Pic du Canigou (2.784)

ASCENSIÓN DESDE EL REFUGIO DE MARIAILLES

POR LA CHEMINÉE Y RETORNO POR EL REFUGIO DE BONNE AIGUE

El Canigó es cumbre del Pirineo donde se manifiesta la alta montaña más al este. Se trata de una gran pirámide rocosa de aristas recortadas que se alza en el encuentro de varios cordales, no tan accidentados, pero también altivos y agudos. La belleza de este conjunto se ve realzada por el contraste con las montañas cercanas, también hermosas, pero de un carácter mucho más verde y amable. Este pequeño edificio alpino culmina unas laderas cubiertas de prado y bosque y recorridas por torrentes, abiertas entre los agrestes contrafuertes que caen de la cresta. En fin, un pico aislado que culmina una montaña de tal altivez que no es de extrañar el carácter sagrado que le atribuyeron los habitantes de la región.

La excursión combina la ruta de La Cheminée, la más habitual de la vertiente suroeste y cuya denominación se refiere al accidente de ese tipo que permite superar con facilidad la cara sur del pico, tras haber remontado la cuenca del Río de Cady. El descenso lo inicié por la ruta normal, que transcurre por la arista norte, para luego acabar de volver a Mariailles por el itinerario balizado del Tour du Canigou, rodeando la montaña  media altura de su vertiente occidental.

Vertiente sur del Canigou, con la cima dominando el Plan de Cady

SITUACIÓN:

  • Zona: Alto Ripollès - Conflent (Pirineos)
  • Unidad: Massif du Canigou
  • Base de partida: Refuge de Mariailles (Pyrénées-Orientales)

ACCESO: El Refuge de Mariailles está 68 km al NE de Puigcerdá, por Mont-Louis, Villafranca de Conflent, Casteil y el Col de Jou. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen hasta allí en el siguiente link a GoogleMaps.

Cuando realicé esta ruta, aún se podía subir en coche a Mariailles pero la pista de acceso desde el Col de Jou se cerró al tráfico privado en 2020. Andando, lleva aproximadamente hora y media subir y una hora bajar; es decir, que hay que añadir dos horas y media al tiempo total (más paradas), para cubrir el incremento de 10 km de distancia y 650 m de desnivel.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.694 / 2.784
  • Mi tiempo efectivo: 9h36 (desde el refugio)
  • Mi tiempo total: 11h37 (desde el refugio)
  • Dificultades: F+. Trepada de 80 m sobre roca firme con apoyos buenos y abundantes, que empieza muy tendida (I) y se va empinando hasta ser casi vertical en los metros finales (II-); todo el rato y poca exposición.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Géoportail. © IGN 2017

LA RUTA: Salir del Refuge de Mariailles por el camino balizado (GR) que, por el Refuge Arago, alcanza la base de La Cheminée y trepar por ella al Pic du Canigou (F+).

Descender al norte por el camino que sigue la arista hasta el Pic Joffre y luego baja a la derecha (E) hacia Cortalets. Antes, al pasar la Fontaine de la Perdrix, tomar en una bifurcación una senda, igualmente balizada (GR), que sale al NO y va rodeando la montaña por el Refuge de Bonne Aigue y el Col de la Jasse d'En Vernet. Pasada la Jasse de Cady, se desemboca en la senda de inicio que, tomada a la derecha (SE), conduce de vuelta al Refuge de Mariailles.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Excursión larga y variada, con su poquito de dificultad para poner cierta emoción, a la altura de una montaña tan simbólica. La chimenea, además de presentar una dificultad baja y ser poco expuesta, está tan transitada que la roca ha acabado limpia de casi todo lo que se podría caer y con sus aristas suavizadas. El resto del itinerario transcurre por caminos muy pisados y perfectamente señalizados, por lo que su longitud se lleva bien.

Con el acceso al refugio cerrado al tráfico, creo que es conveniente partir la jornada pernoctando en Mariailles. Otra opción es acortar la ascensión, subiendo y bajando por la chimenea: se ahorran diez kilómetros y 500 m de desnivel; prácticamente lo mismo que añade hacer la aproximación andando. Pero creo que, pudiendo, merece la pena dar la vuelta por Bonne Aigue, para disfrutar de la belleza de los parajes que se contemplan durante el trayecto.

RELATO GRÁFICO:

Desde el aparcamiento del Refuge de Mariailles, se veía muy bien el Macizo de Madrès. Más a la derecha, sobre los pinos tras el refugio,...

... me llamó la atención la silueta de una montaña extraordinariamente aguda: así se veía a 40 km el Pech de Bugarach.

Comencé a caminar acercándome al lugar en que se desprende, de la pista que sube de Casteil, la que remonta el vallecito de la Llipodère. Desde ese lomo, desde el que se aprecia el barranco de Cady rodeado de las crestas mayores del macizo, sale a la derecha (SE),...

