crestón que marca la arista. Por ahí comencé entonces a remontar la Cuerda de las Mesas, por un terreno que se presentaba empinado pero despejado y libre de obstáculos.

A los lados se iba abriendo el panorama: a la derecha, la cresta del Pico del Rayo y,...

… a la izquierda, Cabeza Pinillo, tras la que empezó a asomar el Cerrón.

El terreno se fue volviendo más rocoso y menos vegetal a media que ganaba altitud. Pronto, a mi espalda, se descubrió casi todo el tramo del Berbellido que había recorrido, encajado entre la Cebosa y el Picaño y con la Sierra de la Puebla al fondo, donde destacaba la Tornera, su mayor cumbre.

Pronto llegué a un pico aparente, en realidad un hombro situado hacia la cota 2.050.

Desde el mismo, el Cerrón se veía ya casi completo. Al otro lado,...

… sobre la Loma del Rocín, aparecieron las cumbres orientales del macizo: el Alto Rey y el Ocejón. Y… 

… delante, ya cerca, al otro lado de un pequeño lomo, la Buitrera de los Lobos, único punto de esta cuerda con nombre.

Antes de llegar allí, ya comenzó a ser visible el Pico del Lobo.

Desde la Buitrera de los Lobos, el Cerrón ya mostraba toda su vertiente nororiental completa, entre…

… la Loma del Picaño y, más lejos, la Sierra de la Puebla, con la Tornera y la Peñacabra destacadas, y…

… la Cuerda de las Cebolleras, tras la que llegaban a distinguirse borrosas las crestas del Guadarrama.

A partir de la punta meridional, y más alta, de la Buitrera de los Lobos, la cuerda se tiende hasta llegar al pie de cumbre.

El Pico del Lobo se yergue al acercarse, mostrando un aspecto inesperadamente agreste.

Ya en la cumbre, al sur el valle del Berbellido queda oculto por la Cuerda de las Mesas.

Al sureste, la vista llega al Alto Rey y el Ocejón.

Al noreste, la Buitrera, nebulosa, más allá de las Peñuelas.

Al norte, la meseta se veía difuminada por la bruma y una lejana cortina de lluvia.

Dejé la cumbre bajando al oeste para tomar el camino que recorre la vertiente sur de la Cuerda de la Pinilla, tras la que se veía el Tres Provincias y más lluvia, que terminaría alcanzándome mientras rodeaba el Cerrón.

Mientras faldeaba los riscos, pasé sobre la cabecera del brazo occidental del Berbellido, que se presentaba aquí como un ancho tubo herboso, muy cómodo y bonito. Lástima que cerca de la confluencia el matorral se cierre así. Habrá que explorarlo en todo caso.

Llegando a la punta más occidental de la Pinilla, marcada en el mapa con una cota de 2.224 m, al pie del cancho cimero, dejé el camino por una senda a la izquierda (SO). Su arranque está marcado con un par de hitos y, por ella, emprendí una travesía en diagonal descendente por la ladera...

… directamente hacia la collada en la arista sur del Cervunal llamada Majada de los Carneros.

Durante esa bajada, disfruté de una hermosa perspectiva de la parte alta de la Cuerda de las Mesas, entre el Pico del Lobo y la Buitrera de los ídem.

Por la Majada de los Carneros, pasa una pista que tomé a la izquierda (S), dirigiéndome hacia el Cerrón, aunque no pensaba subirlo pese a su cercanía, con la tarde poniéndose lluviosa y poco agradable. Atravesando la vertiente oriental del Alto de la Majada de los Carneros,...

… pasé frente la parte baja del brazo occidental del Berbellido, distinguiendo al fondo la confluencia bajo la Cebosa.

Llegué a un segundo collado, el de Canchos Buenos, desde donde hay también una bonita vista panorámica del Pico del Lobo entre las cuerdas de la Pinilla y las Mesas. Al otro lado,...

… apareció la Cuerda de la Cebolleras, más allá de la Loma Mediana, que separa los ríos del Horcajo y el Ermito.

Desde ahí, la pista continua atravesando la vertiente oriental del Cerrón. La cumbre queda cerca por el lomo y, en un día más agradable me podría haber planteado crestearlo, lo que no creo que incrementara la duración del recorrido en más de 45 minutos.

Al pasar por el lomo que cae justo al este de la cima,...

… me volví para echar una última ojeada al Pico del Lobo, que asomaba por Canchos Buenos.

A continuación continué con el flanqueo. Bajé un poco, hasta una bifurcación, en la que seguí por la izquierda (SE) para volver a remontar la ladera y...

… pasar a la otra vertiente. Apareció entonces la cumbre del Cerrón y la pista me llevó a dar un breve rodeo al norte, tras el cual tomó de nuevo… 

… dirección sur para ir hacia el Collado de Ortigosa, dominado por la Loma del Picaño. De nuevo cambié de vertiente de vertiente para…

… rodearla por el oeste, camino ahora del Santuy. O, mejor dicho, del…

… Collado de la Calahorra, que se abre al pie del mismo. Allí hay un cruce, donde giré a la izquierda (NE), para descender,...

… bajo la cresta del Picaño, por la pista que sigue el curso del…

… Arroyo de las Canalejas, que me llevaría de vuelta a Bocígano. Al fondo del valle, pese a la atmósfera empañada por la lluvia fina que seguía cayendo, se distinguían sobre la Loma de la Dehesa, el San Cristóbal, la Cabeza de Viejo y la Centenera.

Al pasar a la vertiente izquierda del barranco, el Santuy muestra un perfil algo distinto al habitual.

La pista, siempre amplia y cómoda, desciende suavemente, alternando tramos boscosos con…

… otros más despejados, desde donde también vi asomar ocasionalmente el Ocejón.

Tras dejar de lado un carril de cemento que baja a la derecha, el camino me llevó a dar un rodeo al norte para cruzar un arroyo que baja del Picaño.

Al salir del mismo y retomar la dirección este, pasé por los Corrales de Canalejas y aparecieron prados cercados a los lados: iba llegando al final. También los robles sustituyeron a las hayas al perder altitud.

Después de cruzar un segundo arroyo, el camino ganó un poco de altura para trasponer un espolón. Volviéndose en la misma curva, hay una bonita vista de este valle, dominado por el Santuy y el Picaño.

Poco después, desemboqué en una carretera. A la izquierda, por delante de la picuda Cabeza de Cabida, se veían unos tejados cercanos: Bocígano. Para llegar al pueblo, tomé la carretera a ese lado (NE) y, en pocos minutos, entraba en el casco urbano y llegaba a la Plaza de la Iglesia. 

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