... una senda que diverge por la izquierda de la segunda de las pistas señaladas. De todas formas, varios carteles al Canigou, “le Pic”, el Refuge Arago, etc. La senda empieza en ligero descenso, entra en el bosque...

... y, tras cruzar el torrente de Llipodère, recupera altura y...

... sale del arbolado en la vertiente meridional del valle de Cady, a la vista de los característicos canchos que dominan el estrechamiento del barranco.

Enfrente, bajo el Pic Quazemi, el terreno abrupto y boscoso queda interrumpido por un rellano empradizado; se trata de la Jasse de Cady, bordeando la cual iba más tarde a volver después de rodear el Canigó tras bajar de la cumbre.

La senda, siempre en estupendas condiciones, incluso al paso por alguna pedrera, remontar el valle suavemente, alternando tramos por bosque y otros entre hierba y matorral.

Al rato, crucé el río y, ya en la vertiente derecha,...

... me encontré en un cruce. Atendiendo a unos carteles que indicaban el Canigó, giré a la derecha (E) y continué la remontada.

Al suroeste, cuando los árboles lo permitían, podía ver el Puig de Bastiments y sus satélites.

Enfrente, el Pic des Gourgs y el Puig de la Roja. Salí definitivamente del arbolado al doblar un recodo...

... muy cerca del Refuge Arago. Allí también apareció el Pla de Cady, en parte alta del valle, dominado por el Puig Sec.

Más arriba, se descubrió la Portilla de Leca, entre los picos del Roc Negre y Tres Vents.

Pronto se fue adivinando el hueco de la Conque du Pic en la ladera izquierda y asomando la cima del Barbet. Antes de entrar en el mismo, la senda me hizo dar un rodeo por la derecha.

Al tomar distancia, apareció el Canigó en el fondo de su circo. Luego, el camino giró a la izquierda y emprendió una larga remontada en diagonal.

Con la altura, adquirí una bonita perspectiva del Pla de Cadi dominado por las cimas del núcleo meridional del macizo, del Tres Vents al Sept Hommes.

Bajo la Porteille de Valmanya, dejé a la derecha un desvío que asciende a la misma, mientras que el Canigó...

... se veía ya cercano, en el extremo de la cresta de Quazemi.

Sobrepasado el pico de Barbet, toqué la cuerda en la Brecha Durier, a través de la cual contemplé la impresionante cara norte de aquél.

La vista al sur era impresionante. En la verde ladera del Puig Sec y en el Pla de Cady se apreciaba el trazo de la senda por donde había llegado, con el fondo conocido del núcleo del Tres Vents.

Delante tenía ya el acceso a La Cheminée, que así llaman a...

... el pasillo rocoso que aborda la pirámide cimera del Canigó por la derecha, haciendo relativamente fácil alcanzarla.

Al irme acercando, mejoró la perspectiva sobre la cresta de Quazemi.

También, atrás, hacia la cresta que va del Barbet al Tres Vents.

La chimenea comienza con una placa inclinada, donde al principio no es imprescindible apoyar las manos, aunque sí cómodo (I), y cuya pendiente...

... fue aumentando paulatinamente durante unos 60 m de desnivel.

No sólo la roca es segura y está llena de apoyos; además, había abundantes marcas amarillas señalando lo más fácil de lo fácil.

En los 20 m finales, el terreno es ya casi vertical pero en gradas, muy fáciles de trepar (II-) y con poca exposición.

Y así se alcancé la cumbre del Canigó por la chimenea que, vista desde arriba, sí que aparenta una fiereza de la que carece.

Levantando la vista, al sureste se levanta la alargada cresta del Barbet.

Girando a la derecha, al sur el resto del macizo se comba en torno al Pla de Cady.

Al suroeste, la cresta de Quazemi, con el brumoso fondo de las montañas del Ripollés.

Al noroeste, el terreno se desploma por el barranco de Saint Vincent hacia Vernet-les-Bains. Al fondo el Macizo de Madrès casi no se distinguía a la sombra de las nubes.

Al norte, el Canigó proyecta una cresta afilada pero suave y regular. Por ella iba a comenzar la bajada, pues iba a regresar a Mariailles rodeando por el norte y oeste el macizo. Para empezar, tomé una senda que, balizada de amarillo, desciende en lazadas por la vertiente occidental de dicha cresta para luego...

... seguir su flanco en una larga y tendida diagonal. Curiosamente, el camino está jalonado por unas estacas metálicas que marcan la altitud.

Llevaba a la izquierda la profunda cabecera de Saint Vincent. Más tarde, atravesaría en sentido contrario ese rellano que tenía debajo, hacia el Col de la Jasse d’En Vernet, también visible en la cresta de detrás.

Al tomar distancia y volverse, el Canigó medio oculto por la arista ofrecía alguna buena perspectiva.

Alcancé la cuerda en el llamado Pic Joffre que, la verdad, no acierto a ver.

Desde allí me despedí de la cumbre antes de...

... cambiar de vertiente. Al norte, más allá de una última estribación, se extendía el valle de Conflent.

El camino me llevó a perder altura en un par de lazadas antes de llegar a la Fontaine de la Perdrix. Poco metros más adelante, un poste metálico señalaba...

... la salida de un desvío a la izquierda (N), indicando que se trataba del GR10 y va a Mariailles. Lo tomé para no abandonarlo ya hasta el final.

Al principio, la senda me llevó en suave descenso en diagonal al noroeste entre un colorido matorral.

A la derecha, llegaba a ver Prades más allá del picacho que remata una estribación. Lo que no llegaba a verse ese día, con la bruma, es el mar.

Luego, fueron menudeando los pinos mientras recorría la vertiente oriental de la cresta, hasta que...

... cambié de flanco y...

... de dirección, con la ladera, al suroeste. Una diagonal igualmente suave, ahora a través de una empinada pradera, me llevó al abrigo pastoril de La Casteille. A partir de allí,...

... entré en un denso bosque y el descenso se hizo más empinado.

La senda desembocó en una pista forestal, amplia y en buen estado, pero con aspecto de poco uso. La tomé a la izquierda (E) y,...

... al cabo de un momento, al doblar un espolón y entrar en la cuenca de Saint Vincent, dejé a la derecha y...

... unos metros más abajo, el Refugio de Bonne Aigue.

Al otro lado del valle, veía la cresta de Quazemi y, en ella, el Col de la Jasse d’En Vernet, al que me dirigía para retornar a la vertiente de Cady. Incluso, a la izquierda de la horcada y también más abajo, llegaba a distinguir el trazo de la senda en el verde oscuro de los pinos.

En la parte baja de esa arista, me llamaron la atención los canchos que sobresalían del bosque.

Y es que la zona abunda en ellos; la propia pista pasa al pie de un par de ejemplos notables.

Poco rato llevaba llaneando por ella, cuando alcancé, en la primera curva cerrada que hace el carril, la salida de una senda balizada a la izquierda (SE).

Tomándola, comencé a rodear la cabecera del valle. El caminillo es estrecho pero muy claro y bien acondicionado, de modo que el paso resultó cómodo incluso por los lugares más abruptos.

Traspuse varias torrenteras que dan origen al Río de Saint Vincent, como ésta del Roc des Isards.

Mirando a la derecha, veía el barranco caer a plomo hacia un valle oscuro donde poco llegaba a distinguirse.

Al otro lado, hacia arriba, la visión de la cresta era más clara, aunque la perspectiva no dejaba distinguir con claridad la cumbre del Canigó.

Eso si las nubes no la tapaban, claro; pues éstas subían y bajaban sin cesar. Tras cruzar el llano cabecero del barranco, la senda me llevó a remontar la boscosa ladera de Quazemi.

La densa vegetación dejaba poco que ver pero el entorno era bonito.

Sólo ocasionalmente se abría arbolado y veía la otra vertiente del barranco de Saint Vincent; como aquí, en que se apreciaban las lazadas de la pista de Aigues Bonnes.

Al llegar al Col de la Jasse d’En Vernet, conviene encaramarse a un pequeño montículo junto al camino, pues...

... proporciona el pequeño desplazamiento necesario para, a través de los árboles, contemplar la cima del Canigó. Lo que no evita es que una nube se empeñe en agarrarse precisamente ahí.

La senda pasa por ahí a la vertiente de Cady, donde aún se mantendría un rato en liviana subida.

Enfrente, el panorama hacia la zona Pic des Tres Estelles era poco alentadora. Pero, aunque me estuvo amenazando lluvia durante toda esta parte de la excursión, finalmente no me mojé. Parece que esta vertiente del Canigó fue una isla de calma.

Caminando a través del empinado bosque,...

... iba cruzando barrancos y espolones. En éstos se interrumpía el arbolado, como en éste donde, al mirar atrás, pude ver la Roc des Bassoues, cercana al Col de la Jasse d’en Vernet y de la cual cae una bonita arista de roca.

Al pasar a la vertiente de Moura, reconocí abajo algunos roquedos y...

... en efecto vi al poco entre los árboles el cruce de Mariailles de donde había salido. A poco más de un kilómetro en línea recta, aún tardaría casi dos horas en llegar.

Pues antes, siempre a través del bosque, debía acabar de rodear esta cuenca de Moura y doblar el Col de Segalès para entrar en la vertiente de Cady. Todo ese tramo fue a través de bosque, que se abrió sólo...

... al pasar por la Jasse de Cady, al fondo de la cual se veía la cresta de Sept Hommes.

De vuelta bajo los árboles, llegué al conocido cruce de sendas, donde en esta ocasión proseguí recto (SE) para...

... bajar a cruzar el Río Cady y descender su curso por la vertiente izquierda. No tardé en reconocer los canchos que dominan Mariailles y,...

... por terreno conocido, llegar al refugio, principio y fin de la ruta.

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